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Capítulo 2: Now you're back

«Días oscuros, noches caóticas

Trago profundo para poder escapar»

Paradigm — ATEEZ

Dejó la caja en el suelo, acomodando algunos de los peluches para hacer espacio sobre el estante. Sacó el primero que vio, un peluche agradable con apariencia de camaleón, y lo colocó en la parte de arriba junto a un oso. Luego escuchó la risa disimulada de Colette en su cajita electrónica —un celular, según la explicación de Barley— y le dedicó una mirada a su compañera por instinto. Ya habían pasado un par de días desde que había arrancado a trabajar en la tienda de regalos, pero la chica ni siquiera parecía interesada en hablarle, o conocerlo. Con suerte un saludo cuando llegaba y, luego de eso, nada.

Edgar era especialmente malo para socializar. Jamás lo hizo, y acercarse nuevamente a Colette era casi tan extraño como aterrador. Todavía podía sentir las emociones atracadas en su estómago. Los latidos acelerados de su corazón...

—Muchacho, no te quedes ahí. ¡Vamos, que las góndolas no se reponen solas! —apremió Griff, llamando su atención. Edgar volvió su vista a la caja casi repleta de peluches, observando el que mantenía aferrado a su mano con algo de frustración. 

No podía concentrarse correctamente, y se había ganado otro regaño por eso.

Griff se acercó a él.

—Cuando estés trabajando te necesito concentrado, tienes que hacer un esfuerzo o esto no funcionará. ¿Este era tu primer trabajo, verdad? —preguntó Griff y no le dio tiempo de contestar. Edgar gruñó en voz baja —. Estoy depositando mucha confianza aquí. Es tu primera semana —señaló la caja —, repone.

Griff apretó los labios y esbozó una sonrisa amistosa, palmeó su hombro y luego se fue directamente al pasillo en la parte trasera del local que daba acceso a la bodega y se encerró en su pequeña oficina. Edgar mantuvo sus ojos clavados en su pequeño jefe hasta que desapareció de su vista, apretando los puños y sintiendo el siseo amenazante de sus serpientes a ambos lados de su oído.

El día continuó.

No hubo caso de poder hablar con Colette. Estaba ahí pero a su vez... no estaba ahí. Fue extraño. Por primera vez en su vida, Colette había ignorado completamente su existencia. No fue como esas ocasiones donde ella estaba enojada y decidía ignorarlo por unas horas, simplemente no había comparación.

Tenderle su mano a una niña asustada cuando era Orochi, de ese modo, habría resultado mucho más sencillo, si lo pensaba.

Soltó un suspiro. 

El horario de trabajo pasó, y Edgar no fue capaz de entablar ninguna conversación decente con su compañera. Estaba realmente frustrado con toda esta nueva situación. Se pasó una mano por el cabello, mirando atentamente en dirección de sus serpientes; Jun'ha —la serpiente de color verde que se alojaba del lado derecho— pareció devolverle el gesto, solo que menos expresivo. Ren —la de color rosa— sacó la lengua y siseo como si tratara de comunicarle algo importante. Entre ambas serpientes, Ren solía ser la más comprensiva y calmada. Eran parte de Orochi, sí, pero algo opuestos entre los tres. Únicamente compartían... espacio, por así decirlo. 

Fue algo estúpido pensar que Colette lo amaría mágicamente otra vez de la noche a la mañana, demasiado absurdo, entonces no entendía por qué estaba decepcionado. Lo que sí sabía, es que odiaba que la chica lo ignorara de esa forma tan cruel, como si su existencia misma no existiera frente a ella. 

Caminó de un lado a otro en la amplia habitación del apartamento, sacudiendo su cabello hasta que estuvo completamente desordenado. Ese día no quiso frecuentar Barley's. Finalmente, se detuvo frente al espejo de cuerpo completo de la pared. Edgar se pasó la mano una vez más por el rostro, tirando de su cabello hacia atrás para que no le estorbara la vista y la magia que mantenía su identidad oculta se sacudió. Tomó aire.

Ahí estaba él, sin camuflaje, sin esa ropa humana. Se miró en el espejo y vio de vuelta aquella piel grisácea, sus ojos amarillos y su atuendo tradicional. Las serpientes sisearon y se envolvieron alrededor de su cuello, ahora completamente visibles y no como una simple ilusión, a gusto con la sensación de poder estirarse y moverse a su antojo sin la limitación de una absurda bufanda a rayas.

