dieciséis
No fue hasta que Harry entró a trompicones en su casa cuando se dio cuenta de su error.
Sí, había sido maravilloso. Después de bajarse de la montaña rusa, cada uno se comió un pedazo de pizza y un helado.
Y cuando finalmente llegaron a casa, agotados, por todo un día escolar y un viaje al parque de atracciones, pero emocionados al mismo tiempo, Louis pasó sus dedos por los rizos desordenados de Harry y sonrió suavemente. Luego empujó su frente contra la de Harry por un momento antes de presionar sus labios suavemente.
"Adiós, Harold" susurró Louis "Mi tranquilo, tímido y rizado Harry"
Y todo lo que Harry pudo hacer fue asentir y sonrojarse, y prácticamente se había caído por la puerta principal después de que Louis le besara una vez más.
Fue cuando finalmente pudo respirar de nuevo y Louis se había ido cuando recordó su problema.
Louis ahora tenía que cumplir su promesa, y a Harry se le había olvidado decírselo.
Por supuesto que se le había olvidado.
Siempre que Harry estaba con Louis, su mente se nublaba con mariposas y corazones y se sentía muy enamorado, la mitad de sus palabras no tenían sentido, por lo que a Harry no le sorprendía haberse olvidado de decirle a Louis que tenía que empezar a tomar su medicación. Louis le había vuelto a gritar en el coche y le había dolido. Pero Harry, siendo Harry, lo había dejado pasar.
Así que dejó escapar un gemido y se pasó la mano por los rizos que Louis había estado tocando antes de pasar por la cocina y entrar en su habitación.
Estaba impecable, como siempre, y su cama parecía increíblemente perfecta. Le temblaban las piernas de tanto andar y le palpitaba la cabeza por toda la nueva información que había procesado en un día.
Así que se dejó caer sobre el suave colchón y cerró los ojos, escuchando el sonido relajante del ventilador de techo girando y el zumbido del aire acondicionado.
Su madre había escrito una nota en el frigorífico de que estaría fuera hasta las once de la noche, así que Harry tenía la casa para él solo.
Saltó cuando sonó su teléfono, sacándolo del bolsillo y acercándoselo al oído.
"¿Hola?"
"Hola Harry"
"Hola Zayn" suspiró el chico de pelo rizado, intentando contener un bostezo mientras se apoyaba en la cabecera de su cama.
"¿Estás ocupado el viernes?"
"Voy a casa de Niall" dijo Harry, confundido.
"Oh" Zayn hizo una pausa "¿Te importaría si no vamos?"
Harry se encogió de hombros antes de darse cuenta de que Zayn no podía verle.
"¿A Niall le importa?"
"Va a salir con Louis, Jay y Bobby. Parece ser que a Bobby le han ascendido y van a hacer una cena de celebración"
"Oh"
"Sí. Así que me preguntaba si querías pasar el rato. Ir a jugar a los bolos o algo. Perrie viene"
Harry amaba a Zayn, pero estar de sujeta velas no sonaba divertido.
"No. Podéis ir Perrie y tú solos" Harry bostezó, con los ojos entrecerrados mientras se relajaba más en la almohada.
"¿Estás seguro? ¿quieres quedarte solo en casa?"
"Sí, está bien" suspiró "Nos vemos mañana, Zayn"
"Adiós H. Suenas cansado, vete a dormir"
Todo lo que Harry pudo hacer fue asentir y colgar, enchufar su teléfono en el cargador y quitarse la ropa, doblarla y guardarla antes de acurrucarse debajo de sus mantas.
Unos minutos más tarde, estaba durmiendo, con Louis Tomlinson en su mente.
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La espera hasta el viernes fue insoportablemente lenta. Louis no le hablaba, solo a veces le daba una pequeña sonrisa cuando se cruzaban por el pasillo o alborotaba sus rizos cuando se veían en el almuerzo.
No fue hasta el viernes que Harry reunió el valor suficiente para recordarle a Louis lo que prometió cuando fueron a jugar al minigolf.
