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7; Atravesado por tu encanto.

Corea del sur, 16 de diciembre de 2022.

Querido nadie,

Algo me sugiere que usted nunca fue el culpable, que alguien más se interpuso entre nosotros, pero, sin evidencias concretas, aún albergo resentimiento hacia usted. Quiero que comprenda que hice todo lo posible por esperarlo, pero con el tiempo, decidí seguir adelante con mi vida.

No es necesario apartar la mirada para dar cuenta de que entre nosotros ya no queda nada, ¿verdad? Esta noche, mientras paseábamos Holly, Geumjae y yo por el jardín, contemplaba esa luna que solía hipnotizarnos y bailar para nosotros. Sin embargo, ahora parece fatigada, dándonos la espalda. Esa misma luna que nos hizo entender la complejidad de un amor tan intenso como el nuestro y que, al final, nos lo arrebató.

Últimamente, me he estado preguntando: ¿Dónde está ese amor del que tanto se habla en el mundo? ¿Existe realmente? ¿Por qué insisten en que el amor es fundamental para los seres humanos cuando he vivido una década sin el suyo y sigo en pie?

Atentamente,

MYG.

P.D: Mantuve mis ojos fijos en su fotografía durante al menos una hora, lo cual me lleva a expresar lo siguiente (con cierta vergüenza): ¡Afortunado el día en que usted optó por cambiar su color natural de cabello!

P.D. 2: Vivo en la constante etapa de no superarlo a usted, porque en el fondo continúo aferrado a la manera en la que me ha hecho sentir.

Aidan Cameron Frederick Windsor o Jeon Jungkook, como gustaban de llamarse entre hermanos fuera de la presencia de su abuela, la Reina Madre, estaba en aquella altura de su edad donde su cerebro no alcanzaba el punto de madurez requerido por su familia para lograr dimensionar el alcance que tenía cada escándalo en el que se veía involucrado.

Taehyung podría enumerar las numerosas controversias a las que tuvieron que enfrentarse debido a las “travesuras adolescentes” del miembro más joven de la familia Windsor. Estas controversias abarcaron desde temas relacionados con sus encuentros sexuales, opiniones políticas y críticas al Primer Ministro de Inglaterra hasta involucrarse en carreras de autos clandestinas a la edad de dieciséis años, siendo esta última su polémica más reciente. En ese momento, los titulares solo anunciaban: “¡La historia se repite! El príncipe Aidan fue visto compitiendo en carreras de autos ilegales.

Y cosas similares que le provocaron cólera a Seojeong y a Louis. Este tema antiguo afectó la imagen de su familia durante meses, especialmente porque su hermano mayor cometió el mismo error al alcanzar la mayoría de edad. Pero, a diferencia de Jungkook, Seokjin aprendió de la experiencia y no volvió a repetirla... porque no necesitaba estar al borde la muerte por segunda vez.

Entonces, entre murmuraciones y suspiros, Taehyung aventó su teléfono a la cama. No estaba para nada satisfecho con la respuesta de su hermano menor, mucho menos si detrás de ese mensaje subliminal estaba dándole una contestación evidente de sus actividades clandestinas. Vio necesario olvidar su propia cólera para conseguir una calma momentánea que le permitiera pensar y se alejó hacia la ventana, maldiciendo a sus problemáticos hermanos en el transcurso.

Apartó la gigantesca cortina con cuidado y observó el panorama del jardín, encontrándose con la presencia de un cachorro vagando en soledad entre los arbustos en búsqueda del lugar ideal para hacer sus necesidades, aunque de pronto oyó el llamado de un niño, a quien identificó como el hermano menor de Yoongi y sonrió en cuanto éste último también hizo acto de presencia allí.

Ambos hermanos vestían con ropas de estilo deportivo, y Taehyung aprovechó la oportunidad para fijar la mirada sobre el apuesto rey. Mordió su labio, derritiéndose por ese hombre entre exhalaciones profundas, preguntándose a la misma vez por qué los medios coreanos afirmaban que no existía afecto de Yoongi para con Geumjae, cuyas risas en dirección a su hermano mayor que lo cargaba en brazos demostraban lo contrario.

Momentos después de su propio embelesamiento hacia Yoongi, deslizó la cortina para bloquear el ingreso de la luz exterior a su habitación y volvió a coger su teléfono entre manos y buscó el contacto de su guardaespaldas, implorando en sus adentros que éste no estuviera dormido. Aunque, conociendo a Park Jimin, seguramente estaría luchando para acomodar sus horarios de sueño al horario coreano.

Rio, depositando su teléfono en el bolsillo de su pijama. Él tenía argumentos válidos para impedir que Jimin no intentara ningún movimiento estúpido para coquetearle a otra de las personas que más apreciaba en la Tierra. Hoseok ha sido el confidente de Taehyung, desde que, en su inocencia, apenas podía ir al baño sin compañía porque creía en los monstruos.

Ambos siempre han compartido una conexión especial desde la infancia, precisamente desde el momento en el que Yoongi, durante unas vacaciones que la familia Windsor visitó el país para residir en el palacio de los Min, decidió presentarlo cuando Hoseok era aún compañero de clase de Yoongi.

Cultivaron su amistad a lo largo de los años, inicialmente a través de cartas y más tarde, a medida que se les permitía tener contacto con la tecnología, mediante correos electrónicos. Sin embargo, este contacto regular se vio afectado cuando Hoseok se enlistó al ejército por decisión propia. A pesar de la distancia, intentaron mantenerse en contacto, pero los mensajes por emails se hicieron cada vez más ocasionales.

A pesar de los altibajos en su comunicación, supieron mantener en pie una amistad que, en tiempos de la adolescencia, a Taehyung le quitaba por momentos la espina que llevaba clavada en el pecho por los acontecimientos que atravesaba en esa época. Y en la actualidad, mientras Taehyung, además de hablar de sus actividades y todo aquello que lo motivaba o preocupaba como príncipe o persona, también seguía compartiendo sus pesares, y Hoseok, con paciencia y sabiduría, continúa ofreciendo su apoyo.

Inmerso entre sus pensamientos, su teléfono vibró y la pantalla se iluminó anunciado nuevos mensajes de su guardaespaldas e inmediatamente lo desbloqueó, recibiendo las afirmaciones de Jimin sobre conducirse hacia la habitación de Hoseok y soltó una risa por ello.

Como había planeado meticulosamente, Jimin avanzó con sigilo por los extremos del pasillo hasta llegar a la imponente puerta de madera que marcaba la entrada a la habitación de Hoseok. La valentía enérgica que había mostrado con orgullo ante el príncipe británico en sus mensajes se desvaneció de su sistema, dando paso a una mezcla de emoción y nerviosismo a medida que sus nudillos se acercaban y chocaban tres veces sobre la puerta.

La anticipación de lo que vendría a continuación provocó una excitación palpable en el interior de Jimin. El corazón latía con fuerza mientras esperaba que la puerta se abriera. La emoción se intensificó cuando, finalmente, Hoseok abrió la puerta, revelando una escena que aceleró aún más el pulso de Jimin.

La visión de Hoseok con solo la parte inferior del pijama y el torso desnudo, exhibiendo un abdomen trabajado, dejó a Jimin sin aliento. La atracción física se mezcló con la sorpresa y la excitación al notar los músculos definidos que adornaban el cuerpo de Hoseok. Jimin se tomó un momento para apreciar la figura del guardaespaldas del rey, notando que, aunque no era demasiado robusto, su cuerpo estaba marcado por músculos en todas partes.

La habitación se llenó de una tensión palpable mientras Jimin procesaba la escena ante sus ojos marrones y pícaros. El nerviosismo inicial se transformó en una mezcla de admiración y deseo, creando un momento de conexión electrificante entre ambos, puesto que Hoseok tampoco se quedaba atrás, pero sabía cómo disimular mucho mejor que aquel pelinegro. La experiencia de abrir la puerta se convirtió en un encuentro que despertó una gama de emociones en Jimin, llevándolo a un territorio emocionalmente excitante y desconocido que no esperó saborear tras aterrizar por primera vez en mucho tiempo en tierras coreanas.

En definitiva, su líbido en falta de atención necesitaba ser saciada y, por más irrespetuoso que sonara teniendo en cuenta las circunstancias que lo llevaron a volver a su patria, Jimin trabajaría duro para obtener lo que quería de aquel hombre en los próximos días que aún le quedaban residiendo allí.

— ¿Qué se le ofrece? —Quiso saber, apoyando parte de su brazo sobre el marco de la puerta.

— ¿Uh? —Jimin parpadeó, despeinando sus cabellos e intentando reaccionar—. Yo... Yo me preguntaba si sería tan amable y colaborador de ceder el número telefónico de su Majestad.

—Lo lamento, no puedo hacer eso.

— ¿Puedo saber por qué? —consultó y cruzó sus brazos—. Le prometo que no he venido con segundas intenciones.

—Lo que usted está solicitando no será posible sin la autorización de su Majestad —explicó y seguidamente intentó cerrar la puerta de su habitación, acción que fue bloqueada por el brazo de Jimin.

— ¡Solo démelo, por todos los cielos! —susurró la orden que sonó como un berrinche infantil para Hoseok, cuyos ojos viraron y abrió una vez más la puerta.

— ¿Qué fue esa insolencia de su parte, señor Park? —Le preguntó con ambas cejas fruncidas, tomándose el tiempo de analizar las expresiones enfadadas del otro hombre con cierta pizca de diversión.

Sin embargo, lo último que hubiera esperado de aquel bonito e irritable hombre era recibir un manotazo sobre su pecho. Entonces la diversión, la tensión esporádica que nació ante las miradas que le atravesaron el cuerpo, se fueron a la basura para ser reemplazadas por sentimientos de ofensa e incredulidad ante tal comportamiento.

— ¿Qué cree que hace? Usted es un insolente. —masculló indignado.

— ¿No conoce otro calificativo que no sea “insolente”? —entrecerró los ojos, completamente divertido de estar en esa situación por más desesperante que fuera intentar conseguir lo que Taehyung le pidió con tanta insistencia.

Hoseok suspiró, ingresando a la habitación para buscar su teléfono y regresar hacia Jimin en cuanto lo tuvo en sus manos, éste último celebrando internamente por haber conseguido su objetivo.

—Deme motivos creíbles y consideraré cumplir su pedido. —Pidió mientras sostenía su teléfono.

—Los motivos deberían ser evidentes para usted —Hoseok ladeó el rostro, indirectamente exigiendo que aclarara la situación—. He venido aquí porque su Alteza real no tuvo la valentía suficiente para hacer esto.

—Ya veo —murmuró—. Deme su teléfono.

«Y todo lo que usted quiera, señor Jung.» Pensó Jimin, lamiéndose los labios entretanto acataba la demanda y observaba al joven más alto tecleando en su pantalla.

Hoseok concluyó de anotar el “número” telefónico de Yoongi a la vez que Jimin continuaba aguardando con expectación. En silencio, el joven festejaba interiormente por haber cumplido con la petición desesperada de Taehyung, quien saltaría de felicidad en cuanto lo supiera. Cuando el guardaespaldas de Min le devolvió el teléfono con una expresión hostigada, Jimin abandonó el lugar tras una reverencia y, al ingresar a su habitación, se movía dando saltitos, expresando su alegría de manera efusiva, como un niño pequeño.

Hoseok, observando la escena con una sonrisa ladeada, disfrutó del alborozo de Jimin. Con gesto amistoso, Hoseok se retiró a su propia habitación, dejando al joven entregado a su efímero regocijo que él secretamente compartía porque le daba la impresión de que, como a él, a ese hombre también le hacía ilusión que algo volviera a ocurrir entre Taehyung y Yoongi. Posterior a su extraña celebración, Jimin desbloqueó su teléfono, ansioso por iniciar una conversación con Taehyung y compartir el éxito de la misión.

Min Geumjae nació en el seno de una familia que, a pesar de su posición abastecida de riqueza y protocolos que intentaban dictaminar sus comportamientos, desbordaba amor para compartir. Lamentablemente, la vida de su familia dio un giro doloroso cuando su madre perdió la vida en un accidente automovilístico cuando él apenas había cumplido diez meses. A partir de ese momento, la Reina Hyori, segunda esposa de su difunto padre, se convirtió en su única figura materna. Pero Daehyun también se encargó de conversar con él sobre la identidad de su primera esposa, señalándole con entusiasmo en las fotografías de los álbumes que le enseñaba durante las tardes que tenía libres.

Aunque al otro extremo estaba su hermano mayor, Yoongi, apenas lo conocía en aquellas épocas donde su conciencia comenzaba a desarrollarse, y fue durante una vuelta de emergencia al palacio que intentó, por primera vez, apretar su mano y sonreír en su presencia. Aunque la indiferencia de Yoongi era palpable, Geumjae lo amaba incondicionalmente. En su niñez, no comprendía la profundidad del duelo que embargaba a su hermano por haber perdido a su madre en plena juventud, aunque recordara bien que, después de la sepultura de Jeon Yeobeen, Yoongi anunció su regreso a la base como infante de marina activo, desapareciendo de la vida familiar y del foco público en el curso de tres largos años.

Cuando finalmente se reunieron tras su baja voluntaria, Geumjae se encontró con la inexplicable indiferencia de Yoongi. Aunque su hermano lo trataba como a un extraño, Geumjae aprovechó cada oportunidad para ganarse su afecto. Incluso logró que Yoongi sonriera y lo mirara con ternura durante un paseo por una playa, un logro que llenó de orgullo al infante.

—Hyung, hoy junto a mamá fuimos a la tienda de mascotas y compré algunas golosinas para Holly. La señora de la tienda se emocionó mucho cuando entramos, incluso me permitió jugar unos minutos con su gato. ¡Fue tan divertido! —Geumjae le comentó al acercarse a Yoongi con entusiasmo.