Era Orochi en todo su esplendor.  

—¿Por qué no puede recordarme? —le preguntó a sus serpientes, sin obtener una respuesta verdadera —, creí que nuestros destinos estaban conectados, dijo que iba a buscarme. ¿Es por mi apariencia nueva?

Ren se acercó a su mejilla y se frotó contra él. La sensación rasposa de las escamas contra su piel creó un sentimiento agradable dentro del corazón del demonio. Orochi sonrió en agradecimiento por el gesto de consuelo y apoyó una mano bajo la mandíbula de la serpiente, rascando las escamas con cariño. 

—Supongo que dentro de este apartamento no pasará nada si nos quedamos en esta forma por un rato, ¿verdad? —les dijo, recibiendo como respuesta un pequeño siseo por parte de ambas.

Esa tarde se acostó temprano en su habitación. No quería pensar demasiado en su día —o semana, a como iba— de trabajo. Orochi miró el techo en silencio, admirando las pequeñas, y casi imperceptibles, manchas de humedad que se iban formando con la llegada del verano a la ciudad. No era algo extraordinario, en realidad, debería llamar a alguien para que las limpie y pinte con alguno de esos líquidos humanos para darle otro color a los objetos antes de que se extiendan y dejen el techo negro de la humedad; sin embargo, sirvió para despejar su mente de otra manera y conciliar el sueño. 

Cerró los ojos y, pocos segundos después, Orochi cayó en la inconsciencia.

Usualmente, Orochi no soñaba. No debería y nunca lo hacía. Pero cuando abrió los ojos, no se encontró en su habitación de apartamento. Había árboles, tierra y pasto. Observó el cielo nocturno, plagado de millones de estrellas que no podrían verse de estar en la ciudad, y respiró hondo, queriendo apreciar la tranquilidad de aquel bosque tan familiar y desconocido para sus ojos. 

Tras bajar la vista nuevamente, su oído captó el murmullo lejano de una voz, una voz que parecía llamarlo. Orochi siguió las palabras nublosas de aquella voz hasta que salió del interior del bosque, admirando un pequeño pueblo que se extendía por el territorio con kilómetros de cultivos, cabañas y algunos establos. Inclinó la cabeza cuando el lugar permaneció en silencio y la voz volvió a susurrarle como si tuviera la persona al lado suyo.

 Orochi...

Orochi expandió los ojos como si hubiera visto la cabellera blanca de Colette por el rabillo y volteó con rapidez la cabeza, pero no había nadie. 

—¿Colette? —murmuró. Nadie le contestó.

Orochi, tú... tú me dejaste morir...

—¡No es cierto! ¡Eso no es-! —Orochi volvió su vista a la aldea y sus palabras se atascaron en su garganta cuando la vista, antes pacífica, se transformó rápidamente en fuego y destrucción. Un sentimiento amargo lo atacó, como si tuviera un puñal en el pecho que retorciera la herida aún abierta. 

Corrió tan rápido como su piernas le permitieron hasta la entrada, envuelto en todo el caos y los gritos de la gente, los soldados franceses y la masacre. Su respiración se volvió errática tratando de buscar a una persona. 

Colette. Necesitaba encontrar a Colette.

El humo le quemó los pulmones y sus piernas no respondieron a las órdenes de su cerebro. Estaba desesperado y ansioso. El fuego le nubló la mayor parte de la vista. La tierra se volvió roja a sus pies y su corazón se oprimió como si le hubieran atravesado el pecho y apretaran el órgano con fuerza. Al mirarse las manos, las encontró manchadas de sangre.

Despertó.

Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas. Se pasó una mano por la frente, haciendo una mueca con los labios al sentir el sudor, no solo en su frente, sino también recorriendo su espalda. Jun'ha lo miró en la oscuridad con sus ojos brillantes, siseando con cuidado. El reloj marcaba las 02:24 de la mañana. Soltó un suspiro, tratando de relajarse, pero solo consiguió revivir las imágenes en su cabeza. Ren se enroscó en su costado izquierdo y acercó la cabeza como si deseara comprobar su estado y brindar consuelo. 

