II
Habían pasado muchas horas, eran cerca de las tres de la mañana y Jungkook no había podido pegar un ojo, Rosé estaba dormida sobre su pecho y el amigo de Taehyung y su hermano también dormían en una de las incómodas sillas de aquél lugar, su lobo no se había quedado quieto desde que había visto a Taehyung por primera vez y Jungkook asociaba su comportamiento con su instinto alfa por proteger al omega.
Jungkook había escuchado a la perfección todo lo que había dicho el hermano del omega, y no había podido evitar sentir que su pecho dolía al saber que aquel pequeño niño alfa se quedaría solo si su hermano moría...
No. No iba a morir.
Jungkook de alguna manera lo podía sentir, podía sentir que el pequeño omega estaría bien, podía sentir que volvería abrir sus ojos y el podría verlos por primera vez...
Se sorprendió a sí mismo al encontrarse pensando en los ojos de aquel omega ¿Por qué el querría ver los ojos de aquel chico desconocido?
Sus emociones comenzaban a exaltarlo, no podía controlarlas y no podía encontrar una explicación clara a su actitud.
Quizá su lobo comenzaba a alterarse debido a la necesidad de querer proteger al omega, lo cual también era extraño, nunca había estado tan desesperado por proteger a un omega, ni siquiera a Rosé.
Mientras más lo pensaba, más extraño le resultaba.
No supo en qué momento fue qué se durmió, solo fue consciente cuando despertó en la mañana debido al común ajetreo que comenzaba a formarse en la unidad, los médicos iban de aquí para allá al igual que los pacientes y acompañantes de estos que ya comenzaban a llenar la sala de esperas, se removió con cuidado sintiendo a Rosé moverse sobre su pecho mientras despertaba, observó a su lado y vio solo al amigo de Taehyung sentado de brazos cruzados y con la mirada fija al frente, Jungkook estaba seguro de que aquel chico era uno de los omegas más bonitos qué había visto.
— ¿Jungkookie? Buenos días ¿Cómo estás? —la voz de Rosé llamó su atención y bajó su vista a la omega sonriéndole con cariño.
—Estoy bien, deberías ir a casa y descansar un poco, yo me quedaré por si acaso —Habló Jungkook con voz suave acariciando el cabello de la chica.
—Tú también deberías ir a casa, puedes tomar un baño, comer algo y luego volver si quieres... —Sugirió la omega poniéndose de pie y esperando a que Jungkook respondiera, su lobo le pedía que no se moviera de allí, pero un baño no le vendría mal, después de todo no había tomado una ducha ni había comido desde el accidente.
Asintió luego de unos segundos y se levantó sintiendo a su lobo protestar en su interior y tomó la mano de la omega, parando frente al amigo de Taehyung antes de continuar.
—Yo... Iré a tomar un baño y a comer algo, puedes anotar mi número y avisarme cualquier cosa qué suceda... —Pidió amablemente observando cómo el omega asentía y le dedicaba una sonrisa cansada, sombras negras se marcaban bajo sus ojos y su piel se veía bastante pálida.
Jimin le pasó su celular a Jungkook y este lo tomó anotando su número en él y devolviéndoselo al rubio —Soy Jungkook.
—Yo soy Jimin, te avisaré si pasa algo —. Respondió Jimin mientras volvía a guardar su celular.
— ¿Quieres qué te traiga algo de comer? —Preguntó el alfa tratando de ser amable, pues sabía que el omega también estaba preocupado y no podía hacer mucho para calmarlo.
—Puedes traerme un postre, los dulces me relajan —. Jimin sonrió y Jungkook asintió despidiéndose y jalando la mano de Rosé para salir del lugar. Cuando salieron a la calle el frío hizo que la omega se pegara más a el, y rodeó su cintura con uno de sus brazos buscando darle más calor.
—Estoy muy feliz de que seas mi alfa, Jungkookie... Eres un gran alfa —Susurró la omega con una sonrisa orgullosa, sus palabras sinceras haciendo qué Jungkook sonriera de vuelta.
—Necesitaba oír eso, no me sentía un buen alfa luego de atropellar a ese chico... —Su lobo volvió a aullar en descontento cuando recordó lo sucedido pero trató de calmarlo repitiéndose qué todo estaría bien.
—Se pondrá bien Jungkookie, no fue tu culpa —La omega le sonrió y caminaron hasta la calle para parar un taxi.
—Lo sé...
.
.
.
Habían pasado al menos seis horas desde que había regresado al hospital con un pastel de chocolate para Jimin y un café, desde entonces solo se habían dedicado a mantenerse en silencio y esperar por alguna noticia, Jungkook le había insistido a Rosé para que se quedara en casa y descansara, y la omega a regaña dientes aceptó, el hermano de Taehyung no había aparecido en todo el día, y Jimin le había explicado qué el menor vivía en una residencia estudiantil un poco lejos y que había ido a buscar un poco de ropa y a justificar sus faltas en la universidad.
En todo el día no habían tenido noticias de Taehyung y comenzaban a desesperarse, los médicos iban de aquí para allá y ninguno tenía información para darles o al menos eso decían, Jungkook comenzaba a preocuparse por sí mismo, pues su lobo se angustiaba cada vez más al no saber nada del omega, y eso lo confundía pues ni siquiera conocía a Taehyung como para que su lobo ya hubiese desarrollo algún tipo de sentimiento por él.
—Tú omega... —La voz de Jimin captó su atención y se giró para verlo, alzando sus cejas e incitándole a continuar — ¿Hace cuanto son pareja?
Jungkook sonrió al pensar en Rosé y respondió sin vacilar —Dos años.
—Se ve qué se quieren mucho, ella parece una chica muy dulce, una muy buena omega —. Jimin sonrió y Jungkook asintió dándole la razón — ¿Es tu pareja predestinada?
La pregunta tomó un poco por sorpresa a Jungkook, pues hace bastante qué no se lo preguntaban, y al comienzo de su relación era una pregunta frecuente y a veces incómoda, odiaba ese tema de las parejas predestinadas. Su sonrisa se borró y negó lentamente con su cabeza.
— ¿Ya la marcaste, no? —Preguntó Jimin con curiosidad y Jungkook asintió sin saber por qué el omega preguntaba aquello — ¿No has pensado en lo que pasaría si llegaras a conocer a tu pareja predestinada ahora?
—Yo... no creo tener una pareja predestinada, o al menos no cerca, nunca me importó demasiado eso, me parece tonto qué el destino sea quien escoja a una persona para nosotros y tampoco esperaría hasta volverme viejo para encontrarla... —Explicó Jungkook desviando su mirada.
Tenía amigos que habían encontrado a su pareja predestinada, y decían que era lo más hermoso del mundo, qué el vínculo era demasiado fuerte aún sin una marca, sin embargo, no podía creerlo del todo, y pensaba que solo eran una tontería inventada por sus viejos ancestros para hacer todo más bonito, o más complicado.
Jimin se encogió de hombros —Hm, dicen qué estamos destinados a encontrarnos al menos una vez con nuestra pareja predestinada, así no nos emparejemos con ella, igual vamos a conocerla.
—Suena lindo, pero creo que estoy bien así —Respondió el alfa con calma, observando a Hyunjin, el hermano de Taehyung, acercarse a ellos, su rostro lucía cansado y sus mejillas estaban rojas, probablemente había estado corriendo.
—Hola hyungs —Saludó el menor tomando un poco por sorpresa a Jungkook al llamarlo de manera formal, a pesar del inconveniente qué habían tenido el día anterior —No te sorprendas, me prometí a mi mismo qué te perdonaría si estabas aún aquí cuando llegara.
Explicó el pequeño alfa cómo si hubiese leído sus pensamientos y Jungkook solo asintió en acuerdo con el chico, pues podía ver que solo era un niño preocupado por su hermano omega, era normal aquella actitud en los alfas, más si eran familia.
El mismo hombre con bata blanca del día anterior se acercó a ellos, y tan pronto cómo lo divisaron en su campo de visión se pusieron de pie esperando las noticias del hombre.
—El chico está estable, tuvimos qué entubarlo, sufrió un traumatismo craneoencefálico y debido a esto está en un estado de coma, tuvimos qué realizar una operación ya que uno de sus pulmones fue perforado por un vidrio roto, por el momento está respondiendo bien al tratamiento, pero necesitamos qué despierte para poder hacer un diagnostico completo, mañana en la mañana lo trasladaremos a una habitación y podrán verlo —El hombre habló casi sin hacer pausas y los chicos no sabían si sentirse aliviados o qué, al menos podían estar más tranquilos al saber qué podrían verlo y que por los momentos estaba fuera de peligro —Es un omega bastante fuerte, si no fuera por sus evidentes ganas de vivir creo qué hubiese muerto en el momento en que quedó atrapado bajo ese auto —. Agregó el hombre antes de retirarse por donde había llegado.
Hyunjin no sabía si reír o llorar, Jimin no sabía si sentirse aliviado o gritar, y Jungkook solo quería que la noche pasara rápido para poder ver al omega, Jimin acarició la espalda de Hyunjin y este abrazó al omega buscando control a todas sus emociones.
—Te dije qué se pondría bien... —Susurró Jimin envolviendo al menor entre sus brazos y acariciando su cabello.
Jungkook suspiró, girándose para caminar fuera del hospital y poder llamar a Rosé para contarle lo que el médico había dicho.
Tenía todas las emociones a flor de piel y su lobo parecía haberse calmado un poco por la noticia. Informó a Rosé y tan rápido como terminó la llamada volvió al edificio, pues la temperatura comenzaba a descender es demasía.
La noche pasó espantosamente lenta, el frío se hacía más insoportable con cada hora qué pasaba, Hyunjin y Jungkook había convencido a Jimin para que fuera a descansar a casa y volviera en la mañana, pues temían que el pequeño omega pescara un resfriado o cualquier otra enfermedad.
Jungkook apenas y pudo descansar unos pocos minutos entre cada hora, pues cada vez que empezaba conciliar el sueño su lobo se removía inquieto impidiéndole profundizar su sueño. Aparte, la noche en el hospital había sido demasiado inquieta, los enfermeros y doctores parecían no haber descansado en toda la noche, pues iban de aquí para allá y susurraban entre sí sin parar.
Cuando llegó la mañana Jungkook casi gritó de alegría de que por fin hubiese terminado esa tortuosa noche, la cual estaba seguro había sido la más larga de su vida. Jimin llegó apenas el reloj marcó las siete, y Jungkook movió un poco a Hyunjin que se encontraba a su lado para despertarlo. El edificio estaba totalmente iluminado y el blanquecino lugar sin duda no lucía tan espeluznante cómo lo era en las noches.
—Hyunjin, Jimin llegó —Avisó Jungkook moviendo un poco más al chico hasta que este comenzó a despertar lentamente.
— ¿Alguna noticia? ¿Pasó algo mientras no estaba? —Preguntó Jimin apenas estuvo frente a ellos, sin duda lucía mucho mejor y sus ojeras ya no eran tan visibles.
—No, acabamos de despertar —Respondió Jungkook levantándose, Hyunjin se estiraba perezosamente cómo un niño y haciendo que Jimin sonriera con ternura —Iré a buscar café, no tardo.
Y sin esperar respuesta se dirigió a la cafetería del hospital en busca de tres cafés, el lugar estaba un piso más abajo y era bastante acogedora, la calefacción siempre parecía estar encendida allí y el aroma a café recién hecho era bastante agradable, se movió lo más rápido que pudo y volvió a la sala de espera con los tres cafés dobles, tendiéndole uno a Jimin otro a Hyunjin.
Jimin agradeció con una sonrisa y Hyunjin casi lo besa al ver qué le había traído su café favorito, y Jungkook no tenía ni idea de que ese era el café favorito del menor, aún así no dijo nada y sólo le limitó a reír.
Su lobo saltaba de la alegría en su interior al saber qué estaba cerca el momento de ver a Taehyung, y no podía entender el porqué estaba tan emocionado, es cierto qué había estado bastante angustiado esos días, pero eso no cambiaba el hecho de que no conocía a aquel omega.
—El joven Taehyung ya está instalado en su habitación, es la 337, lávense las manos antes de entrar y no hagan mucho ruido, recuerden que su accidente fue bastante grave —. La voz del médico los tomó por sorpresa y agradecieron con una pequeña venia antes de que el hombre se marchara.
Jungkook observó a Jimin y Hyunjin sin saber qué hacer.
— ¿Qué estamos esperando? ¡Necesito ver a mi hermano! —Chilló Hyunjin caminando a paso rápido hasta el ascensor, Jimin y Jungkook se miraron y enseguida caminaron detrás del menor.
Jungkook sintió que el trayecto en el elevador era eterno, y cuando las puertas se abrieron y un extenso pasillo de paredes blancas y con puertas del mismo color se hizo presente sus piernas no respondían con normalidad, su corazón golpeaba con fuerza dentro de su pecho y tuvo que controlar todo de sí para no comenzar a soltar feromonas qué alertaran a sus amigos, vería a Taehyung por primera vez y no estaba seguro de cómo sentirse al respecto, su mirada estaba fija en las baldosas blancas del suelo y sus pasos hacían eco en su cabeza, apretó los puños conteniendo sus emociones, y cuándo estuvieron frente a la puerta lavaron sus manos en un pequeño lavamanos junto a la puerta y se pusieron un poco de antibacterial antes de que se volteara hacía la puerta, la abrió casi sin pensarlo y entró con Jimin detrás de él.
Se quedó parado, su cuerpo parecía no reaccionar y pasaron varios segundos antes de que se dignara a avanzar, en el momento en que dio un paso dentro de la habitación el olor del omega lo golpeó. Era dulce. Olía a té de canela dulce y manzana. Su aroma hizo a su lobo aullar complacido, y en el momento en que fijo su vista en el cuerpo sobre la cama de hospital observó su cabello rojizo y su piel pálida y magullada, el tubo dentro de su boca que llegaba hasta su garganta, solo eso bastó, todo en el hizo un cortocircuito, su lobo enloqueció, y sus piernas no fueron capaz de sostenerlo.
Cayó de rodillas al suelo con la boca abierta, tratando de decir algo, sentía si cuerpo temblar y enseguida Jimin y Hyunjin se acercaron a él, sus voces parecían desesperadas por captar su atención, pero solo era capaz de escuchar murmuros lejanos.
Su interior se retorció y sus ojos cambiaron de color a ese rojo brillante tan característico de los alfas.
Y no tenía experiencia en ello, pero podía sentirlo, lo había sentido, lo sabía...
Aquella presión en su pecho y esas ganas de gritar y llorar al mismo tiempo...
Sabía que estaba sucediendo...
Había encontrado a su omega predestinado...
Y ese era Taehyung...
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