Capítulo Veinte
La despedida con su madre había llegado, y el triste TaeHyun no pudo evitar soltar algunas lágrimas mientras abrazaba el cuerpo cálido de la Omega, dejando promesas plantadas para volver a verse pronto. A TaeHyun también le fue duro despedirse de KyungMin, pero le aseguró que volverían lo más pronto posible para pasar unos días con ellos.
Mentiría si no dijera que se encontraba muy nervioso por su regreso a Seúl. La noche anterior se había quedado hasta muy tarde con BeomGyu afuera de la casa, mientras charlaban sobre varias cosas; TaeHyun se dio cuenta que extrañaba mucho el carisma, las bromas y los malos chistes de su querido Alfa.
Esta vez, JinYoung no se despegó de él, por lo que iba acomodado en su regazo mientras que BeomGyu descansaba la cabeza sobre su hombro.
Habían quedado en que, apenas llegaran, irían a un centro hospitalario para que el Omega pudiera hacerse una prueba de sangre y comprobar si estaba en estado o no.
TaeHyun no confiaba en las pruebas rápidas, puesto que con JinYoung se realizó dos y ambas fueron negativas, y no lo supo hasta que su aroma fue más intenso y acudió al hospital.
Al llegar a casa, SooBin estaría esperándolos para quedarse con el pequeño mientras la pareja resolvía sus asuntos. A TaeHyun de cierta manera le apenaba saber que, en algún momento, el Omega mayor iba a quedarse sin trabajo.
Ya le había tomado tanto cariño en esas dos semanas que llevaba trabajando para ellos.
Él se había comunicado con SooBin el día de ayer, y estaba un poco más aliviado porque se enteró que su padre se encontraba muchísimo mejor, casi recuperado, y eso era bastante esperanzador.
También había hablado con YeonJun. El Alfa no le dio mucha información acerca de su raro encuentro con SooBin, pero sabía que, en algún momento, se tomarían tiempo para hablar.
La vida de TaeHyun y su cachorro no había dado un tremendo giro, simplemente volvió a la normalidad: ambos bajo el amor de su amado Alfa, como debió ser desde siempre.
Ahora también podía respirar un poco más tranquilo: su madre seguía amándolo -a pesar de mentir y ocultarle la verdadera razón por la cual dejó Daegu- y BeomGyu podía volver a tener la misma familiaridad con ella.
Por el momento, su Alfa no se quedaría con él. Debía cumplir con los últimos registros y exámenes impuestos por el hospital para descartar cualquier secuela que haya dejado el coma. Además, BeomGyu no trabajaría los próximos meses para cuidar de su salud; y estaba consciente de que aquello tampoco le afectaba, pues sabía de sobra que el Alfa tenía dinero y no necesitaban un ingreso mensual.
El acuerdo al que habían llegado cuando se casaron aún seguía en pie: BeomGyu, al ser dos años mayor que él, ya se había graduado cuando contrajeron matrimonio, pero a TaeHyun le quedaba media carrera pendiente, así que el Alfa le prometió a su madre y a sus abuelos que no se interpondría en las decisiones y acciones que tomará su esposo, y así fue hasta el último tiempo. Y ahora, por más que todo se haya complicado, el trato seguía siendo el mismo.
Sin embargo, a TaeHyun le preocupaba el hecho de que después de graduarse él no tendría tiempo para trabajar ya que tendría que cuidar y entregarle el tiempo completo a sus dos hijos, si es que estaba en estado.
Se regañó mentalmente muchas veces por no haber tomado las precauciones necesarias para no quedar embarazado, pero ahora no podía llorar sobre la leche derramada.
Literalmente.
Aunque también mentiría si dijera que no estaba feliz. Desde que era pequeño soñó con ser padre: los cachorros siempre le llamaron mucho la atención y en las reuniones familiares se reunía con todos sus primos pequeños tan solo para verlos divertirse.
El haber nacido Omega le había traído ciertos malestares, pues ellos eran raros en una sociedad conformada casi en su totalidad por Omegas mujeres y Alfas de ambos sexos, pero KyungMin se encargó de alimentar su autoestima desde que era pequeño, así que TaeHyun siempre supo el valor que tenía, aunque muchos no pudieran verlo.
Cuando conoció a BeomGyu, supo al instante que era su destinado, pero no podía rendirse ante él simplemente por el lazo que los unía. Por esa razón recibió un cortejo largo de parte de su Alfa y, si era sincero, aún sentía que BeomGyu le cortejaba, ya que nunca perdió la costumbre de comprar detalles para él; de hecho, por esa costumbre fue que tuvo el accidente que lo dejó en coma.
El risueño y dulce Omega no tuvo una vida fácil. Su madre Alfa murió antes de que él naciera, pero su madre Omega siempre le contó historias hermosas sobre ella, tildándola de buena Alfa, justa y responsable con su familia.
Pasó varias etapas de su vida en varios lugares del país. Nació en Seúl, pero no estuvo más de dos días en la ciudad. Vivió una temporada en Daejeon cuando la Omega se quedó viuda, y él era cuidado por WooSeok y KyungMin mientras su madre trabajaba en los hospitales de la ciudad como pediatra. Su adolescencia la vivió en Busan y finalmente, cuando volvió a su ciudad natal, ingresó a la Universidad de Seúl, donde conoció a BeomGyu en el supermercado que trabajaba de medio tiempo.
No tuvo muchos amigos a lo largo de su vida, le disgustaba el hecho de encariñarse con personas para luego despedirse y seguramente no volverlos a ver más.
Le alegraba saber que JinYoung tendría la vida un poco más llevadera al ser Alfa, y tener aceptación de la sociedad, pero eso no le impedía cuidarlo del peligro y el daño que los demás pudieran causar a su corazón. Y estaba especialmente ansioso si su nuevo cachorro era un Omega como él, sin embargo, Alfas no le faltarían para defender y devorar a todo aquello que le toque un cabello con malas intenciones.
Entre sus pensamientos más profundos llegó a casa. El sonriente SooBin les esperaba en la puerta de entrada con un grueso abrigo y sus manos ocultas en los bolsillos, llevaba un tierno gorro en su cabeza, pero lo que más raro se le hizo a TaeHyun fue ver un auto muy conocido estacionado delante de donde el taxi les dejó.
¿Qué hacía YeonJun ahí?
Ajustó a su cachorro que estaba dormido sobre su hombro con sus manos aferradas a su cuello. BeomGyu llevaba las dos maletas en sus manos mientras se acercaban a la casa para poder entrar puesto que hacía mucho frío.
— Hola, Binnie.
— Hola — SooBin se inclinó ante ellos en forma de saludo y se acercó rápidamente a BeomGyu. — Déjame ayudarte.
TaeHyun llamó suavemente a su Alfa, siendo atendido de inmediato, al ver sus manos vacías le pidió que tomara a JinYoung y lo llevara a acostar mientras él iba a hablar un momento con su amigo. El Alfa hizo lo que le dijo, no sin antes dejar un corto beso en la mordida de TaeHyun haciéndolo suspirar, aún no superaba los celos que le tenía a YeonJun.
Εl Omega caminó con las manos en sus bolsillos hasta el auto en donde su amigo le esperaba con una sonrisa, se subió al auto, colgándose de su cuello en un abrazo cariñoso.
— Tae, te extrañé mucho — Recibió un abrazo igual de efusivo de parte del Alfa de cabello... ¿rosa? — Wow, me gusta ese color.
— Gracias — rio nervioso. — ¿Cómo estás? ¿Hablaste con SeulGi?
— Sí, cuando vio a BeomGyu quería correrlo a escobazos, estoy seguro — negó con la cabeza, sonriendo. — Pero luego de hablar con ella todo se tornó más tranquilo. Temía que me odiara por mentiroso, pero se portó como siempre y eso me hizo sentir aún peor, porque pude haber tenido su apoyo desde el principio.
— Te ama, Tyun — YeonJun acarició una mejilla del Omega con cariño. — Me alegra que al fin puedas estar con BeomGyu.
— Hablando de eso — TaeHyun cruzó las piernas en su asiento y se puso de lado para verlo mejor. — ¿Tú trajiste a SooBin, verdad?
— ¿Qu‐qué? No, yo no... — el Omega entrecerró los ojos. — Sí...
— No me dijiste que habías hablado con él — se cruzó de brazos. — Me siento tan desinformado de tu parte, Choi YeonJun.
El Alfa suspiró, peinando su ahora cabello rosa, señal de que estaba nervioso y tal vez avergonzado de lo que quería decir. TaeHyun ya conocía a la perfección sus gestos y expresiones.
— Nuestro encuentro fue... raro — YeonJun suavizó su mirada. — Yo no entendía porque vine esa mañana tan temprano a tu casa, mi lobo estuvo molestándome todo el tiempo. Pero... Lo entendí cuando lo vi.
Ahora el Alfa tenía un ligero sonrojo en sus mejillas y evitaba a toda costa la mirada de TaeHyun.
— ¿Viniste a ver a SooBin?
— Sí... Pero salí corriendo en cuanto me abrió la puerta, ni siquiera lo saludé.
— Muy mal de tu parte — negó serio el Omega.
— No ayudas — YeonJun rodó los ojos. — No pude estar tranquilo, por eso te pedí su número. Sé... Sé que siempre he dicho que lo de las almas destinadas es una mierda.
— Pero... — lo incentivó emocionado, dibujando una sonrisa en su rostro.
— Pero yo... Siento que SooBin lo es. Es mi Omega, TaeHyun.
TaeHyun prácticamente saltó en su asiento, aplaudiendo mientras reía emocionado. — ¡Lo sabía!
— Cállate, por eso me mandaste solo a tu casa esa mañana.
— ¿Acaso querías que tomara tu mano, buscara a Binnie y luego uniera su mano a la tuya?
YeonJun pellizcó el brazo de TaeHyun, sacándole un quejido revuelto con su escandalosa risa.
— Nos hemos visto estos días. Un poco... O tal vez mucho — El Alfa sonreía sincero con la cabeza recostada al cabecero del asiento del auto. — Lo volví a ver afuera del hospital, estuvimos sentados en una banca por un par de horas.
— Te gusta.
— ¿Se me nota?
— Ni un poco — esta vez TaeHyun le dio un manotazo antes de que volviera a pellizcarle. — BeomGyu te matará si me encuentra moretones.
— ¿Cómo los que tienes en el cuello? — YeonJun elevó sus cejas, mirándolo con sorna.
— Oh, cállate. Nadie te preguntó.
Estuvieron unos segundos en un confortable silencio, ambos recostados completamente en sus asientos mirando por el parabrisas del frente.
TaeHyun amaba tener a YeonJun en su vida, estuvo en los momentos más difíciles con él, ya sea abrazándolo o llorando incluso con él.
Su madre decía que en alguna vida pasada fueron almas gemelas, y el destino los volvió a reencontrar como mejores amigos. Y tal vez TaeHyun creía que aquello era cierto, porque no tenía nombre el amor que le tenía.
— Por cierto — YeonJun ladeó la cabeza, mirándolo. — Hueles raro.
Esta vez TaeHyun fue el que pellizcó su brazo, haciendo que la cara del Alfa se deforme del dolor.
— Huelo a BeomGyu, no supera sus celos.
— Oh, no, no — YeonJun olisqueó el aire una vez más. — No es algo que haya olido antes en ti.
TaeHyun rodó los ojos, ya se estaba acostumbrando a que todos le dijeran eso en cuanto lo veían.
— YeonJunnie Hyung, creo que serás tío nuevamente.
— Oh, mierda.
Este capítulo es diferente a todos, como pudieron notar. Pues se plasmó un poco de TaeHyun: su vida, sus pensamientos, y cómo se siente frente al mundo.
Aunque no parezca, es muy importante.
¡Gracias por leer! <3
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