Una constante 1/2
I would let you if you asked me
I still remember (Bloc Party).
A veces Seokjin no podía conciliar el sueño, aún con el cuarto a oscuras y los ojos cerrados percibía el suave bullicio de una ciudad más dormida que despierta en plena semana, también era consciente que en su cabeza había una maraña de pensamientos, desde cosas banales sobre qué ropa usar mañana -elección que taparía con el sagrado mandil- hasta un recuento de lo que se arrepentía y de lo que no.
Recordaba historias y protagonistas que habían tomado peores decisiones que las suyas en circunstancias similares como si acaso lograra hallar consuelo en ello.
Solía encontrar que en varias películas y dramas -antaño era un ritual sagrado sentarse a mirarlos junto sus madres- la enseñanza final era como la gente se postergaba y realizaba grandes sacrificios en nombre del amor. Una minoría de veces pensaba que era justificado y en otras le hacía fruncir las facciones contrariado y disconforme. En especial aquellas basadas en enamoramientos, claro que en estas historias lucía romántico y había finales felices, pero Jin se preguntaba en qué momento los protagonistas cambiaban sus sueños y enfocaban su desarrollo personal en un otro, en conseguir y mantener una pareja.
No iba a seguir esa línea, no cuando tenía un sueño que estuvo incluso antes que llegara aquel pequeño dongsaeng alfa a revolver todo desde los pensamientos hasta las hormonas.
Tenía un sueño que era caprichoso y demandante, uno que sí exigía sacrificio y postergar algunas cosas, que si no lo controlaba podía volverse igual a un amante tóxico. Tenía que equilibrar la sobreexigencia con el placer que le producía ir superando metas y los halagos por su buen desempeño.
Aunque una pequeña parte muy irracional, completamente impulsiva, reclamaba haber hecho las cosas de modo diferente con Jungkook, abrazarle y besarle con todas las ganas que había guardado por tanto tiempo.
No fue capaz de hacerlo.
A momentos se arrepentía. A momentos no.
"A veces la cocina demanda ser el primer amor en tu vida", dijo una profesora en Corea el día que hicieron una inducción para los estudiantes becados al extranjero. "Incluso cuando cierres los ojos será como cuando planeas conquistar a alguien que te trae enamorado, porque pensarás en aquel platillo que no logras preparar, en la receta compleja que no logras dominar, igual que las emociones...", proseguía la mujer beta inspirada, el silencio reinaba en el aula, algunos compañeros estaban con expresiones de no entender de qué iba todo esto, otros conteniendo las risitas y algunos serios observándola -Jin entre ellos- intentando darle sentido a sus palabras.
La profesora rio con suavidad comentando que varias de esas caras jóvenes que estaba viendo de seguro se habían enamorado alguna vez, si acaso no pensaron en aquella persona idealizada y si no hicieron distintos gestos y atenciones con tal de obtener su atención, si acaso de repente no escuchaban alguna canción o veían algo que sabrían que les gustaría. "Así es cuando tienes pasión por cocinar, de repente recordarás justo aquel ingrediente que podría hacer del platillo una pieza magistral y querrás llegar a prepararlo, justo como cuando ansías tener en frente a esa persona especial a la que deseas hacer feliz sabiendo justo cómo".
Le encontró algo de razón, pensando en las veces que quería preparar algún platillo que tozudamente se metía en su cabeza. Ahora estaba en un punto que cerraba los ojos y en lugar de contar ovejas, pensaba en comida, en especias que hasta evocaba el aroma. A veces lo soñaba también.
La verdad era que la cocina lo había terminado por absorber y él mismo lo había querido así. Era su refugio. Su primer amor.
Aunque mentiría si dijera que no había otro porcentaje de veces que fantaseaba con Jungkook y aquello tan difuso e inconcluso que quedó a miles de kilómetros de distancia.
Fantaseaba con los escenarios de qué hubiera pasado si...
Si se hubieran besado. Si hubiera intentado darle nombre a ese algo extraño. Algo como redefinir los límites de su relación. Un poco de "¿lo intentamos?".
Suponiendo que Jungkookie aceptara, de intentarlo sobrellevarían una relación con la dificultad de la distancia, porque Seokjin no pensaba renunciar por nada del mundo a la oportunidad de crecer y desarrollar competencias profesionales fuera de un área de confort.
Por otra parte se obligaba a mirar todas las aristas, porque de seguro si se hubieran besado en la piscina y todo tuviera un curso feliz para un par de alfas enamorados, se habría transformado en uno de esos protagonistas de las películas que criticaba, no le habría dicho que no a una beca al extranjero si se la ofrecieran directamente, pero embriagado de amor y aroma a tierra húmeda de seguro no le hubiera prestado mayor atención a ese e-mail avisando el plazo de inscripciones a una pasantía de un semestre.
Sería engañarse si no admitía que el dolor lo terminó orillando a una buena decisión.
Dosis de dolor y cuotas de miedo que continuaban presentes cuando sus labios estuvieron tan cerca la última vez, recordaba apenas haberlos rozado antes de congelarse con un largo escalofrío recorriendo su espalda.
Quizá Jungkook se lo tomó como un rechazo porque no volvió a insinuar nada los días restantes e hicieron lo de siempre: nada pasó. No era que Jin quisiera rechazarlo, pero estaba en un momento en que tampoco sabía cómo aceptar algo que lucía tan incierto.
Todo con Jungkook era inconstante. Había semanas en que intercambiaban mensajes y videollamadas casi a diario, intercalado por semanas en que no sabían nada el uno del otro más allá de lo que veía en las fotos que subía a redes sociales.
Lo último que habló con Jungkook era como de a poco el ritmo universitario y un trabajo de medio tiempo comenzaban a devorarlo. Jin le sugería llevar las cosas con calma, pero su dongsaeng insistía que necesitaba más que solo sus ahorros si quería irse a vivir con uno de sus amigos y librarse por fin del control de sus padres.
A Seokjin le gustaba como lucía su amigo alfa con el cabello bien acomodado y la pulcra camisa dentro del pantalón, todo un empleado ordenado de una cafetería. Trabajo que consiguió gracias a Yoongi por intermedio de Jimin.
Jungkook insistía que no era una regla que uno terminara siendo enemigo de una ex pareja y tuviera que anularla de su vida, al fin y al cabo se seguían llevando bien. Jin riendo le decía que no tenía que justificar ante él si era o no un amigo de su ex. Después de todo Jimin le estaba apoyando y era un buen muchacho al igual que Yoongi. Admitía que a veces envidiaba un poco ver como actualmente sacaban adelante su relación con valentía dándole cara al mundo y varios problemas.
Aunque Yoongi y su franqueza podía ser demasiado amarga como las notas de su aroma a macchiato. Aceptando que ciertamente ambos fueron tomando decisiones que los fueron alejando de las personas a quienes más querían insertas en sus vidas.
-Supongo que sabes a lo que me refiero -decía con esa mirada afilada que lo insinuaba todo.
Jin lo entendía a la perfección, también era experto en enredar las cosas. ¿Cuántas veces había desplazado a Jungkook queriéndolo a su lado al mismo tiempo? No, no quería contarlas. Con tan solo especular la cifra sonaba doloroso.
El omega explicaba que llegado un punto del camino lograron reorientarse junto a Jimin y si bien fue difícil, expresaba que era aún más difícil no estar juntos.
A veces Seokjin quería justificar sus decisiones, partiendo por señalar que sus historias eran bastante diferentes, que no llevaba una data de años e infancia con Jungkook en su vida, nunca hubieron promesas de algo juntos tampoco.
Entonces Yoongi y su agudeza encontraba justo donde lanzar su dardo: -¿Qué tan fuerte es lo que sientes por Jungkook? ¿Tiene unidad de medida en años o algo así?
Tragó saliva y no respondió.
Era tan fuerte como para tomar un pasaje al otro lado del mundo aterrado y refugiarse en lo que siempre consideró como su más fuerte pasión.
Y esa fue su carta de ataque a Yoongi que lo miró con odio concentrado cuando dijo: -¿Jimin o los dedos para tocar el piano? ¿Jimin o tu beca para estudiar arquitectura?
Luego se disculpó antes que Yoongi sacará toda la artillería pesada que sabía que escondía por toneladas. Lo hizo de todos modos en otros momentos con comentario como "tan dicotómico, hyung, blanco o negro, lo uno o lo otro", "bueno, algunos logramos, aunque no sea fácil, compatibilizar amor y profesión".
Seokjin explotaba molesto con un "¡si ya me disculpé!" y reclamando que dejaría de destinarle tiempo en videollamadas. Yoongi orgulloso alzaba los hombros como si no le importara.
-Bien, entonces termina el pastel de aniversario para Jimin siguiendo los videos de Tasty o compra uno -finalizó la última llamada cuando los comentarios ácidos de Yoongi terminaron por aumentar la carga en sus pensamientos.
Tenía más que claro que con Jungkook no habían sabido llevar ninguna maldita cosa, que eran un conjunto de malas decisiones y miedos. No necesitaba mayor recordatorio que los que ya se hacía todos los días.
Luego ese maldito omega enviaba a Jungkook como mediador y aparecía un mensaje en la pantalla de su móvil.
[Hyung, solo ayúdale con la receta :(]
[¿Desde cuándo intercedes por Yoongi?]
[Desde que me consiguió un puesto de trabajo]
[Si ruega por mi ayuda de vuelta podría considerarlo]
Y terminaba recibiendo una llamada de Jungkook y hablando por horas. Una especie de procedimiento tras días sin contacto. Mensajes, llamarse y deleitarse internamente de lo jovial que sonaba la voz de Jungkook, incluso si se quejaba de que era muy tarde o muy temprano entre el montón de horas de diferencia. Seokjin se quejaba de vuelta.
La última conversación aún rondaba en su cabeza.
-Mejor vuelve a clases, no seas un cachorro irresponsable y deja a tu hyung dormir.
-Es que son clases de inglés, no me gustan -alegaba.
Seokjin estaba convencido que si estuviera al frente vería un puchero. Labio inferior abultado que querría apretar entre los dedos. Morderlo también sonaba tentador.
-Ve y aprende inglés.
-¿Cuándo vuelves, Jin hyung?
Su voz sonaba entre triste y suplicante, pero no podía decir que tenía pasajes comprados, no ahora que estaba haciendo la práctica en un restaurante y postulando para continuarla en un crucero.
Le dolió decirle que volver no estaba en sus planes. No era su prioridad.
Adoraba a Jungkook, pero su primer amor había decidido ponerle tantas oportunidades por delante.
Aunque una parte continuaba reclamando, queriendo estar al lado del otro alfa, siendo como una astilla, doliendo y exigiéndole volver.
