🥀 O2 🥀
La tarde ya había caído, a pesar de no haber sol, veía que cada vez el cielo iba oscureciendo y yo lo único que empecé a hacer fue cargar mis maletas y pertenencias hasta la entrada. Me puse al pie de la escalera, para todo lo que tenía era demasiado para cargar por mí misma hasta el segundo piso, dejé de lado todo y empecé a explorar lo que me esperaba arriba, lo primero que vi fue una gran pintura colgando de la pared y no era cualquier cosa... era la familia Heelshire, la mirada de los señores era tan seria y la del pequeño un poco más sonriente que la de sus padres.
Sabía que habían perdido a su hijo en un incendio en esta misma casa, la señorita Hill de bienes raíces me había comentado lo ocurrido con los dueños, pude entenderlo y me parece que esa pintura no debería ser removida de su lugar.
— Los dejaré aquí, después de todo este sigue siendo su hogar —
Hablé con la pintura como si en algún momento fueran a responder, no llevo ni un día y ya estoy hablando sola.
¿Me habré vuelto loca igual que Greta Evans?
Y respecto a su historia ¡Que tontería! El que un muñeco cobre vida y diciendo que el hijo de los Heelshire seguía vivo, es algo... absurdo y no es como quisiera negar la realidad de lo que pasó en este lugar, pero es difícil de creer. No soy alguien a quien asusten tan fácil y menos con historias como esas.
Seguí mi recorrido por el segundo piso, había cinco habitaciones en total y dos de ellas estaban cerradas con ese listón de policía, debieron ser las del niño y donde Greta se hospedaba. Obviamente no me dormiré en ninguna de esas, me iría al tercer piso y es a donde ya estaba yendo, cabe mencionar que había grandes ventanales en cada piso y habitación dejando entrar la luz natural, todo era tan imponente teniéndolo de frente.
Al final, mi habitación era una de las otras cinco que había en el tercer piso, era más que obvio que eran de invitados y tomé la que parecía ser más grande que otras, a parte que tenía unos ventanales con una vista increíble a todo el bosque y a lo más lejos unas montañas que rodeaban. Lo que me parecía raro de ese cuarto, era que las ventanas estaban, no solo selladas como el resto, sino que tenía malla soldada.
Varios rincones de la mansión estaban empolvados, tenía ya 3 años en abandono y era claro que pasaría, es en ese momento donde pienso en como limpiaré todo...
(...)
La noche cayó al fin, di un recorrido por toda la casa excepto por donde estaba el listón de policía, evité entrar por el momento hasta que lograra instalarme por completo, dejé gran parte de mi equipaje en la sala principal y solo me dispuse a arreglar mi, ahora, nueva habitación. Sentía un extraño ambiente al momento en que la luz dejó de entrar a la mansión, pero no quería hacerme ideas tontas, era la primera noche y así como en mis miles de mudanzas que tuve, era normal sentir incomodidad.
Me lancé a la cama, después de poner nuevas sábanas, sintiendo la comodidad del colchón debajo de mi cuerpo. Había hecho un gran recorrido, de Estados Unidos hasta Inglaterra más el viaje al pueblo, ya tenía merecido un gran descanso en un nuevo lugar, en un nuevo hogar.
Mañana sería mejor, instalaré todo y ya sabré que habitación agarrar para mi estudio de fotografía, tenía trabajos que entregar.
Mi vista se fue nublando después de tener la mirada perdida en el techo, lo último que pude escuchar fueron pisadas encima de mí, la madera del techo crujió, pero ya no le tomé importancia al caer profundamente dormida.
(...)
El teléfono ubicado en la cocina sonó retumbando en todo el primer piso, estaba a pie de las escaleras subiendo maletas y dejé de lado todo para correr hacia el teléfono, descolgando y colocando la bocina en mi oído.
