Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2: "La flor del pasado"

(Publicación de Rodrigo)

Evité tocar mi celular gran parte de la mañana. Hice lo necesario: contestar mensajes sobre reuniones futuras, avisar que no iba a sentarme frente a una cámara por hoy. Traté de mantenerme ocupado desde que me levanté; limpiando la casa, deambulando de acá para allá, acariciando a Barry.

Él parecía tener un sexto sentido para reconocer que no me encontraba en mi cien por ciento, ni siquiera en mi quince. Y ahí estaba, deslizándose entre mis piernas cada vez que daba un paso. Lo miré desde la cocina, con el hocico apoyado en sus patas, vigilándome como si entendiera que hoy algo no estaba bien.

Mi teléfono vibró en la mesa. El nombre del dueño de la casa apareció en la pantalla, iluminándola de golpe. Dudé un segundo antes de contestar, pero lo hice.

—Rodrigo, ¿cómo estás? —preguntó él, como si las formalidades pudieran aliviar lo que uno realmente sentía.

—Bien, todo bien. ¿Qué necesitas? —respondí, sin ganas de rodeos.

—Mirá, te llamo para avisarte que cerré la venta de la casa. Tenés un mes para desocuparla.

La frase quedó flotando en el aire como si el tiempo se hubiera detenido. Llevaba dos años viviendo ahí y, aunque sabía que este lugar no era mío, lo sentía como tal. O al menos, lo había sentido así hace unos meses. Ahora, solo veía paredes ajenas y una cama en la que ni siquiera quería acostarme.

—¿Un mes? —repetí, más para mí que para él, intentando asimilarlo.

—Sé que es poco tiempo, pero el comprador quiere entrar cuanto antes. Cualquier cosa que necesites, decime —dijo, con una voz tan lejana que me dieron ganas de reírme. ¿Qué podía ofrecerme? Nada, realmente.

Colgué después de un par de respuestas automáticas y me apoyé en la encimera, con la mirada fija en la ventana. Barry se levantó, se acercó y empujó mi pierna con la cabeza, como si pudiera leer mis pensamientos.

Un mes, repetí en mi cabeza, mientras él me miraba con esos ojos que parecían decir: Vas a estar bien, siempre lo estás.

Irónico, todo termina cuando debe hacerlo. Capaz era una señal para no arrepentirme de mis decisiones, incluso cuando sentía que ninguna parte de mi cuerpo funcionaba correctamente sin ella.

Regresé al sofá, y cubrí mi rostro con mis manos, solté un grito ahogado e intenté regularizar mi respiración, pero no podía. Nada estaba sucediendo como quería. Mi futuro ya no se veía igual a la última vez que lo imaginé.

No sé en qué momento aparecieron las lágrimas bajando por mi mejilla, mi garganta se había deshecho del nudo que habitaba en ella desde el día anterior, y de repente, me encontré extrañando a alguien que ya no existía.

Jazmín

Etapa 1: Atracción. La etapa inicial donde surge el interés romántico o físico.

"Me muero por creer que es posible. Seamos amigos. O la vida se sentirá aún más frío y el fantasma no podrá dormir"Fantasma de Gustavo Cerati.

"I am not the only traveler
who has not repaid his debt
I've been searching for a trail to follow again
take me back to the night we met"

Los fines de semana eran para ir de joda. Viernes a la noche significaba no volver a casa hasta el sábado a las seis, y después salir otra vez hasta el domingo, como si el tiempo no valiera nada. Todo sin ningún tipo de vergüenza: ojeras marcadas y dolores de cabeza que no se iban nunca, pero siempre con un vaso en una mano y un porro en la otra.

Está vez quise zafar. Más que nada porque tenía algo que hacer: un "trabajo", entre comillas. Trabajar, sí, pero en realidad era solo una excusa para ver a mi amor platónico. Algo que ni de cerca se sentía como laburo.

—Pajero —me dijeron Iván y Uni cuando se enteraron de lo que había logrado.

Y bueno, podía ser. Tenía veinte años y lo último que me importaba era parecer pajero. Además, vi una oportunidad y la tomé.

