Capítulo Cinco
BeomGyu intentó hablar con RyuJin, pero la Alfa solo le comunicó que vio a TaeHyun el día del accidente y que, luego, no volvió a saber más de él.
Una semana ya había pasado desde que despertó del coma de un año entero. La cabeza de BeomGyu era una frustrante laguna mental, y no recordaba absolutamente nada más que a un lindo Omega azabache, de mejillas sonrojadas y vientre bastante abultado. Su Omega, con su primera cría dentro suyo.
Pero TaeHyun no estaba cuando despertó y, cuando fue a la casa que compartieron un par de años juntos, tampoco estaban sus cosas. Y entendió todo cuando su madre le reveló lo que el Omega le dijo antes de irse a quién sabe dónde.
— "No puedo quedarme a desperdiciar mi vida mientras espero a que BeomGyu despierte", eso fue lo que dijo. Yo intenté detenerlo, cachorro, pero él estaba muy decidido — relató la mujer con pesar.
BeomGyu lloró todo el primer día. Su lobo estuvo aullando, necesitado de las delicadas manos de su Omega para que acaricien su pecho, o sus bonitos labios besando sus mejillas. Tiró todo lo fuerte que pudo de su lazo, e intentó transmitirle su preocupación por saber de él, pero no recibió respuesta alguna de TaeHyun.
Entonces, HyunJin, su mejor amigo, le dijo que intentara conectar con su cachorro.
El Alfa no estaba seguro si podría hacerlo, su hijo debía tener alrededor de unos once meses; era muy pequeño. Aún así, su lobo le insistía en hacerlo, por lo que terminó cediendo. Se encontraba asustado, nervioso y temblaba ligeramente, pero HyunJin le dijo que su lobo haría todo, solo debía dejarlo a su disposición. Y BeomGyu hizo eso.
Al principio, se sintió mareado, no lograba una estabilidad. El corazón del Alfa latía desmesurado contra su caja torácica, al punto de llegar a ser doloroso. ¿Y si su hijo se asustaba tanto, que su lobo no le permitía la conexión? Estaba comenzando a darse por vencido, pero, entonces, sucedió.
BeomGyu sintió como su lobo conectaba con uno más pequeño. Al instante, sus ojos se llenaron de lágrimas, ronroneaba de puro gusto mientras abrazaba al lobo cachorro.
Su hijo estaba ahí, su bebé había querido conectar con él, su cachorro no estaba asustado. Su pecho se infló de orgullo al saber que era muy valiente.
Y, entonces, lo más íntimo ocurrió: BeomGyu empezó a ver a través de los ojos de su retoño. Se emocionó tanto que corrió directo a posicionarse frente a un espejo para que su pequeño pudiera verlo.
Y fue cuando él también lo vio. Un rostro sonrojado de cabellos rubios, formando una brillante sonrisa mientras sus mejillas estaban empapadas de lágrimas. Su Omega estaba ahí, mirando con amor a su hijo, susurrando palabras que no lograba entender.
El Alfa no supo cuál de los dos se desesperó más por lo que estaba viendo del otro lado, sin embargo, la conexión se cortó.
BeomGyu cayó de rodillas al piso con su cuerpo ardiendo, llevando las manos a su pecho donde dolía, le quemaba. Su lobo rasgaba inquieto por tener a su cachorro cerca. Empezó a sollozar con sufrimiento, quería a su bebé cerca, olerlo, abrazarlo, marcarlo con su aroma. Y, saber que su hijo sufría de la misma manera, hizo que su cerebro se desconectara y se desmayara.
Ahora estaba seguro de que su cachorro y TaeHyun estaban vivos. No tenía la menor idea de dónde podrían estar, pero BeomGyu necesitaba encontrarlos.
También era consciente de que TaeHyun ya no estaba interesado en mantener algún vínculo con él, porque por algo se había ido. ¿Y si ya tenía un nuevo Alfa y por eso no respondió a su llamado? Su lobo gruñó molesto al suponer que su bonito Omega estaba con alguien más.
Por eso, días después, BeomGyu volvió a conectar con su retoño. Se sentía terriblemente mal porque esta vez lo hacía para intentar saber en dónde estaban, tal vez vería o escucharía algo, que le serviría para emprender su desesperada búsqueda.
Lloró cuando supo que, luego de intentarlo, otra vez su hijo volvería a sufrir aquel dolor insoportable que sintieron, pero BeomGyu lo hacía para que él mismo pudiera calmar ese dolor. Joder, de solo imaginar cómo sería su cachorro, su lobo ronroneaba.
BeomGyu no escuchó nada otra vez. Pero vio algo, o mejor dicho, a alguien: a la señora Kang.
TaeHyun y su hijo estaban con SeulGi, en Seúl.
