🥀 O4 🥀
No estoy asustada, la puerta se pudo abrir de varias maneras... quizá las ráfagas de aire que entra la abrieron, por más que las ventanas estuvieran selladas... o tal vez no estaba bien cerrada y se abrió. Si, eso debió ser.
Me acerqué para abrir y ver su interior, quité el listón amarillo que evitaba el paso y entré como a la sala de abajo, todo estaba empolvado pero en su lugar, era grande el cuarto parecido a donde yo estaba quedándome.
Revisé los cajones que había pero no había nada, debieron de haberse deshecho de las cosas de Greta Evans para mantener la mansión solo con sus cosas. Fui a revisar el armario y para mi sorpresa... estaba vacío, pero eso no era todo sino que había una extraña silueta como si de una puerta se tratara en el fondo, una puerta secreta como en las películas.
Intenté abrir, pero estaba cerrado o sellado, algo tenía que haber detrás y eso significa que la casa tiene cuartos secretos.
...
El primer trueno de la tormenta se hizo presente haciéndome sobresaltar, no podrá asustarme una historia de un muñeco poseído pero si se trata de tormentas es ahí donde me ocultaré bajo las sábanas. Estaba en mi habitación tratando de distraerme con la laptop, escuchando el viento entrar por alguna orilla de las ventanas y creando un ruido bastante inquietante, como si fueran gritos... como si fueran ¿llantos?
Lo que escuchaba ya no era el viento.
Llantos, llantos de niños era lo que escuchaba aún con toda esa lluvia, provenían de abajo.
¿Debería ir?
No, estoy bien donde estoy y no es como si hubiera un niño en medio de la tormenta y de la nada, ignoré por completo el ruido siguiendo con lo que estaba, no debía abrumarme por ruidos que podían ser cualquier cosa provocada por la tormenta. La lluvia no se dejó esperar, un diluvio hubo esa tarde que me dejó sin electricidad.
— Lo que faltaba — dije entre dientes
Aún era tarde y podía ver por la débil luz natural que entraba, debía buscar velas para no quedarme a oscuras tan temprano. Tan pronto como salí, salí corriendo a la cocina bajando de dos escalones con tal de regresar rápido, la tormenta aumentaba y la lluvia golpeaba con fuerza contra las ventanas, me puse a rebuscar en los cajones pero no hallé nada ahí, fui a la biblioteca e hice lo mismo y nada... en el comedor más grande tampoco, incluso busqué en la sala principal donde ocurrió el suceso, pero nada.
No había velas y quedaría a oscuras.
Rendida tuve que volver al cuarto, subí con prisa sintiendo ese escalofrío en la espalda y como niña asustada empecé a correr como si algo o alguien estuviera persiguiéndome y la sensación era terrible. Cuando algo cayó.
Ahora no era el cuarto de Greta, sino el que estaba frente a este, era la habitación del niño que fue abierta también.
Y ahora si estaba asustada.
Me acerqué con cautela, mi miedo era que alguien pudo haber entrado sin que me diera cuenta, tenía que hacer algo así que agarré una varilla de las que se utilizaban en las chimeneas, me puse a la defensiva acercándome lentamente y empujar con la varilla la puerta y abrirla por completo.
Fui entrando lentamente perdiendo visión por la oscuridad que ya empezaba a caer, veía la cama destendida y juguetes regados pero eso no pudo provocar el ruido, la alfombra habrá amortiguado la caída. Avancé más y la puerta quedó a mis espaldas, revisé todo y no parecía haber nada ni nadie cosa que me alivió.
Ya iba a salir y di la vuelta, justo cuando miré hacia adelante es donde pegué el grito de mi vida, uno de terror y temor a la vez pensando lo peor, dejé caer incluso la varilla que tenía en mano, para acabarla un trueno sonó que hizo cubrirme los oídos asustada.
...
Un espejo... era un maldito espejo, me había asustado con mi propio reflejo en ese cuarto todo por querer buscar velas, las cuales si encontré en ese espantoso lugar, estaban tiradas al pie de la puerta justo donde el espejo estaba.
No volvería a abrir esas habitaciones.
Me preparé el desayuno, ni siquiera pude dormir bien por la mayor estupidez que ocurrió anoche y la tormenta no había ayudado en nada. Y como cada día, el teléfono sonó.
— ¿Si? Diga —
— ___________, ¿Cómo estás? —
— Hola, Alexander. Estoy bien, algo abrumada pero bien —
— ¿Pasó algo anoche? —
— Mejor te respondo eso cuando esté en el pueblo, necesito entregar esos trabajos ya —
Regresé a la cocina, a mi gran sorpresa una vez más, los panqueques que había hecho ¡Ya no estaban más! Ni siquiera el jugo que había preparado. Esto ya empezaba a preocuparme y será mejor buscar respuestas... en la misma casa.
Iría al pueblo para verme con Alexander, el clima parecía que no daría problemas hoy así que me alisté yendo a tomar ropa y dirigirme al baño... era relajante y mejor me hacía sentir para alejar todo eso que había pasado, no quería llenarme de ideas que me negaba a creer después de lo que decían de la mansión.
