cincuenta y uno
"Vaya bebé, ¿estás bien?" Louis se rió entre dientes, sujetando la cintura de Harry con más fuerza y estabilizándole en la calle vacía. Había árboles alineados arriba y abajo, el viento empujaba las hojas al suelo con una melodía silbante. Esa parte del vecindario siempre estaba silenciosa y pacífica, Harry y su madre solían caminar siempre por esas calles. Solo había un par de casas.
"Eso creo" suspiró Harry, su voz desapareciendo en el aire fresco del otoño. Los dedos de Louis estaban agarrando sus caderas, y sabía que si el chico mayor le soltaba, seguramente volvería a caerse "¿Por qué estás aquí?"
"No podía soportar no poder tocar tus rizos" Louis sonrió "Son muy suaves"
Harry se sonrojó y miró al suelo mientras Louis se pasaba los dedos por el flequillo, dándole pequeños besos en la cara todo el tiempo.
"¿Qué tal en el instituto?"
Harry se encogió de hombros. No le gustaba hablar del instituto, no. Eso era algo que se quedaba en el instituto. Lo odiaba, odiaba la forma en que la gente le trataba y el dolor en su pecho cada vez que pensaba en el hecho de que Louis no estaba allí. Pero ahora, Louis estaba ahí, preguntándole cómo estaba, y tenía que responderle a Louis porque era Louis y Louis era su mejor amigo, su persona favorita en todo el mundo.
"La gente del instituto piensa que soy un bicho raro" susurró Harry, odiando la forma en que su voz se quebró. Los ojos de Louis se suavizaron, incluso más de lo que estaban antes, y frunció el ceño como si estuviera herido.
"No lo eres" empezó, agarrando el rostro de Harry entre sus manos "No lo eres"
Harry saltó cuando Louis retrocedió, agarrándose del pelo antes de patear una piedra perdida en el camino. Parecía enfadado.
"¡¿Por qué no pueden ver lo increíblemente perfecto que eres?! Eres guapísimo, ¿por qué no pueden verlo? ¿por qué?" el tono quebrado de su voz hizo que Harry se sintiera mal, y se abrazó a sí mismo, mientras veía a Louis dejar salir su ira, pateando cada piedra que había y apretando los puños. Saltó cuando Louis se abalanzó sobre él, sujetándole la cara de nuevo. Su respiración era pesada, sus mejillas estaban enrojecidas y sus ojos azules bien abiertos, llorosos, ya fuera por la brisa que soplaba o por sus lágrimas. Sus manos temblaban en el rostro de Harry "Por favor, Harry, por favor no les creas cuando te digan que eres un bicho raro. No puedo describir lo falso que es"
Harry miró a Louis, sus ojos verdes abiertos de par en par y sus manos aun colgando a los costados. No sabía si Louis estaba triste o enfadado.
"¿Louis?" Harry preguntó.
"Harry" dijo Louis.
Se miraron el uno al otro durante un rato, y Harry no sabía por qué su corazón se sentía como si estuviera explotando, como si estuviera a punto de estallar. Le gustaba mirar la punta rosada de la nariz de Louis, ya que estaba haciendo más frío a medida que la noche se acercaba. Le gustaba ver la forma en que Louis se lamía los labios, la forma en que parpadeaba lentamente, ocultando el color antes de revelar un azul brillante. Le encantaban sus pómulos.
"Te quiero muchísimo" sonrió Louis. Sonrió tanto que sus ojos se arrugaron. A Harry le encantaba eso.
Un pensamiento cruzó por la mente de Harry por un segundo y frunció el ceño, empujando sus manos contra los costados de Louis suavemente y hundiendo sus dedos en sus huesos de la cadera.
"¿Te vas a marchar otra vez?" preguntó en voz baja, acariciando su nariz con la delgada camiseta blanca de Louis, poniendo su oreja en su pecho para escuchar el fuerte y constante latido de su corazón. Cerró los ojos con agitación durante un rato, y su mente estaba confusa y clara al mismo tiempo. La idea de que Louis volviera a marcharse le provocó una lágrima en el corazón.
"No me voy a marchar" respondió Louis "Me voy por un tiempo. Pero voy a volver"
"No me gusta cuando te vas. El instituto da miedo" susurró Harry, y se sintió avergonzado.
"¿Miedo, por qué?"
Harry cerró los ojos con fuerza.
"No puedo respirar. Da miedo"
Louis ahuecó su pequeña mano alrededor de la cara de Harry, el lado que no estaba presionado contra su pecho.
"¿Por qué no puedes respirar?"
