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Capítulo Veintisiete


TaeHyun mentiría si dijera que el cuarto mes no lo estaba consumiendo en vida. Le faltaban tan solo dos semanas para terminar la Universidad, pero hacía una que ya no asistía y tan solo realizaba las tareas que sus maestros le dejaban en la plataforma virtual. Y el Omega jodidamente odiaba la plataforma, si hacían un trabajo de cinco líneas en clases, ese trabajo lo tenía que hacer en casa.

Aunque tal vez hacía algo de trampa, ya que BeomGyu era el que le hacía la mayoría de trabajos. Ventajas de estar estudiando la misma carrera en la que su Alfa se graduó.

Una de las cosas que más hacía era comer, podía comerse una vaca entera y estaba seguro de que no saciaría su hambre. Los cachorros eran tan hambrientos como su padre Alfa.

La última ecografía le tocaba hoy, a unos días de cumplir el quinto mes, por fin sabrían que estaban esperando. TaeHyun parecía una bolita de arroz, sus mejillas habían engordado aún más, sus manitos parecían panes recién horneados, y por más que usara ropa ancha, su gran vientre resaltaba en ellas.

Pero no era todo bonito: la mayoría del día se sentía cansado. BeomGyu lo ayudaba a bajar las escaleras desde la habitación hasta la sala, en donde pasaba todo el día hasta la hora de dormir. También la cama se había vuelto incómoda, si se ponía boca arriba le faltaba el aire, si se ponía de lado le dolía. El Alfa, sin embargo, pasaba sus manos amorosas por el vientre cuando sus cachorros pateaban inquietos o susurraba alguna melodía que les hacía calmarse.

TaeHyun no quería volver a tener hijos en toda su vida, y golpearía con todas sus fuerzas a BeomGyu si volvía a encapricharse con algo así.

— Vamos, vamos — BeomGyu le ayudó a ponerse un cardigan color amarillo pastel, que la madre de TaeHyun había tejido especialmente para él. — Estoy muy, muy, muy ansioso. Si espero más, explotaré.

— ¿Quieres que ruede? — la mirada enojada de TaeHyun le hizo morder su labio para evitar que viera su gran sonrisa.

De las escaleras apareció SooBin, sosteniendo con cuidado las manitos de JinYoung mientras este, a pasos torpes, bajaba las escaleras. El día de hoy habían decidido llevar a su cachorro a ver a sus hermanitos.

En el último mes ya se empezaba a sentir calor, por lo que había escogido un overol jean para JinYoung con una camiseta blanca. Su cabello largo y ondulado caía por los lados de su rostro, exactamente como BeomGyu. A veces, para evitar que molesten en sus ojitos, lo amarraba en un moño, y amaba ver cómo el pecho del Alfa se inflaba de orgullo cuando lo veía. Tan parecido a él.

Desde que BeomGyu lo había marcado, TaeHyun había empezado a amar un poco el verano, porque podía ponerse camisetas que dejaban ver un poco su clavícula y por supuesto su cuello, donde lucía orgullosa la mordida de su Alfa.

Ese día no era la excepción, la única diferencia era que tenía una pelota como vientre, y poco a poco robaba la ropa de su Alfa que era tres tallas más grandes de la que él usaba; aparte eran calentitas y olían mucho a BeomGyu.

— Tendré el almuerzo listo para cuando regresen.

TaeHyun disfrutó con una sonrisa al ver cómo JinYoung se abrazaba con un brazo a sus piernas y con el otro se estiraba todo lo que podía para tocar su barriga.

— Gracias, SooBinnie. No sé en cuánto tiempo regresemos, pero ya tenemos que irnos o llegaremos tarde.

El Omega rubio rodó los ojos, pero no pudo evitar la sonrisa que cursaba sus labios, la emoción de su Alfa le causaba ternura y una bonita sensación en el pecho.

SooBin se acercó a TaeHyun, envolviéndolo en un cálido abrazo, que fue correspondido al instante.

— Sé lo feliz que te hará saber qué son, y quiero decirte que tu felicidad es la mía

TaeHyun sonrió con sus ojos desapareciendo en el proceso. El cariño que le tenía a SooBin no tenía nombre, el Omega pelinegro era puro, noble y radiante en todos los sentidos, que incluso deseaba solo un poquito de su encanto.

