P R Ó L O G O; érase una vez...
El lugar apestaba. Las náuseas no tardaron en llegar y tuvo que alejarse un poco de los establos, cubriendo su nariz y boca con su mano derecha, actuando en silencio para no alarmar a ningún guardia nocturno que rondaba cerca.
El excremento de los caballos olía fatal y Taehyung estaba decidido a hacerle un escándalo a su mejor amigo por haber elegido el peor lugar de todo el castillo para encontrarse, pero por primera vez solos porque generalmente los apartaban sin ninguna explicación.
Taehyung no tenía un buen presentimiento de esa noche, había más seguridad de lo normal y Yoongi estaba llegando atrasado, algo que no era normal desde que ambos... decidieron ser sinceros con sus corazones noches atrás.
Aún no podía comprender cómo ocurrió todo. Él y Yoongi mirando el lago, Taehyung perfectamente acoplado al cuerpo ajeno y con una sonrisa imborrable. Los corazones bombeando muy fuerte sobre sus pechos y con un deseo que ambos parecían pedirle a la luna: ser correspondidos.
Eran dos adolescentes enamorados; ellos se querían más de lo permitido, más de lo que sus respectivas familias estaban dispuestas a tolerar para no arruinar la perfecta e intachable imagen que tenían en Inglaterra y Corea, y también por todo el mundo.
No obstante, eran dos adolescentes enamorados, rebeldes y con mucho amor para dar. Nadie podía prohibirles estar juntos, o eso era lo que pensaba Taehyung hasta esa mañana que sus padres hablaron con él, y sin darse cuenta le rompieron un poco el corazón.
«Te irás a Inglaterra, Taehyung. En cinco años podrás volver aquí, pero debemos priorizar tu educación inglesa.» Le dijo su padre sin titubear, y aunque adoraba a sus padres y odiaba hacer berrinche ante esas decisiones por su bien, el menor no pudo evitar hacer un escándalo bastante corto por la noticia.
«Somos una monarquía importante, los ingleses y el mundo nos aprecian y respetan. Tu deber como príncipe será cumplir con tu formación. No tienes opción, lo sentimos.» Después le dijo madre, dándole su continuación a esa conversación tan... dolosa.
Él no quería irse de Corea, él amaba esa tierra.
Pero...
¿Qué tan difícil sería soportar cinco años en Inglaterra para acabar de formarse con los valores ingleses tal como sus padres querían?
¿Qué tan difícil sería dejar de ver a Yoongi, su mejor amigo, su amor, por un par de años?
Lo estaba exponiendo al peligro. Más bien, ambos se exponían como dos rebeldes sin causa. Tuvieron que esperar hasta muy tarde en la noche para poder escapar sin ser descubiertos por algún familiar o personal del reino, o peor... sus padres, quienes a veces rondaban a esas horas por falta de sueño o para dirigirse a la biblioteca real.
Observó su reloj, contando cada segundo debido a los nervios que le causaba estar solo, en las caballerizas, y de noche sin nadie que pudiera defenderlo ante algún inconveniente.
Pero poco pudo pensar cuando un ruido lo espantó, casi causando que gritara sin importarle que lo oyeran y castigaran por ello. Aunque tampoco tuvo tiempo suficiente para reaccionar como quería porque una mano grande y pálida le cubrió la boca, mientras tanto un cuerpo se acercaba demasiado al suyo.
Era Yoongi.
—Silencio, Taehyung-ah. No querrás que nos descubran y arruinen nuestra noche, ¿o si? —murmuró demasiado cerca de su oído y un escalofrío le recorrió el cuerpo por completo. La voz de Yoongi había madurado tanto, igual que la suya. Ambas graves, profundas y hasta un poco aterradoras. Pero su hyung siempre mantenía un tono coqueto que lo derretía.
Después de un momento donde su respiración se calmó, Taehyung por fin fue liberado y decidió enfrentar a su mejor amigo y golpear su pecho con fuerza. ¡Nadie podía asustarlo de esa manera! ¿Y si hubiera reaccionado como un tonto, caído y arruinado su camisa blanca y pantalones de vestir? ¡Sus padres lo matarían!
—Casi me mata del susto, hyung —masculló, recibiendo un beso en la frente.
—Menos mal que no fue así —dijo, sonriéndole a Taehyung con burla—. Pero mejor vayamos al lago, aquí apesta. Lo siento mucho, me pareció un buen escondite.
—Olvidelo, tengo prisa en ir al lago.
Yoongi reaccionó frunciendo la nariz y rápidamente fue arrastrado hacia el lago, Taehyung lo había tomado de la mano con fuerza y corrían casi a la par. Cada tanto tuvieron que detenerse por aquellas luces que les daban la señal de que un guardia nocturno estaba cerca, y ninguno tenía la necesidad de arriesgarse.
—Sólo estuve ausente por un día y te noto tan... ansioso. Príncipe Taehyung, ¿puedo preguntar por qué tanto apuro? Tenemos toda la noche para los dos —preguntó y entrelazó su mano con la contraria, deteniéndose un segundo cuando notó un guardia a lo lejos.
El menor lo enfrentó con valentía, accionando a entrecerrar sus ojos en el momento que notó a Yoongi alzar una ceja y dedicarle sin una pizca de descaro una mirada tan... malditamente encantadora.
—No me gusta separarme de usted, hyung. Tengo mis razones —suspiró y ambos emprendieron el poco camino que les quedaba para llegar al lago, cruzando una gran fuente ubicada cerca de un bosque de una hectárea que el palacio de la familia Min poseía hacía años.
Finalmente pudieron tomar un respiro con la adrenalina bajando poco a poco de sus cuerpos. A veces resultaba una tarea muy complicada huir en silencio de la gran cantidad de guardias que se ubicaban a diferencia sectores del castillo, custodiando cada rincón. Pero hacerlo era más que divertido, los dos se sentían dentro de un libro o película de aventuras cuando se escondían, corrían o distraían a esos altos hombres de traje.
Taehyung fue el primero sentarse, en cruzando ambas piernas y apoyando sus antebrazos sobre sus rodillas. Luego le siguió Yoongi, este estirando sus piernas y cruzándolas una arriba de la otra, utilizando sus manos y brazos como soporte. Y ninguno se dirigió la palabra durante un buen tiempo, se dedicaron con exclusividad a contemplar la luna llena y su reflejo sobre el lago.
—En Taejeong-dong, Hoseok dijo algo muy interesante.
—Hoseok hyung dice muchas cosas que son interesantes y otras que son puras tonterías —comentó Taehyung, perdido en el paisaje frente a él y en los acontecimientos de esa mañana.
—No hables de esa forma —reprendió, para luego agregar—: Hoseok dijo que las personas que admiran a la luna, están sufriendo por un amor. Él dijo que sus miradas brillan y se pierden al observar por tanto tiempo a la luna, como si el desamor los estuviera rompiendo por dentro. No lo sé, fue muy profundo y no tenía mucha importancia para mí hasta que tú te convertiste en una imagen muy precisa de su descripción.
Entonces aquello captó la atención del menor, quien ladeó su cabeza y tuvo una pequeña batalla de miradas con Yoongi. Los dos acabaron riendo suavemente al final.
—Tal vez deberías decirle a Hoseok que en lugar de formarse como militar, él debería convertirse en un poeta —sugirió en broma y se aproximó al cuerpo del mayor, atreviéndose a dar un paso que le daba mucho temor a pesar de estar a solas con Yoongi.
Taehyung lo besó tan pronto se acomodó en el regazo de Yoongi, y este no pudo evitar sonreír y mirarlo segundos antes de continuar el beso.