"And then I can tell myself
what the hell I'm supposed to do
and then I can tell myself
not to ride along with you"

Cuando digo vi una oportunidad, es que la creé yo. Reaccioné a una de sus primeras canciones en stream y comenté lo mucho que me había gustado. No pasó mucho tiempo hasta que el equipo de Jazmín me escribió para preguntar si quería colaborar con ella y ayudarla a impulsar su carrera fuera de Chile. Y ahí estaba, a un par de horas de conocerla.

De todas formas, los pibes lograron arrastrarme al auto.

—Es la Bresh, boludo, no te la podés perder —insistió Iván.

No me tuvo que rogar tanto. La verdad, no tenía muchas ganas de negarme.

"I had all
and then most
and then none of you
take me back to the night we met"

El ambiente en la zona VIP estaba a pleno. Las luces intermitentes, el ruido de los gritos, la música que hacía temblar el suelo. Saludé a algunos conocidos mientras avanzábamos entre la multitud, sintiendo el calor de los cuerpos apretados y el olor a perfume mezclado con alcohol.

De la nada, Uni se inclinó hacia mí y señaló con la cara —Che, primo, ¿esa no es Jaz?

"I don't know what I'm supposed to do
haunted by the ghost of you
oh, take me back to the night we met"

Ni siquiera tuve que buscar mucho. Ahí estaba, con el pelo lacio hasta la cintura, morocha, moviendo las caderas al ritmo de la música como si todos los ojos del lugar estuvieran pegados a ella. Tenía esa forma de bailar despreocupada y segura, sabiendo que el mundo giraba a su alrededor. La risa que lanzaba se escuchaba incluso a la distancia en la que yo estaba.

Sentí cómo algo en el pecho se apretaba. Nervios, adrenalina, no sabía bien qué era.

"When the night was full of terror
and your eyes were full of tears
when you had not touched me yet
oh! take me back to the night we met"

—No, que hija de puta —reí, negando con la cabeza mientras volvía a mirar a Uni—. ¿Es joda, boludo?

—No seas cagón y andá, pelotudito —dijo Iván, como si él fuera el primero en atreverse a hacer ese tipo de cosas, cuando en realidad era el menos canchero de los tres.

—Pará, amigo. Ni siquiera pensaba verla hoy —intenté defenderme, sintiendo que de alguna forma ella podía escucharme a pesar del bullicio que nos rodeaba.

Para calmarme, me fui directo a la barra y pedí un fernet. Volví al mismo lugar de antes, apoyándome contra la pared, con el vaso entre los dedos y el hielo derritiéndose. Cada tanto, mis ojos volvían hacia donde estaba ella, y más de una vez la vi desviar la mirada rápido, como si intentara que no me diera cuenta. ¿Me estaba observando?

La idea de acercarme daba vueltas en mi cabeza, quizá era el alcohol que comenzaba a hacer efecto en mi sistema.

"I had all
and then most
and then none of you
take me back to the night we met"

Me fui para allá con paso firme, tratando de no mostrar nervios. El grupo de amigas de Jazmín se quedó callado cuando me vieron, y el ambiente se puso pesado al instante.

No me la estaban haciendo fácil.

—¿Cómo andan? —saludé, a quienes conocía con un beso en la mejilla, y me detuve en la morocha—. ¿Y vos que hacés acá?

Ella levantó una ceja, analizándome antes de responder.

—¿Tenía que pedirte permiso para venir?

"I don't know what I'm supposed to do
haunted by the ghost of you
oh, take me back to the night we met"

Su tono no dejaba espacio para respuestas. Hablaba con una seguridad que solo ella podría tener, ese acento chileno que le daba un toque armónico a cada palabra. Decía lo que pensaba sin rodeos, sin importar lo que pudiera sonar o como me lo pudiera tomar.

Antes de que pudiera decir algo más, una de sus amigas intervino, aparentemente viendo una oportunidad para dejarnos solos.

—Y bueno, nosotras vamos a saludar. Si necesitás algo, sabes dónde encontrarnos.

Las miré alejarse y luego me volví hacia Jazmín, señalando hacia mis amigos —Todos garchan ahí, Spreen con Sara y Uni con Melanie.

Ella soltó una risa corta, sin filtro. Fue la primera vez que sentí que la cosa no estaba tan complicada. Verla en persona era otra historia. Esos ojos rasgados y esa sonrisa, con el pequeño espacio entre los dientes, la hacían destacar de una forma que no había visto antes.

—¿Y tú qué hací' acá? ¿Te contaron? —preguntó, apoyándose en la baranda que separaba la zona VIP del resto.