🌿
Jungkook en varias ocasiones pensaba en el conjunto de desaciertos y aciertos en los que se resumían sus últimos años de vida. Aún sabiendo la cantidad de desaciertos que fueron envolviendo su relación con Seokjin intentaba superarlo, no podía seguir martirizándose por lo que no hizo. Por lo que ambos no hicieron, porque cuando se volvía lógico insistía que esto era compartido, se había insinuado descaradamente a su mayor y hasta ahora se debatía si tomarlo como un completo rechazo o solo como uno parcial para no lastimar tanto su ego, luego asumía que fue absoluto, un "no, Jungkook, ya no".
No podía resentirse con su amigo, estaba siguiendo sus sueños y con oportunidades que brillaban como el oro. No habría sido capaz de decirle "quédate", aunque en el fondo quisiera.
Tal vez llegaron tarde y debía aceptar que aquello pasó, seguir adelante. ¿Cómo podía ser tan difícil sacarse a alguien del sistema?
Otras veces quería ser optimista y creer que el tiempo sería generoso y le daría más oportunidades.
Al menos buscaba mirar los aciertos con especial énfasis de camino a la universidad apretado entre varios cuerpos y el olfato saturado de olores cuando el autobús se llenaba por las mañanas. Basándose en el consejo de Yugyeom fue que terminó estudiando diseño gráfico, aprovechando que tenía facilidad dibujando y un buen razonamiento perceptivo, según su orientador escolar.
Su madre no estaba particularmente feliz de que no aprovechara el puntaje para otra carrera, su padre contrariado terminó diciendo "no está mal", aunque cuando se quedaron a solas el hombre sonrió -después de todo, de él heredó las habilidades artísticas-.
Pensó en dos cosas al postular: en Gyeomie preguntándole "¿en qué eres bueno?" y en Seokjin cuando insistía en que buscara algo que le gustara.
Ahora cursaba su primer año de diseño y fue aceptado en el club de atletismo, siendo candidato para representar a la universidad en futuras competencias. Esto le sumaba bastantes créditos como para no necesitar tomar tantos cursos optativos -de todos modos no logró eludir inglés-.
Correr seguía siendo una estrategia útil si se trataba de despejar la mente y botar el estrés. Más necesario que nunca. Un espacio seguro, aquello que conocía y dominaba mejor que sus propias emociones revueltas.
De cualquier forma vivía corriendo incluso cuando no pisaba la pista de atletismo. Apenas le quedaba tiempo entre clases, club, gimnasio y trabajo de medio tiempo por las tardes. Necesitaba ahorrar celosamente si quería arrendar junto a Yugyeom algún lugar cerca de la universidad y lejos del control de sus padres.
De a poco iban incorporándose nuevas personas a su vida, algunos compañeros con quienes compartía clases, otros que conoció al entrar a trabajar. Retomó vínculos como con Jimin y por consiguiente Yoongi, a quienes les agradecía por facilitar la tarea de encontrar empleo -básicamente el mayor de los omegas se jugó el pellejo ante su jefe para persuadirlo de contratar a un chiquillo que apenas había llevado una bandeja con té un par de veces al cuarto de su madre-.
También destacaba la compañía de Taehyung y como los rumores volaban no tardó más de un par de semana para enterarse que aquel beta fue pareja de Yoongi un corto periodo de tiempo. Su cerebro fácilmente encajó las piezas de la nueva información a la historia que tuvo con Jimin. Solo le sirvió para mirar nuevamente uno de sus tantos desaciertos y el cariño a medias que ambos se brindaban en ese entonces.
Luego de algunos meses, videojuegos y salidas después del trabajo fueron tomando la confianza suficiente como para comentarlo, al principio tanteando el terreno mencionando que era el ex de la actual pareja de Yoongi. Hasta terminar hablando largo y tendido sobre las relaciones de pareja y sus complejidades.
-Supongo que ambos estuvimos de forma equivocada en la vida de otro -había comentado Jungkook vagamente.
-O quizá era lo que necesitábamos para darnos cuenta de algunas cosas y crecer -respondió el beta sentado como si estuviera desparramado en la banca del área de descanso del centro comercial, apenas sosteniendo su vaso de café frío entre los dedos.
-Quizá -dijo de forma vaga, quitándole el vaso antes de verlo en el suelo.
El resto de su conversación fue el agotamiento al que sometían al universitario promedio, pero Jungkook pensaba en Seokjin a tal punto que Tae lo codeaba y lo llamaba de vuelta a la realidad.
Pensaba en aquel alfa. Pensarle era una constante por más que intentaba alejarlo de su mente. Además se acercaba la mitad de año lo cual solía significar una visita, escuchar su risa en directo y algún pequeño souvenir que incorporar a su caja de los tesoros junto al botón del uniforme que todavía conservaba.
El problema era su más reciente desacierto: haberle preguntado en su última videollamada a Jin para cuándo tenía su pasaje de regreso temporal, ya que asumía de lleno que vendría de vacaciones, pero la decepción le dejó un sabor amargo en la boca cuando le respondió no tener una fecha cercana dentro de sus planes.
Jungkook se encargó de tomar su decepción y transformarla en energía para seguir sus propios planes. Uno de ellos era juntar celosamente dinero, Yugyeom se encargaba de buscar un lugar a precio accesible para un par de estudiantes con ansias de independencia.