El chasquido de sus labios fue una dulce melodía para Yoongi. Se dejó llevar para acariciar con sus manos la esbelta espalda de su mejor amigo, luego se acostó sobre el césped y Taehyung se inclinó para continuar el beso.
Era algo de movimientos lentos, dado con una pizca de timidez al ser una de las primeras veces que se besaban. Y ambos cuánto adoraban hacerlo al encontrarse frente al lago, con la luna siendo única testigo de sus actos.
—Hyung —farfulló unas cuantas veces para detener los besos del mayor. En cuanto lo logró, lamió sus propios belfos—. Tenemos que hablar.
—¿Qué tan malo es lo que debes decirme? —cuestionó preocupado. Yoongi, entre asustado y preocupado.
—Desde mi punto de vista, es malo. Muy malo. Se trata de Inglaterra, hyung. Tengo que irme otra vez, pero mis padres me han dicho que será por cinco años para finalizar mi formación como un príncipe inglés —explicó con calma, mientras por dentro estaba implorando para que el mayor lo tomara de la mejor manera.
No sería nada fácil. Ni siquiera Taehyung podía imaginarlo, porque algo le ocultaban y de eso estaba completamente seguro cuando sus padres se dedicaron una sutil mirada esa mañana en medio de su conversación. Además, el presentimiento estaba ahí y él creía mucho en ellos.
—Cinco años —repitió—, eso es mucho tiempo. Pero no puedes ir en contra de La Corona, es razonable.
—Yo quiero ir en contra de ella desde que tengo uso de razón —Le recordó, logrando traer agradables memorias al otro.
Porque, en varios episodios de cuando eran niños, Taehyung siempre insultaba a la Corona o su opinión difería a lo que sus padres decían durante las conversaciones en la hora del té e incluso cuando se reunían con la familia de Yoongi para hablar al respecto de ella. Muchas veces fue tomado como un jovencito bromista, como el hijo menor de la familia real que sólo estaba divirtiéndose inocentemente. Pero no era así, y el único que se percataba era Yoongi. Siempre ha sido él.
—Tienes razón. Pero sólo serán cinco años, podremos vernos en nuestras vacaciones. No entiendo tu preocupación, Taehyung —Una mano pálida acarició la tersa piel del susodicho y este cerró sus ojos—. No vives aquí, créeme que me acostumbré a tu ausencia por varios meses.
—Pero esta vez no serán dos o tres meses, hyung —Refunfuñó, alejándose de Yoongi y volviendo a su posición de piernas cruzadas y antebrazos descansando en sus rodillas—. Serán cinco años.
—Deja de preocuparte por el tiempo; tú y yo estaremos bien. Tal vez podría viajar a dónde sea que te envíen siempre que nuestras familias lo autoricen —le afirmó, girando su cuerpo y obligando a Taehyung a que lo mirara con sus dedos tomando su mentón—. Cuando finalices tus estudios y cuando crezcamos, nos casaremos y estaremos juntos, Taehyung-ah. Te lo prometo, amor.
— ¿Quieres casarte conmigo, hyung? ¡Oh por Dios! —Dio un salto de felicidad hacia el cuerpo del mayor. Ambos acabaron acostados sobre el césped, sonriéndose mutuamente e imaginando acontecimientos de su futuro juntos.
Sin embargo, el futuro era jodidamente incierto. Así como lo fue la repentina pérdida de contacto de ambos príncipes una vez que Taehyung fue enviado a Escocia a finalizar sus estudios, y desde ese momento, todas las promesas, los besos y el futuro juntos dejó de existir.
Hasta que nueve años después, un inoportuno acontecimiento, los volvería a alinear a ese destino que ya estaba escrito para los dos desde hacía mucho, pero mucho tiempo.
Esto es un au que comencé en twitter, pero que tengo planes de pasarlo acá por cuestiones de comodidad y tiempo. Es más ligero para mí narrar todo, sepan disculpar y espero que lo disfruten 💙
ALEX.
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