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Epílogo


— No puedes entrar a mi habitación si yo no estoy, ¿entiendes?

— No.

— ¡Papá! — JinYoung gritó. Su hermana lo miraba con ojos desafiantes, digna Alfa Choi.

Casi dos años de diferencia, realmente no hacían diferencia alguna. Con quince años ahora, JinYoung tenía dos hermanos menores con los que lidiar todos los días: HyeRin y JungWon.

— ¿Qué ocurre, cariño? — TaeHyun apareció por las escaleras mientras amarraba su bata de dormir, su cabello rubio largo estaba amarrado en una media coleta.

— Ocurre que HyeRin estaba en mi habitación cuando regresé — JinYoung la señaló y la Alfa lo miró con indignación.

— Solo quería tomar una de tus camisetas — contestó ella, cruzándose de brazos.

El joven Alfa levantó las manos al aire, totalmente exasperado: no podía creer que su hermana seguía robando sus camisetas.

— Hye, cielo, te he dicho que no puedes tomar cosas que no son tuyas.

HyeRin miró a TaeHyun, luego miró a JinYoung y pronto sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas, hizo un puchero y bajó la cabeza.

— Lo siento. Yo quería oler a Jin porque no quiero que me molesten en la escuela... — su voz se quebró.

TaeHyun suspiró, sin saber realmente qué hacer. Sabía que HyeRin tenía ciertos inconvenientes con sus compañeros de salón, pues era blanco de burlas ya que, desde que nació, la Alfa tenía los ojos de dos colores: uno azul y otro gris.

— ¿Quién te molesta? — BeomGyu bajó las escaleras y abrió los brazos en cuanto vio a su cachorra correr hacia él.

El Alfa era débil a sus hijos, derretían su corazón todos los días y verlos llorar hacía a su lobo gruñir con desesperación para buscar al culpable.

HyeRin escondió su carita en el cuello de su padre, llenándose de su olor. BeomGyu acarició su cabello largo y miró a su Omega sin entender.

— Ven aquí, Hye — Llamó TaeHyun, la pequeña salió despacio de los brazos de su padre Alfa y se acercó a él. — Si alguien te molesta por tu apariencia...

— Golpealos — gruñó BeomGyu.

TaeHyun le dio una mirada dura, haciéndolo callar al instante. Claro que estaba de acuerdo con eso, pero no era un buen consejo para dar. Volvió a mirar a su cachorra de manera dulce.

— No les prestes atención. Cuando las personas ven a alguien diferente, se asustan porque están acostumbrados a lo común, a lo ordinario. Tú eres una Alfa extraordinaria, y mientras te sientes inferior, todos en tu escuela están asustados de tu poder... Eres hermosa, tus ojos son los más preciosos que he visto y tienes una personalidad maravillosa, me recuerdas a tu padre cuando lo conocí — TaeHyun miró de soslayo a su pareja, quien tenía una sonrisa dulce en su rostro. — No necesitas la aprobación de nadie, más que de ti misma.

La Alfa pestañeó despacio, tomó las manos de su padre y las llevó a sus labios, dejando tibios besos en estas. — No volveré a llorar cuando se burlen de... de mis ojitos — hizo un puchero tierno. — Y no volveré a usar camisetas de JinYoung.

Su hermano mayor la envolvió en un abrazo, soltando feromonas para marcar a su hermana con su aroma. — Puedes usarlas, pero debes pedirlas antes.

HyeRin asintió, apretando más el abrazo hasta que JinYoung se quejó porque no podía respirar.

TaeHyun sonrió con sus ojos arrugados y se acercó a BeomGyu, dejando que su Alfa envuelva los brazos alrededor de su cintura y pegue su pecho firme a su espalda.

Su lobo revoloteaba feliz al ver a sus crías juntas, aunque sí discutían y peleaban mucho, pero al final del día todos terminaban en el sofá grande, abrazándose. Aún cuando JinYoung se queja de que siempre lo aplastan, TaeHyun sabe que ama tener a sus hermanos sobre él.

Pudo ver al pequeño JungWon bajar el primer escalón de la escalera, pero, al ver a sus hermanos abrazados, se dio rápidamente media vuelta y volvió a entrar a su habitación.

JungWon era un Omega un poco diferente. Su olor a café y tierra mojada hacía que pase como Alfa, agregándole su personalidad determinada al momento de realizar cualquier acción. Era muy competitivo y, al momento de verse amenazado, no dudaba en sacar sus colmillos y utilizar las técnicas de boxeo que su padre Alfa le había enseñado. Sin embargo, su cuerpo curvilíneo delataba que era Omega.

TaeHyun sabía que su pequeño cachorro era a quien más le gustaba recibir atención, aún cuando lo evitaba.

Se dio media vuelta, besando en corto los labios de su esposo. — Iré a ver a mi otro bebé.

BeomGyu lo miró a los ojos con amor. Su Omega seguía tan precioso e incluso más bello que cuando lo conoció. Era cierto que ya no tenía veinte años, pero TaeHyun era como el vino, y BeomGyu amaba embriagarse de él.

— Prepararé la cena, los esperamos para comer juntos — besó la punta de su nariz y lo soltó.

