doce
Harry se despertó con un olor agradable y maravilloso.
No, no olía a tortitas o a bacón frito. No eran sus sábanas recién cambiadas o un ambientador nuevo.
Era un olor almizclado pero dulce que Harry quería respirar para siempre. Tenía los ojos cerrados, así que no sabía qué era, pero por alguna razón el rico aroma hizo que las mariposas revolotearan en su estómago.
No sabía de dónde venía hasta que sintió que su cuerpo se movía, y de repente se dio cuenta del calor que le estaba rodeando.
Sintió que sus pestañas revoloteaban, dándole un pequeño destello de luz brillante que presionó con dureza contra sus párpados.
"¿Harry?"
La voz era dulce y suave como la miel, una melodía. Harry sintió que sus labios se convertían en una pequeña sonrisa, una sonrisa que hizo reír a la persona que le estaba agarrando.
"Harry, abre los ojos"
Harry vacilante se permitió abrir los ojos, mirando las tejas del techo antes de ver un azul brillante.
"Louis" susurró, antes de mirar su brazo y ver que el chico mayor estaba agarrando sus dedos, frotando suavemente su pulgar sobre la parte superior de la mano de Harry "¿Dónde estoy?"
Podía sentir las lágrimas secas en sus mejillas, el dolor de sus ojos y la sensación de vacío en su estómago.
Louis le dio una mirada triste, un ceño prominente en su rostro preocupado.
"Oh" Harry respondió con complicidad, asintiendo con la cabeza. No se acordaba, pero por la forma en la que se sentía y la expresión del rostro de Louis le dijeron que había tenido uno de sus episodios.
Y luego se sonrojó, sus mejillas ardieron cuando apartó los ojos de Louis.
"Harry, ¿estás bien?"
"Sí, sí, estoy bien" murmuró el chico de pelo rizado, levantándose de los brazos de Louis, y el chico mayor aflojó su agarre a su alrededor.
"Entonces, ¿quieres que nos vayamos de la escuela ya? No quiero estar aquí más de lo necesario"
Harry asintió, sus ojos se agrandaron cuando Louis se puso de pie y luego se inclinó para agarrar sus manos.
"Vamos, rizado"
Caminaron por el pasillo en silencio, excepto por el sonido de la respiración de los chicos.
Harry finalmente rompió el silencio, sorprendentemente.
"Louis"
"¿Sí?"
"¿Cómo has sabido cómo manejarme?"
"No estaba manejándote. Me encanta abrazarte"
Harry se giró para mirar a Louis, que ahora estaba sonrojado y se estaba mordiendo el labio como si hubiera dicho demasiado.
"Simplemente lo he adivinado. He pensado que, si te quedabas dormido, cuando te despertaras no estarías tan triste"
El chico más joven asintió, lamiendo sus labios mientras llegaban al aparcamiento.
"Zayn me suele llevar a casa, pero ya se ha ido" dijo Harry en voz baja. Se sintió un poco herido porque Zayn ni siquiera había ido a buscarle, aunque había estado ausente por unas dos horas.
Se estremeció un poco cuando Louis le rodeó el hombro con el brazo suavemente.
"Yo te llevo a casa. No te preocupes"
Caminaron silenciosamente hacia el pequeño coche de Louis, Harry intentando acordarse de lo que había pasado antes de que se derrumbara y preguntándose qué estaría pensando Louis.
"El libro" finalmente se susurró a sí mismo, y esperaba que Louis no le hubiera escuchado.
Pero debió haberlo hecho, porque respondió.
"Es sobre mí y-
Louis se calló, abriendo la puerta del coche para él, y Harry le sonrió tímidamente antes de subir al asiento del copiloto.
"¿Y qué?"
Louis se dejó caer en el asiento del conductor y giró la llave, esperando hasta que el coche cobró vida antes de hablar.
"Y no te lo voy a decir. No tienes que saberlo todo, Harold"
La palabra Harold siempre hacía que el corazón de Harry se acelerara y convirtiera su boca en una sonrisa con hoyuelos.
Sintió una presión en su brazo, y miró hacia abajo para ver a Louis tocándole justo donde terminaba su manga y empezaba su piel pálida.
"¿Por qué estás sonriendo?" la sonrisa de Louis gritó afectuosa, una mirada perfecta, impecable.
"Por nada"
Y ese fue el final.
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Harry llegó a casa a las siete en punto, con los brazos alrededor de sí mismo y una sonrisa tonta en el rostro.
Sorprendentemente, su madre estaba en casa, y le dio una sonrisa exhausta cuando saludó a Harry con un abrazo.
"Hola bebé" suspiró "En realidad no he hablado contigo en una eternidad"
Harry enterró su rostro en el hombro de Anne. Todavía podía oler el mismo olor que cuando era pequeño, flores y dulzura y miel. Pero ahora estaba mezclado con los olores de la gasolinera, como humo y donuts. No le gustaba mucho, era diferente.