Harry dio un paso atrás, y Louis le miró por un momento, antes de coger su mano y llevarles hacia un árbol. Las hojas crujieron bajo sus pies, Harry llevaba botas y Louis sus Vans negras con cordones negros. Louis apoyó la espalda contra el tronco, antes de indicarle a Harry que se sentara entre sus piernas. Harry se acurrucó de modo que su espalda estuviera contra el pecho de Louis, y agarró las manos de Louis, agarrándolas frente a sus ojos y probando diferentes formas de unir sus dedos.
El olor de las hojas frescas era maravilloso, y mezclado con el olor de Louis era puramente asombroso.
"Harry, ¿por qué no puedes respirar?" Louis repitió suavemente.
Harry hizo una pausa por un momento, se quedó sin aliento mientras luchaba por pensar en una manera de redactar correctamente su oración. Cada vez que intentaba explicar cómo se sentía, siempre se sentía como si estuviera ahogado, y esperaba que Louis entendiera por qué tardaba tanto en responder.
"Hay muchas razones" dijo Harry finalmente.
"Dime una" le dio un codazo Louis, apoyando la barbilla en su hombro "Solo una"
"¿Solo una?"
"Solo una"
Harry tomó una respiración temblorosa, apretando la mano de Louis un poco más fuerte.
"Una de las razones, uh, es, uh" tragó saliva. "Una vez, un chico me encontró en el pasillo de camino a clase y me dijo que parecía confundido. Luego se ofreció a llevarme a la sala de necesidades especiales y estaba siendo muy amable al respecto, incluso me habló muy lento porque se pensaba que yo no le entendía bien"
Estuvo en silencio por un momento, tan silencioso que Harry ni siquiera pudo escuchar la respiración de Louis, no hasta que sintió que Louis temblaba debajo de él con un aliento estremecido.
2 meses después
Luces parpadeantes. Luces estroboscópicas, enviando un resplandor de neón por toda la habitación.
¿Era posible que el olor a humo se haya convertido en un regalo del cielo?
La música fuerte estaba haciendo que la cabeza de Harry palpitara, pero asintió de todos modos al ritmo de la música.
La frialdad del invierno parecía como si debiera hacer que Harry sintiera frío, pero podía ver el sudor en su brazo que estaba sobre la parte superior de la encimera sucia y manchada. Tal vez era por la cantidad de cuerpos en ese lugar ruidoso, o tal vez era porque estaba enfermo. Le moqueaba la nariz, pero estaba muy cansado, demasiado cansado incluso para sonarse la nariz porque le temblarían las rodillas por tanto esfuerzo físico. Y sabía que no importa cuántas veces fuera a esos clubes, el baile a su alrededor no le haría menos exhausto.
Harry tosió y cerró los ojos porque era un gran esfuerzo mantenerlos abiertos. Pudo ver a un chico un poco mayor que él intentando captar sus ojos con una sonrisa suave pero cómplice. Incluso tenía una bebida extra en la mano, ¿se la había comprado a Harry?
Harry evitó su mirada, pasando una mano temblorosa por sus rizos sudorosos. No se había duchado en dos días, lo que no estaría tan mal excepto por el hecho de que todo ese aire sudoroso y lleno de humo empapaba cada centímetro de su cuerpo. Pero Harry no quería ducharse, no después de la última vez en la que se derrumbó cuando gastó demasiada energía intentando exprimir el último poco de champú de la botella.
Esperaba que un poco de desodorante y un chorro de colonia sirvieran.
Se encogió, tensándose por un segundo antes de estornudar ruidosamente. Sin embargo, nadie le miró, porque el ruido se escapó por el aire, como si no estuviera allí en absoluto.
Por alguna razón, Harry siempre tenía ganas de llorar cada vez que alguien le miraba. Sabía que se veía miserable, sus ojos tenían bolsas debajo de ellos y sus rizos estaban creciendo demasiado para su gusto. Llevaba pantalones pitillo negros y una camiseta blanca todos los días, pero pronto el blanco se había vuelto amarillo porque la había usado mucho tiempo sin lavarla. Era capaz de hacerlo, pero tendía a evitar los lugares donde su madre podía estar. Había empezado a salir de casa durante días seguidos, sin decirle a Harry que se iba, sin dejar siquiera una nota.
Harry estaba esperando el día en que ella no volviera, donde convertiría las visitas a casa de Ross en una situación de vida permanente.
Harry sabía qué hace unos meses, la idea le hubiera entristecido, pero desde que Louis se había ido a la universidad y había estado muy ocupado que no podía visitarle, cada sentimiento que tenía parecía un poco entumecido.