— Te llamaré cuando salgamos.

SooBin negó suavemente, tomando sus gorditas manos para llevarlas a sus labios y dejar un casto beso en cada una de ellas.

— Mejor espera para llegar a casa.

BeomGyu aseguró bien a JinYoung en la parte de atrás del auto, aunque lo dejaba más aliviado saber que su cachorro era tranquilo, porque para el pequeño mirar por la ventana era más interesante que moverse alrededor del auto.

Llevaba una mano en el volante y la otra sobre el muslo de su Omega, que también  miraba por la ventana, la música sonaba muy bajo dentro del auto.

Mentiría si dijera que la espera no lo estaba matando, quería ya que el embarazo terminara, no solo porque amaba la idea de tenerlos entre sus brazos, marcarlos con su aroma y observarlos todo el día.

Verdaderamente quería que TaeHyun se sintiera mejor, las náuseas y mareos habían cesado, pero su Omega tenía cierto complejo con su peso, y por más que el Alfa cada noche le susurrara entre besos que era el ser más hermoso que habitaba en la Tierra, y que su cuerpo solo estaba creciendo para darle espacio a sus bebés, aún así sentía la inseguridad del Omega.

— Gyu.

— Amor de mi vida.

TaeHyun rio, tapándose con sus manos la boca y fijó su mirada en el perfil de su Alfa. — Tu madre ha llamado ayer — el Alfa tenía su rostro inexpresivo. — Preguntó por ti.

— Luego hablaré con ella.

— También ha preguntado por JinYoung — el alfa levantó sus cejas, curioso. — Y por nuestros otros cachorros.

— ¿Qué ha dicho?

Era cierto, la Alfa había llamado el día de ayer mientras BeomGyu estaba fuera de casa comprando los alimentos y demás cosas.

— Que quiere conocerlos — TaeHyun de cierto modo estaba contento porque la Alfa estaba dando pasos cortos, pero confiables.

— No iremos a Daegu en meses — BeomGyu apartó su mano del muslo del Omega para ponerla en el volante mientras buscaba un lugar para estacionarse.

— Vendrá.

— ¿Eh? — dio un chillido de alegría cuando divisó un puesto vacío y rodó el auto hasta ahí.

— Ahora está muy ocupada, pero vendrá dentro de poco tiempo. ¿No es genial?

BeomGyu terminó de estacionar el auto perfectamente, dándose palmadas mentales por su labor. Miró por el retrovisor, topándose con la mirada risueña de su hijo, quien sonrió con timidez cuando fue pillado mirándolo.

Desabrochó su cinturón de seguridad y se giró, mirando a TaeHyun. — Ni mi Alfa ni yo entendemos cómo es que tu corazón es tan puro y amoroso — acarició la mejilla gordita del rubio. — No puedo evitar gruñir cuando recuerdo todo lo que te hizo, aunque sea mi madre. Pero mírate... — tomó su rostro con ambas manos. — Tan emocionado porque ella venga. Cuando digo que amo cada parte de ti, hablo malditamente en serio, Kang TaeHyun.

El bochornoso Omega intentó esconder su rostro sonrojado, pero las manos tatuadas del Alfa se lo impidieron.

JinYoung observaba la escena curioso, intentó moverse, pero el cinturón envuelto en su pequeño cuerpo lo impedía. Con un intento fallido de gruñido, llamó la atención de su padre Alfa.

— ¿Ha... Has gruñido? Cachorro... — BeomGyu buscó la mirada de TaeHyun, que estaba igual de sorprendida como la suya. —  Ha dado su primer gruñido.

BeomGyu aplaudía orgulloso, contagiando rápidamente a JinYoung, quien también empezó a aplaudir mientras soltaba risas dulces.

— Ha sonado como Simba — TaeHyun lo recibió en sus brazos cuando el Alfa lo soltó de las correas. — Ya eres todo un Alfa, precioso.

Besó repetidamente su rostro, disfrutando del ronroneo incesable de su pecho y llenándose de su aroma a miel caliente.

La pequeña manada bajó del auto, dirigiéndose al consultorio médico en donde conocerían a los nuevos integrantes. Alguno nervioso, alguno que la emoción ya lo llevaba en peso y otro simplemente disfrutando de estar todos juntos.

El doctor los recibió como siempre. BeomGyu ya estaba cansado de ver su rostro cada fin de semana, pero se mordía la lengua para evitar soltar algún comentario imprudente y que luego TaeHyun lo sermoneara en casa, advirtiéndole que no volvería a salir con él.

— Familia Choi, bienvenida. Veo que toda la manada está presente hoy —  el doctor les dio pasó dentro de la habitación.

JinYoung miraba todo con ojos bien abiertos y curiosos, a TaeHyun le recordaba la manera que tenía BeomGyu de ver las cosas, siempre con interés y un brillo en sus ojos.

TaeHyun creía que esa era la primera vida de BeomGyu, y se juraba que en las siguientes lo buscaría hasta encontrarlo nuevamente para amarlo y ser amado por él.

— Él es JinYoung, nuestro primer cachorro.

El doctor estiró una mano en dirección a JinYoung y el pequeño Alfa estiró su manito hasta dejarla sobre la más grande sin saber muy bien por qué.

— Creo que TaeHyun debe estar preparado para ver los rostros de sus cachorros. Por cómo es JinYoung, seguramente también se parecerán a ti.

TaeHyun rodó los ojos, fastidiado. — ¿Nadie me da el voto de confianza?

— Bueno... Empezaremos con lo básico, te pesaré y mediré tu vientre.

Luego de la rutina básica a la que ya estaban acostumbrados y luego de que TaeHyun viera con un poco de desgano que subió dos kilos y medio en la última semana, el doctor los dirigió a la camilla, en donde le realizaría la última ecografía a TaeHyun.

— Recuéstate y levanta tu camiseta — con cuidado y sosteniéndose de la mano del Alfa se recostó, levantando su camiseta y así dejando su vientre al aire.

JinYoung por costumbre quiso llegar hasta TaeHyun para apoyar su mejilla en el vientre, pero la mano de BeomGyu lo sujetó con firmeza y no volvió a intentar moverse.

— Pondré el gel y... Muy bien, pasaré la máquina. ¿Listos?

La pareja asintió. La manito de TaeHyun nunca soltó la de BeomGyu, porque necesitaba más que nunca el contacto con su Alfa.

Despacio el doctor empezó a pasar la máquina por el vientre de TaeHyun, la pantalla empezando a tomar color y de a poco visualizando dos seres.

Dos cachorros.

Completos.

TaeHyun odió que sus ojos se cristalizaran, poniéndose borrosos e impidiendo que vea con claridad, pero los veía. Sus cabezas, sus piernas, sus brazos y sus pequeños cuerpos. Estaban ahí, y se movían tan fuerte que, si miraba su vientre, podría verlo ondear como la marea del océano.

— Son grandes — el doctor veía asombrado la pantalla sin dejar de pasar la máquina por el vientre. — Se ven formados completamente.

No quería despegar su mirada de la pantalla, pero necesitaba ver a BeomGyu. Cuando volteó sus dos Alfas, estaban mirando absortos la pantalla, entonces TaeHyun soltó una risa con las lágrimas rodando por sus mejillas.

Saboreó el gusto de ver a su pequeña, pero fuerte manada. Su pecho se sentía cálido por las miles de emociones que arremolinaban como un huracán dentro de él, siendo BeomGyu, JinYoung y sus dos cachorros.

Por un momento creyó que podría desmayarse debido a lo impactado que se sentía, pero el vínculo que se estaba forjando en ese momento con los integrantes de su familia, era más fuerte. Sus ojos brillaron en azules, su lobo tomando lugar.

Pudo ver los ojos de sus Alfas, sus iris brillaban en gris.

Conexión.

Fortaleza.

Amor.

TaeHyun volvió su mirada a la pantalla. El doctor acostumbrado a presenciar aquello, prosiguió con su labor.

— Lo tengo — miró a la familia. — Ustedes me dirán.

El Omega asintió sin saber la respuesta del Alfa.

— Recibirán a un hermoso Omega y a una fuerte Alfa.

No quiero asustarlos, pero se vienen fuertes los siguientes capítulos. Pobre Tyun de vdd. ):

Aún así, ¡muchas gracias por leer! <3

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