3; Mis fantasmas están en paz.
Castillo de Balmoral.
Aberdeenshire, Escocia, Reino Unido.
Taehyung se encontraba divagando por el enorme jardín de aquella antigua residencia, sus pies estaban descalzos, su pantalón negro arremangado hasta sus tobillos y su camisa blanca tenía los primeros tres botones desabotonados. Yoongi yacía a su lado, vestido exactamente igual y con una expresión rígida con el rostro, pero el menor sabía muy bien que su hyung sólo estaba perdido entre sus propios pensamientos.
El silencio era un deleite sumamente placentero; su relación extrañamente siempre se basó en mantener la boca cerrada y acompañarse de esa manera. Aunque Taehyung pensaba que ese silencio, de alguna forma única e incomparable al resto de amores que podía hallar en el mundo, hablaba por sí solo del amor entre él y Yoongi. A veces, las palabras estaban de más; a él le encantaban las miradas del pelinegro y las sonrisas que lo acompañaban. Podía pasar horas observando sus facciones, sus expresiones traviesas y a su vez magníficamente coquetas, lo cual provocaba que se enamorara un poco más de su hyung.
Sin embargo, esa noche tuvo una sensación muy rara al echarle varios vistazos a su amante.
Algo no andaba bien en él. ¿Por qué llevaba lágrimas secas en su rostro? ¿Por qué, al intentar hablarle, las palabras no salían?
«Te amo, Taehyung.»
Lo sabía. ¿Qué ocurría con él? ¿Por qué le decía aquello tan repentinamente?
«Te amo, Taehyung. Perdóname, perdóname, por favor.» Entonces fue visto por esos ojos bañados en lágrimas que desprendían arrepentimiento y culpa.
¿A qué se refería con “Perdonar”?
«Sigo aquí por tí, pero la agonía se ha vuelto más fuerte que mi propia voluntad...»
Y yo por tí.
—Príncipe Taehyung —El tenue tono de voz causó su despertar de ese sueño.
¿Hyung?
—Es hora de despertar, señor.
Las manos ajenas se dispusieron a sacudirlo con suavidad.
— ¿Yoongi hyung? —preguntó con los sentidos adormecidos aún y se esforzó en abrir sus ojos para observar a su guardia... se había dejado llevar por sus sueños—. Ah, eres tú, Jiminnie —murmuró. El mencionado percibió la decepción en aquella profunda voz que estaba acostumbrado a oír por las mañanas—. Buenos días, ¿qué hora es?
—Buenos días, su alteza real. A lo largo de los años que he tenido el privilegio de servirle, he llegado a sentirme raro en las pocas ocasiones en las que usted no me ha nombrado como ese príncipe surcoreano —conversó con una sonrisa deslumbrante y Taehyung no le respondió enseguida por haberse cubierto con sus sábanas de seda perlada debido al bochorno que su guardia le hizo experimentar con su comentario—. Son las ocho treinta. Su Majestad, la reina, lo está esperando para desayunar juntos en el gran jardín.
Taehyung rezongó y pataleó, demostrando su descontento por tener que abandonar la cama; aún sumido en un profundo sueño. La noche anterior, se había quedado despierto hasta muy tarde organizando sus tareas para el día siguiente y sumergiéndose en las páginas de su libro favorito del momento. Este, tan cliché como los sueños recurrentes que invadían su mente, retrataba encantadoras escenas donde él y Yoongi paseaban con total libertad por los majestuosos castillos de Londres y Corea.
Al estirar sus brazos, completamente rendido pero dispuesto a obedecer las indicaciones de su guardia, experimentó un alivio palpable al sentir cómo el sueño se disipaba de su cuerpo. Jimin, observando atentamente, notó la sonrisa satisfactoria que se formó en el rostro de Taehyung y no pudo evitar contagiarse de su energía positiva. ¡Taehyung era, sin duda, todo un caso!
—Príncipe —Lo llamó despacio—, le recomiendo que se apresure o va a impacientar la Reina.
—Tienes razón. Nunca desayunamos juntos, se siente extraño. Voy a apresurarme porque seguramente trataremos sobre un asunto importante —El menor asintió para sí mismo y se levantó de la cama, liberó un bostezo y aceleró el paso hasta su vestidor. Sin embargo, su guardia lo detuvo a medio camino, apoyó las manos sobre sus hombros y giró su cuerpo en dirección a un costado de su escritorio donde se hallaba su espejo de cuerpo completo y la vestimenta que debía utilizar ese día sobre un perchero pequeño.
Sin emitir más quejas de lo necesario, se cambió lo más rápido que pudo y Jimin, mientras tanto, se retiró de los aposentos del príncipe inglés para darle más privacidad. Tras quince minutos de demora, ambos jóvenes cruzaron todo el castillo de pasillos y habitaciones interminables hasta que bajaron por unas escaleras, la puerta principal del castillo fue abierta por dos hombres que vestían un uniforme rojo y solapas negras, y se encontraron con el gran jardín de Balmoral.
Al caminar por allí, los jardineros y otros miembros al servicio de su familia lo saludaron con reverencias de noventa grados, luciendo semblantes que evidenciaban su buen humor. Cualidad faltante para el joven príncipe esa mañana otoñal.
Parecía ser un buen día para todos, menos para el príncipe que afirmaba aún su elección sobre la comodidad de sus aposentos en lugar de asistir a la reunión creada repentinamente por su madre. En general, su comportamiento era impasible referente a los asuntos de Estado. Aunque para él fuera inusual ese tipo de actitud al tratarse de el segundo heredero en la línea de sucesión en su familia.
A pesar de todo, Taehyung intentó relajarse y contemplar los trabajos realizados por los jardineros del castillo. Su diversidad floral, los colores que la naturaleza contrastaba por sí solos, las mariposas que posaban y descansaban en ellas durante sus tardes de lectura a lo largo de las estaciones de primavera y verano. Los paisajes creados en el gran jardín de Balmoral siempre fueron novedosos y encantadores, al menos desde que tenía razón, y recordaba muy bien que Yoongi y él a sus diez años podían pasarse horas completas explorando la zona pese a que corrían el riesgo de extraviarse.
«Ah... No existe ningún rincón del mundo que no me traiga recuerdos e infinita nostalgia a mi corazón por tu culpa, hyung.»
— ¿Qué estarás haciendo justo ahora? —musitó, manteniendo sus brazos hacia atrás para caminar con una postura recta.
— ¿Disculpe, señor? —Jimin preguntó y se le quedó viendo con cierta incertidumbre.
Otra vez su cabeza le jugó una mala pasada y había soltado sus pensamientos al aire.
—Nada.
Tras caminar unos minutos con el objetivo de mejorar su semblante, él y su guardia real finalmente llegaron al lugar acordado con la Reina. A medida que se acercaban, Jimin tomó su respectiva posición, ubicándose a unos cuantos pasos del príncipe. La madre del joven se levantó de su asiento y, seguidamente, intercambiaron saludos con un beso en cada mejilla y reverencias cortas. En cuestión de segundos, ambos se encontraban sentados en sus respectivas sillas, enfrentándose mutuamente. Mientras, varias mujeres del personal sirvieron el desayuno y se dispusieron a probarlo con los sentidos alerta.
El ir y venir constante de las personas en el castillo era una escena común, y la familia real siempre era cautelosa acerca de los temas que discutían mientras paseaban por el jardín. A pesar de haber contratado a personas de confianza, en ocasiones se habían encontrado en situaciones desagradables al descubrir a diversas personas escuchando sus conversaciones privadas.
—Taehyung-ssi —La reina bebió un sorbo de la taza de café negro humeante y su hijo observó tal acción a la espera de que comenzara a tratar el asunto que los tenía reunidos allí, porque, para que su querida progenitora se dirigiera a él utilizando el hangul, daba a entender intencionalmente que persistían problemas en su familia y, casi como la mayoría de veces, Taehyung era el último en enterarse—, ¿por qué luces tan cansado? —cuestionó en su lugar, desconcertando al príncipe—. ¿Has tenido problemas para dormir otra vez?
Taehyung lamió sus labios y apartó sus ojimiel de ella.
No era raro que alguien de su entorno familiar le preguntara si había logrado conciliar el sueño la noche anterior. Esta inquietud se volvió cada vez más frecuente desde su última visita al castillo de Taejeon-dong. Al notar que el tiempo pasaba y sus padres evitaban todo contacto con la familia Min, empezó a experimentar pesadillas que reflejaban la repentina separación no planeada con Yoongi. Estos sueños desencadenaron un insomnio por sus pesadillas frecuentes que persistió hasta su actual edad de veinticuatro años, controlado con la ayuda de pastillas para dormir. Sin embargo, nunca consideró estas pastillas como una solución, ya que con el tiempo se volvió dependiente de ellas para lograr descansar con mayor facilidad.
—Sí, tuve una pesadilla. —respondió finalmente, manteniendo los ojos puestos en los alimentos que ingería, esperando que su madre no insistiera más sobre el asunto que lo ha perturbado por años.
—Ya veo.
Hubo silencio. Taehyung no haría ningún esfuerzo para continuar aquella charla; sus ánimos estaban por el suelo luego de atravesar el jardín de sus recuerdos más íntimos con un príncipe que presentía ya ni siquiera se acordaba de él. De vez en cuando elevaba la mirada unos segundos en los momentos de distracción de su madre, analizando el terrible aspecto de esta misma. La luz del sol destacaba manchas violáceas cubiertas con una ligera capa de base, ocultando las pocas horas de sueño profundo que había tenido en la noche. Entonces le preguntó con inquietud:
— ¿Qué está pasando? ¿No has descansado?
—No pude hacerlo, Taehyung-ssi. Me dediqué a cuidar a tu padre durante toda la noche. —contestó con desgano, liberando un suspiro de sus labios abultados—. Recibimos una llamada del secretario real del nuevo monarca... —Los ojos de ella se apartaron de la mirada de Taehyung, sumamente incómoda por tener la responsabilidad de comunicar esto y pronunciar el nombre del nuevo rey de la patria que abandonó a los veinte años— Min Yoongi. Se nos comunicó el deceso del rey Min Daehyun y tu padre apenas pudo procesar la noticia.
«Monarca Min Yoongi... Por todos los cielos, esa palabra no es compatible con tu nombre, hyung.» Pensó de manera casi automática.
Al principio, Taehyung se quedó sin palabras; su única reacción fue soltar el cubierto que sostenía en su mano, parpadeando repetidamente ante la noticia inesperada. Desvió la mirada de los ojos de su madre, intentando procesar la impactante información. En un instante, sintió la urgencia de desbloquear su teléfono y comunicarse con Hoseok para aligerar el peso de su preocupación con detalles sobre el estado emocional de Yoongi en esos momentos. Para él ni para el mundo era un secreto que Daehyun había estado enfrentando problemas de salud en los últimos años, más no creyó que todo se agravaría.
El peso de la revelación se posó sobre Taehyung como una tormenta, haciendo que su mente girara en busca de respuestas y su corazón latiera con una mezcla de incredulidad y preocupación. La noticia de la muerte del rey Daehyun, un hombre que había desempeñado un papel significativo en su vida y dedicado al servicio a la sociedad que tanto lo apreciaba, dejó a Taehyung con una sensación abrumadora de inquietud y confusión. En medio de la conmoción, el impulso de buscar consuelo y entendimiento lo llevó a pensar de nuevo en contactar a Hoseok, su confidente de confianza, para obtener más información sobre lo sucedido y, posiblemente, compartir el peso de sus emociones.
La realidad de que Daehyun había estado lidiando con problemas de salud era conocida por la familia real británica, incluso tiempo antes de verse obligados a comunicarlo a los medios, pero la noticia de su fallecimiento marcó el fin de una era y desencadenó una serie de preguntas sin respuesta para Taehyung. En ese momento, el jardín de hectáreas interminables y todo su alrededor parecía cargada de emociones intensas, y Taehyung se esforzó por encontrar las palabras adecuadas mientras enfrentaba el torbellino de pensamientos y sentimientos que inundaba su ser.
—Siento escalofríos, mamá. Y-yo...
—Tu padre está muy afectado por la noticia, a fin de cuentas Daehyun y él eran muy buenos amigos. Me vi en la obligación de ordenar la suspensión de varias de sus actividades de hoy por recomendación de su médico. El secretario real también nos comunicó que una carta de invitación está siendo enviada a Buckingham.
En cuanto oyó sobre la invitación, su reacción fue girar su rostro y mirar a los ojos a Jimin, quien no parecía sorprendido de la situación y solo tragó saliva al verlo. Taehyung parpadeó y mordió su labio porque una sonrisa emocionante estaba apunto de delatarlo frente a la persona equivocada. Pero, ¿cómo contener su obvia alegría al saber que en unos posibles días volvería a encontrarse con el único hombre que había amado en toda su vida y con el que soñaba cada jodida noche?
—Sin embargo, lo mejor para el rey es quedarse aquí en Balmoral —El corazón de Taehyung estuvo a escasos segundos de quebrarse hasta que su madre decidió añadir—: Tu padre no está en condiciones para tomar un vuelo tan largo, y yo deseo quedarme y cuidar su salud. Tu hermano Seokjin, como sabes, está en una gira en el continente africano, tiene muchos compromisos y tampoco podrá asistir.
Hubo una última pausa que se extendió durante varios minutos, impacientando al joven príncipe. A pesar de que eran órdenes de su esposo, la expresión del rostro de la reina delataba su inseguridad respecto a lo siguiente que tenía por decir.
—Nuestra imposibilidad nos llevó a decidir que... —La mente de la mujer era una constante guerra que cuestionaba si enviar a su hijo al país que por poco no ocasiona un huracán de desastres y escándalos era lo mejor que podían hacer aún cuando al mismo tiempo ponían en peligro todo aquello por lo que lucharon para esconder del mundo—. Taehyung, tú irás en representación de la familia. Te has mantenido durante tediosos cinco meses fuera del foco público, pienso que esta es la oportunidad perfecta para comenzar con tus responsabilidades nuevamente. Yo sé que puedes hacerlo.
A pesar de las palabras tranquilizadoras de su madre, Taehyung sintió cómo el peso de la realidad se posaba sobre sus hombros, sin que necesariamente fuera una amenaza que lo pusiera nervioso. La propuesta de que sus padres permanecieran en Escocia, debido a la salud precaria del rey, resonó en sus oídos como un eco de esperanza. La ausencia de su hermano Seokjin, comprometido en una gira en África, se sumó a la carga de felicidad que luchaba por controlar para no ser expuesto frente a su madre.
Taehyung peleó por contener la mezcla de ansiedad y alegría que quemaba dentro de él, mientras su madre dedicaba sus minutos de silencio para coger una servilleta de tela y limpiar rastros de suciedad en las comisuras de sus labios con estilo admirable.
—Por lo visto, no hay muchas opciones. ¿Cuándo tomaré el vuelo hacia Corea?
—Volarás esta misma noche, en el avión privado de nuestra familia. Originalmente era una estadía de diez días, pero hemos sido invitados para participar de la coronación del nuevo monarca —informó, incapacitada para pronunciar una segunda vez el nombre del hijo de Daehyun. Taehyung no tenía más para agregar, así que, pretendiendo no sentir ningún ápice de emoción, asintió con un movimiento de cabeza.
Bajo la mesa, sin que la reina del joven pudiera percatarse de ello, la pierna del príncipe se mecía ansiosa.
Jimin, siendo testigo de la aparente felicidad del príncipe, se vio obligado a hacer un esfuerzo sobrehumano para contener las carcajadas que amenazaban con escaparse, encontrando adorable la muestra de amor juvenil que tenía ante sus ojos. Taehyung, con una expresión que recordaba a la de un niño, asentía con la cabeza a las indicaciones y recomendaciones de la reina. Sin embargo, la madre del príncipe menor estaba completamente ajena al significado profundo que el viaje tendría para el pelicastaño. Por otro lado, Jimin planeaba dirigirse a la iglesia para orar fervientemente, deseando con todo su ser que su mejor amigo no regresara en siete días con el corazón roto y con la amargura de una experiencia desgarradora al reencontrarse con Yoongi.
La escena frente a Jimin era digna de un cuadro, observar la aparente felicidad que envolvía al príncipe Taehyung le resultaba tan encantador que debió luchar contra las carcajadas que amenazaban por liberarse. El amor juvenil, palpable en los gestos y expresiones del príncipe, evocaba la inocencia de un niño ante las indicaciones y recomendaciones de la reina. Cada asentimiento de Taehyung parecía resonar con la promesa de una travesía emocional única.
Sin embargo, la madre del príncipe, ajena a las complejidades que el viaje representaría para el príncipe de Inglaterra —o tal vez solo estaba actuando demasiado bien para hacerles creer esa tontería—, continuaba dando indicaciones con la mejor de las intenciones con la finalidad de que fuera un viaje rápido. En la mente de Jimin, se tejían preocupaciones silenciosas, y la única respuesta que encontró fue pensar en dirigirse a la iglesia para orar fervientemente por él. Su mayor deseo era que su querido amigo no regresara en siete días con el corazón roto, cargando consigo las secuelas de un reencuentro desafiante —y esperado— con Yoongi.
—Aún así, si el rey se recupera en los próximos días, consideraremos asistir a la coronación. Quiero que te comuniques conmigo durante tu estadía; irás y volverás, Taehyung —El tono de su voz se escuchó firme y la mirada de su madre se transformó en algo que su hijo creyó imposible de descifrar—. Cambiando de tema. En África no hay buena cobertura, ¿has logrado comunicarte con tu hermano al menos una vez? —consultó y se llevó un trozo de manzana a la boca.
