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VI

Lamento si hay errores, me dio paja editar lksjdk. 

Si comentan y votan mañana subo otro cap:)

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Tres días. Tres días habían pasado y los ojos heridos de Taehyung seguían atormentándolo desde el momento en el que le dejó en claro que sólo serian amigos por qué el ya tenía a su omega.

Estaba haciendo todo lo posible por ignorar a su lobo y pensar por sí mismo, trataba de convencerse de que había tomado la decisión correcta y de que lo único que debía hacer era tratar de llevar su vida tranquila y normal, cómo antes del accidente.

Aunque eso no le estaba resultando bien en lo absoluto, por lo menos Rosé aún no parecía notar nada extraño, y eso era todo lo que le importaba. Ella. Su omega.

No es nuestra omega.

Eso se lo había repetido bastante su lobo estos últimos días, pero cómo ya había dicho, lo estaba ignorando, y aunque estaba seguro de que cada vez se sentía más enfermo, trataba de hacer como si nada hubiese sucedido.

Taehyung había sido dado de alta el día siguiente a su conversación, eso se lo había dicho Jimin mediante un mensaje al que también había adjuntado el número del pelirrojo y le había dicho que le había dado el suyo para "casos de emergencia".

Y desde entonces había decidido estar lo más alejado posible del celular para evitar llamar al omega o algo parecido; una vez más se había escondido en su oficina, detrás de un montón de trabajo, y claro, cómo no, las visitas constantes de Namjoon, quién le recriminaba qué no estaba haciendo lo correcto, cómo ahora.

— ¿Y qué querías qué hiciera Namjoon? ¿Qué dejara a Rosé y comenzara una vida feliz junto a Taehyung? —Preguntó el pelinegro exasperado, totalmente cansado del sermón de su mayor.

El peligris lo miró y soltó un jadeo de alivio. — ¡Por fin lo captas!

—Debes estar bromeando... Olvídalo, continuaré mi vida normal. —Jungkook le dedicó una mirada rígida y el contrario bufó.

—Cuándo conoces a tu omega predestinado puedes continuar tu vida normal... Pero con tu omega, ¡No sin él! —La negación de Jungkook era demasiado para Namjoon, quién ponía todo de sí para no golpear al pelinegro.

Jungkook ni siquiera se tomaba el tiempo de analizar las palabras de Namjoon, después de todo, lo único que su amigo hacía era complicarle más la situación, o ponérsela más fácil, aunque no lo aceptara...

—Tengo a mi omega, Nam ¿Cuántas veces debo repetirlo? —La voz de Jungkook era casi aspirante y Namjoon se sostuvo el puente de la nariz con los dedos mientras negaba pidiendo clemencia al cielo.

—Jungkook, hay muchos omegas en el mundo... Pero tú omega predestinado es sólo uno ¡¿Es muy difícil entender eso?! —El azabache se intimidó un poco ante el gruñido de su amigo y no supo qué responder, cómo en todas sus conversaciones, Namjoon lo había dejado sin argumentos.

Jungkook entendía todo lo que su amigo le decía, pero eso no significaba qué lo aceptara, había buscado todas las soluciones posibles a su problema, pero sin duda, el dejar a Rosé e ir con Taehyung no era una posibilidad, incluso en una ocasión había pensado qué tan inmoral sería cortejar a Taehyung siendo el alfa de Rosé, y sí, se había golpeado inmediatamente por aquella idea, pero no podía negar que era sugestiva.

Nunca en su vida, antes, si quiera le había pasado por la cabeza el serle infiel a Rosé, a pesar de que en su sociedad fuese un tema totalmente normal, el que el alfa tuviese todos los omegas que quisiese; para sus principios, y la forma en la que lo habían criado, era un insulto.

Pero era aún más insultante rechazar a su omega predestinado.

Jungkook no lograba entender el por qué el mundo debía ser tan complicado, y era mucho más difícil cuando parecía que el universo estaba en su contra, vivir consigo mismo se estaba volviendo casi intolerable, pues su lobo no dejaba de gruñirle cómo si fuesen los peores adversos del mundo.