No tuvo que pensarlo dos veces para alistar sus maletas, reservar una habitación en un hotel de aquella ciudad y, a la tarde del domingo, tomar un tren que lo llevaría directamente a Seúl. Allí pasaría la noche y, a la mañana del día siguiente, iría a casa de SeulGi.
BeomGyu no podía siquiera idear con lo que se encontraría cuando llegara, pero sí estaba jodidamente molesto con TaeHyun. ¿Qué demonios pensaba cuando se fue? Por el momento, no quería saberlo.
La tan esperada mañana llegó. El Alfa le mandó un mensaje a su mejor amigo, avisándole que ya estaba de camino a casa de su... ¿suegra?
Antes de bajar del auto, que había alquilado por dos semanas, respiró hondo, tratando de calmar su agitado corazón, sentía una corriente eléctrica recorrerle la espina dorsal.
Aunque BeomGyu trataba de reprimir sus sentimientos, amaba a TaeHyun, amaba a su bonito y dulce Omega, y hoy volvería a verlo. Su lobo estaba impaciente, incluso sus colmillos habían empezado a doler por anticipación, pero se controlaría. TaeHyun no tenía por qué saber que él lo extrañaba. No cuando lo abandonó mientras él estaba en coma.
— Joder, BeomGyu... Cálmate — Tiró su cabeza hacia atrás en el asiento, pasando la mano por su castaño cabello mientras lo peinaba hacia atrás, y volvió a respirar hondo antes de salir del auto.
Camino a pasos largos hacia la puerta y golpeó. Pasaron un par de segundos hasta que esta fue abierta, dejando a la vista a un muchacho de cabello negro y aroma a naranjas. Era un Omega. Un Omega bastante nervioso que boqueó al verlo. BeomGyu se aclaró la garganta, sintiéndose incómodo por la mirada nerviosa del contrario.
— Hola, ¿se encuentra m... TaeHyun?
— Tú eres BeomGyu.
"Oh, me conoce. Entonces, estoy en el lugar correcto".
BeomGyu suspiró, un poquito menos tenso que antes. — Lo soy. ¿Quién eres tú?
El Omega soltó una risa nerviosa, sosteniendo la puerta, aún sin abrirla del todo. — Binnie… SooBin. Me llamo SooBin, y soy el niñero de JinYoung.
JinYoung.
Una sonrisa tonta se escapó de los labios del Alfa, reprimiendo un ronroneo al oír el posible nombre de su hijo.
— ¿TaeHyun está en casa?
— No.
— ¿SeulGi?
— No.
BeomGyu elevó una ceja. No había nadie en casa aparte del Omega que desconocía. Pero, si ese era el niñero, seguramente, su cachorro estaba dentro bajo su cuidado.
— ¿Me dejas pasar? — preguntó.
Vio la indecisión en el rostro del Omega, pero recibió un asentimiento de cabeza, que indicaba que podía pasar a la casa. Sus manos se hicieron puños, mordió su labio inferior para que este dejara de temblar y se adentró llegando a la sala.
Su mirada fue capturada por un par de pequeños, pero llamativos ojos mieles, curiosos de la nueva presencia. El mundo parecía detenerse para el Alfa. Ahí, en el piso, estaba sentado un cachorro idéntico a él.
Claro que ese era su hijo.
BeomGyu sonrió con lágrimas en los ojos, acercándose hasta quedar a una reducida distancia de él, arrodillado para mirarlo más de cerca. El pequeño seguía observándolo sin moverse, pero una dulce risa lo sacó de su trance y unos pequeños brazos, estirándose en su dirección, hicieron derretir su corazón.
No dudó ni un segundo en tomar al pequeño entre sus brazos y estrecharlo con cariño, una mano protectora se instaló en su cabecita mientras el cachorro escondía el rostro en su cuello. Arrodillado en el suelo, con su hijo entre sus brazos, y su instinto de Alfa más fuerte que nunca, BeomGyu se permitió hundirse en sollozos.
No podía creer que su primer cachorro era tan parecido a él, у ahora lo podía ver, abrazar y respirar su dulce aroma a miel y leche materna.
— Mi cachorrito — besó su mejilla, la sonrisa en su rostro jamás borrándose. — Mírate, tan hermoso como imaginaba.
El bebé sonreía con sus ojitos mojados, reconocía a su padre, recordaba su voz y aquello aceleró su corazoncito. Sus mejillas gorditas se sonrojaron, y volvió a acurrucarse en el cuello del Alfa para respirar de su aroma.
Sosteniéndolo entre brazos, fue a sentarse en el sofá. Había escuchado hablar por celular al niñero de su hijo, seguramente habría llamado a TaeHyun, y este ya sabía de su presencia en la casa, por lo que BeomGyu se quedaría a esperarlo.
¡Gracias por leer! <3
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