Salí secando mi cuerpo y enredando la toalla en mí, en lo que cepillaba mi cabello pude notar que un mechón por debajo de mi oreja era más corto que el resto, como si hubiera sido cortado...
Tan pronto como estuve cambiada y lista, bajé de inmediato tomando mi abrigo y mochila del portátil para dirigirme al exterior e ir a mi auto, creí que algo pasaría cuando saliera de la mansión pero no fue así, cerré la puerta con llave y me fui cuanto antes para no llegar tan noche.
...
— Hey, __________ —
— Oficial Myers, que gusto me da verlo de nuevo —
Estacionando el auto y bajando de él, me topé al policía que estuve el primer día en que llegué a la mansión.
— Lo mismo digo, me alegra verte que estés bien después de ya casi una semana viviendo en la mansión —
— La he sobrellevado bien, señor — mentí
— ¿Buscabas a Alexander? Está esperando en la cafetería de allá — indicó
— Muchas gracias, oficial Myers — sonreí
Y antes de ponerme camino a la cafetería, él volvió a hablar haciendo que lo viera nuevamente tras su pregunta.
— ¿La casa se está portando bien con usted? — preguntó
— Amm sí, la casa me ha hecho sentir... segura, oficial —
— No deje que la abrume, se acostumbrará. Que tenga buen día —
Asentí y retomé mi camino.
Al ir caminando, podía sentir la mirada de la gente que iba paseando, ya me lo veía venir después del primer día haberle dicho eso a los señores de la tienda que yo viviría en la mansión Heelshire. No me importaba, lo que ahora traía en la cabeza era lo que estaba pasando justamente en casa, debía investigar y buscar respuestas, nadie tenía que saber que otra vez sucesos extraños pasaban ahí.
— Alexander — saludé al verlo en una de las mesas
— __________, hola — me abrazó tomándome por sorpresa — ¿Qué tal estás? ¿Todo bien por allá? —
— Si, si, todo bien —
Tomamos asiento donde estaba, uno en frente del otro, nos atendieron y como no desayuné mis panqueques tuve que pedirlos aquí junto con un café que pudiera despertarme y que todo lo que pasó en la mansión haya sido solo imaginación mía.
— No me gustan las tormentas, desde pequeña les he tenido un gran temor — conté
— ¿Es lo que te tenía abrumada? —
— Si — dije rápido, no quería alterarlo
— Muy bien, me parece que temerle a la tormenta es mejor que temerle a la casa —
— Ya te lo dije, a mí no me asustan en esas cosas —
Saqué la laptop y la encendí recibiendo buena señal de inmediato gracias a Alexander que me dio la clave del internet, es la única desventaja que tenía la mansión... no tener con que distraerme. Empecé a recibir mensajes y correos de muchas direcciones, la mayoría eran spam y otras pocas provenían de clientes pidiendo mis servicios.
— ¿Y qué me puedes contar de ti? Me gustaría conocerte si vivirás en la mansión por un largo rato — sonrió
— No hay mucho que contar, vida normal, aburrida y solitaria —
— No creo que seas aburrida —
— Eres el primero que lo piensa. No era de hacer amigos en el colegio y trabajo, me tachaban de rara por hablar sola — dije llevando un trozo de panqueque a mi boca
— Bueno, eso no tiene que seguir así ¿o si? Yo quisiera ser tu amigo, para que no te sientas sola y menos viviendo en una casa así — dijo inclinándose hacia mí — ¿Qué dices? —
Lo miré por unos segundos, Alexander no es un mal chico y sus palabras me eran sinceras, por una parte confiaba en él pero por otro lado no quería hacerlo.
— Me parece bien — sonreí a medias
— Cuéntame de tu trabajo — cambió su lugar sentándose a mi lado
— Bueno... soy fotógrafa independiente, una agencia en línea nos representa a nosotros los que queremos trabajar por nuestra propia cuenta — dije contando — La gente busca y elige a uno de tantos para sus eventos —
— Suena bien y parece que te va bien ¿no? —
— Por suerte, si. Hace un mes me llamaron y fui a una boda, es por eso que tenía tanta urgencia de señal, para terminar y enviarles sus fotos —
En la laptop empecé a mostrarle las fotos de la boda a la que había sido contratada, después de eso di el aviso que estaría de vacaciones por un tiempo indefinido, lo que nadie sabía es que no pensaba regresar.
— Están increíbles, tomas cada detalle y eso suma puntos — halagó
— Gracias, siempre me ha gustado mantener los recuerdos vivos en cada fotografía que hago —
Di el click final, enviándole las fotografías a la pareja que me había contratado, solo esperaría a su respuesta y sobre el último pago que debían pagarme, no es como si me urgiera pero es mi trabajo.
— ¿Qué me dices de tu familia, _________? ¿Por qué llegaste sola hasta aquí? —
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro