cuarenta y tres
"Tienes que unirte a un club. Es tu último año, quedará bien en tu solicitud para la universidad" Zayn le dio un codazo en el hombro a Harry, señalando la pared de folletos y las hojas de inscripción frente a ellos. Niall asintió con la cabeza, le dio una palmada en la espalda a Harry y se rió mientras otros a su alrededor bromeaban sobre unirse a Glee o la banda.
Harry personalmente pensaba que los miembros de la banda eran geniales, pero decidió no hablar.
"No creo que me guste ninguno de estos" dijo Harry con sinceridad, metiendo una mano en el bolsillo de sus pantalones ajustados y con la otra agarró su termo de té "No soy bueno para los deportes y no puedo apuntarme a teatro"
Harry quiso llorar al pensarlo. Era bueno en el teatro, era un éxito en el escenario y cantaba con todo su corazón. Pero no, nunca iba a volver.
"Puedes apuntarte a waterpolo conmigo" dijo Zayn con suerte "No es tan difícil, te lo juro ¡Es muy divertido!"
"¿Sabes cómo se juega al voleibol?" Niall preguntó. Harry asintió, mirándoles a los dos con el ceño fruncido "Es igual, excepto que en el agua ¡Y eres alto, así que funcionará perfectamente!"
Zayn estaba prácticamente saltando.
"Sí, sí tienes que venir conmigo durante las extraescolares. Al menos pruébalo, y si no te gusta puedes desapuntarte. Sabes nadar, ¿verdad?"
Harry asintió con la cabeza.
"Bueno, yo, personalmente, me voy a apuntar a fútbol"
Zayn puso los ojos en blanco.
"Estoy muy sorprendido, Niall"
Niall le dio un puñetazo en el hombro, riendo.
"Al menos no nado como un perdedor" cuando Harry le dio una mirada preocupada, Niall aclaró "Es broma. Creo que es genial"
"Vale" Harry susurró, girando el brazalete alrededor de su muñeca "Vale, me lo voy a pensar"
Zayn sonrió, una sonrisa orgullosa.
"Harry, estoy muy contento de que te sientas mejor. Pensaba que nunca ibas a volver" susurró, inclinando su cabeza hacia arriba para que sus labios estuvieran cerca de la oreja de Harry "Creo que hiciste lo correcto diciéndole que se fuera" se echó hacia atrás, volviendo su voz a la normalidad "Aunque echo de menos a Li"
"Yo también, ¿cuándo va a volver? Tenemos que jugar un poco al FIFA, solía ser el único contra el que tenía que enfrentarme"
"¡Oye!" Zayn se defendió, haciendo una mueca, y Harry hizo todo lo posible por sonreír, para hacerles pensar que, de hecho, estaba bien.
Cuando su intento falló, y sus labios estaban temblorosos y sintió ganas de llorar, se llevó el termo a los labios, sintiendo el té caliente deslizarse por su garganta y se lamió los labios. Tenía la garganta cerrada y le dolía el pecho. Era un sentimiento normal, lo único que sentía cuando no estaba completamente adormecido.
Zayn y Niall estaban en medio de una conversación cuando sonó la campana, marcando la primera clase. Harry comprobó su agenda muy rápido, no había tenido la oportunidad de hacerlo antes porque estaba demasiado ocupado preparándose para el primer día de clases. Su madre solía ayudarle y le preparaba su desayuno favorito. Pero hoy se había quedado dormida, lo que no era un hecho inusual.
Tenía psicología, que en realidad le interesaba bastante. Podía relacionarse, lo cual era útil.
Así que se despidió a medias de los otros dos amigos, quienes le despidieron con un fuerte abrazo, y luego se encogió de miedo mientras los estudiantes pasaban junto a él con libros en la mano. Harry ya había puesto sus libros en su clase, así que todo lo que tenía era té.
Una vez que el pasillo se hubo despejado y solo tuvo un minuto para llegar a clase, arrastró sus botas por el pasillo hasta que vio el número de habitación que estaba buscando. Se apresuró a entrar con una respiración profunda y estaba a medio sentarse cuando la campana sonó de nuevo.
Recibió algunas miradas extrañas, una de una chica de ojos azules y pelo castaño que parecía bastante interesada. Ella le hizo un gesto vacilante, y Harry se quedó mirando sus manos sobre su escritorio. Cada vez que golpeaba con los dedos, sus anillos hacían un ruido metálico, y se encontraba disfrutando del sonido.
Cada vez que veía ese color de pelo o esos ojos azules, su corazón literalmente se sentía como si se estuviera desgarrando. Estaba intentando con todas sus fuerzas coser su corazón, pero cada pequeña cosa rasgaba esos puntos uno por uno. Le echaba de menos, echaba de menos esa sonrisa que podía eclipsar al sol.
Negó con la cabeza, haciendo que sus largos rizos cayeran sobre su rostro. El profesor estaba diciendo su nombre, señor Thomas, y repartiendo el plan de estudios para la clase. Evitó todo contacto visual cuando cogió la pila de papeles de la persona que estaba frente a la mano de Harry para poder poner uno en su escritorio para él. Suavemente cogió un papel del fondo de la pila, deslizándolo sobre su escritorio antes de entregárselo al chico al otro lado del pasillo. Luego, cogió un lápiz perfectamente afilado de su estuche, colocando lentamente la punta sobre el papel limpio y escribiendo su nombre perfectamente en la parte superior de la página. Harry Styles.
¿Era malo que ahora se hubiera acostumbrado a odiar su nombre?
Ignoró el tirón en su pecho e intentó enfocar su atención en el profesor. Estaba explicando las reglas del aula y por dónde iban a empezar.
El vapor que provenía de su té de yorkshire hizo que se formaran gotas húmedas en su rostro, mientras se inclinaba sobre él, inhalando el olor y esperando que enmascarara el olor de esa colonia.
Era la colonia de Louis, la colonia que solía usar todos los días cuando aún estaba en el último año y estaba en el instituto. Aunque Harry amaba el olor de esa colonia, lo que más amaba eran esas noches.
Podía recordarlas claramente, y parecían de hace un millón de años.
Louis salía del baño y entraba en la habitación de Harry, con los pantalones del pijama bajados un poco para que sus caderas estuvieran a la vista y las partes inferiores se acumularan a sus pies y se arrastraran contra el suelo. Si camiseta no estaba puesta, enseñando su pecho bronceado. Su pelo aún estaba húmedo, haciéndolo castaño oscuro y desordenado. Sus pestañas también estaban mojadas, haciendo que sus ojos brillaran más que nunca.
Y caminaba hacia Harry, una pequeña sonrisa flotando en sus labios por solo un segundo, y Harry se sentaba en la cama, con las manos temblándole con entusiasmo en su regazo y su corazón le dolía con tanto amor, sentía que tenía que hacer algo con lo mucho que quería a Louis, sentía que simplemente decirlo no le hacía justicia. Quería anunciárselo al mundo, besar a Louis para siempre y dejar que todos supieran que Louis era suyo. Le encantaba tener algo, algo, que era todo suyo.
Louis decía algunas cosas como, cepíllate esos rizos desordenados que hacen que seas precioso y me están volviendo loco, o estoy locamente enamorado de ti, no tienes idea.
Harry se sonrojaba, se mordía el labio tímidamente y miraba a Louis a través de un par de pestañas gruesas desde donde estaba sentado en la cama, con los pies cubiertos con un par de calcetines a cuadros que Louis tenía un par a juego.
Los compraron en una de sus muchas salidas nocturnas de chicas, como les llamaba Louis.
Louis se sentaba en la cama, colocaba sus piernas sobre el regazo de Harry y sus manos acunaban la mandíbula de Harry. Y luego simplemente le besaba, gentilmente y era increíble. Harry nunca se cansaba de besar a Louis, simplemente le quería mucho.
Harry sacudió el recuerdo de su cabeza, escuchando al profesor en su lugar.
"Ahora estáis en último curso. Si estáis en esta clase, significa que es lo que queréis hacer cuando os graduéis, ¿o no?"
Harry se encontró asintiendo junto con sus compañeros de clase.
No pasó mucho tiempo antes de que sonara la campana, y cuidadosamente apiló todos sus libros antes de llevarlos a sus delgados brazos.
Su camiseta y pantalón poco a poco le iban quedando más grandes. Harry estaba contento por haberse decidió en ponerse a dieta.
Harry se encontró con Niall justo cuando salió por la puerta. El chico rubio estaba radiante, sus dientes que ahora eran perfectamente rectos y blancos cegaban a Harry.
"Hola Niall" Harry sintió que le picaba un poco la garganta, pero lo ignoró.
