6; Hermandad, egoísmo y preocupaciones.
Corea del sur, 15 de diciembre de 2022.
Querido nadie,
Hoy, tras la interrupción de mi entrenamiento, he recordado con agrado aquella ocasión en la que me explicaste una expresión británica poco amigable que utilizan para sugerir a alguien que los deje en paz y se retire, evitando así causar molestias y enfadar a la otra persona. Hasta el día de hoy, esa anécdota permanece en mi memoria, y me gustaría dedicarte esa expresión al escribir esto, pero también encaja perfecto para quien se ha encargado de cuidar tu integridad durante estos años:
Sod off.
Preferentemente antes de que los fantasmas de nuestros recuerdos regresen a atormentar los rincones que disfrutamos juntos en este palacio.
Atentamente,
MYG.
Posteriormente a una mañana agitada a causa de la repentina influenza de su yegua, Yoongi y Hoseok emprendieron su camino hacia los jardines para comenzar su práctica. Los dos hombres se encontraron en el antiguo dojo en el cual entrenaban habitualmente, donde el sol filtraba sus rayos a través de las hojas de los árboles cercanos y que estaba rodeado de plantaciones de flores ligeramente cubiertas por la nevada. Arrodillados sobre sus propias piernas con sus respectivas armas depositadas en el costado derecho de sus cuerpos, Yoongi lanzó un pañuelo negro hacia el pecho de su mejor amigo y éste le sonrío.
— ¿Nervioso, su Majestad? —Intentó burlarse mientras ajustaban el pañuelo negro cuidadosamente, cubriendo la mitad de sus rostros.
— ¿Por usted, señor Jung? —Su voz se vio amortiguada por la tela que lo cubría. Se levantaron al mismo tiempo y Yoongi dijo—: Nunca.
Hoseok soltó una risa.
La tensión en el aire era palpable, cada uno de ellos sostenía su katana con gracia y determinación.
Los movimientos iniciales fueron lentos, una danza sincronizada de cortes y paradas, el sonido metálico de las espadas resonaba en el aire. Hoseok, con la sabiduría de un maestro anciano experimentado tallada en sus movimientos, movía su katana con una precisión milimétrica, mientras que Yoongi, ágil y ansioso por ganar, respondía con rápidos contraataques.
—Qué lento. —Se burló Yoongi, retrocediendo y girando hacia su izquierda en cuanto anticipó que Hoseok lanzaría un movimiento al centro con su katana.
Las katanas chocaron en un duelo de fuerza y habilidad, cada movimiento calculado con la intención de superar al otro porque eran dos hombres demasiado dominados por sus propios egocentrismos en el deporte que no aceptarían una derrota limpia.
El área del dojo improvisado se llenaba con el sonido satisfactorio de sus respiraciones agitadas y los suaves susurros de los desplazamientos, combinado con las voces elevadas al llevar a cabo un nuevo movimiento contra el otro. En un instante, Hoseok aprovechó una aparente apertura, lanzando un rápido ataque diagonal. Sin embargo, Yoongi se desplazó con gracia, esquivando el golpe con un giro sutil de su muñeca.
Ambos sonrieron bajo las telas, manteniendo una mirada desafiante.
El duelo continuó, con la velocidad de los ataques y la destreza de las esquivas aumentando en intensidad. Movimientos fluidos y cortes precisos creaban un espectáculo hipnótico, mientras las katanas se movían en un juego de luces y sombras propinadas por el sol y la naturaleza misma.
En un momento crítico, Yoongi lanzó un ataque sorpresa, desviando la atención de su mejor amigo con un movimiento falso antes de realizar un simulado corte certero. Hoseok, sin embargo, demostró su aguda percepción desarrollada tras años de entrenamiento físico y mental en la fuerza naval al anticipar el engaño y bloquear el ataque con destreza. Ahora se encontraban demasiado cerca, viéndose a los ojos mientras impedían otro desplazamiento con sus propias armas.
Ajenos a ellos, dos hombres continuaban recorriendo el palacio, cuyos espacios para Jimin eran interminables y sus pies que vestían unos zapatos incómodos le pedían un descanso silencioso al príncipe Taehyung. Pero no cedió, fue como si estuviera intentando intercambiar palabras con una pared de ladrillos porque la joven alteza lo ignoraba y sólo relataba sus momentos emocionantes en cada rincón de ese palacio.