Era la hora del almuerzo, y Harry se sentó a regañadientes junto a Louis, sosteniendo su comida y refresco. Su pelo seguía cayendo sobre sus ojos, como si le recordara que necesitaba un corte de pelo pronto. Louis miró sorprendido al chico más joven, sin embargo, movió un poco su almuerzo para que Harry pudiera dejar el suyo. Los dos se quedaron callados por unos segundos, antes de que Louis hablara.
"Hola" y miró a Harry a los ojos con sus brillantes ojos azules y le dio la sonrisa del sol y envolvió un pequeño brazo alrededor de la delgada cintura de Harry.
"Hola" susurró Harry.
Louis apretó su agarre, causando que los fuegos artificiales estallaran en el estómago de Harry. Parpadeó rápidamente y desenvolvió su sándwich de mantequilla y mermelada, comiendo un pequeño bocado y masticando en silencio.
"¿Por qué has decidido sentarte a mi lado hoy, Harold? No es que me importe, solo estoy preguntando"
Harry echó un vistazo a la mesa. Allí estaban todos los chicos populares sentados, demasiado atrapados en sus propias conversaciones como para escuchar a los dos chicos, por lo que Harry estaba agradecido.
"Quería asegurarme de que cumplieras tu promesa" dijo Harry en voz baja, escuchando el pop y el siseo mientras abría su refresco.
Louis pareció un poco confundido por un momento, antes de que la comprensión se apoderara de sus rasgos y frunció el ceño.
"¿Te hice daño?" no parecía enfadado, solo un poco triste y asustado.
Harry no quería hablar, le temblaban las manos y tuvo que dejar el refresco para que no se derramara por todas partes.
"Me gritaste en el coche" susurró, midiendo la reacción de Louis.
"Oh" suspiró Louis, poniendo su cabeza entre sus manos antes de extender los dedos y mirar a Louis "Lo siento"
El chico más joven asintió con nerviosismo, esperando que Louis no se enfadara demasiado con él.
"Tienes que tomar tu medicación ahora. Me lo prometiste"
Los ojos del chico de Doncaster se agrandaron y Harry se estremeció cuando apretó su cintura increíblemente fuerte.
"Ay, eso duele" gimió, mirando los nudillos de Louis que se volvían blancos desde donde estaban envueltos alrededor de su cadera.
Pero Louis no le soltó, solo apretó más y más fuerte hasta que Harry apenas podía respirar y estaba encogiéndose de dolor y rogando que Louis parase.
"Louis, para" suspiró Harry, las lágrimas se acumularon en sus ojos "Por favor para, duele" Louis giró la cabeza para mirar al chico más joven y Harry cerró los ojos mientras unas gotas rodaban por sus mejillas.
Louis finalmente soltó su agarre y Harry se levantó de la silla, agarró su comida y la tiró a la basura.
"Harry, oh dios mío, lo siento mucho" susurró Louis, extendiendo su mano hacia el chico que lloraba "Harry, te he hecho daño otra vez, dios, ¿qué me pasa?" gimió, pasando una mano por su pelo, y Harry se quedó de pie junto a la mesa, sintiendo las miradas fijas en él.
"Soy un desastre, no te merezco, por favor, lo siento mucho" lloró Louis, y luego comenzó a apretarse las muñecas con los pulgares.
Los ojos de Harry se agrandaron y miró más de cerca para ver los muchos brazaletes en las muñecas de Louis, y luego una marca roja debajo. Donde Louis se había cortado.
"¡Louis, para!" Harry gritó, su corazón latía de dolor mientras Louis seguía presionando sus cortes, las lágrimas aparecían en sus ojos y sus labios temblaban. Harry vio como Liam se levantaba de la mesa, estaba sentado en el extremo hablando con un grupo de chicas cuyos nombres Harry no conocía.
"Louis, Louis, Louis para. Louis para. Louis para. Louis para" repitió Harry, volviendo a sentarse e intentando quitar las manos de Louis de las muñecas.
"Harry, vete"
Harry no hizo caso, a pesar de que su mente le estaba gritando que hiciera lo que le decían porque eso era lo que siempre hacía.
"Harry, yo me encargo de esto" Harry levantó la cabeza para ver a Liam de pie allí, con una mirada preocupada y triste en su rostro "Solo ve a hablar con Zayn. Puedo con esto"
"No, se está haciendo daño. Haz que pare" Harry se quedó sin aliento mientras luchaba por no llorar demasiado, y cerró los ojos con fuerza porque no le gustaba esto.
"Está bien Harry. Voy a hacer que pare" Liam consoló, y Harry vio como Liam se inclinaba y susurraba algo en el oído de Louis, y luego se acercó y separó las manos de Louis como si nada.
Y luego unas manos se envolvieron alrededor de Harry, alejándole de Louis y Liam, y no gritó porque quería irse, no quería ver eso.
"Ven aquí, ven conmigo" dijo Zayn en voz baja, y Harry le siguió a su mesa, donde se sentó aturdido.
Después de unos minutos, cuando la conmoción se calmó y todos volvieron a comer, Harry finalmente se permitió mirar a Louis.
Estaba sentado allí, mirando al frente mientras Liam le hablaba. Sus ojos estaban enrojecidos, y las otras personas en su mesa le estaban mirando con curiosidad.
Harry todavía podía ver los feos cortes rojos en las muñecas de Louis.
"¿Harry?" preguntó Zayn vacilante, después de beber un sorbo de su botella de agua.
"Si Louis se hace daño, eso también me hace daño a mí" susurró Harry, secándose las lágrimas que aún no habían salido "Quiero que pare"
"Sé que lo quieres" dijo Zayn gentilmente, extendiendo la mano por encima de la mesa y colocando su cálida mano sobre la de Harry "Lo va a hacer"
"No lo sabes"
Zayn no respondió, y los dos se sentaron allí en silencio, y el estómago de Harry gruñó porque había tirado su almuerzo, pero estaba bien. Porque si Louis no se sentía bien, si Louis no estaba feliz, él tampoco lo estaba.
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Zayn y Perrie se sentaron en los asientos de delante cuando llevaron a Harry a casa, y Zayn parecía muy preocupado cuando dejó en casa al chico de pelo rizado.
"Ten cuidado, Harry" le dijo Zayn mientras Harry caminaba silenciosamente hacia su tranquila casa. Podía ver que su madre estaba en casa porque su bolso estaba sobre la mesa y las luces encendidas en la cocina.
Echaba de menos a su madre y le quería, pero en ese momento apenas podía hablar.
Así que simplemente se sentó en el sofá de la sala, encendió la televisión y hojeó los canales. No había nada bueno, pero eso no importaba. De todos modos, estaba demasiado triste para prestar atención al programa. Por lo que se limitó a mirar débilmente dibujos animados mientras millones de pensamientos pasaban por su mente.
Este era el primer viernes por la noche desde que conoció a Zayn y Niall que pasaba la noche solo, y no era divertido. Podía escuchar a su madre en la cocina hablando por teléfono y las voces fuertes de los personajes de dibujos animados en la televisión, pero aún se sentía como si estuviera en silencio.
Fue cuando repasó mentalmente la escena del comedor por enésima vez que finalmente se levantó del sofá y caminó en silencio hacia su habitación. Había un baño adjunto, donde se metió inmediatamente.
Lo único que tenía en su mente cuando rompió su cuchilla de afeitarse en el lavabo del baño y cogió una de las hojas afiladas, era la muñeca de Louis, escondida por brazaletes.
Y justo cuando había puesto vacilante el filo de la hoja en su muñeca pálida y limpia, escuchó una voz que venía del pasillo.
"Harry, ¡estoy en casa!"
Dejó caer la hoja, sus ojos se agrandaron por el miedo y sus manos empezaron a temblar.
"Gemma" susurró.
Pateó la hoja para que quedara escondida detrás del inodoro, y dejó que sus piernas temblorosas le llevaran a donde estaba Gemma en su habitación, dejando caer su maleta en su cama.
"Hola Gemma" dijo en voz baja desde su puerta con una suave sonrisa, sus manos colgando torpemente a los costados. Esperaba que ella no notara sus ojos llorosos.
"¡Harry!" se dio la vuelta con una brillante y preciosa sonrisa, y le recordó a Harry cuánto le echaba de menos.