— ¿Hola? —
— Señorita Portman ¿Que tal le va? —
— Primera noche superada, oficial Myers —
— Ah, es un milagro ¿nada de lo que tenga que preocuparse? —
— Nada por ahora, a menos que llegue a morir asfixiada ante la cantidad de polvo que hay —
Reí levemente y el oficial hizo lo mismo, eso estaba mejor a que tenga que "asustarme" de nuevo con esas historias.
— Puedo entenderlo, si gusta puedo enviarle a alguien para que ayude con la limpieza, algunos en el pueblo prestan sus servicios para eso —
— Eso suena bien. Yo tardaría años en limpiar en cada rincón, incluso los rincones ¡Tienen más rincones! —
Una carcajada por parte del oficial retumbó en la bocina.
— Señorita Portman, a pesar de vivir en una mansión con un oscuro pasado, tiene un gran carisma para sobrellevar el momento —
— Trato de no darle vuelta al asunto, oficial, ya estoy aquí y es mejor aprovechar el momento —
— ...Si. Solo quería asegurarme de que estuviera bien ¿tiene alguna duda o descontento? —
— Ninguno por ahora, tengo mucho que hacer —
— Bien, entonces la dejo, señorita Portman. Le hablaré después, y... ¿señorita Portman? —
— ¿Sí? —
— No deje que la mansión le abrume —
La llamada fue cortada sin alcanzar a responder, escuché el sonido agudo y colgué, supuse que sería la señal que no lograba llegar hasta la mansión. Suspiré después de la conversación con el oficial, no quise inquietarme por sus palabras, nada pasaba en la casa y punto.
Me dirigí a la cocina, era pequeña para ser una gran mansión, pero era acogedora y completamente blanca con todo y muebles, empecé a limpiar el polvo que había en la mesa que estaba en el centro, pero me era extraño que en ese espacio no hubiera tanta suciedad como en otros cuartos, como si hubieran hecho la limpieza antes de que yo llegara, incluso mucho antes. 3 años en abandono dudo que se haya mantenido así de limpio.
Empecé a prepararme algo de desayunar, unos huevos con pan tostado, lo típico de cada mañana para mí y también porque no tenía tanta comida en estos momentos. Me senté en el comedor, era para seis personas y solo estaba yo en un extremo de la mesa, solo yo y mi soledad acompañándome... y no es que me molestara, he estado acostumbrada a vivir por mi cuenta y hacer las cosas por mí misma, era la costumbre de siempre desde que tengo memoria.
El crujir de la madera otra vez volvió, miré al techo y podía jurar que eran pasos lo que provocaba ese ruido, después el crujido pasó del techo a las paredes, me puse de pie y de inmediato el ruido paró. Me acerqué a la alacena que tenía hace unos segundos a mis espaldas, donde guardaba la comida, abrí las puertillas y no vi nada más que vacío... toqué el fondo y di unos golpes.
— ¿Señorita Portman? —
— ¡Oh, santo cielo! —
— ¡Lo lamento! No era mi intención asustarla, la puerta estaba abierta y... de verdad lo siento —
Un hombre apareció en la entrada de la cocina, dándome un buen susto, uno del que nunca olvidaré.
— No, yo... lo siento estaba... ¿Quién eres tú? —
— Soy Alexander, señorita, el oficial Myers me envió para traerle su despensa semanal ¿no le avisó que vendría? —
— Oh, claro. No, no lo hizo, pero si lo mencionó, una disculpa el no haberlo atendido —
Me acerqué y estrechamos mano, Alexander era joven, de mi edad podría ser y era alto, tez bronceada y unos ojos azules muy bonitos. Se me quedó viendo por unos largos segundos hasta que reaccionó, fue un tanto incómodo.
— Iré por las cajas —
— ¿Necesita ayuda? —
— Oh no, no se moleste, señorita... —
— Llámame ________ — sonreí
— ________, lindo nombre —
Sonrió y salió de la casa, asomándome pude ver que había venido en una camioneta y de la cajuela fue sacando dos cajas a la vez, en total eran seis y las fue dejando en la mesa de la cocina. Abrí la primera que había dejado, comida, todo lo esencial para cocinar algo decente y también había productos de higiene.