Yoongi, aunque inicialmente en la habitación del menor se mostró distante, notó la alegría de Geumjae y le dedicó una mirada más cálida, inclinándose a su altura.

— ¿Te diviertes mucho últimamente, verdad? —Geumjae asintió con efusividad.

—Sí, hyung. Y también te compré un pequeño regalo. Lo dejé en mi habitación porque planeaba entregártelo en el desayuno. —comentó sonriente, desviando la atención hacia su mascota para evitar que se metiera entre los jardines que tanto mezquinaba su madre.

— ¿Un regalo para mí? Eso es inesperado. —La expresión de Yoongi cambió ligeramente, mostrando un atisbo de interés.

Caminó hacia su hermano y se colocó detrás suyo, percatándose de su crecimiento al notar que comenzaba a alcanzar la altura de su ombligo.

—Creo que Holly ya acabó —anunció el menor, volteando para mirarlo unos segundos hasta conducir sus ojos brillantes hacia el cielo despejado—. Mamá dijo que papá ha viajado hacia las estrellas. ¿Tú crees que es así? ¿Nos estará vigilando desde tan lejos?

Yoongi carraspeó en cuanto el nudo de un próximo llanto se atascó en su garganta, inclinando la cabeza hacia el cielo nocturno con una mueca que apenas daba indicios de querer formular una sonrisa pequeña en sus labios.

—Físicamente se ha ido lejos, eso es cierto, pero su espíritu y su esencia siempre estarán aquí —condujo la mano hacia el pecho de su hermano en cuanto su cuerpo volvió a enfrentarlo, dando una palmada suave en aquella zona. Lo tomó de los hombros y suspiró, colocándose de cuclillas—. Me he portado muy mal contigo, Geumjae. Quiero pedirte disculpas por mi comportamiento; sé que mereces lo mejor de tu hermano mayor y me esforzaré.

Y con una genuidad que a los seres humanos se les esfumaba en la adultez, su hermano lo abrazó con una sonrisa y respondió:

—Está bien —murmuró—, yo aún te quiero mucho, Gigi hyung. ¿Puedes volver a lanzarme por los aires como hace unos minutos? Es gracioso.

Yoongi asintió y lo hizo.

— ¡Hyung, esto es divertido! —expresó, soltando una nueva risa cuando su hermano mayor lo elevó e imitó el sonido ensordecedor de un cohete despegando—. ¿A dónde me llevarás? ¡Vayamos al planeta Marte!

—Próximo destino: ¡planeta Marte! —Le siguió el juego, elevando la frágil anatomía lo más que pudo.

Unas risas expresaban la alegría de un infante a media noche al compartir un momento de calidad con su hermano mayor. Holly los observaba sumamente atento con sus ojos poco expresivos y con las orejas alzadas.

Tras unos minutos, los pies de Geumjae tocaron el césped y Yoongi sostuvo a Holly entre brazos.

—Vámonos de aquí, ya es tu hora de dormir. —Avisó y obtuvo un berrinche corto de su hermano, quien acabó siguiéndolo en el camino hacia la habitación, donde Yoongi lo arropó mientras, gradualmente, Geumjae cerraba sus ojos cansados y listos para ir a dormir.

Una vez cerró la puerta, Yoongi ingresó a sus propios aposentos decidido a ser envuelto entre sus cómodas y aterciopeladas cobijas. Sin embargo, el insistente ruido vibratorio de su teléfono que hasta entonces descansaba sobre su escritorio junto a una montaña de archivos que no recordaba haber puesto allí anteriormente, distrajo sus acciones y optó por revisar sus notificaciones...

Cuán arrepentido se sintió.

Tuvo dos reacciones diferentes ante la bomba de mensajes que recibió en un instante:

Identificó el contacto desconocido y sus textos le atravesaron el pecho.

Luego se encontró con el desesperado intento de Jung Hoseok por dar a conocer la tontería que había cometido en un, quiso creer, momento de debilidad por el romanticismo.

Sólo exhaló con profundidad hasta que a sus pulmones no les cabió aire y rechistó.

—No puedo enojarme contigo, Hoba. Ya tenía la sospecha de que esto sería solo cuestión de tiempo, considerando que él es la persona más inquieta que uno podría conocer.

Siempre quise tener una historia donde Taehyung también se llamará “Magnus” porque es el nombre más atractivo que conocí en mi vida, así que fue inevitable colocárselo al crear esta historia.

Hoseok después de que Jimin indirectamente se le burlara por llamarlo a cada rato “insolente”:

Espero que les haya gustado!

ALEX.

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