El otro plan consistía en hacerse un lugar en la competencia. A diferencia de su escuela se había arriesgado a probar la modalidad de carreras de relevo. Al principio era un desastre adaptarse y más de una vez soltó la barra cuando intentaba tomarla, pero le fue agarrando el ritmo y el gusto, además le agradaba su equipo.
Los meses seguían pasando y su periodo de receso fue esquivar el viaje familiar a Busan, trabajar y entrenar más horas. Ya tenían en la mira un pequeño piso que compartir con su amigo y el arrendatario exigía el pago de varios meses como mínimo en el contrato. Las únicas condiciones para tener la casa a solas era que mantuviera bien regado el jardín y no se le ocurriera armar una fiesta en su ausencia.
Antes habría sido toda una oportunidad y quizás hasta armaba una fiesta. Mejor aún, habría invitado a Seokjin a pasar la semana entera.
Invadido por la nostalgia le escribió a Seokjin que al fin quedaba tanto tiempo solo en casa y su hyung respondió un "haz una fiesta". Jungkook tuvo que alejar el teléfono móvil de sus manos antes de escribirle "no quiero una jodida fiesta, te quiero a ti aquí".
Terminó invitando algunos días a Yugyeom y otros tantos a Taehyung con tal de no estar tan solo.
A veces se sentía solo.
A veces sentía que la rutina empezaba a consumirlo.
El único ingrediente nuevo fue la llegada de Chaeyoung a la cafetería. Una omega alegre que lo invitaba a salir después de las jornadas de trabajo. Olía bien y era agradable, pero le hizo replantearse algunas cosas, justo aquellas que se había esmerado de enterrar y dejarlas de pensar, de las que reaparecían con fuerzas cuando Seokjin marcaba acto de presencia en su vida con mensajes y llamadas.
De todos modos le daba cabida a la omega sin intenciones concretas.
Ella era linda. Cuando sujetaba su brazo y reía de alguno de sus chistes se sentía cálido, pero nada pasaba más allá de eso, no había cosquillas en el estómago y aquella ansiedad sintomatológica de un enamoramiento.
¿Y si no le volvía a gustar ningún omega?
¿Y si no le volvía a gustar otra persona?
Yugyeom insistía que era cosa de tiempo y que no debía apurarlo porque así no funcionaba. Lo sabía, ¿pero cuánto más tenía que pasar? ¿Años sin superarlo? ¿Por qué tenía que ser tan difícil sacarlo de su cabeza, de su sistema, dejar de desearlo con tanta fuerza?
Taehyung, por su parte, le decía que no jugara, que para aquella chica no eran simples salidas, eran citas y que no le rompiera el corazón de oro que tenía.
Jungkook tragaba saliva, no quería romper el corazón de nadie.
Apenas estaba recomponiendo los pedazos del suyo que se trizaba por mera incertidumbre. No podría ocuparse afectivamente de nadie si apenas podía con sí mismo.
A veces se preguntaba si él había conocido a alguien, quizás algunas de las personas que posaban a su lado en las fotografías, cuyas caras de repetían en varias y Jungkook encontrando casi un placer en la autotortura jugaba a ver quien lucía más como el tipo ideal de su hyung.
Claro que sus preguntas y especulaciones no llegaban a Seokjin. Parecía que impusieron un código silencioso respecto a no hablar de tantas cosas, principalmente si involucraba romance y a otras personas.
Mejor. Jungkook estaba seguro que al momento que le confirmara sus temores no habría suficiente helado y horas de videojuegos que pudieran aminorar la tristeza. Prefería no saber e imaginarse los escenarios a que estos de verdad ocurrieran.
También le gustaba imaginarse los "y si...", construyendo realidades alternativas y resultados diferentes de haber seguido otra ruta del complejo juego que podía ser la vida.
Y si hubiera besado a Seokjin las veces que tuvo la oportunidad -constante cuestionamiento-, tal vez ahora tendría una relación marcada por la distancia, pero podría funcionar, mensajes de cariño, fotos y acumular deuda de besos que serían canceladas apenas Seokjin regresara. Acumularía las ganas de verle, saltaría encima y se aferraría como koala cada vez que llegara al aeropuerto sin importarle nada.
O tal vez no habría funcionado y sería más doloroso estar juntos y saber que Seokjin había conocido a alguien interesante y a su completo alcance en lugar de un alfa-cachorro-indeciso en tierras lejanas.
Dependía del grado anímico del día para el resultado que le daba al romance que pudo haber tenido con su hyung.
La única forma de haberlo sabido era intentándolo, pero ambos decidieron la opción que dejaría menos heridas. Porque su hyung también pudo haber hecho algo al respecto cuando se acercó a su boca mullida en su último encuentro.
Todavía no era tiempo de olvidar. No podía obligarse.
Lo que sí podía hacer era no cegarse y caer en el egoísmo con tal de no estar solo -de eso aprendió muy bien junto a Jimin-. No pretendía dejar heridas en la omega, así que cuando ella insinúa encontrar en él todo lo que buscaba en un alfa, tomó aire antes de marcar los límites y definir sus intenciones.
No fue hasta su segundo año que por fin alguien causó un pequeño remezón. Aquello de sentir un aroma y torcer el cuello en su búsqueda. Al principio imaginó que sería porque tenía hambre y evocaba algún olor de esos que abrían el apetito, pero luego, cuando un alfa un poco más joven de cabellos en tonos azulados se paró cerca de él supo de dónde provenía.