Y cuando corrió hacia él y tiró de él para darle un cálido y fuerte abrazo, Harry no pudo evitar estallar en lágrimas.
"Harry, cariño, ¿qué pasa?" Gemma se apartó y miró a Harry, que se ahogaba con las lágrimas. Los abrazos eran lo peor cuando estaba triste.
"Te he echado de menos" dijo Harry. No estaba mintiendo. La echaba de menos, y esa era parte de la razón por la que lloraba. La otra parte era Louis, pero no iba a decirle eso.
"Oh, Harry, yo también te he echado de menos. Mamá llamó hace una semana y me preguntó si podía venir este fin de semana, y le dije que por supuesto, ¡quería verte! ¿cómo estás?"
Harry simplemente se encogió de hombros, sorbiendo e intentando dejar de llorar.
"Bueno, hablaremos de ello durante la cena. Vamos a cenar, solo tú y yo"
"¿Y mamá?" Harry se encogió cuando su voz se quebró.
"Entra a trabajar en una hora" Gemma hizo una pausa "¿Está trabajando demasiado?"
Harry asintió, mordiéndose el labio y deseando que su madre pudiera estar en casa más tiempo.
"Bueno, voy a tener una charla con ella. Ahora prepárate"
Harry estaba a punto de decir que estaba listo, cuando miró su ropa. No estaba muy bien vestido. Pantalones de chándal grises, una camiseta holgada de fútbol que le había robado a Niall y sus converse negras.
Así que solo asintió y caminó penosamente hasta su habitación, con la muñeca ardiendo por donde la navaja casi le había cortado.
Y ver la cuchilla allí, detrás del inodoro, fue tentador, pero la ignoró mientras se pasaba un cepillo por los rizos y se cepillaba los dientes.
Decidió usar una camiseta blanca con una camisa de cuadros azul encima y jeans ajustados negros, con su par de botas que ya se estaban desgastando.
Y cuando salió, los ojos de Gemma se agrandaron.
"¡Estás diferente! ¿Siempre te vistes así?"
Harry se encogió de hombros.
"A veces" murmuró, y ella le sonrió.
"Vamos"
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Gemma le llevó a Olive Garden, ya que sabía que era el restaurante favorito de Harry.
"¿Cuándo has ganado tanto dinero Gem?" Harry bromeó, y ella puso los ojos en blanco.
"Soy la mejor camarera donde vivo. La gente me da propinas todo el tiempo" se rió.
Gemma tenía tres trabajos, lo que demostraba lo duro que estaba trabajando para pagarse la universidad. Su madre le estaba ayudando, pero ella pagaba la mayor parte.
El camarero les sentó en una mesa y Harry pidió agua porque no quería que Gemma pagara su refresco.
Gemma también pidió agua, y después de que llegaron sus bebidas y decidieron qué iban a comer, Gemma finalmente empezó una conversación.
"¿Cómo te va en el instituto?"
"Bien" Harry susurró "Me gusta alguien"
Estaba sorprendido de que ya le estuviera diciendo esto, pero ella siempre solía hablar con él cuando eran pequeños sobre los enamoramientos que tenía, así que sabía que no se iba a burlar de él.
Y después de que terminaron de hablar sobre lo perfecto y divertido que era Louis, pasaron a lo difícil.
Harry era muy reacio a decirle que tenía un trastorno límite de la personalidad, pero lo hizo. Y Gemma siguió haciendo preguntas, y se sentía bien que alguien realmente se preocupara lo suficiente como para escuchar sus problemas.
Su conversación se detuvo cuando llegaron los espaguetis de Harry y los raviolis de Gemma.
Y cuando el camarero se fue, Gemma empezó a despotricar sobre lo que Harry debería hacer, y Harry solo escuchó a medias porque lo que ella decía era exactamente lo que había estado pensando, pero estaba demasiado triste para pensar en ello mucho más.
Cuando Gemma terminó, Harry decidió cambiar la conversación hacia ella y ella empezó a hablar sobre la universidad y su nuevo novio. Harry se comió sus espaguetis y escuchó su voz porque le echaba mucho de menos.
Pero no importaba cuanto hablara Gemma de sí misma, Harry no podía dejar de pensar en Louis.
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