"¿Te ha gustado tu primera clase?" Niall pasó un brazo por los hombros de Harry y giraron para caminar por el pasillo, hacia sus taquillas.
"Sí" dijo Harry.
"Eso pensaba, te pega, ¿sabes?" Niall le sonrió a Harry, su pelo decolorado rebotaba un poco mientras prácticamente saltaba por el pasillo "Es genial ser mayor"
Harry asintió y se mordió el labio. Siendo completamente honesto, solo quería irse a casa.
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"¡La comida de hoy es realmente buena!" Zayn gritó.
Estaban en la cafetería, rodeados de estudiantes de primer año que dejaban que todos se interpusieran frente a ellos con ojos nerviosos y asustados. Harry se sintió mal por ellos, cuando era estudiante de primer año estaba muy asustado. Todavía lo estaba.
"¿Qué hay?" Niall preguntó con curiosidad, alineándose con la pareja.
"Hamburguesas con queso y patatas fritas" respondió Zayn, sacando su teléfono y revisando algo antes de guardarlo en su bolsillo "Y tenemos que ir primero, porque" hizo una pausa señalando al grupo con las manos "Somos los mayores"
Harry forzó una sonrisa, jugando con los dedos por las piernas. Su estómago se revolvió ante la idea de comer, especialmente algo con tanta grasa como lo que tocaba para comer ese día.
Su mente recordó la película donde una chica que estaba intentando perder peso se arrodillaba frente a un inodoro, vomitando todo para que no almacenara la comida extra como grasa. Harry sabía que funcionaba, al final de la película estaba delgada.
Tal vez debería intentarlo. No estaba perdiendo tanto por reducir su alimentación. Iba a comer más sano, pero la comida sana es un poco más cara.
Ahora estaban al frente de la fila, y Harry salió de su trance cuando Niall le entregó una bandeja azul. La cogió y le dio las gracias en voz baja, antes de mirar al frente y dejar que todo y nada vagara por su mente.
"¿Quieres una hamburguesa con queso, cariño?" preguntó la señora del almuerzo cuando pasó. Harry miró a su alrededor y estaba a punto de negar con la cabeza cuando Zayn respondió por él, poniendo una mano en su brazo.
"Sí, quiere. Lo siento, solo es un poco callado"
Harry se sonrojó, avergonzado y abochornado. Tuvo ganas de vomitar cuando ella le dejó una hamburguesa con pan y un puñado de papas fritas en su bandeja. Ella le despidió con una sonrisa, sin tener ni idea de lo que Harry estaba sintiendo.
Pagó su almuerzo rápidamente, sentándose junto a sus amigos junto con algunos de sus amigos también. Todos se sumergieron rápidamente en una conversación sobre clubes y lo emocionados que estaban de ser los mayores, pero Harry solo cogió su hamburguesa y comenzó a desarmarla, con sus dedos largos y delicados. El olor era nauseabundo, prácticamente podía ver como aumentaban la grasa en sus caderas y barriga cada vez que la miraba.
"¿No tienes hambre?" Niall le comentó a Harry, comiendo un gran bocado de su hamburguesa y Harry sintió un nudo en el estómago.
"La verdad es que no" su voz era casi un susurro.
"Solo come algo, no has desayunado" le instó Zayn "Necesitas energía"
"¿Para estar sentado en clase todo el día?" uno de sus amigos, Ed, se echó a reír y Harry estaba agradecido de que la atención ya no estuviera centrada en él "No hacemos nada"
Pero cuando Zayn y Niall le miraron preocupados a Harry, decidió que necesitaba tranquilizarles. Así que pasaba su tiempo cogiendo su comida, fingiendo comer, y cuando no miraban, la tiraba en una servilleta.
Louis me odia, pensó. Cree que soy gordo y feo y que como demasiado.
Frunció el ceño, sintiendo sus ojos empañados por las lágrimas mientras miraba su comida. No quería llorar. Ahí no, no. Eso no serviría.
Así que bebió tragos largos e intentó aclarar el grosor de su garganta, parpadeando para que le salieran las lágrimas de los ojos y dejando que sus rizos cayeran sobre su rostro para cubrirle.
Sus manos estaban en su regazo, temblando cuando el pánico se apoderó de su cabeza. Necesitaba salir, ir a otro lugar que no fuera ese comedor donde la gente juzgaba cada uno de sus movimientos. Odiaba que cada par de vans que veía pasar de camino al baño hicieran que su corazón cayera hasta su estómago, más pesado y débil a medida que pasaba cada segundo.