Aún de lejos, y francamente rendido de poner esfuerzo en que Taehyung le prestara un gramo de su atención, Jimin giró su cabeza hacia un costado y sus parpados desaparecieron al encontrarse con un enfrentamiento de espadas entre guerreros. No supo identificar de quiénes se trataban, aunque le pareció emocionante la agilidad que demostraban y sin pensar demasiado comenzó a caminar hacia aquella zona.
Mientras tanto, Hoseok plantó sus pies con fuerza en el momento que Yoongi lo atacó por detrás y logró milagrosamente aplazar la derrota al tomar el mango de su katana con firmeza y bloquear con ella aquel movimiento tramposo. Segundos después, consiguió deshacerse de su incómoda posición al realizar un giro y comenzar a atacar, oyendo el sonido provocado por los roces de ambas armas metálicas.
—Atacar por la espalda es... sucio —masculló con las cejas fruncidas, encabronado se lanzó a acometer contra su mejor amigo.
—Aquel que se deja llevar por la ira, termina perdiendo —respondió en un tono frívolo.
El enfrentamiento alcanzó su punto culminante, con ambos jóvenes agotados pero decididos. En un último intercambio de golpes, Yoongi, con un esfuerzo supremo, desarmó a su guardaespaldas, dejando la katana de este en el césped. El ambiente quedó en silencio, solo roto por el sonido de sus respiraciones entrecortadas y el movimiento de las hojas de los árboles.
—No has perdido la destreza —aceptó, aún yaciendo en el suelo con la katana apuntando a su cuello.
—Y tú te has vuelto más veloz —reconoció y sonrió con orgullo, aunque Hoseok no pudiera verlo.
—Son los beneficios del servicio a la Corona —le guiñó un ojo burlonamente.
Yoongi rió con elegancia y le tendió su mano para ayudarlo a ponerse de pie.
— ¿Otra ronda, tal vez? —preguntó Hoseok, alzando ambas cejas y limpiando sus puños. Yoongi asintió—. Me aseguraré de ganar por el bien de mi orgullo.
Los dos hombres se enfrentaron nuevamente en la determinación de ganar. Sus katanas relucían bajo los rayos del sol mientras realizaban los movimientos iniciales, trazando elegantes arcos en el aire. La expectativa era evidente, cada uno evaluando al otro con agudos sentidos y aguardando el momento propicio para atacar.
El sonido metálico resonó cuando las katanas chocaron en un primer intercambio de golpes. La destreza de ambos era evidente, con movimientos rápidos y precisos que dejaban entrever años de entrenamiento para Jimin, cuyo cuerpo se encontraba más cerca en su larga caminata hacia ellos. Observó que cada corte y parada era ejecutado con maestría, devolviéndole a su niñez en Corea del sur cuando se escapaba de sus padres para visitar el centro de enseñanza de kenjutsu que se ubicaba en la zona donde residía.
—Será un día aburrido para ti si no ganas esta batalla —Volvió a utilizar su tono burlón y sus armas chocaron, logrando que ejercieran resistencia para no caer mientras se veían a los ojos y apretaban los dientes con las gotas de sudor deslizándose en sus rostros—. A propósito, ¿tengo una agenda programada hoy?
Hoseok gruñó.
—Te protejo el trasero, no soy tu secretario —escupió mientras continuaba presionando sus piernas, negándose a soltar ese enfrentamiento porque, en la posición que estaban, él no tendría beneficios para atacar enseguida—. Brindará una visita al comedor popular situado en Jungsan-dong, en la provincia de Ilsan.
El combate fluía como una danza mortal, aunque las katanas de Yoongi y Hoseok no poseían filo alguno. Los hombres se movían en perfecta armonía, anticipándose y respondiendo a cada movimiento del otro. El sonido rítmico de los pasos sobre la arena se mezclaba con el choque de las katanas, creando una sinfonía única de destreza y agilidad.
En un momento de intensidad, Yoongi lanzó un ataque rápido y certero, pero Hoseok no logró responder con un contraataque, puesto que oyeron una pronunciación audible sobre “Alteza real” y ocurrió una secuencia de escenas demasiado rápido que quienes se encontraban luchando no reaccionaron a tiempo.
Taehyung se acercó a paso veloz, sin embargo, sus pasos lo traicionaron y tropezó y cayó sobre Jimin, cuyo cuerpo lo atrapó y pagó las consecuencias de haberse acercado demasiado a la zona de batalla entre monarca y su guardaespaldas tan pronto como recibió completamente un impacto dado por el hombro de Hoseok hacia su omóplato.
Hoseok arrojó su katana al suelo e intentó ayudar, pero Taehyung es más ágil y totalmente sonrojado se colocó de pie e inclinó sus cabeza en señal de disculpas.
—Ah... Sod. —insultó en voz baja tras haberse quejado en el suelo, abriendo sus ojos ligeramente para encontrarse con un rostro desconocido.
[Idiota]
«Pero es un idiota insensato de rostro apuesto», se dijo a sí mismo mientras dedicaba tiempo al estudio de las facciones masculinas y marcadamente bien definidas de Hoseok.
—Lo lamento mucho. ¿Se encuentra bien? Déjeme revisarlo, quizás lo haya herido —Le preguntó antes de arrodillarse sobre el césped y comenzar a palpar la zona de los hombros de Jimin, puesto que éste impidió que lo posicionara de costado.
—No se preocupe, solo fue el impacto. Estaré mucho mejor en un par de minutos —garantizó.
— ¿Está seguro?
—Sí —insistió y levantó la mirada—. Créame que me he expuesto a golpes mucho peores.
Jimin se permitió ser auxiliado por Hoseok y éste mismo le tendió una mano para deshacer cualquier rastro de suciedad y resto de césped seco que se adhirieron sobre su uniforme. A su vez, introducidos en un abrupto ambiente de incomodidad y tensión que creyó curiosa, echó un vistazo hacia el monarca y el príncipe que parecían estar aprovechando la situación de encontrarse más cerca que la primera reunión que tuvieron junto a la reina Hyori para dirigir sus ojos hacia cada minúsculo detalle al que no hayan prestado atención con anterioridad.
Sus pechos subieron y bajaron al compás; Yoongi seguramente producto de la agitación del momento, porque su respiración se notó más acelerada a diferencia de Taehyung, que le sucedía por causa de los evidentes nervios que tomaron su cuerpo al mantener sus ojos sobre los ojos dominantes del otro, pero cómo podría echarle la culpa cuando él también estuvo inhibido la primera vez que conoció al mayor.
Sin embargo, no se encontraba en la posición de tolerar aquel intercambio de miradas por mucho más tiempo, tomando en cuenta que la reina de Inglaterra y madre de Taehyung le encomendó que trazara una línea gruesa que mantuviera una distancia correcta y satisfactoria —únicamente para los monarcas británicos porque las expectativas de Jimin eran diferentes— entre su mejor amigo y Min Yoongi.
Carraspeó, entendiendo que no deberían quedarse más tiempo allí o se meterían en más problemas. Yoongi y Taehyung se quitaron los ojos de encima, captando aún más la atención de Hoseok, su otro espectador y quien más parecía estar disfrutando de ese momento inesperado entre los dos.
—Su Alteza real, ¿usted se encuentra bien?
—Estoy bien, tú ayudaste a amortiguar el golpe —sonrió con levedad y sin enseñar sus dientes. Luego voltea a mirar hacia el dúo que vestía un uniforme de combate tradicional coreano que, si alguna vez le preguntaban al respecto, a ambos les sentaba muy impresionante—. Lamentamos interrumpir su entrenamiento, Majestad. Estaba sirviendo de guía para mi guardia debido a que no conoce las instalaciones y lo descuidé por un momento.
—Sí, su Majestad —Se apresuró a decir ante aquellos rostros neutrales que no lo ayudaban demasiado a aliviar sus nervios—. Me pareció admirable su destreza en kenjutsu. Permítame disculparme, soy originario de este país y me sentía emocionado por conocer este lugar, que seguramente estará repleto de muchas historias —Finalizó, y la intención de sus palabras no pasó desapercibido para el monarca que mantenía su mirada fija en él, incluso el mismísimo Taehyung abrió los ojos aterrorizado.
—Por favor, continúen. Lamentamos este incidente. — Taehyung retrocedió varios pasos mientras inclinaba su cabeza para realizar una reverencia, llevando consigo a Jimin, aunque este se desvinculó de su agarre para girar al mismo tiempo que tosía, atrayendo la atención del rey. Tan pronto como logró un momento de conexión visual con los ojos del monarca, le dirigió una mirada penetrante y amenazante, sin indicio alguno de miedo, antes de marcharse detrás de Taehyung.
Aunque Yoongi habría deseado seguir a ese hombre y cuestionar el motivo de aquella acción, se quedó sin palabras. Juntó sus pobladas cejas, sintiendo un gran interés por la mirada que el guardaespaldas de Taehyung le ofreció de manera maleducada, irrespetuosa e incomprensible por más que descubrió las intenciones bajo sus dichos anteriores respecto a cada zona del palacio.