El aroma era como el pan horneado y se mezclaba con la fuerza especiada del orégano, esto último le daba el carácter de alfa.
Yeonjun era uno de los nuevos integrantes de primer año, recordaba haberlo escaneado de pies a cabeza, era algunos centímetros más alto, pero su expresión le hacía asociarlo más a un tierno cachorro perdido. Desvió rápido la vista cuando el chico devolvió una mirada curiosa.
Desde Seokjin que el olor de otro alfa no le parecía así de llamativo, aunque a primera instancia no se le habría ocurrido pensar nada más allá a parte de decir "ah, sí, es un alfa que huele bien, ¿acaso te hace menos alfa admitir que un semejante huele bien?" como si acaso tuviera que responderle a alguien o a sí mismo cuando parte del peso social caía en sus hombros, sabiendo que si hubiera sido con su hyung o con cualquier otro alfa las críticas estarían de igual modo.
No había pensado en otro alfa hasta que Yeonjun se paraba sonriendo a su lado dispuesto a comenzar a entrenar, oliendo a pan recién horneado que se le antojaba quemarse con un mordisco -de pan, no del alfa que estaba tan cerca, rozando la pérdida de espacio personal-. El entrenador le había pedido que ayudara a su nuevo compañero en el relevo y con el paso de los días se fue haciendo costumbre calentar juntos, estiramientos en dupla, trotar con su hoobae siguiéndole los pasos.
Las conversaciones y las bromas fueron aumentando, encontraba que era sencillo reír a su lado. Después se sumó las salidas a comer tras los entrenamientos y a veces sentía que como buen sunbae comprarle un café era un lindo gesto. Las vacaciones de verano los fue acercando aún más cuando se encontraban en la pista en sus tiempos libres y luego iban al cine o alguna exposición de turno.
A veces revolvía su cabello y sus dedos se enredaban entre las hebras teñida y la base de color oscuro de las raíces. Una vez le comentó que le sentaba bien el azul y su menor sonrió complacido, mencionando que a sus padres no les gustaba, que estaba decidido a tinturarse apenas ingresara a la universidad, pero que ya empezaba a desgastarle el trabajo que implicaba mantener el color.
También fue aumentando la cantidad de roces, más de los usuales. Dedos que tocaban su mano cuando se agachaban a recoger el tubo después de risas y fallar en el relevo tras un corto regaño del entrenador que exigía seriedad.
Roces cuando su menor apoyaba la mano en su cadera cortos segundos al pasar por su lado en los probadores cuando se hacía estrecho el espacio entre la banca y los casilleros.
Roces cuando sujetaba su brazo y lo arrastraba a alguna cafetería cercana.
Cada uno de ellos parecía casual, duraban apenas un par de segundos, pero iban acompañados de miradas. Algo brillaba en sus ojos como si estuviera cargado de travesura y segundas intenciones.
Y si relamía sus labios sabía que Yeonjun los miraba atento. Entonces Jungkook decidía jugar un poco y deslizar suave su lengua más seguido y sonreír como diciendo "sé tus intenciones".
Era extraño lo que pasaba en su pecho cuando en su teléfono aparecían mensajes de Seokjin -los cuales eran cada vez más distantes- y Yeonjun al mismo tiempo. Una mezcla de alegría, de algo amargo y la posterior confusión de no saber qué hacer.
Actualmente su hyung estaba haciendo su práctica en un crucero y cada tanto recibía fotos mar adentro y las ostentosas instalaciones de ensueño con mensajes como: "¿Qué tal unas vacaciones aquí?", "Jungkookie, soy como un sobreexplotado esclavo de un lujoso palacio".
En la última videollamada sintió que su pecho se apretaba cuando Seokjin sonriendo con nostalgia le decía que había crecido tanto, que lo notaba en su rostro. El menor de los alfas reía diciéndole "Jin hyung suenas como un abuelo", entonces escuchaba una queja aguda y escandalosa que le llegaba al alma, recórdandole lo mucho que lo extrañaba.
En paralelo su teléfono vibraba con los memes y videos divertidos que le compartía Yeonjun, argumentando que vio una cara de alfa triste en el entrenamiento y esperaba al menos arrancar una sonrisa.
Lo hacía. Sonreía y pensaba que su hoobae era un alfa adorable.
Bastó un par ocasiones más de dedos buscando fragmentos de piel, ya sea Yeonjun tocando su mano cada vez de forma menos disimulada o Jungkook enredando los dedos en su pelo, obligándole a agacharse aquellos centímetros que los distanciaban.
Bastó aquello para de repente caer en cuenta de un detalle no menor, de varios reflejos de sí mismo proyectados en el otro alfa.
De sentir como si las historias se reciclaran.
Pensaba si habrá sido un poco así para Seokjin...
El chico le hablaba de una omega de su clase que encontraba muy bonita. Le hablaba de su cabello largo y aroma dulce, pero cada vez que podía buscar algún contacto lo hacía, como al estirar la pierna y tocar la suya. Pronunciar "Jungkook hyung quiero un poco" y beber un sorbo de refresco de la misma lata.
A Jungkook le entraban ganas de reír. ¿Así fue con su hyung? ¿El mismo descaro? Claro, hablarle de Jimin y coquetearle al mismo tiempo.
Era extraño verse a sí mismo en alguien más y en cierta medida en la posición en la que alguna vez estuvo Seokjin con un cachorro de ojos curiosos y manos inquietas buscando un poquito más de él, pero sin llegar a pedirlo directamente.
¿Qué haría si en algún momento, a diferencia suya, su dongsaeng se atrevía a pedirlo? Algo hormigueaba en su vientre y las emociones batallaban. Un poco de alegría, deseo, ansiedad cosquilleando. Otro poco de nostalgia, de culpa -"¿de qué? No es que con Jin hyung nos debamos algo", se decía- y frustración.
Tenía a un alfa que cada vez era más frontal en sus insinuaciones y no se atrevía a mover ninguna de sus fichas. En otros momentos se enfriaba y trataba de pensar que su menor era así en general con las personas de su círculo cercano. Pensaba en las veces que lo veía abrazar con efusividad a uno de sus amigos que lo iba a apoyar en algunas prácticas.
-¿Alguna vez has sentido...complejos respecto a ser un alfa? Ya sabes, si eres lo que esperan de uno y cosas así -preguntaba Yeonjun disperso con la mirada al cielo, apoyando la cabeza en su hombro y la botella de agua en su mano, recuperando el aliento en los minutos de receso.
Jungkook apretó los labios, sentía el peso de su compañero y su aroma inundaba su olfato, intensificado al mezclarse con el sudor. No sabría por dónde comenzar a responderle, pasó algunos de ellos, se cuestionó en su desempeño cuando estuvo con Jimin, cuestionó la naturaleza de su deseo especialmente cuando de repente se había dado cuenta que existían alfas atractivos y que olían bien como Seokjin, como él.
-Claro, supongo que la mayoría hemos pasado por alguno -comentó de forma poco precisa. Quizá sería extraño exponer sin tapujos que estaba deseando a un semejante, a veces olvidaba que no todos tenían una mentalidad abierta para tomarlo con naturalidad.
Tal vez Yeonjun jugaba y coqueteaba, pero al momento que expresara con claridad lo que sentía su menor quisiera huir.
Las personas podían ser extrañas e impredecibles.
-A veces es sobre mi olor -comenzaba a explicar aún con el rostro hacia el cielo como si estudiara las nubes-...a veces me hubiera gustado tener un olor más interesante.
-¿Qué sería un olor interesante para ti? -cuestionó con una breve caricia en el cabello.
-Algo que puedas describir como la experiencia de perderte en un aromático bosque de pinos -decía sonriendo con las mejillas rojas, avergonzado- o un aroma que suene elegante como el petricor.
-Tu aroma da hambre.
Fue una forma sutil de querer expresar "me da hambre olerte, hueles muy bien, ¿puedo probar?".
-Lo sé, solo que a veces hubiera querido tener un aroma que evoque a algo interesante y no algo que sale de un horno, quizás un poco más como el tuyo.
Y ahí estuvo la acción frontal y descarada cuando se acercó un poco más y la nariz apenas rozó su cuello. Jungkook brincó y Yeonjun lo miró como disculpándose.
Sintió un retorcijón en el estómago, no particularmente desagradable, había una mezcla de insectos volando y confusión. No quería que se alejara, había extrañado sentir de nuevo el deseo burbujeando en su vientre. Tenía las vivas ganas de jalar de su cabello, montarse encima, dominar y buscar su cuello.
-Hueles como a pizza. -Se contuvo y emitió el pensamiento que surgió desde el primer día que percibió su aroma a distancia. A Jungkook le gustaba la pizza y las masas en general.
-¿Qué? -dijo riendo empujándolo con suavidad-. No, hyung.
-¿Cómo que no? -Se arriesgó a ser impulsivo, a tomarle del cuello de la camiseta y acariciar la piel con la punta de la nariz al olfatear-. Es más, deberíamos ir a comer después del entrenamiento.
-M-me faltan ingredientes para oler como a pizza, es solo pan y orégano -contestó el menor con las mejillas notoriamente rojas.
Jungkook apretó los labios conteniéndose. Ya era obvio que además de querer morder un pan caliente y quemarse, se le fue antojando probar a ese alfa.
-¿Y cuáles han sido tus complejos, hyung? -preguntó curioso volviendo a reacomodar la cabeza en el hombro de Jungkook.
Pensó en Seokjin y el sentimiento que se negaba a desaperecer. Podría aplacarse, intensificarse de repente y volver a suavizarse hasta parecer dormido, pero no se extinguía, incluso teniendo una linda mirada encima, a un alfa que hacía presión con su empuje y mantenía casi por completa nula la distancia entre ambos.
-De hace un tiempo -intentaba explicarse-...he sentido que los omegas no son lo mío -respondió sincero, sintiéndose liviano, si Yeonjun decidía huir, tendría que afrontarlo.
No se alejaba, seguía pegado a su costado y lo miraba con expresión de intriga, dándole a entender que si pudiera meterse en su cabeza lo haría. Seguramente vería que Seokjin tenía un espacio fijo e inamovible.
-La última vez que salí con un omega fue en el instituto y desde ahí que no he sentido nuevamente una atracción por uno -mencionaba jugando con el dobladillo de la camiseta.
-¿Dónde sale escrito que a un alfa le pueden gustar solo omegas?
Yeonjun le acababa de arrancar una sonrisa.
-Los cuentos de predestinados siempre son alfa y omega. -La verdad era que le daba igual y su respuesta era solo para contradecir al otro alfa que arrugaba el ceño y lucía tierno.
-Yah, hyung, qué anticuado, se pueden crear nuevas historias sean o no de predestinados -reclamó Yeonjun sujetando su brazo.