Alzó su vista para observar a Namjoon, quien le veía en silencio con una mueca entre pena y enfado, le parecía extraño qué no hubiese hablado de nuevo aún y eso significaba qué probablemente estaba pensando muy bien lo que le diría a continuación.

— ¿Sabes Jungkook? Llegué a la conclusión de que no debo meterme más en este asunto, es tu vida y ya te dije varias veces lo que pensaba... Pero recuerda, qué un alfa en contra de su lobo, no significa nada bueno, solo espero que no termines adolorido y amargado, o peor aún, suicidándote por depresión gracias a tu lobo... El lobo siempre tiene la razón, Jungkook. No olvides eso. —En silencio el pelinegro observó a su amigo levantarse y tomar su taza de café para despedirse con un gesto y luego salir de su oficina.

Y lo dejó allí, sólo con sus pensamientos, con todo su interior burlándose de él como si fuese sólo un extraño qué había robado un cuerpo, y no sabía que estaba haciendo, tampoco sabía que haría ahora...

De repente creyó que todo estaba mal, todo lo que creía qué estaba bien, ya no lo estaba, y eso lo dejaba peor qué antes, ya no tenía un plan, y por primera vez en esos días fue consciente de lo mal qué se sentía su lobo, por primera vez en esos días dejó de ignorarlo, y pudo escuchar sus sonidos lúgubres y el desánimo qué lo invadía.

¿Qué estaba haciendo?

Cuando aquella idea iluminó su cabeza una vez más, trató de alejarla, pero por ahora, era la mejor qué tenía, y analizó, las ventajas y desventajas, pero quizá debió haberlo pensado un poco más, pero sólo siguió su instinto, después de todo el lobo nunca se equivoca ¿No?

Y contradiciéndose a todo lo que había pensado aquellos días, tomó su celular y buscó el contacto qué tanto había querido ignorar.

— ¿Taehyung? —Al cuarto tono contestaron y su corazón se aceleró.

¿Jungkook? —Su lobo pareció reaccionar ante la dulce y ronca voz del omega e internamente se sintió feliz de escucharlo.

— ¿Cómo estás? ¿Cómo te has sentido? Lamento no haber llamado antes, tengo mucho trabajo. —No era del todo mentira, aunque quizá omitió la parte de que el mismo había escogido tomar todo ese trabajo.

Oh, no te preocupes, entiendo... Yo, h-he estado bien, uh, sí bien. —Jungkook podía notar el tono apagado en el omega, el podía saber qué no estaba bien cómo si fuese el mismo y cada vez le impresionaba más el vínculo que los unía sin necesidad de una mordida.

Jungkook suspiró y lo pensó un par de veces más antes de hablar. —Eso me alegra... Yo llamaba por qué quería saber sí... ¿Te gustaría ir a cenar esta noche?

Se golpeó mentalmente. Una y otra vez. Pero no se arrepintió.

Estaba seguro de que aquello podía traer consecuencias muy graves, aunque por ahora Taehyung no podría saberlo, el no sabía toda la intención detrás de esas palabras.

—Y-Yo... No l-lo... Pero ¿Tú omega? Ella... ¿Está bien con eso? —La voz de Taehyung era titubeante, evidentemente nerviosa y Jungkook se mordió la lengua apretando un bolígrafo entre sus dedos, había supuesto qué el omega preguntaría aquello.

—Oh, ella está en casa de sus padres, tuvimos una discusión, pero no es nada, sólo quiero... Hablar contigo. —Primera mentira. Lo que más le sorprendía es que no le había costado decir aquello, y imaginó lo que pasaría si Rosé lo escuchase diciendo aquello.

Bien, yo... ¿Lo lamento? De acuerdo, iré contigo. —La seguridad en la voz del pelirrojo le dio más seguridad, y suspiró aliviado cuando Taehyung aceptó.

—De acuerdo, pasaré por ti a las ocho, envíame tu dirección. —Y cuándo Taehyung le respondió de manera afirmativa, colgó.

Arrojó el celular al escritorio y se pasó las manos por el rostro, al menos ahora su lobo estaba entusiasmado y eso hacía qué el se sintiese un poco mejor, ahora solo le quedaba pensar en qué le diría Rosé, y en cómo mantendría su mentira el tiempo suficiente...

Estaba confirmado, era una persona horrible y un alfa cobarde.

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Taehyung no estaba seguro de si era posible qué su corazón latiera tan rápido cómo lo estaba haciendo ahora.

¿Y si estaba al borde de un ataque cardíaco?

Ojalá que no.

Sus piernas temblaban desde el momento en que recibió la llamada de Jungkook y había tenido que sentarse para no caer de rodillas al suelo, había estado hundido en su mar de lágrimas durante los últimos tres días y su estado de ánimo había cambiado considerablemente en los recientes minutos.

No se entendía, y tampoco entendía a su omega, ya que antes no quería ningún alfa y mucho menos una marca, lo veía cómo una especie de castigo el estar entrelazado a un alfa de por vida y ser el tierno y sumiso omega qué todos esperan...

Hasta que llegó Jungkook.

Quería echarle la culpa al hecho de que fuese su alfa predestinado, pero desde qué había sabido que estaban entrelazados su mundo se había amoldado alrededor de él, y en el momento en el que fue rechazado y se enteró de que tenía ya a su omega, todo su mundo se derrumbó, y no le quedó más que llorar hasta quedarse sin lágrimas.

Se sentía patético, aquel molesto dolor en su pecho y los chillidos de su omega acompañándolo, en aquel momento odiaba ser omega y ser tan débil, por otro lado agradecía vivir sólo, así al menos podía sufrir solo y en silencio sin que nadie le dijese nada.

Jimin llamaba al menos cuatro veces al día y se las había arreglado para fingir que estaba totalmente bien y que solo estaba ordenando un poco la casa, en la última llamada del rubio se había enterado de que Hyunjin iría a visitarlo el fin de semana y casi gimió en descontento ante la noticia, amaba a su hermano, pero en ese momento solo quería sufrir su rechazo en paz.

Pero ahora todo parecía haber cambiado con la llamada de Jungkook, y aunque no podía descifrar con exactitud lo que pasaba por la cabeza del alfa tampoco quería darle demasiada importancia o pensarlo más de lo suficiente.

Ahora tenía cosas más importantes en las qué centrarse cómo ¿Qué se iba a poner? O ¿Era una cita?

No, por Dios ¿Cómo iba a ser una cita? El tenía a su omega. Aunque... Había dicho qué habían discutido... ¿Eso significa algo?

Le repitió a su lobo qué no debía ilusionarse, qué por ahora solo dejarían fluir las cosas y no anticipar nada, subió las escaleras hasta su habitación dispuesto a elegir qué ponerse y dando gracias a que sus heridas estuviesen sanadas casi por completo y de vez en cuando solo provocasen leves molestias, nada qué no se pudiese soportar.

Quizá pasó alrededor de media hora frente al armario sin saber si quiera qué hacer y tuvo qué golpear su frente con su mano varias veces obligándose a reaccionar.

Solo es una cena con un alfa ¿Por qué actúo cómo colegiala enamorada?

Aborrecía su propia actitud y se preguntó si siempre había sido así de... ¿Sensible? Pues esperaba qué no, por qué ahora sentía vergüenza de sí mismo; así que solo se dedicó a buscar lo que se pondría y comenzar a arreglarse para dejar de pensar tanto de una vez por todas.

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Tan rápido cómo había terminado de trabajar había salido y tomado su auto, ahora estaba conduciendo a su casa con la bilis subiéndole por la garganta evidentemente nervioso, apretaba el volante con tanta fuerza qué sus nudillos estaban blancos y pensaba en la excusa qué le daría a Rosé, mientras más se repetía que debía mantenerse tranquilo más alterado se sentía, y cuando llegó al estacionamiento de los edificios donde vivía lo observó casi con miedo.