— ¿De dónde trae todo esto, Alexander? —
— Trabajo en la tienda del pueblo, desde que mi primo enfermó no ha habido nadie que haga las entregas así que... ahora soy el encargado —
— Espero no sea molestia tener que hacerlo venir hasta acá —
— Para nada, me es impresionante que alguien haya tenido el valor de mudarse a esta casa — miró su alrededor
— ¿Ya había venido? Parece que conoce la casa para dar hasta donde estaba —
— Si, ya había venido unas cuantas veces. Este lugar es todo un misterio ¿no? ¿Ya le contaron la historia de lo que pasó? —
Esto último lo dijo casi en un susurro por lo que lo miré.
— Es lo único que me han dicho desde que llegué aquí, y apenas tengo un día — reí
— ¿No tiene miedo, ________? —
— Nop, no creo que asustarme sirva de algo. Si Greta Evans la pasó mal, no tiene porqué pasar lo mismo conmigo —
— Myers tenía razón, tienes un gran carisma —
Alexander me ayudó a guardar todo en la alacena, era muy amable en acomodar las cosas por mí.
— En el pueblo, ¿hay algún sitio donde la señal sea buena? — pregunté
— Amm claro, la señal abarca todo el pueblo, pero si busca un lugar en específico... la biblioteca es un sitio con mejor recepción —
— Gracias, después de instalarme necesito seguir con mi trabajo —
— El oficial Myers me comentó que era fotógrafa — dijo guardando las cajas vacías — ¿De dónde vienes? —
— California —
— Vaya, Los Ángeles, quien lo diría... vienes de muy lejos ¿eh? ¿Qué te hizo venir hasta Inglaterra? —
— Siempre me ha gustado Inglaterra, además quisiera expandir mi trabajo como fotógrafa —
— Suena bien. Quisiera ver tu trabajo algún día —
— Si, algún día te lo muestro —
Luego de charlar por un rato y de pagar, acompañé a Alexander hasta la salida, subió a su camioneta y bajó el vidrio viéndome con una media sonrisa.
— ¿Segura que estás bien aquí? ¿No tienes miedo de que aparezca un muñeco poseído y te capture? —
— Oye, ningún muñeco poseído vendrá por mí — sonreí — Estoy bien, agradécele al oficial Myers de mi parte —
— Lo haré, si necesitas algo puedes llamarme —
— Claro, gracias de nuevo por todo —
— Es mi deber. Volveré la próxima semana, cuídate ________ —
— Hasta luego, Alex —
Nos despedimos, vi cómo se iba marchando en su camioneta hasta desaparecer por la gran reja de metal, estuve afuera por un rato sintiendo el viento en mi cara... una vez más el sol seguía oculto bajo las nubes, pareciera que no tardaría en llover así que regresé adentro.
Volví a la cocina y únicamente los productos de higiene quedaron por guardar, lo dejé a un lado y miré la alacena abierta recordando lo que hacía de principio, investigar los crujidos de las paredes, pero ya estaba repleto de comida.
— No te preocupes, _________, es una casa muy vieja y la madera cruje —
Me dije a mi misma. Dejé lo de la cocina a un lado y continué con el equipaje, lo más difícil será subir todo lo de mi trabajo, luces, trípodes, cámaras, no quería que nada se dañara así que tendría que mover todo a una de las salas del primer piso.
La biblioteca parecía un buen lugar, pero era tan buen lugar que no quería mover nada de ahí, era un sitio donde relajarse y yo necesitaba un estudio donde moverme de un lado a otro y donde podía ser era en la sala de estar, aquella sala donde había ocurrido el asesinato. No tenía miedo, sólo que... ver el lugar donde mataron a alguien no es agradable.
˙✧˖°📷 ⋆。˚꩜
2024
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