Sin embargo, simplemente, le restó importancia con una mala impresión de aquel pelinegro que lo vio como si él fuese su peor enemigo.
Decidió emprender un camino diferente, escapar momentáneamente de su axfisiante entorno. Se dirigió a Jungsan-dong en cuanto Hoseok y él estuvieron preparados, y tras una hora y media de un viaje donde mantuvo la boca cerrada y contestaba con monosílabos a su mejor amigo vez en cuando, una cocina bulliciosa y los aromas tentadores recibieron los recibieron, y Yoongi cerró los ojos para disfrutar del olor a comida casera. Posterior a ser saludado y a un par de fotografías, Yoongi decidió sumergirse en la tarea de cocinar y servir a quienes allí se encontraban, mientras tanto, Hoseok se posicionó en el salón principal para custodiar la zona.
Entre los niños y los trabajadores, Yoongi halló un refugio temporal de las presiones de su papel real. Con destreza, sirvió porciones generosas de alimento y compartió risas con los pequeños comensales. La interacción sincera y desinteresada le otorgó un respiro emocional que tanto necesitaba.
— ¡Señor Min, uno más, por favor! —pidió una niña al acercarse hacia él y no dudó en llenar su plato hasta el tope.
Hoseok caminó hacia él y sonrió.
— ¿Puedo hacerle una petición? —Yoongi cruzó sus brazos y le echó un vistazo rápido.
—Los que quieras.
— En primer lugar, permítame expresar mi fascinación por este tipo de actividades. He observado que experimentamos gran alegría al interactuar con estos niños, y estoy consciente de que, en algún momento, ya sea cercano o distante, nos convertiremos en padres. Por lo tanto, no he podido evitar preguntarme si, en un futuro, sus hijos podrían llamarme “tío”.
—Considéralo hecho, tío Hoba. —Sonrió y le lanzó una mirada cómplice, murmurando después de permitir el paso de un joven que se dirigía a la cocina—: Pero antes, tendrás que ayudarme a seleccionar de una lista aparentemente interminable de candidatas. La reina Hyori y la corte me han estado presionando; incluso tuve una conversación al respecto con ella. Me niego rotundamente a someterme a citas a ciegas con jóvenes provenientes de familias de alto rango, sin embargo, ella no mostró disposición a ceder, por lo que...
—El deber es el deber —completó la frase, colaborando con su mejor amigo para servir otra porción de comida—. Puedes contar conmigo, Yoongi-ah.
Mientras disfrutaba del momento, Yoongi reflexionó sobre las complicaciones que había evadido por un instante. Una lista interminable, y podría nombrar sus principales dolores de cabeza:
1) La sombra de su antiguo amor.
2) La presión de su madrastra para buscar una reina consorte.
3) La carga emocional de la pérdida de su padre que le pesaba, aunque respetó y lloró en la privacidad de sus aposentos durante los últimos tres días, todavía no había sido completamente procesada.
4) La abrumadora sensación de culpabilidad lo embargó al reconocer que había priorizado sus propios sentimientos, sin ser plenamente consciente de las emociones de Geumjae, un niño en una etapa en la que aún no ha desarrollado la capacidad de razonar como lo haría un adulto. Ahora, debería ayudar al pequeño a asimilar la dura realidad de que su padre ya no estará presente para verlo crecer.
Esta reflexión reciente se sumó a las emociones ya abrumadoras, especialmente después de la situación en el establo que desencadenó un torrente de sentimientos que habían estado esperando ser expresados, experimentados e incluso recordados.
Pero con la sonrisa de los niños y las expresiones de gratitud de los trabajadores en ese comedor popular, pudo apartar esos pensamientos de a momentos.
Avanzado el día, Hoseok y Yoongi se despidieron del comedor popular, éste último llevando consigo un alivio temporal que caducó mientras caminaba por los pasillos del palacio sumido en una tormenta de pensamientos que lo dejaron exhausto hasta hallarse en la privacidad de su habitación, donde se detuvo frente a su ventana y deslizó la cortina levemente para echar un vistazo al jardín, notando la soledad de este mismo.
Tomó su teléfono e ingresó al chat que mantenía fijado en la aplicación.
Suspiró mientras salía hacia la habitación de Geumjae, consciente nuevamente de que había sido egoísta al centrarse en su propio duelo y dejar de lado las necesidades emocionales de su único hermano, aunque apenas lo quisiera cerca por razones que seguía investigando por cuenta propia desde el fallecimiento de su madre.