Sin duda estaba seguro de que lo estaba haciendo no estaba bien, de otro modo no estaría tan incómodo.

Subió por el ascensor y recorrió el pasillo tranquilamente, felicitándose mentalmente a medida de que su cuerpo se iba relajando cada vez más, haciendo que dejase liberar feromonas que delataran su estado.

Entró al departamento encontrando a Rosé quien salió de la cocina para recibirlo y recibió con naturalidad el beso y el abrazo de la omega, cuando se separaron la chica le sonrió y el le acarició el rostro relamiendo sus labios antes de hablar.

—No cenaré contigo hoy, lo siento, tengo una reunión con unos inversionistas y debo irme en un rato. —Corto y preciso, Jungkook había aprendido qué mientras menos explicaciones se dieran, más creíble sería todo. Y pareció resultar, ya que la chica no mostró ningún indicio de duda y solo asintió con una sonrisa.

—De acuerdo, entonces ve a arreglarte para qué no se haga tarde, yo te preparé un té mientras para qué te relajes y vayas más tranquilo. —Y fue allí que un pinchazo de culpa lo atacó, se las arregló para agradecer con una sonrisa y besó la marca en el cuello de la omega antes de subir las escaleras hasta el cuarto de baño.

Se repitió mentalmente qué no debía dudar ahora.

Nada está mal.

No estoy haciendo nada malo.

Soy un alfa, los alfas pueden hacerlo.

Y luego de asentir convencido y de haber recuperado la confianza, se desvistió y se metió a la ducha, dejando qué el agua empapara su cuerpo y refregándose con el jabón con más fuerza de la necesaria, queriendo eliminar todo rastro del aroma de Rosé.

Se lavó por completo y se afeitó, se lavó los dientes y se enrolló una toalla en la cintura antes de salir, no tuvo qué pensar mucho en que ponerse, después de todo era una cena de "negocios", así que solo tomó unos ajustados pantalones negros de siempre y una camisa manga larga de botones blanca, se puso desodorante y se vistió enrollando las mangas de su camisa hasta sus codos, se examinó en el espejo y se puso perfume y un reloj de pulsera, una vez totalmente vestido, salió de la habitación y observo la hora, ya casi eran las ocho, así que bajó con prisa encontrando a Rosé quién esperaba con el con una taza humeante en las manos.

Le agradeció con una sonrisa y tomó el liquido con prisa pero atento de no quemarse, casi se atora cuándo la omega habló.

— ¿Volverás tarde? —Preguntó la chica mirándole y arreglando algunos de los cabellos húmedos qué caían sobre su frente.

—No lo sé, todo depende. Ya me voy, nos vemos. —Jungkook le devolvió la taza a la chica y apenas le dio un pequeño besito antes tomar su chaqueta, llaves y celular para luego salir de su casa.

Se miró en el espejo del elevador y pasó sus manos por su cabello y por cada lugar que Rosé pudiese haber tocado, tratando de eliminar cualquier rastro existente del aroma de la omega.

Comenzó a ponerse nervioso de nuevo cuando arrancó el auto hacia el departamento de Taehyung, el cual extrañamente no quedaba muy lejos, y por alguna razón recordó el día en que lo atropello.

¿Quién lo diría? Estaba a punto de tener una cita con el omega qué casi había matado... El mundo da muchas vueltas, demasiadas para su gusto.

Las calles estaban poco transitadas y agradeció eso ya el tráfico lo estresaba, y no quería estresarse más, mantuvo su atención fija en la vía, no queriendo pensar demasiado en la situación, su lobo saltaba de la felicidad sabiendo qué se dirigirían al encuentro con su omega y Jungkook bufó pensando qué la situación era demasiado irónica.

Cuándo estuvo en el estacionamiento del lugar de vivienda de Taehyung le envió un mensaje indicándole qué estaba abajo y a los pocos minutos el omega apareció saliendo del edificio, Jungkook pudo reconocerlo por su brillante cabello rojizo, mientras más se acercaba más embelesado quedaba el alfa, apreciando las suaves curvas del omega, sus piernas envueltas por aquellos ajustados jeans y la camisa suelta qué dejaba sus clavículas a la vista.

El sonriente chico subió al auto haciendo qué su olor lo golpeara y tuvo qué morder su labio para no gemir, cuando los fanales azules de Taehyung lo examinaron pensó que iba desmayarse por tanta belleza y si el omega no hubiese hablado probablemente hubiese sido así.

—Hola, Jungkook. —La dulce voz del omega le acarició haciéndole estremecerse y cuándo cerró la puerta se enderezó, sonriéndole al chico de una manera tan brillante qué no parecía suya.

—Hola, Tae... Te ves muy bien. —El comentario salió casi por si solo, pero no se arrepintió, tenía qué decirlo de todos modos.

—Gracias... Tú también. —Jungkook agradeció y arrancó el auto al lugar del restaurante en el que había hecho una reservación horas antes.

Amaba el aroma del omega inundando su auto y aunque pensó que mantendrían un silencio incómodo, extrañamente no había sido así, Taehyung hablaba con confianza contándole cosas de su día y preguntándole cosas triviales acerca de su trabajo o qué había comido en la tarde y cosas de ese estilo, Jungkook amaba la personalidad extrovertida de Taehyung, la forma en que se expresaba con claridad y con aura tan relajante qué te hacía sentir en confianza.

Cuando llegaron al restaurante rodeó el auto para abrirle la puerta a Taehyung y dirigirlo hacía el interior del lugar, tomándose el atrevimiento de poner una mano en su cintura y sonrió cuando instintivamente el omega se pegó más a el, sus partes animales estaban en sincronía al igual que sus partes humanas y por más que Jungkook intentaba no podía dejar de apreciar todo en Taehyung, desde sus brillantes ojos añil hasta la forma en que reía.

—Este lugar es muy bonito, Jungkookie... —Susurró Taehyung observando el lugar una vez entraron y un sentimiento cálido se instaló en el estómago de Jungkook gracias al apodo.

—Es nuevo, la verdad no había venido. —Sinceró Jungkook caminando con Taehyung detrás del mesero qué le indicaría su mesa.

—Escuché en las noticias qué este año fue llamado "el año de los restaurantes" ya qué supuestamente han estado abriendo muchos restaurantes nuevos. —Comentó Taehyung con una risita haciendo qué Jungkook le sonriera.

—Bien, entonces tendremos muchos restaurantes para visitar. —Los ojos de Taehyung brillaron con emoción y asintió tomando el menú que el mesero le ofrecía.

Taehyung trató de que las mariposas en su estómago no se removieran con aquel comentario, pero a este nivel era imposible, su pecho se hinchaba con una felicidad qué crecía cada vez que observaba al alfa sonreír y se sentía abrumado por todas las sensaciones qué estaba descubriendo y esta vez si podía decir con seguridad qué era una colegiala enamorada.

Jungkook le dijo a Taehyung qué podía ordenar lo que quería y el alfa amaba cada vez más lo familiar qué Taehyung volvía aquella situación, probablemente fuera cosa del vínculo pero sin duda el simple hecho de que fuese Taehyung también influía, y de repente los problemas qué había los últimos días parecían nunca haber existido, en ese momento todo parecía girar alrededor de Taehyung y lo qué le asustaba es que le gustaría que siempre fuese así.

Los pensamientos en su mente se enredaban y no podía pensar con claridad, por eso cuándo aquellas palabras llegaron a su mente, junto con aquella idea no pensó mucho, quería decirlo, su lobo le rogaba qué lo dijera y la presencia de Taehyung era cómo una anestesia qué adormecía sus sentidos, así que sin pensarlo mucho, habló interrumpiendo la historia qué el chico de cabellos rojos relataba.

—Tae... —Llamó su atención, el chico paró mirándole con ojos atentos y el ceño fruncido.

— ¿Sí, Kookie?

—Quiero cortejarte.

Y con aquellas palabras, Jungkook sabía que había sobrepasado el límite. 

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