Harry echaba de menos a Louis. Le echaba tanto de menos que dolía. Parecía como si siempre tuviera dolor, emocional y físico. Esperaba que se acostumbrara a los dolores del hambre, porque su método realmente estaba funcionando. Ya había perdido seis kilos. Esperaba que Louis se diera cuenta pronto, pero tendía a perder peso en las piernas en lugar de en la cara, y su cara era todo lo que Louis podía ver cuando estaban hablando por Skype.
Sabía que Louis también le echaba de menos. Lo sabía por el dolor en su voz que cada vez que los dos estaban cansados incluso se miraban el uno al otro y se despedían cansados. Harry se encontraba teniendo que apagar la cámara pronto a veces porque no le gustaba llorar delante de Louis.
Aunque Louis había llorado frente a él muchas veces. Esperaba que Louis no pensara que era un monstruo por no llorar.
Cada vez que Louis lloraba, agarraba una almohada cerca de él y enterraba su rostro en ella, murmurando cosas incoherentes y Harry sentía que su corazón se desgarraba un poco. A veces Louis lloraba porque sus entrenamientos eran muy difíciles, u otras era porque estaban hablando de cómo se echaban de menos el uno al otro.
Louis y Harry acababan de hablar por Skype la noche anterior, en realidad. Louis parecía preocupado. Sus cejas estaban fruncidas y sus ojos azules estaban muy abiertos y curiosos mientras luchaba por conseguir que Harry le explicara qué estaba mal. Harry no podía decir exactamente que era, porque lo que realmente quería era que Louis dejara todo, que abandonara su sueño y fuera a vivir con Harry y le protegiera de todos esos tipos malos. Le decían al menos un comentario cruel todos los días, y cada vez le dolía más. Así que no, no quería decir eso, porque eso sería egoísta y Harry odiaba ser egoísta.
Así que dijo que se había quedado despierto las últimas noches estudiando, lo cual era completamente falso. Parecía como si sus estudios consistieran en dormir y resistir la tentación de cortarse porque le dolía mucho la barriga y necesitaba algo para distraerse.
Pronto se encontró ahí, en ese club que estaba a unos veinte minutos de su casa. Odiaba la forma en que el camarero siempre le ofrecía bebidas. No quería beber nada, no. Quería sentarse ahí y ahogar sus penas viendo a otras personas pasar el mejor momento de sus vidas.
Pero después de ir ahí por un tiempo, se dio cuenta de que había mucha gente que pensaba como él. Podía ver a una chica con el delineador de ojos negro manchado rodeando sus ojos densamente, resaltando los círculos morados debajo de sus ojos. Harry supo por las gotas de rímel en sus mejillas sonrojadas que estaba llorando, o al menos había estado llorando. Tenía los ojos llorosos y tenía la ligera sospecha de que estaba consumiendo drogas de algún tipo. La idea de las drogas hacía temblar a Harry, no podía imaginarse haciendo algo así.
Pero claro, cada vez que ese olor a humo se acercaba a él, se encontraba inhalando, a pesar del leve escozor en la garganta y el lagrimeo de sus ojos.
Sacó su teléfono.
Harry: louis, te echo de menos
Louis sólo tardó un minuto en responder.
Louis: harry, te quiero :(
Harry sintió que su labio temblaba un poco cuando vio la cara triste y soltó un sonido ahogado, luchando por no llorar.
Harry: hay un chico mirándome
Esta vez la respuesta fue inmediata.
Louis: me pregunto dónde estás, harold ángel styles
Harry sonrió un poco, sintiendo que una lágrima le resbalaba por la mejilla y aterrizaba en la encimera sucia. Estaba sudando aún más ahora que el grupo de gente bailando gravitaba hacia él, trayendo consigo todas sus risas borrachas y su calor corporal.
Harry: estoy en un club. de hecho, soy un buen bailarín
Louis: qué tipo de bailarín???
Harry: es broma
Harry sabía que no era gracioso, pero también sabía que Louis se reía de casi todos los intentos de broma que hacía. Esa era una de las razones por las que quería tanto a Louis.
Louis: dile a ese chico que tus preciosas alas están fuera del mercado, ángel
Por alguna razón, Harry se encontró agarrando su teléfono contra su pecho, cerrando los ojos y mordiéndose el labio tembloroso, sonriendo, pero también llorando y vaya, quería a Louis.
Sacó una captura de pantalla de los mensajes y la agregó a su pequeño rollo de cámara de cuatro imágenes. Era molesto que las lágrimas fueran tan difíciles de limpiar de su pantalla.
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