"¿Cómo has estado, cariño?" Anne sacudió ligeramente a Harry antes de retroceder y sujetar a Harry con el brazo extendido.
"He tenido uno de mis episodios hoy"
Los ojos de Anne se agrandaron.
"¿Estás tomando tu medicina?"
Harry negó con la cabeza.
"Hace mucho que no vas a por mí receta. Probablemente, ¿ocho meses?"
Su madre soltó un grito ahogado y Harry se sorprendió al ver que le temblaban los labios y se le llenaban los ojos de lágrimas.
"Harry, he estado trabajando tan duro que te he estado ignorando"
Harry se encontró llorando con ella.
Echaba de menos a su madre, le echaba mucho de menos. Todos los días que volvía a casa estaba solo. Su hermana estaba en la universidad y era la única hermana que tenía.
"¿Estás bien, Harry? ¿estás bien?"
Harry asintió y se mordió el labio. Él estaba bien.
"Siento que algo ha cambiado"
Él asintió.
"Louis"
"Háblame de él"
Anne extendió la mano y puso su mano sobre el hombro de su hijo, llevándole fuera de la entrada y hacia la sala de estar, donde se sentaron en el sofá.
Harry se sonrojó, miró hacia sus converse negras y cerró los ojos por un segundo.
"Es perfecto" susurró, pero luego negó con la cabeza "No, no, no es perfecto. En realidad, es lo opuesto a perfecto. Pero eso es lo que amo de él"
Los ojos de Anne se abrieron y Harry se tapó la boca.
¿Amor?
¿Eso era amor?
Habían sido dos besos compartidos y conversaciones vacilantes donde Harry se encontraba ruborizado, ¿eso era amor?
Habían sido las llamadas telefónicas nocturnas en las que Harry lloraba y Louis estaba molesto, las llamadas telefónicas de las que se abstuvieron a hablar o reconocer, ¿eso era amor?
Fue entonces cuando Harry se dio cuenta de que su madre estaba hablando, pero estaba muy confundido y no sabía qué hacer.
"¿Te hace feliz? ¿te hace sonreír?"
Harry le miró, sus ojos cansados pero amorosos.
"Me ha abrazado" hizo una pausa "Hasta que me he quedado dormido"
Harry, que tenía asperger, no era muy bueno para leer a la gente, pero la tristeza era clara en el rostro de su madre.
"Mamá, ¿qué pasa?"
"Debe ser muy difícil para ti"
El chico rizado no sabía qué decir, así que se puso de pie y caminó hacia la cocina, sacando un paquete de macarrones del armario. Era lo que cenaba todas las noches, aunque se cansara de ello.
Prácticamente podía sentir a su madre de pie detrás de él, y se dio la vuelta.
"¿Qué?" preguntó, secándose una lágrima de su ojo y esperando que ella no la viera.
"Tengo que irme a trabajar en dos horas, ¿puedes prepararme un poco de eso?"
Asintió, echando los macarrones en un recipiente con agua antes de colocarlos con cuidado en el microondas.
"Gracias"
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Y cuando Harry finalmente estuvo acurrucado en su cama exactamente a las nueve en punto, sonó su teléfono.
Lentamente se acercó y lo cogió de su mesita de noche, mirando la imagen de la sonrisa de Louis en el identificador de llamadas antes de acercárselo a la oreja.
"¿Hola?" dijo lentamente, conteniendo un bostezo.
Escuchó a Louis aclararse la garganta por el teléfono, un sonido que generalmente era raro pero que sonaba precioso cuando venía del chico de ojos azules.
"Hola Harry"
"Hola"
"Hola"
Entonces los dos empezaron a reírse, y en realidad era sobre todo Harry enterrando su rostro en una almohada y riendo mientras Louis se reía entre dientes.
"¿Cómo estás Harry?" Louis finalmente exhaló, con esa voz ronca y cansada que hizo que Harry se retorciera.
"Estoy bien" dijo Harry en voz baja, ajustando su almohada para poder sentarse contra la cabecera "¿Has estado escribiendo en tu libro?"
Esperaba que no sonara demasiado obvio.
"Uh, sí, ¿cómo lo has sabido?"
Harry sonrió.
"No lo sabía"
"Oh"
Y luego Louis empezó a contarle lo que había cenado, lo que llevó a una conversación sobre macarrones con queso, lo que llevó a los almuerzos escolares, lo que llevó al instituto.
Y Harry se estuvo muriendo de risa durante toda la llamada telefónica, especialmente cuando Louis se quejaba de las animadoras.
Louis era increíblemente divertido y no había dicho nada malo en todo el tiempo.
Cuando finalmente colgaron, era la una de la mañana.
Y a Harry no le importaba que fuera en contra de su rutina nocturna.
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