—¿Le dijiste a alguien que me contara? —respondí, sin dudarlo, inclinándome un poco hacia ella.

Aunque sabía que era mentira. Estaba claro que ni siquiera esperaba encontrármela acá.

Jazmín levantó una ceja, divertida —¿Siempre erí' así de chanta?

La pregunta me descolocó, pero no pude evitar encogerme de hombres —Puede ser.

Ella entrecerró los ojos, tratando de examinarme, como si quisiera saber cuál sería mi siguiente movimiento o como si estuviera probándome, midiendo cuánto podía soportar antes de que me pusiera nervioso.

Sus amigas nos observaban desde lejos, tal vez se querían asegurar de que nada saliera de control. Lo entendía. Jazmín, por su parte, parecía estar disfrutando de nuestra interacción.

—¿Y esto era parte del plan? —preguntó, ladeando la cabeza.

—¿Te hubiese gustado que lo planeara?

Su lengua rozó apenas sus labios, y sus ojos chocaron con los míos por primera vez en toda la noche. Vaciló un poco antes de contestarme —Igual, me alegra que te hayas acercado.

—¿Ah, sí?

Ella no respondió de inmediato, solo me miró como si estuviera evaluando cada palabra que había dicho. Finalmente, sus labios se curvaron en una sonrisa.

—Sí.

Esa última palabra quedó dando vueltas en mi cabeza. Había algo en ella que desarmaba cualquier idea que tuviera sobre cómo se suponía que iba a terminar la noche.

—Si querés, te puedo sacar a bailar —ofrecí, sonando casi despreocupado, sin interés en su respuesta.

—¿Sabí' que? Sí, bailemos.

La tomé de la mano y la llevé a la pista. La música estaba fuerte, pero todo lo demás desapareció por un rato. Movíamos nuestros cuerpos sin complicaciones, sin pensar demasiado. No era un show ni una actuación, solo dos personas bailando.

Estábamos cerca, el roce de las manos, el espacio entre nosotros más reducido. Jazmín no apartó los ojos de los míos.

Algo se sentía ahí, sin necesidad de palabras. No era romántico ni dramático, solo una conexión que estaba ahí, real y simple.

Todo lo demás se sentía lejos. No importaban los demás, ni el ruido, ni el lugar. Solo estábamos nosotros, moviéndonos al ritmo de algo que no se explicaba, algo que estaba presente sin decirlo.

Sacudí la cabeza, como si pudiera despejar esos pensamientos de la cabeza. Su presencia estaba en todas partes, un fantasma imposible de ignorar. No solo había sido mi casa, también era de ella. Nuestra. Pero pronto, no sería de ninguno de los dos.

Me limpié las lágrimas y agarré el celular para buscar casas. Ya no quería estar atado a un alquiler. Quería algo mío, un espacio real. Quería una casa donde pudiera empezar de cero, sin recuerdos ni cosas que me detuvieran. Un lugar donde pudiera acostarme sin el peso de extrañar un cuerpo que nunca más se acostaría a mi lado.

Deslizando fotos en la pantalla, miré habitaciones, patios y cocinas. No buscaba lujo, solo quería poder organizar mi vida sin tener que dar explicaciones a nadie. Un lugar donde pudiera hacer lo que quisiera, sin sentir que alguien más tuviera derecho a estar allí.

No quería más complicaciones, solo quería libertad y estabilidad. Una casa en un barrio privado, segura, con una puerta que nadie pudiera abrir sin mi permiso. Algo lo suficientemente grande para que todo tuviera su lugar, donde pudiera sentir que todo era realmente mío.

Y ahí estaba, la casa perfecta.

No perdí tiempo. Contacté al dueño y arreglé una fecha para verla.

Así es la vida: cerrar un ciclo para empezar otro. No sé qué viene después, pero algo me dice que es hora de cambiar el rumbo. No quiero seguir atrapado en lo que ya fue, ni perder tiempo pensando en lo que no volverá.

Quiero algo propio, algo real. Sin recuerdos pegados a las paredes, sin fantasmas que me frenen. Necesito volver a ver a mi familia, estabilidad, un futuro concreto. No quiero complicaciones ni vueltas atrás. Solo avanzar y encontrar mi espacio, algo que realmente me pertenezca.

Algo certero.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro