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Capítulo 9

Kim cumplió su palabra y lo llevó al Coliseo al día siguiente. Habían despertado temprano, así que el calor no estaba en su máximo apogeo todavía; Kim creyó que era lo ideal, de esa manera evitarían el clima aterrador y los cientos de turistas que podrían aparecer un poco más tarde.

Así pues, después de desayunar un delicioso desayuno mediterráneo y llenarse la piel de protector solar, Kim lo tomó de la mano y lo llevó fuera del hotel. Abordaron un taxi y Kim hizo uso de su italiano una vez más para indicarle la dirección al conductor -KyungSoo no escondió su satisfacción por el acento y Kim no hizo nada para enmascarar su propio orgullo-.

Llegaron con buen tiempo al Coliseo y, como JongIn lo había previsto, antes de que estuviera demasiado lleno para ser agradable.

Pasearon libremente y KyungSoo permitió que Kim le tomara algunas fotos, le retocó el protector solar entre risas y luego fueron a almorzar cuando llegó la hora.

Caminaron por las calles llenas, brillantes y hermosas y KyungSoo se maravilló con cada pequeña cosa nueva que encontró en su recorrido. Compró un par de recuerdos para BaekHyun y tomó fotos del paisaje -y cuando Kim se distraía lo suficiente, de él también-.

Fue un día increíble, productivo y fantástico. Definitivamente resultó ser de más ayuda que haberse quedado viendo televisión en su departamento mientras se llenaba con nachos y comida grasosa.

KyungSoo fue feliz. Con esta experiencia, él sintió que lo había ganado todo en esta vida, y eso se lo debía a JongIn.

Agradecido y conmovido mientras se encontraban de camino al hotel en un taxi, KyungSoo lo tomó de la mano y le dio una sonrisa mucho más suave y cálida de las que había estado formando durante el día.

ㅡMuchas gracias por esto; significa mucho para mí que me apoyes de esta manera.

Kim le devolvió la mirada y devolvió el apretón de su mano con gentileza.

ㅡNo sé de qué hablas, solo hemos dado un par de vueltas en los alrededores.

KyungSoo rió inevitablemente, sabiéndolo mejor, y le golpeó el brazo antes de negar y fijar su vista en la ventana del taxi. No dijeron nada más, sus manos se mantuvieron juntas y el correr de las casas y los árboles complementaron el agradable momento.

Una vez en el hotel, se dirigieron a sus habitaciones para una ducha y acordaron reunirse nuevamente para disfrutar de los servicios de spa y relajación. Era una opción jugosa y llamativa y KyungSoo no estaba dejándola a un lado. ¿Cómo podría? Estaría demente si tuviera que volver a Corea sin disfrutar de un delicioso masaje en un hermoso lugar de Italia.

Entonces él se dio un baño bien merecido, se puso un conjunto ligero y se reunió con Kim cuando este le envió un mensaje diciéndole que estaba listo.

Viajaron en el elevador con tranquilidad, los brazos rozándose constantemente y un aura de complicidad rodeándolos. Su jefe dio un paso adelante cuando llegaron al piso indicado y lo guió por los pasillos fascinantemente iluminados, limpios y espaciosos.

Finalmente divisaron el centro de spa. Kim, con su irresistible y cautivador acento italiano, solicitó un espacio privado para dos personas, dos masajistas masculinos y un par de masajes descontracturantes; luego de concertar todo fueron conducidos por una asistente sonriente e increíblemente rubia y estilizada que impactaría a cualquier hombre coreano heterosexual.

Al llegar a la sala, la rubia sonrió y señaló las camillas.

ㅡLos masajistas estarán aquí en un minuto, mientras tanto, quítense la ropa y acuéstense en la camilla únicamente con su ropa interior, por favor ㅡindicó con tono profesional y sus ojos verdes se enfocaron con interés en Kimㅡ. Espero que disfruten nuestros servicios.

KyungSoo asintió y la miró marchar fuera de la sala. Una vez solos, se volvió para observar a su jefe y parpadeó torpemente al verlo quitándose la camisa, parches inmensos de piel deliciosa y bronceada apareciendo rápidamente para él.

Tragó en seco y se obligó a moverse también, deshaciéndose de su propia camiseta con movimientos más torpes e inseguros de lo que deberían haber sido inicialmente.

ㅡA ella le gustaste ㅡdijo mientras doblaba la prenda y hacía todo lo posible por no mirar el pecho desnudo del mayorㅡ. Es una mujer muy atractiva y, además, habla coreano.