Jungkook sentía la presión de los dedos comprimiendo su músculo, el calor y una pequeña corriente del tacto. Su aroma llegaba directo a su apetito en crecimiento.
-Jungkook hyung, ¿hay algún alfa? -preguntó bajito.
El grito de entrenador presionando para que volvieran a la pista los interrumpió y Jungkook se sintió salvado, porque la única respuesta que acudía a su cabeza era: "hay uno, es muy guapo, tanto que él mismo con el ego por las nubes se autodenomina worldwide handsome y está a kilómetros siguiendo su vida y haciendo lo que le gusta. Nunca llegamos a algo y lo sigo deseando tanto...".
Enfocó su mirada en la pista y comenzó a correr. Que fuera el entrenamiento y el silbato de su entrenador aquel estímulo que barriera todo pensamiento adicional, pero Yeonjun parecía empecinado en ganarse un lugar.
Jungkook comenzó a notar que su dongsaeng era cada vez más explícito en su coqueteo y, si había de ser sincero, no hacía nada por frenarlo porque le gustaba sentirse deseado también. Saber que lo miraba como si lo devorara.
Pretendió hacerse el desentendido cuando le pidió que entrenaran juntos un rato más. De pasarse el tubo el relevo terminaron jugaron por la pista a atraparse.
Pretendió que todo era normal y casual cuando sintió su peso en la espalda y un par de brazos envolviendo su cintura, junto al tibio susurro: -Te atrapé.
Hizo lo mismo al momento que caminaban a las duchas sabiendo que probablemente serían los únicos.
Corrección, casi los únicos, otro par de compañeros estaban terminando de cambiarse de ropa. A ninguno le importó, Jungkook observó a detalle la piel que se iba exponiendo con cada prenda que iba desapareciendo, habían estado desnudos antes, pero ninguna de esas veces se tomó su tiempo para mirarlo y a su vez sentirse escaneado por completo también.
El mayor dio un corto azote en la nalga de Yeonjun quien saltó en respuesta, protestó y se la devolvió con saña y la toalla enrollada.
-¡Yah! Respeta a tu hyung -exigía acariciando la golpeada.
¿Fue así para Seokjin? Ser devorado por un par de ojos curiosos e inundado por un fuerte aroma dominante de un alfa ansioso. Querer hacer algo, pero sentirse paralizado a la vez.
Un poco de culpa, un poco de temor y volver a esperar que el otro hiciera aquello que esperaba y no pedía.
A Yeonjun nada pareció importarle, ni que alguien pudiera entrar, muchísimo menos que fueran un par de alfas. Actuó con decisión cuando estampó su boca sobre la de Jungkook.
Cerró los ojos y apoyó las manos sobre las caderas del alfa que quería consumir hasta su último vestigio de aire.
Yeonjun gimió y se aferró al mayor cuando fue acorralado contra la pared, recibiendo un beso ansioso en respuesta.
Jungkook quería pensar que su pasaje con Jin fue simplemente el camino a la gran revelación: le gustaban los alfas, que lo suyo nunca fueron los omegas como creía y ahora tenía justo sobre su boca a un alfa que batallaba por retomar el control y sus aromas fuertes emanaban marcando el territorio como suyo.
Tras volver a su apartamento con el aroma ajeno encima, la boca rojiza y caliente, con la sensación fantasmas de la presión y las mordidas, recibió la inquisitiva mirada de Yugyeom, pero ninguna pregunta, solo una sonrisita de aquellas que señalaban intuir todo.
Se recostó en su cama con el computador portátil en las piernas para avanzar en el proyecto que debía presentar en una semana más. Sonrió al mirar los mensajes de Yeonjun dándole ánimos y su estómago se contrajo apenas apareció un saludo de Seokjin.
Se dio cuenta que no fue la gran revelación, que no podía decir que su gusto por los alfas fuera algo masificado y que su hyung no seguía estando adherido a él, que fue solo la pieza clave para darse cuenta y ahora el mundo se abría lleno de posibilidades -alfas, Yeonjun-.
Pero no iba a desconocer que le gustaba los besos que se habían ido incorporando a su rutina. A escondidas, bruscos, mojados, con manos que apretaban cuanto tuvieran al alcance.
Si había algo que le aliviaba era que su menor no parecía tener la intención de formalizar nada y todo quedaba en plan de aventuras y amistad con derecho a roce.
Era cómodo y tenía a su disposición la mano de un alfa dispuesto a meterse bajo su pantalón. Nunca llegaban más lejos, cuando su menor estrujaba su culo y trataba de acomodarse entre sus piernas, Jungkook sentía a su alfa alterado queriendo retomar el control.
No estaba preparado para ser follado. Yeonjun tampoco parecía dispuesto a ceder, por lo que preferían no obligarse más allá de pequeñas batallas que simulaban un dominio en sobre el otro alfa con mucha fricción y forcejeo.
Miraba que ambos tenían en el otro una buena forma de enfrentar el estrés a medida que el número de evaluaciones incrementaba, además el entrenador informaba con entusiasmo que iniciarían temporada de competencia. Yeonjun insistía que nunca estaba tan cansado como para no querer una sesión de ayudas manuales con su hyung.
Entre tantas actividades y besos a escondidas se percató al organizar su calendario que en su cumpleaños tenía un examen y turno de trabajo.