—Estoy bien —dijo y lo repitió un par de veces hasta creerlo —, solo fue un mal sueño...

Solo era eso, un mal sueño. Nada más.

Pero el sueño se repetía una y otra vez en su cabeza, y de pronto ya no se sintió simplemente como uno.

Se levantó de la cama.

—Necesito tomar aire.

Orochi encendió la luz de la cómoda y se paró frente al mismo espejo en el cual se había visto la tarde del día anterior. Se acomodó un poco el cabello en el rostro y volvió a aplicar la magia que empleaba para camuflarse. Era Edgar otra vez.

Salió sin tomar otra cosa que no fueran las llaves del apartamento y el frío de la noche le golpeó el rostro cuando se paró en la acera frente al edificio, luego comenzó a caminar sin un verdadero rumbo con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.  El frío y la noche lo ayudaron a despejar la mente de otra forma en la que podía dejar de pensar en aquel sueño tan aterrador.

Mientras vagaba por las calles poco transitadas de Seattle, Edgar pechó con otro sujeto. Frunció las cejas y volteó con la mandíbula apretada.

—Fíjate por dónde caminas —escupió sin tacto, pero el sujeto lo ignoró.

Las serpientes alrededor de su cuello sisearon tras él, mirando la espalda del extraño hasta que se perdió en una esquina. Edgar igualmente lo miró, sacudiendo la cabeza cuando un aroma desconocido arribó a sus fosas nasales, decidido a ignorarlo gracias a la cantidad de olores que rodeaban la ciudad continuamente, además del fuerte y asqueroso aroma a alcohol y drogas que perseguía al sujeto cuando chocaron.

¿Qué le pasaba a la gente hoy en día?

Hey, qué tal la cuentan??

yo ando algo cansada por la hora, pero finalmente encontré las palabras e inspiración para acabar el capítulo. Hay muchas cosas y pequeñas subtramas que se me fueron ocurriendo en estas semanas desde que publiqué el primer capítulo, asíq espero que les gusten las ideas que mi cabeza suele maquinar cuando está aburrida (si, tal vez tenga que ajustar un poco las advertencias a esta historia en la mañana). Pero nada, ojalá hayan disfrutado de esta pequeña lectura, a lo mucho 1650 palabras y no estaremos viendo para los próximos capítulos.

Ah, si! Las curiosidades.

1- Probablemente alguno lo note cuando lo publique, pero decidí cambiar los nombres a los capítulos. Al inicio el primero era Capítulo 0: Preface y este sería el capítulo 1, pero decidí cambiarlo para que Destiny quedara como el prefacio de la historia y aquí poder arrancar la historia "extendida".

2- Los peluches de camaleón y el oso al inicio del capítulo son una sutil referencia a Leon y Nita, por si alguno no se dio cuenta. I don't know bro.

3- Decidí ponerle nombres a las serpientes (algo no previsto hasta hace un par de días) por temas de comodidad con la narración, así al menos es mejor diferenciar a ambas sin repetir tanto las palabras dentro de los mismos párrafos.

Al ser Orochi una criatura de la mitología japonesa, quise que las serpientes tuvieran nombres de esta cultura con un significado simple y bastante literal a sus aspectos. Para los japoneses, generalizando un poco algunos casos, parece ser importante encontrar los nombres adecuados al significado, llegando a crear nuevos con la combinación de kanjis (véanse los nombres de los pj de Boku no Hero Academia). 

De este modo, decidí hacer lo mismo con los míos. 

• Para la serpiente verde opté por la combinación del kanji Jun que significa puro y Ha, hoja (si quisieran traducirlo sería algo así como hoja pura).

• Por otro lado Ren, la serpiente rosa, significa literalmente loto. Esto porque la flor de loto es muy común en Japón y porque si buscan en internet las imágenes verán que los lotos son de color rosa. Representa cualidades como el amor y la compasión, algo que usé para plantear la personalidad de esta serpiente.

Y pues nada. La vdd si podría decir un par de cosas más, pero también me gustaría que ustedes las descubrieran en los próximos capítulos, pues se vienen un par de cuantas cosas interesantes y estoy algo ansiosa por escribirlas (me dejé el planteamiento general en uno de los borradores para no perder la idea xd).

Un saludo enorme a todos y mil gracias por leer!! —Kirishi365

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