Kim tarareó sin comprometerse demasiado, y eso fue todo; no dijo nada al respecto. Curioso, KyungSoo miró en su dirección y lo encontró quitándose los pantalones. Dios.

No debería haberlo hecho.

Kim era un hombre escultural, fuerte, de aspecto delgado y músculos definidos. Era atractivo, masculino y viril. Sus pezones cafés parecían especialmente deliciosos y no había vello en su pecho, pero sí un suave rastro en su bajo vientre que se perdía bajo la cinturilla del boxer. Estaba exquisitamente definido y, mierda, él quería probarlo.

Sonrojado hasta el cuello, KyungSoo se obligó a enfocarse en su rostro.

Otro error.

Los ojos oscuros de Kim ya lo observaban, fijos, intensos. Recorrieron su torso con el mismo interés devastador que KyungSoo había utilizado para mirarle, se enfocaron por un momento en su cuello, clavículas y pezones erectos y luego le devolvieron la mirada con la mandíbula ligeramente endurecida.

Sintiendo la imperiosa necesidad de cortar aquello antes de hacer una locura, KyungSoo carraspeó, desvió la mirada y dejó la camiseta a un lado para quitarse el pantalón deportivo.

ㅡPensé que la querrías en tu lista privada. Ha pasado un tiempo desde que te acostaste con alguien y ella definitivamente sería una mujer que habrías querido que invitara a tu cama hace tres meses.

ㅡSí, es algo que hubiera hecho para ese entonces ㅡrespondió con seguridad y KyungSoo volvió a mirarlo, esta vez enfocándose única y exclusivamente en su rostroㅡ.

ㅡ¿No ahora?

Kim lo miró por un momento, inmutable y firme, y luego le aseguró:

ㅡNo es algo que me interese en este momento.

KyungSoo sintió el conocido calor agradable y satisfactorio en su pecho y cómo su corazón comenzaba a latir rápidamente, notablemente emocionado en su interior. El sonrojo no desapareció, incluso cree que se extendió un poco por su cuello y pecho, y fue tan bueno: la emoción, la implicación, su honestidad.

Le revolvió el estómago y apretó todos los botones correctos en su interior.

La puerta de la sala se abrió y dos masajistas entraron con sonrisas amables. Eran altos, medianamente musculosos y parecían estar lo suficientemente seguros de sí mismos como para dar la impresión de ser eficientes.

Oh, ¿aún no se han quitado la ropa? ¿Volvemos en un momento más?

ㅡNo es necesario, casi terminamos.

KyungSoo no necesitó saber italiano para entender lo que estaban diciendo, así que terminó de quitarse el pantalón y se acostó en la camilla sin echarle un último vistazo a Kim o al par de hombres recién llegados.

Con la cara enterrada en la almohadilla, él podría deshacerse de su agitación y del intenso revoloteo en su estómago.

Por fortuna, el masaje realmente lo ayudó a olvidarse de sus preocupaciones y la presión en sus hombros y espalda.

Su masajista tenía manos mágicas, seguras y fuertes. Presionó sus músculos de forma correcta y satisfactoria, abarcó gran parte de su espalda con sus antebrazos y aflojó y relajó su cuerpo con sus puños cerrados viajando sobre él con un ritmo constante, suave y firme.

KyungSoo sintió como toda su mierda finalmente lo dejaba a un lado, como su cuerpo se convertía en un charco sobre la camilla y sus hombros se deshacían en las palmas calientes y aceitadas. Y eso trabajando en conjunto con la música instrumental y el incienso dulce le dio todo lo que necesitaba para relajarse y medio dormitar en su lugar.

En ese punto no le avergonzó gemir cuando la presión le parecía especialmente buena o tararear cuando los nudos desaparecían de su cuerpo. Estaba tan bien tratado y cuidado que su timidez al respecto simplemente se evaporó.

Finalmente, cuando todo terminó, suspiró largamente y se hundió un poco más en la camilla mientras reunía las fuerzas necesarias para incorporarse. No hubo prisas, así que pudo tomarse su tiempo en ello. Continuó disfrutando de la música, de la comodidad de la camilla y su nuevo estado de relajación absoluto, y mantuvo sus ojos perfectamente cerrados en todo momento.

Fue cuando escuchó el movimiento a su lado cuando finalmente abrió los ojos y encontró a Kim levantándose con una expresión completamente cerrada. Fue extraño, porque no se suponía que debía encontrar aquello luego de un masaje tan bueno, pero entonces bajó un poco la mirada y ahí encontró el problema.

Había una erección enorme creando un bulto sugerente y completamente delicioso en el interior de su boxer negro.