TaeHyun subió las escaleras directamente al cuarto del mayor de los mellizos, tocó la puerta antes de escuchar un suave "Pasa" e ingresó a la habitación.

JungWon levantó la mirada en cuanto vio a su papá. El menor sonrió, con sus ojos desapareciendo en el proceso, y palmeó el puesto vacío en su cama, indicándole al Omega que se acueste con él.

— Hola.

TaeHyun se acostó en la cama, siendo abrazado rápidamente por JungWon. Llevó una mano a la cabeza de su cachorro, soltando la coleta que llevaba y acarició su cabello, escuchando un ronroneo leve.

— ¿Hye y Jin pelearon otra vez?

— HyeRin sigue tomando las camisetas de su hermano sin su permiso...

JungWon cerró los ojos por las caricias en su cabello negro. — Es una tonta. Le dije que puedo defenderla de todos en la escuela, les golpearé sus bo-

— Cálmate, lobito — rio el Omega al oír hablar a su hijo. — No es esa la manera.

— Pero papá dice que no debo dejar que nadie me moleste ni con sus miradas.

TaeHyun rodó los ojos. — Si por tu padre fuera, te encerraría en una cajita para que nadie te mire.

JungWon reprimió una sonrisa. — Soy muy bonito.

— Debiste llamarte BeomGyu Segundo.

El pequeño Omega se dejó un rato mimar por su papá, hasta que los pensamientos que estuvo teniendo los últimos días le asaltaron de repente.

No era mala idea preguntarle a su papá.

— Pa...

— Cachorro.

— ¿Cuándo vienen de visita el tío Yeon y el tío Binnie?

Bingo. TaeHyun confirmó sus sospechas con esa pregunta. — El fin de semana... Ni-Ki cumple doce años y haremos algo para celebrar.

Ahí estaban otra vez esas sensaciones raras en su estómago al oír el nombre del hijo de su tío YeonJun y SooBin. JungWon se sentía raro y no le gustaba.

— ¿Algo en especial que quieras saber, cielo?

JungWon suspiró y se sentó en la cama seguido de TaeHyun, tomó aire y se armó de valor.

— Le gusto a Ni-Ki.

El rubio esperó a que su hijo continuara, pero dedujo que no iba a decir algo más. — ¿Y eso es malo por qué...?

— Porque es pequeño.

— Bebé, tú también eres pequeño, solo tienes trece años.

— ¡Pero él es aún más pequeño!

La expresión frustrada en el rostro de JungWon le hizo preocuparse. — ¿Es malo porqué es más pequeño que tú? ¿O es malo porqué te gusta, aún cuando es más pequeño que tú?

El pequeño Omega boqueó, buscando las palabras para refutar lo que había dicho su padre, pero, contrario a eso, sus mejillas se ruborizaron y cubrió su rostro avergonzado.

— No. Me gusta porque... Él es muy cariñoso y quiere abrazarme todo el tiempo porque dice que le gusta el café y yo huelo a café.

Sus palabras salieron atropelladas unas con otras, pero un peso se quitó de sus hombros al hablar de un tema que le tenía divagando por varios días.

— Wonnie, tienen todo el tiempo para conocerse. Si dices que es muy pequeño, entonces dale tiempo, tú también eres pequeño aún. Si ambos son destinados, solo con el tiempo lo sabrán y, si no es así, entonces seguirán cada uno con su vida y serán felices con alguien más... Eso pasa muy seguido.

JungWon gruñó al pensar que Ni-Ki abrazaría a otro Omega con olor a café que no fuera él. Tal vez intentaría lo que su padre le estaba aconsejando.

— Está bien — suspiró.

TaeHyun se estiró para besar su frente y le tendió su moño para que volviera a agarrar su cabello. — Vamos a cenar, que seguro tu papá cocinó algo rico.

— ¿Sándwiches?

— Oh, venga, dale el beneficio de la duda.

Abrazados el uno al otro es como disfrutaban de estar en la noche. Con todos sus cachorros durmiendo, podían tomarse la libertad de acostarse sin interrupciones.

— Estaba pensando...

— ¿Piensas?

— ¡Hey! — BeomGyu pinchó sus costillas con los dedos, haciendo reír a TaeHyun.

— Lo siento, amor, continúa.

El Alfa envolvió la mano en la cintura pequeña de su esposo, mientras este tenía su rostro sobre su pecho y sus piernas entrelazadas.

— Podemos renovar nuestros votos y luego irnos de luna de miel...

TaeHyun levantó la cabeza para mirarlo con un deje de burla. — ¿Te importa otra boda o la luna de miel?

BeomGyu sonrió coqueto y le guiñó un ojo. — Tú sabes que me encanta hacerte mío.

El Omega se acomodó encima del Alfa, poniendo su trasero a la altura de la entrepierna del pelinegro.

— Sí quiero.

BeomGyu se acomodó mejor, sosteniendo la cintura desnuda de TaeHyun, enterrando sus dedos y disfrutando de su expresión. — ¿Quieres ir de luna de miel?

TaeHyun se abrazó a su cuello, se acercó a su rostro y rozó sus narices en un beso esquimal. — Sí quiero casarme contigo otra vez.

dos extras y se terminaaaa.

Gracias por todo. <3

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