Simultáneamente, Taehyung le otorgó una mirada fugaz con sus labios abultados durante su ingreso a la habitación con su teléfono vibrando en el interior de su saco de vestir, y que atendió una vez obtuvo privacidad en su habitación.
—“Taehyung-ah, tu falta de comunicación con nosotros me ha dejado preocupada y también estaba aterrándome” —Taehyung viró los ojos, pensando en el desmedido drama de su madre. Ni siquiera en su viaje temporal a París ha tenido ese comportamiento asfixiante—. “Necesito que me expliques la razón de tu silencio, ahora.” —fueron las expresiones, o mejor dicho, exigencias de su madre al responder; Taehyung formó una mueca y se sentó sobre la cama, comenzando a ser invadido por la amargura.
—Me disculpo contigo.
—“Coméntame cómo te han recibido. Jin llamó ayer y nos aseguró que regresará antes de lo previsto.”
—Esa es una noticia excelente —sonrió y cambió su teléfono hacia la otra oreja para dirigirse al baño de su habitación y cepillarse los dientes—. Aquí nada es igual. Cuando lo veas, te enfrentarás a varias sorpresas —exageró un poco, aunque la realidad solo evidenciaba cambios notables en la personalidad del nuevo dueño del lugar, y el solo recuerdo fresco lo enrojeció de furia—. Decidí realizar un recorrido por las instalaciones junto al señor Park —continuó relatando—, y me he percatado de que todo ha sido reconstruido. Mañana temprano me reuniré con la reina Hyori para tomar el té. Quiero conocer el estado de mi padre.
—“Oh, esperamos poder acompañarte pronto. Tu padre está escuchando esta conversación. Aún se encuentra inactivo y en reposo total, pero el médico nos aseguró que mejorará pronto. Por ahora, Jungkook y yo nos hemos ocupado de sus responsabilidades. Es la primera vez en mucho tiempo que alaban a tu hermano, estoy orgullosa...” —Oyó una sonora exhalación profunda y frunció las cejas mientras tomaba un sorbo de su vaso con agua para enjuagar su boca—. “¡Y muy preocupada!” —Gritó una voz masculina perteneciente a su padre en una pronunciación coreana un poco extraña, luego su madre lo reprendió.
— ¿Qué fue eso? ¿Qué te preocupa, madre?
—“Jungkook ha estado mostrándose distante con todos nosotros, pero sé, mi instinto de madre me lo dice, que algo está ocurriendo. Ayer llegó a medianoche con varios raspones mal escondidos. No sé en qué se ha metido, tampoco me gustaría invadir su vida privada, aun así, creo que es el mejor momento para pedirte el favor de que hables con él, ya que no ha querido hacerlo ni conmigo ni con tu padre. Convérsalo, por favor. Estoy desesperada porque no deseo que vuelva a meterse en problemas.”
— Me ocuparé de ello. Los llamaré mañana. Voy a colgar, ¡adiós! —Finalizó su llamada con una sonrisa.
En otra posición, lo común para Taehyung era expresar su disgusto y descontento ante la constante sobreprotección de su madre. Sin embargo, las circunstancias no eran las más propicias para “romper” el corazón de Seojeong, como su familia incorrectamente lo etiquetaba, con su honestidad incomprendida —muy respetuosa, por supuesto—. En muchas ocasiones, supuso que los miembros de la monarquía seguían un sistema estructurado demasiado arraigado de generaciones anteriores. Por lo tanto, y para la desgracia de Taehyung, cualquier opinión que pudiera diferir dentro de su familia jamás sería aceptada y, por razones inmaduras, lo silenciarían.
—Mocoso irresponsable —masculló e ingresó al chat que sostenía con su hermano menor; seguido farfulló con sus dedos tecleando con mucha prisa—: Comprendo que culturalmente los hermanos pequeños de una familia hacen travesuras estúpidas y son imprudentes, pero debo recordarte que en esta familia tú eres el príncipe de Inglaterra.
La plataforma les baja mucha calidad, sepan disculpar😔
Aclaración 1: Voy a utilizar socialmedia, por lo tanto, a menos que yo haga mención al inicio o en un párrafo previo durante el capítulo, no le tomen importancia a las fechas, horas, etc.
Aclaración 2: Sod es un insulto, significa “idiota”, pero en inglés británico.
ALEX.
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