KyungSoo parpadeó, un poco perdido, y volvió al rostro de su jefe de inmediato.

ㅡ¿JongIn? ¿Qué...?

ㅡNo es necesario que digas nada, no te preocupes. Es perfectamente normal en estas situaciones. Me encargaré de ello ㅡaunque sus palabras fueron un poco bruscas, no lo fue su tono. Se mantuvo perfectamente cordial y amable con él en todo momento y eso le hizo sentir un poco de calmaㅡ.

Sus oscuros ojos se encontraron con los suyos por un momento y luego de soltar un bajo "ya vuelvo" con sus pantalones y camiseta colgando en su hombro, desapareció tras una de las puertas privadas de la habitación.

KyungSoo no pudo volver a relajarse después de eso. Fue imposible al ver aquello, al pensar en lo que Kim estaba haciendo al otro lado de esa puerta, lo que le había hecho sentir y la última mirada que habían compartido. No, no pudo.

Entonces se levantó lentamente, se colocó su camiseta y los pantalones deportivos, los calcetines y los zapatos y se sentó en la camilla mientras esperaba a que Kim regresara.

Cuando lo hizo, su jefe parecía nuevamente relajado; con la mandíbula ligera, los hombros rectos, aunque no tensos, y una postura elevada, completamente seguro de sí mismo; Kim JongIn volvía a ser un dios del control.

KyungSoo tuvo que tomarse un momento para apreciar las vistas y suspirar como un idiota.

ㅡPodemos ir al restaurante esta noche. Habrá una cena con algunos empresarios que permanecen en el hotel y será bueno que nos vean entre ellos.


KyungSoo asintió por inercia, aún encandilado, encantado como muy pocas veces se había encontrado, y emocionado por algún motivo. Su ritmo cardíaco estaba acelerado y sentía la piel caliente, hormigueante ahí donde la ropa le rozaba. Trató de tragar saliva y se sorprendió al encontrar su boca seca.

Kim pareció notar su desequilibrio y no dudó -ni tardó- en recorrerlo con la mirada. Lo observó completamente, desde el cabello, viajando por su cuello sonrojado, su pecho, cintura y caderas, muslos y pies, y luego se centró en sus ojos, directo, como una flecha indomable dispuesta a dar en el blanco.

Kim metió sus manos en sus bolsillos y su amplio pecho se vio abrazado apretadamente por su camiseta. KyungSoo encontró un par de pezones empujando la tela y la definición perfecta de sus pectorales bien formados. En su bajo vientre se desarrolló un curioso cosquilleo.

ㅡNo deberías mirar a un hombre de esa manera, KyungSoo ㅡmurmuró JongIn en un tono atrayente, bajo, ligeramente oscuro, y KyungSoo se estremeció ante la pronunciación sensual y sugerente de su nombreㅡ.

Se obligó a enfocarse en su rostro y sus manos se aferraron a la camilla a cada lado de su cuerpo.

ㅡ¿De qué manera? ㅡpreguntó, y no se molestó demasiado por el hecho de que su propia voz se notó afectada, debilitada por su imagen y por todo lo que Kim JongIn podría representarㅡ.

ㅡNo es necesario que lo diga, lo sabes.

No respondió esta vez, pero la implicación fue obvia y el duelo de miradas permaneció.

KyungSoo sintió como el espacio de la sala se reducía para atraparlos a ambos en un aura densa, eléctrica y calurosa, como su cuerpo reaccionaba a la mirada de Kim, a su aspecto duro y viril y su masculinidad ardiente. No había esperado que algo así ocurriera después de relajarse tanto luego de un masaje bien merecido, pero estaba pasando y él no podía hacer nada para detenerlo. Tampoco quería hacerlo.

Sin embargo, no sucedió nada más. Pronto la puerta fue tocada y la voz de la recepcionista llenó sus oídos al preguntar si estaban bien, que pronto necesitarían desalojar la sala para abarcar más pacientes. Entonces el hechizo se rompió y pronto se encontraron dirigiéndose a la puerta, nuevamente gravitando cerca del otro mientras se encaminaban hacia el elevador.

Estar en él resultó ser una tortura. Había más huéspedes viajando con ellos y el aire crepitante entre ambos se intensificó aterradoramente. KyungSoo giró el rostro y se encontró con la mirada fiera de su jefe sobre él, desordenada y ardiente como era costumbre, mientras su mandíbula se apretaba sensualmente.

Se lamió los labios y las orbes oscuras de enfocaron en ellos por un lapso de tiempo aterradoramente largo, y cuando pensó que él lo besaría, las puertas se abrieron y tuvieron que salir.

ㅡ¿Está bien si vamos al restaurante a las siete?

ㅡSí, ponte algo formal.

KyungSoo asintió y se apresuró a entrar en su habitación, cerró la puerta y exhaló pesadamente.

Él debería haberse sentido mortificado al notar un bulto en sus pantalones cuando bajó la mirada.

. . .

Afortunadamente tuvo tiempo para calmarse, resolver su porquería y alistarse antes de ir al restaurante.

Kim le había enviado un mensaje diciéndole que ya se encontraba allí con algunos socios y la ubicación de la sala privada a la que debía dirigirse.

Así pues, luego de una última mirada en el espejo para cerciorarse de que todo estaba en orden, abandonó su lugar seguro en su habitación y se condujo hacia el piso inferior para encontrarse con Kim.

Sonrió y asintió a algunas personas que encontró en su camino y suspiró con alivio cuando pudo llegar a su destino sin tantas preguntas incómodas debido a su su desastroso inglés.

La sala privada era lujo, exclusividad, música en vivo y personas despampanantes. Era exactamente todo lo que esperaba encontrar y por eso KyungSoo no pudo sentirse realmente asombrado; es algo que trabajar para Kim había causado en él: de pronto, todas las cosas que deberían resultar sorprendentes y maravillosas perdían su brillo y sentido para volverse algo que formaba parte de la rutina.

Porque no existía algo más increíble y despampanante que JongIn.

Y hablando de él... KyungSoo tenía problemas para encontrarlo entre tantas personas.

Con el ceño ligeramente fruncido, KyungSoo comenzó a buscarlo entre la multitud. Se topó un par de veces con alguien que quiso invitarle un trago -declinó amablemente- y con muchos vestidos largos que debía esquivar. Finalmente, junto al ventanal que daba una vista hermosa de los jardines iluminados y los árboles bien cuidados, KyungSoo encontró a JongIn.

Suspiró con alivio y se encaminó hacia él con paso rápido. Kim vestía un traje completamente negro, sin corbata, y sujetaba una copa de champán en la mano. Estaba bien peinado y mantenía su característica postura dominante sin fallos.

KyungSoo no pudo evitar sonreír mientras se acercaba y finalmente se posicionó a su lado.

ㅡ¿Estabas aburrido sin mí?

Kim lo miró y KyungSoo se sintió complacido al notar el relajamiento inmediato y discreto de su cuerpo. Fue un cambio agradable: hombros sueltos, facciones abiertas apuntando hacia él y un mínimo -aunque preciado y significativo- alzamiento en la esquina derecha de su boca.

Su sonrisa se amplió y no se alejó cuando Kim colocó una de sus manos sobre su cintura, un agarre firme que lo mantuvo cerca de él, y su aroma le golpeó directamente, adictivo y exquisito.

ㅡEl ambiente era ciertamente sombrío. ¿Champán?

KyungSoo asintió y Kim le dio su copa llena; no mucho después un mesero llegó con una bandeja cargada y tomó otra para sí mismo. KyungSoo le dio un sorbo y comenzó a mirar a sus alrededores.

ㅡ¿Has hablado con alguien ya?

ㅡQuisiera que no fuera así. He recibido a cinco personas desde que llegué, lo que, sí, es bastante aburrido.

ㅡOh, eso apesta. Pobre de ti ㅡdijo con un tono burlón y Kim apretó un poco más su cintura como amonestaciónㅡ.

Mmmh. Bueno. Debería molestarlo más seguido.

KyungSoo estuvo a punto de decir algo no tan inteligente, así que fue una fortuna que justo en ese momento llegara un nuevo pez gordo interesado en Kim, su dinero y su trabajo para detener sus impulsos. KyungSoo tarareó suavemente, bebió su champán y escuchó con atención.

Como el asistente personal de Kim, era su deber mantenerse atento a todo; de esa forma, él sabría si tendría que arreglar la agenda de Kim nuevamente, abrir espacios en su horario para futuras reuniones o mantenerse atento de las discretas ambigüedades que no les convenían.

No es que Kim no lo notara, lo hacía muy bien, pero KyungSoo había sido entrenado por alguien tan exigente como JongIn, por lo tanto, esto era algo que resultaba ser natural. Fue una nueva adición a su modo de trabajo.

Cuando el señor Hong continuó hablando, y hablando y hablando, KyungSoo se alejó ligeramente del costado de Kim y se puso de puntillas para susurrar en su oído:

ㅡIré al bar; te traeré algo un poco más fuerte porque que lo necesitas. 

Kim respondió con una caricia sutil en su costado y KyungSoo dio un paso atrás, rompió el contacto y se dio la vuelta, extrañando de inmediato su calor.

El bar estaba bastante lleno y las personas en las cercanías eran significativamente más grandes que él, así que fue un poco complicado llegar a la barra rápidamente.

Suspiró cuando alcanzó su cometido y sonrió con alivio hacia el barman, notándolo asiático y dejándose abrazar por la familiaridad que representaban sus rasgos. Este, aparentemente comprendiendo el sentimiento patriótico y nacionalista, le devolvió la sonrisa y se acercó para atenderlo de inmediato.

ㅡRostro, estilo de ropa y peinado estético, pulcro y elegante... todo demasiado coreano. ¿Qué puedo hacer por ti, compatriota?

Sí, esto era casa.

KyungSoo rió y sus hombros se hundieron, comenzando a relajarse mientras iniciaba una conversación con el hombre. 

ㅡNecesito algo que sea lo suficientemente fuerte como para dejar fuera de juego a mi jefe ㅡdijo con diversión y el barman silbó antes de dedicarle una sonrisa conocedoraㅡ.

ㅡTodo un matajefes. ¿Está siendo una bola de excrementos?

ㅡNop, de hecho, quiero rescatarlo de las garras de sus numerosas conquistas empresariales.

ㅡOh, él debe ser algo, entonces.

ㅡHmm, es bastante especial. Por cierto, mi nombre es KyungSoo.

El barman sonrió un poco más amplio y de forma amistosa, y asintió brevemente hacia él.

ㅡSoy Kim WooBin, aunque puedes llamarme "amor de mi vida". Ya preparo tu orden, dulzura.

KyungSoo rió ante su descaro y le miró mientras preparaba el trago para Kim. Hablaron un poco mientras tanto, apenas un par de cosas debido a la alta demanda de los clientes, pero había sido suficiente para mantenerlo de buen humor, entretenido y ajeno al trabajo aburrido por un par de minutos.

Para cuando recibió el vaso con alcohol, KyungSoo se sentía revitalizado, infundado en entusiasmo y dispuesto a continuar escuchando a un montón de hombres limpiando los zapatos de Kim con sus lenguas endulzadas.

Grande fue su sorpresa al descubrir que no solo el señor Hong no estaba, tampoco había otro hombre mayor, trajeado y con aires de suficiencia tratando de conseguir a Kim; en su lugar, KyungSoo dio de lleno con una mortalmente atractiva rubia de piernas kilométricas, pechos impactantes, una cintura pequeña y sugerentes ojos azules cargados con un delineado impresionante.

El vestido rojo entallado, además, la hizo ver aún mas irresistible. Era la imagen de la sensualidad femenina, y ella lo sabía.

KyungSoo parpadeó, sintiéndose un poco incómodo, y disminuyó su ritmo para poder apreciar la escena que se desarrollaba entre ellos.

La rubia obviamente conocía a Kim, y a juzgar por su despliegue de confianza y la cercanía con su cuerpo, esta era intensa e íntima.

Su mano pálida recorría el brazo de Kim con un agarre seguro mientras la otra sujetaba una copa de champán burbujeante. Los labios carmesí sonreían ladinamente y su postura erguida realzó sus pechos.

Estaba lista y dispuesta, y Kim no apartaba la mirada de ella.

Su mano se cerró alrededor del vaso y sus cejas se fruncieron, una llamarada de molestia e incomodidad naciendo en su estómago y creciendo y subiendo por su garganta hasta formar un nudo apretado.

Se olvidó rápidamente del buen humor que había estado sintiendo y en cambio se adentró en su faceta de asistente personal; esto significó mentalizarse y prepararse para concertar una cita sexual para Kim y esa mujer si las cosas continuaban por el mismo rumbo.

"No es algo que me interese en este momento".

KyungSoo bufó para sí mismo al recordar sus palabras. Por supuesto, concertar un encuentro con la recepcionista no era algo que a Kim le interesara, pero eso no tenía por qué extenderse hacia la chica de rojo también.

Sonrió falsamente cuando Kim se percató de su presencia y se situó a su derecha, lo suficientemente alejado de él para que no pudiera tocarlo como lo había hecho al llegar, pero lo suficientemente cerca como para poder hacer su trabajo. Le tendió el vaso lleno y Kim lo tomó sin apartar la mirada de él.

KyungSoo estaba tan enojado.

ㅡAquí tienes. Buenas noches, señorita ㅡdijo con tono profesional, totalmente impersonal, y Kim alzó ligeramente una de sus cejasㅡ.

La rubia, por su parte, sonrió formalmente y asintió hacia él.

ㅡBuenas noches; siento mucho si mi coreano no es tan bueno aún. Soy Elle Coleman... ¿tú...?

ㅡSoy Do KyungSoo, el asistente personal del señor Kim.

Los ojos de Elle brillaron con comprensión y su sonrisa se amplió un poco más, los labios llenos y sensuales siendo especialmente llamativos a la vista. KyungSoo tenía problemas para mirarla directamente.

ㅡOh, eso es maravilloso. Justamente estaba hablando con JongIn sobre reunirnos con fines interesantes y personales, ¿crees que tenga tiempo en su agenda para mí?

El nudo en su garganta se apretó y con él sus manos. Se lamió los labios, sintiendo el rostro comenzando a sonrojarse, y su cuerpo se tensó bajo su traje. Contra su voluntad, él le respondió entre dientes.

ㅡBueno, tiene trabajo que hacer, pero creo que puedo hacer algo por ustedes.

ㅡEso es genial; siempre es bueno recordar viejos tiempos, ¿no es cierto, JongIn? Ciertamente fuimos maravillosos juntos. Formamos experiencias inolvidables y excesivamente placenteras. Es imposible no extrañar a un amante así.

Ah, mierda, estaba tan incómodo y enojado.

KyungSoo podía sentir el calor lamiendo sus entrañas y llenando su piel de un furioso color rojo que exponía sus sentimientos internos: la ira, la frustración y, tontamente, la traición.

Elle ㅡla amonestó Kim con un tono de voz firme, extremadamente serio y cargado de advertenciasㅡ. Es suficiente.

Elle parpadeó y sus ojos azules se enfocaron en KyungSoo por un momento antes de sonreír con ligera tensión en los bordes de sus labios.

ㅡPor supuesto, lo lamento, KyungSoo. No debería haber dicho algo así frente a ti.

No pudo devolverle la sonrisa, demonios, él no era capaz de mantener su fachada por mucho tiempo más. Entonces hizo lo que cualquiera en su situación haría:

ㅡNo se preocupe, voy a retirarme para que puedan hablar con tranquilidad. Señor Kim, llámeme si necesita algo. Permiso.

KyungSoo formó un par de reverencias cortas y huyó del lugar con la barbilla alzada y los labios apretados.

Por supuesto, esto podría suceder. Kim era soltero, le gustaba el sexo y era maldita y endemoniadamente atractivo, ¿por qué no se acostaría con alguien igual? ¿Por qué se centraría en el tonto, pobre, desgraciado e inexperto Do KyungSoo? Él era un estúpido. Era un verdadero idiota, maldita sea.

Pero aún así él no tenía derecho de darme esperanzas. Así que si yo soy un estúpido, él es un maldito imbécil.

Salió de la sala privada con paso rápido y constante y se encaminó hacia el elevador sin mirar a nadie. Su intención era volver a su habitación, tomarse un trago, darse otra ducha y llamar a BaekHyun para maldecir juntos a Kim JongIn. No obstante, un tirón desde su brazo lo detuvo y la fuerza del mismo lo impactó contra un pecho firme y amplio.

KyungSoo sabía quién era sin necesidad de verle, así que su ira aumentó, descontrolada, y no tardó en dar un paso atrás y zafarse violentamente de su agarre.

ㅡ¡¿Qué mierda, Kim?! ¡No me toques!

Pero él no estaba haciéndole caso. Su mano volvió a cerrarse a su alrededor, esta vez anclada a su cadera para acercarlo por segunda vez hacia sí mismo, y KyungSoo no pudo controlar el golpe de molestia que lo invadió en ese momento.

Sin pensarlo realmente, su mano se alzó e impactó la mejilla de su jefe sonora y dolorosamente.

Jadeó con fuerza, con el rostro invadido por la furia mientras miraba el rostro ladeado de su jefe con sus cinco dedos impresos en su piel.

Si fuera un poco más racional, él se habría disculpado de inmediato, pero en esa situación no pudo sentir ni una pizca de vergüenza; solo su molestia y el nudo en su interior fueron relevantes para él.

Kim giró el rostro con el ceño fruncido con fuerza, apretó la mandíbula de una forma nunca antes vista y sus ojos se oscurecieron violentamente. Él era una bestia, era algo que KyungSoo nunca había visto, y, honestamente, no le importaba. No se arrepentía ni le temía. Kim lo había herido y solo eso importaba.