Aquel día recibió un par de llamadas de sus padres, mensajes de otros familiares, una mediocre calificaciones en inglés -había otras peores- y un examen que lo tuvo mordiendo el lápiz en variadas oportunidades. En el trabajo cantaron para él con un pequeño pastel y encontró particularmente sospechoso que Taehyung se esforzara por retenerlo y más aún que lo acompañara a casa.
Al llegar Yugyeom abrió la puerta intercambiando una sonrisa cómplice con Taehyung antes de ser aplastado por una avalancha de saludos de sus amigos cercanos.
Estaban casi en condiciones de hacinamiento en la pequeña sala de estar. Varios se habían sentado en el suelo riendo con latas de cervezas en sus manos.
Yeonjun se acercó un poco más tímido a entregarle un regalo y un corto abrazo. Jungkook respondió revolviendo su cabello con confianza.
-Creo que el regalo no es lo único que te quiere dar -comentó divertido Yugyeom cuando el chico de cabellos azulados iba en busca de una lata de cerveza.
Jungkook empujó el codo contra el costado de su amigo en señal de queja.
Le causaba gracia ver a su dongsaeng alfa intentando mantenerse como un cachorrito a su lado emitiendo sus feromonas alrededor de Jungkook despertando la curiosidad de aquellos con olfato sensible, como por ejemplo Jimin y Yoongi que no apartaban su vista de él.
Recordaba las veces que abrazaba a Seokjin queriendo dejar su aroma en él.
Nada le sacaba esa sensación de que mirar a su dongsaeng era como mirar a su yo de un par de años atrás. Solo que Yeonjun tuvo la valentía que Jungkook sintió que le faltó.
Lo que terminó por revolver todavía más las emociones que tensaban su estómago fue la forma en que su compañero de relevo enrollaba los brazos en su cuello y lo miraba como si fuera lo más maravilloso del mundo. Fue el modo en que se sentaba sobre su regazo cuando por fin estaban a solas en su habitación y lo besaba completamente entregado, cargado de afecto y anhelo, podía olerlo.
A Jungkook se le apretaba el pecho al pensar que se entregaba a medias.
No quería desear a alguien a medias nuevamente. Que todos los errores que cometió junto a Jimin fueran un aprendizaje y no dolor en vano.
Y tuvo que frenar cuando un par de manos acariciaban su espalda bajo la camiseta y palabras como "puedo intentarlo", "puedo ceder", "quiero esto contigo" eran susurradas sobre sus labios, en su oído, acompañado de besos en el cuello.
Jungkook notaba un desagradable nudo en la garganta que le impedía hablar. No podía. No cuando su menor lo miraba con adoración. Sujetó sus mejillas con cariño y se preparó para empujar las frases a salir. Le explicaba en voz baja y quebrándose por dentro que cargaba con un alfa a quien adoraba aún si había distancia de por medio y por más que intentaba seguir adelante no podía sacárselo.
Le decía que no era justo entregarse a medias cuando veía que él quería darlo todo.
Su dongsaeng merecía muchísimo más.
A Jungkook le sentaba pésimo mirar sus ojitos que solían brillar traviesos, ahora tristes y heridos. Se disculpó más de una vez quitando las manos de su rostro con lentitud. Yeonjun solo hacía pequeños movimientos en señal de negación, pero no hablaba.
Aún así le ofreció quedarse o llamar a un taxi, el menor optó por lo segundo y se despidió con un breve abrazo, pudiendo oler la incomodidad de ambos mezclarse.
Y si creyó que ya eran suficientes emociones por una noche, vio un mensaje pendiente de Jin, quien le había enviado un video exclamando feliz cumpleaños y arrojando un beso con la mano, también le mostraba un pastel que tuvo que preparar para una celebración, diciéndole que para hacerlo con ánimos y cariño pensó como si se lo estuviera cocinando a su dongsaeng favorito.
Lo vio un par de veces más aún con la tensión presente al interior de su cuerpo. Nudos en el estómago y en la garganta.
Un poco más abajo escribió que volvería dentro de dos semanas. No para quedarse, solo una visita para ver a las personas cercanas que extrañaba.
Contaba los días ansioso por la fecha de llegada de su mayor.
Aquella corta visita terminó reviviendo el caos que permanecía medianamente dormido. Sumado a un resaca infernal, recuerdos vagos de su hyung llevándolo a rastras a la cama, sin saber qué demonios pudo haber insinuado.
Sin saber si dijo o pensó: "Si me hubieras dicho que lo hiciera".
Porque si Seokjin le hubiera dicho que lo besara, habría saltado encima en busca de su boca.
Cuestionándose porque tuvo que arruinar una oportunidad queriendo ganar valentía con el alcohol desinhibiendo sus pensamientos sin filtro y tapando sus temores.
Y por más que le preguntó al respecto, Seokjin se limitaba a mirarlo con ternura y negar. Jungkook podía oler como si dijera "no vale si lo olvidaste".
-Jin hyung, siento que hice o dije algo vergonzoso, deberías contarme.
-Casi vomitas en mi ropa, eso hubiera sido vergonzoso y humillante -decía riendo mientras revolvía la cucharada de azúcar que agregó a su café.
***
He demorado, pero ya estamos en la última parte, ;u; apenas termine de editar la otra mitad de capítulo la estaré subiendo (y no, no tardaré casi un mes como esta vez ;A; será dentro de estos días)
Les adoro ❤️ y siendo andar tan lenta u.u
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