Zayn estaba a medio decir el nombre de Harry cuando sonó la campana y Harry cogió su bandeja y corrió al bote de basura, con cuidado de mantener la cabeza gacha para que su pelo ocultara su rostro, ocultando sus ojos enmarcados.
Tiró la comida que no había comido en el bote de basura, guardó su bandeja antes de salir de la cafetería y volver a los pasillos del instituto. Su corazón estaba acelerado, y se sentía muy débil y cansado y su estómago retumbaba. Harry esperaba que nadie pudiera oírlo.
Finalmente, fue su última clase del día, estudio independiente. Decir que Harry se sintió aliviado era quedarse corto.
Guardo las cosas en su mochila, que solo consistía en su carpeta y libro de ejercicios, antes de cerrar la cremallera. Pasó una mano por sus rizos desordenados antes de cargar su mochila sobre sus hombros. Fingió no darse cuenta de la forma en que le hizo tropezar, aunque era muy ligero, hizo que su cuerpo débil casi colapsara, y caminó con las rodillas temblorosas hacia la clase, el mareo empeoraba con cada paso que daba.
Cuando entró por la puerta, parecía como si todos le estuvieran mirando, y su corazón latía dolorosamente fuerte en su pecho mientras sus mejillas se calentaban.
Honestamente, Harry no sabía cómo iba a pasar ese año escolar. Sin su madre y sin su sol. No tenía ninguna posibilidad.
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Cuando finalmente dejó caer su mochila en el suelo de su habitación, estaba completa y absolutamente exhausto.
Le dolían los hombros, sentía el estómago completamente vacío y hundido, amaba y detestaba ese sentimiento al mismo tiempo.
Harry asumió que su madre estaba en el trabajo, y si no lo estaba, estaría encerrada en su habitación, viendo la televisión o leyendo.
Harry se sentó suavemente en su cama, envolviendo sus brazos alrededor de su estómago para que cada una de sus manos estuviera en la cadera opuesta. Tenía dolores agudos en el estómago, le dolía porque tenía hambre. Ansiaba comerse sus habituales macarrones con queso, pero tenía demasiada grasa por todo ese queso y la leche entera que siempre compraba su madre.
Tuvo que cerrar los ojos cuando se quitó los jeans ajustados y la camiseta blanca con las mangas arremangadas para dejar al descubierto sus hombros. Los tiró al cesto de la ropa sucia, evitando mirarse en un espejo, y quería mirar su cuerpo, pero odiaba su cuerpo, lo odiaba, lo odiaba porque sabía que Louis lo odiaba.
Y sí, Louis no había hablado con él en cuatro meses, pero esa era la cuestión. Louis ya no le quería. Louis pensaba que era feo y Harry sabía que Louis siempre había pensado que sus rizos eran estúpidos, tontos y horribles.
No tenía deberes, por lo que estaba agradecido. Se tumbó en la cama y cerró los ojos, levantando el brazo derecho para que su antebrazo cubriera su frente. Tenía los tobillos cruzados, los pies descalzos colgando del borde y estaban fríos porque el ventilador soplaba directamente sobre ellos. Ahora solo estaba en bóxers y la sensación de estar sin ropa era reconfortante. Al menos, cuando tenía los ojos cerrados.
Y así se quedó allí, con los ojos cerrados de modo que sus pestañas rozaban sus pómulos y su pecho subía y bajaba mientras su respiración se nivelaba. Se sentía más tranquilo de lo que se había sentido en un tiempo, excepto por la constante distracción de su hambre. No había comido bien en una semana, se las arreglaba con unos plátanos o barritas energéticas, acompañados de agua. Sabía que le estaba ayudando, pero a veces esos dolores de hambre eran muy dolorosos, y se encontraba meciéndose de un lado a otro en medio de la noche, con el estómago rogándole por algo real para comer.
Pero ahora, estaba un poco bien, y esperaba que si lloraba lo suficiente ahora no tendría que hacerlo en el instituto, donde todos pudieran verle. Podían ver lo patético que era, lo débil y tan malditamente deprimido que estaba desde que Louis se había ido, junto con Liam, para no ser visto nunca más.
Y sí, él había sido el que le había dicho a Louis que se fuera, y tenía una buena razón para hacerlo.
Simplemente no sabía que iba a doler tanto.
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