Sin decir una palabra, Kim lo tomó del brazo con dureza, una presión abrasadora, casi dolorosa, y lo arrastró hacia el elevador con rapidez.

La gente a su alrededor se apartó con expresiones sorprendidas y curiosas y aquellos que estaban a punto de meterse en el ascensor desistieron de su intento y les dejaron entrar únicamente a ellos dos.

ㅡ¡Mierda, Kim, déjame en paz! ¡Suéltame ya! ¡¿Estás escuchándome?! ¡Hey!

Kim lo ignoró completamente. Presionó el botón con el número de su piso y las puertas se cerraron de inmediato.

ㅡ¡Kim Jong...!

JongIn lo empujó hacia la pared más cercana, inmovilizó sus manos rápidamente por encima de su cabeza y se inclinó para impactar su boca contra la suya.

KyungSoo no pudo pensar correctamente. Agitado, sintió la fuerza de ese hombre explotando contra él, cómo su cuerpo musculoso lo aprisionaba contra la pared metálica y sus dientes mordían su boca, su lengua lamía sus labios y sus manos se cerraban fuertemente alrededor de sus muñecas.

Gimió, desesperado, y devolvió su beso con la misma intensidad, con la misma fiereza y la misma pasión. Alejado de la racionalidad, solo esto parecía aligerar la carga en su interior, solo esto podría domar las lenguas de fuego nacientes en su vientre.

Separó la parte inferior de su cuerpo de la pared fría y se frotó contra el duro bulto del mayor con desesperación y frenesí. Kim gruñó y chupó su labio inferior, lo mordió y luego invadió su cavidad con su lengua.

Fue una pena que su avasallante beso terminara tan pronto como el elevador les dio aviso de su llegada.

Kim se alejó con la respiración agitada y los labios húmedos y KyungSoo se lamió los suyos, hinchados y hormigueantes. El sabor del licor permaneció en su lengua, un recuerdo sensual y erótico, y el nudo en su vientre se apretó aún más. Le hizo anhelarle.

Los ojos sagaces inundados en lujuria y deseo siguieron el recorrido de su lengua y el agarre sobre sus muñecas se apretó un poco más. KyungSoo gimió el respuesta y su cuerpo se arqueó contra Kim por segunda vez.

ㅡMaldita sea, KyungSoo.

KyungSoo cerró los ojos, presa de sus emociones, y jadeó pesadamente cuando Kim lo tomó en brazos, lo echó sobre su hombro como un jodido costal y lo sacó del elevador justo antes de que se cerraran las puertas.

No dijo nada, no pudo hacerlo cuando todo su cuerpo vibraba con entusiasmo ante lo que vendría a continuación, no pudo cuando sintió una de las manos de Kim dejando un apretón entusiasta en su glúteo antes de golpearlo ruidosamente; no pudo cuando tenía una erección creciente doliendo dentro del agarre de su pantalón formal. Entonces él se dejó llevar, permitió que Kim lo metiera en su habitación, lo abrazara calurosamente contra su cuerpo en la intimidad de la estancia a oscuras y lo besara nuevamente, apasionado, siempre queriendo mas de él y luchando arduamente para conseguirlo.

KyungSoo suspiró, rodeó el cuello de Kim con sus brazos y alzó una pierna para engancharla en su cadera estrecha; JongIn lo tomó del culo para darle estabilidad, lo apretó y lo atrajo para una mayor fricción y un contacto más íntimo.

Sus bocas no se alejaron. Era imposible. Ahora que sabía la textura exacta de sus labios, el calor que desprendían los mismos, su sabor y esa forma tan impresionante de tomar el control de su cuerpo y de sí mismo, KyungSoo no quería dejarlo ir. No quería que él dejara de besarlo, de morderlo y domarlo hasta tenerlo a su merced.

Enredó sus dedos en su cabello y tiró de los mechones suaves, luego abrió la boca y recibió la lengua de Kim en su cavidad. Fuerte, violento, decidido. Kim le arrebató el aliento, le hizo temblar entre sus brazos e hizo de él un cuerpo maleable que podía utilizar a su antojo.

Y se sintió bien. El ardor, el enojo y la furia se transformaron rápidamente en una montaña firme de placer, gusto y deleite que querían ser apreciados y explotados al máximo.

Kim impactó su gran mano contra su glúteo y KyungSoo se alejó por un momento para gemir suavemente con los dedos enterrados en su cabello.

