02 | Desconocido
Las 10 p.m. en punto, hora de cerrar la biblioteca. Ren Jun deja su botella de agua a un lado y camina directo hacia la puerta de vidrio para cambiar el letrero de abierto a cerrado. No hay nadie en el lugar, el último grupo de estudiantes que estaba estudiando se fue hace veinte minutos atrás.
Cuando llega a la entrada, justo está alguien por entrar, tomándolo por sorpresa. Ren Jun da un paso hacia atrás, captando la mirada del chico, quien al parecer había corrido y ahora tiene la respiración agitada por el esfuerzo, además de estar todo mojado a causa de la lluvia.
—L-lo siento, pero ya cerramos —dice Ren Jun una vez el chico se queda de pie en el tapete de la entrada.
—¡No, no, no! Por favor —el chico quita la capucha de su sudadera, dejando al descubierto por completo su rostro. Wow, sí que es un chico guapo. —De verdad necesito un libro, mañana tengo un examen importante y hasta apenas ahora pude salir de la universidad. ¡Por favor!
El chico junta sus manos en suplica, viendo a Ren Jun con desesperación.
Ren Jun muerde su labio inferior y asiente, el chico entra a la biblioteca y murmura un pequeño gracias, sintiendo un gran alivio. Y mientras el chico va en busca de su libro, Ren Jun cambia el letrero de la puerta y regresa al escritorio, donde acomoda sus cosas, solo esperando a por el chico.
Pronto llega el chico guapo con un enorme libro al escritorio del pequeño bibliotecario. Ren Jun al ver el libro que sostiene, se puede dar una idea de que quizás está estudiando medicina.
—Necesito que llenes está hoja con tu nombre, el nombre y autor del libro, tu número de teléfono, correo electrónico y la facultad en la que estás —mientras dice todo eso, Ren Jun le entrega una hoja en blanco y un bolígrafo de tinta negra.
Eso directamente lo tuvo que haber hecho en la computadora, pero desde antes de que llegara el chico, la había apagado, y para que se prendiera ese fósil tardarían años luz de lo que tardaría ese chico escribiendo sus datos.
—Claro —contesta el chico castaño, mientras deja el libro a un lado para tomar el bolígrafo.
Ren Jun da un paso atrás cuando el chico se inclina sobre el escritorio, escribiendo todo lo que le habían pedido. Pero Huang desvía la mirada de él cuando puede notar como el delicioso perfume del chico entra por su nariz, mareándolo por un momento.
—Listo, ¿eso sería todo?
Ren Jun regresa a verlo, solo para notar como cabellos castaños caen por su frente, haciéndole ver más atractivo. ¡Demonios! ¿Cómo alguien puede ser tan hermoso?
—S-sí, es todo —¡Carajo! ¿Por qué se puso nervioso? Tranquilo, Ren Jun, es un desconocido que probablemente jamás vuelvas a ver. —Tienes que entregar el libro a más tardar en dos semanas, si no es así, nos comunicáremos contigo por el número que dejaste o por correo.
—Claro, muchas gracias —el desconocido se despide con una sonrisa, tomando el libro y yendo hacia la salida.
Ren Jun lo sigue con su mirada pegada en la espalda del chico, viendo a su vez cuando este sale de la biblioteca para subirse como copiloto a un auto negro que se estacionó enfrente poco después de que llegó el chico guapo.
Cuando el auto se va, Ren Jun regresa en sí y ve el reloj que está en la pared. 10:13 p.m. Ya es tarde, debe de apurarse y cerrar, antes de que la lluvia caiga con más fuerza. Pero antes de seguir con sus pendientes y acomodar unas cuantas cosas, se queda viendo la hoja con los datos del chico, ahora sabiendo su nombre.
—Na Jae Min. Langman: embriología médica. T. W. Sadler —lee en palabras bajas. —... Facultad de medicina.
Sonríe al haber acertado su carrera; que, para estar estudiando medicina, tiene bonita letra. Ríe ante su pensamiento estúpido.
Pronto sale de sus pensamientos y dobla la hoja y la deja sobre el teclado de la computadora con una nota para Wendy, la chica que trabaja en la biblioteca los fines de semana; en ella escribió que debía ingresar los datos de la hoja al sistema sobre libros prestados. Una vez deja el recado, se pone su abrigo y toma sus cosas, pero antes de caminar hacia la salida, apaga todas las luces.
Sale de la biblioteca y se abriga mejor con su bufanda -que por cierto es su favorita, ya que se la regaló Je No en Navidad-. Ha parado de llover, pero aun así el ambiente es húmedo y el viento helado; Ren Jun siente que se congelaría en cualquier momento.
Sus pasos son largos y apresurados, solo con la intención de llegar rápido a la parada de autobús.
Cuando llega se mantiene de pie y se da cuenta que es el único ahí. Y lo único que pude hacer en su espera es perderse en sus pensamientos, porque tiene tanto frío que no quiere sacar sus manos de los bolsillos solo para ver su teléfono.
¡Demonios! No me dijo de qué sabor quiere el pastel. Cierra los ojos y suspira, tendrá que mandarle un mensaje a Je No. De prisa, saca su teléfono, pero antes de tan siquiera desbloquearlo, su mirada se pierde en frente, en el restaurante al otro lado de la calle. Puede ver perfectamente a través de aquel ventanal a una pareja disfrutando de una cena, felices y muy cómodos; son Je No y Lía.
Oh, sigue en su cita. Sonríe con tristeza y decide al final no mandarle ni siquiera un mensaje, porque Je No está en algo importante ahora mismo y no quiere arruinarlo con una pregunta tonta que bien puede esperar.
El autobús que debe de tomar se detiene en frente, haciendo que ya no pueda ver a la pareja; no le toma importancia -aunque un nudo se formó en su garganta- y solo sube y toma siento.
—¿Por qué? —susurra y se lleva sus manos a su rostro para cubrirlo cuando siente que va a llorar.
Se recrimina mentalmente; se siente triste, se siente dolido... Y realmente no tiene porqué sentirlo, Ren Jun ya debe de entender que es egoísta dejarse llevar por ello. Que ya debe dejar ir ese amor por Je No.
Pero aun así no puede evitar pensar si alguna vez, Je Nos lo podría mirar a él como lo hace con Lía.
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