ㅡNo volverás a hacer una escena como esa en público, KyungSoo ㅡordenó Kim en un tono gutural, justo antes de que su boca se cerrara en una porción de su cuello expuesto y dejara un chupetón en la zonaㅡ. Está prohibido.

KyungSoo se aferró con fuerza, echó el cuello hacia atrás para darle más espacio y ancló su talón en el hueso de su cadera. Sus miembros erectos en contacto uno con el otro.

ㅡTú has sido un idiota... te dije claramente que me dejaras en paz.

ㅡ¿Cómo iba a hacerlo si estabas tan furioso como un toro embravecido?

Su lengua formó un camino húmedo en el costado de su cuello pálido, se dirigió a su garganta y sus dientes rasparon su manzana de Adán con sorprendente sensualidad.

ㅡ¿Tanto te ha enojado la invitación de Elle?

La sola mención de esa mujer provocó que su estómago hiciera algo extraño y desagradable y su instinto le pidiera alejarse. Aparentemente JongIn fue capaz de notarlo, porque él lo abrazó completamente contra él, se incorporó y le dio un beso que le dejó con las rodillas temblando.

Al alejarse, y luego de provocarle con un mordisco sugerente, el mayor murmuró contra su boca:

ㅡNo hay necesidad de que te sientas celoso o inseguro. No estaba interesado en ella, no estoy interesado en nadie más. Solo te quiero y te deseo a ti, KyungSoo.

Se miraron fijamente por algunos segundos mientras KyungSoo procesaba sus palabras y decidía que sí, efectivamente, Kim era un maldito idiota pero al menos no era un jodido mentiroso; y entonces, luego de aceptar el hecho -extraño y sorprendente- de que realmente le atraía de esa manera violenta y desesperada, él se sintió inmediatamente libre, tranquilo y a gusto con lo que estaba ocurriendo entre ambos.

Entonces fue su turno de acortar la distancia y lo besó en la boca, se aferró a sus labios y saboreó su sabor, se dejó abrazar por los brazos fuertes del mayor y se hundió en su cuerpo, en su piel, en su olor. KyungSoo permitió que Kim lo tomara y lo marcara como suyo ahí, en la habitación llena del sonido húmedo de sus besos y gemidos gustosos.

Se desvistieron y se dejaron caer sobre la cama completamente desnudos, apretándose, abrazándose.

KyungSoo jadeó con los ojos cerrados cuando Kim se llenó la boca de sus pezones; él se negó a mirarlo mientras los lamía, mordía y tiraba de ellos con una presión deliciosa; lo hizo porque sabía que, de apreciar sus ojos en ese instante: mientras le devoraba sin compasión ni reparos, encontraría su clímax vergonzosamente pronto.

Porque Kim era atractivo sin esforzarse, pero en medio de los placeres de la cama, él era simplemente devastador.

ㅡMírame, KyungSoo ㅡexigió Kim y su aliento le golpeó el pecho calienteㅡ.

KyungSoo negó y se mordió el labio inferior con fuerza.

No podía hacerlo. Le deseaba, le anhelaba, pero era vergonzoso. Incluso enojado, incluso fascinado y encantado, no dejaba de ser algo extremadamente íntimo, y KyungSoo no estaba seguro de que poseyeran ese nivel de confianza e intimidad.

Fue tonto de su parte creer aquello.

Y es que, en represalia por su negativa y su silencio, Kim tomó su sexo en una mano poderosa y lo apretó hasta llegar a un punto oscilante entre el dolor y el placer.

KyungSoo abrió la boca y un gemido largo y silencioso escapó de sus labios hinchados.

ㅡTe di una orden.

Sorprendentemente, él se encontró obedeciéndolo de inmediato. Sus ojos se abrieron en contra de su voluntad y se posaron sobre el rostro de Kim y, Cristo.

El cabello desordenado caía sobre su frente, rozando ligeramente sus pestañas; las pupilas dilatadas hablaban de su deseo, de su lujuria, de su placer; la piel bronceada brilló bajo la suave capa de sudor y pareció aún más atractiva, deliciosa y majestuosa.

Su cuerpo musculoso se encontraba completamente expuesto para él, con los pezones erguidos, los músculos ondulantes firmes, el vello bien cuidado en su pubis y el pene erecto rozando su vientre. Fue indiscutiblemente caliente; Kim era, en definitiva, sexo.

Sus labios gruesos se alzaron de una forma nunca antes vista y su cuerpo entero se estremeció en respuesta.

Oh, jodida mierda.

ㅡBuen chico. No alejes la mirada del hombre que va a cogerte, cariño.

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