—No lo he hecho aún —contestó distraído, con la atención sobre sus propios pensamientos que llevaban el nombre de Min Yoongi, a quien, posiblemente le debería más respeto del usual.
«El rey de una nación. Se hizo realidad tu —y nuestra— peor pesadilla.»
Si bien su amor ya parecía imposible cuando eran simplemente príncipes, con el nuevo título de Yoongi y su coronación inminente, la situación adquirió tintes de prohibición. Ahora, lo que antes podía ser considerado un desafío, se vislumbraba como un pecado que quizás, o tal vez no, pudiera ser redimido a los ojos de sus respectivos padres y naciones. La idea de un rey coreano y un príncipe inglés juntos sonaba a entelequia, incluso en sus sueños más optimistas.
Una hora después, tras poner al tanto a su madre de la situación, tanto Jimin como Taehyung abandonaron el gran jardín. Este último apresuró su paso para llegar lo más pronto posible a sus aposentos, ansioso por tomar su teléfono y comunicarse con Hoseok, su fiel confidente y su mayor dolor de cabeza cuando intentaba conseguir una pizca diminuta de información sobre su hyung. El impulso de necesitar abrazar y consolar a Yoongi por las tristes noticias hacía que Taehyung se comportara de manera poco característica, y era gracias a su guardia real, Jimin, que lograba mantener los pies sobre la tierra.
Ingresó a su habitación con pasos torpes, captando la atención de Jimin, quien parpadeó asustado al notar el nivel de agitación que Taehyung llevaba consigo.
—No encuentro el contacto de Hoseok, ¡ayúdame, por favor! —Se exasperó Taehyung, mirando a su guardia con una expresión colmada de desespero.
Sin perder tiempo, Jimin tomó el teléfono y se dedicó a buscar el contacto del hombre entre la abrumadora lista de nombres. Pasados los segundos, el aparato regresó a las manos del príncipe que lo recibió contento y se lo agradeció con una reverencia antes de disponerse a escribir como loco.
Kim Taehyung.
Hola, Hoseok. Soy Kim Taehyung.
El secretario real se comunicó con nosotros esta mañana, y yo sé que es peligroso preguntar porque estos estúpidos aparatos son fáciles de hackear, pero necesito que me digas cómo está él.
Tú y yo sabemos lo unido que era con Daehyun.
Estoy desesperado. Sólo hazme ese único favor.
09:47 AM.
Viejo amigo Jung.
Hola, Taehyung.
Me ofende muchísimo que no me hayas contactado en meses, y cuando lo haces es únicamente para insistir en tener información sobre el nuevo monarca que, a propósito, está bien.
Creo que los nuevos deberes han ayudado a que mantuviera la cabeza ocupada en otra parte.
Recuérdame, soy tu mejor amigo.
Voy a bloquearte un día de estos.
09:51 AM.
Kim Taehyung.
No cometas esa estupidez, hyung idiota.
Perdón, pero estaba muy preocupado por él.
Es un alivio lo que acabas de decirme, muchas gracias.
Viajaré a Corea esta noche en representación de mi familia para asistir al funeral de Daehyun. Mi padre no se encuentra en condiciones psicológicas ni físicas para realizar un vuelo extenso, y mi madre ha optado por quedarse para cuidarlo. Por otro lado, Jungkook está enfocado en su internado aquí en Escocia, y Jin hyung se encuentra en África ocupado con sus propios compromisos.
¿Estás emocionado por verme?
09:52 AM.
Viejo amigo Jung.
Sí, claro que sí.
Nos pondremos al día cuando aterrices.
09:53 AM.
Kim Taehyung.
Ok. No le digas a Yoongi hyung que iré para allá.
09:53 AM.
Viejo amigo Jung.
De hecho, príncipe, Yoongi se encargó de escribir las comunicaciones y las invitaciones.
Él sabe que vendrás, pero si guardar el secreto es lo que deseas, entonces voy a obedecer.
09:54 AM.
Kim Taehyung.
Él me invitó, no lo puedo creer.
Gracias por ese dato interesante, Hoseok hyuuuung.
Lo amo, ¿sabe?
Hasta dentro de unas horas.
09:55 AM.
Viejo amigo Jung.
Cálmate, por amor a Dios.
No distorsiones nada esto sólo porque aún sientes cosas por Yoongi.
Él invitó a tu familia, eso te incluye en la lista.
Olvidé mencionar que cambiaré de número, Kakaotalk está dándome problemas por alguna razón.
09:55 AM.
Kim Taehyung.
Ok, hyung.
09:56 AM.
— ¡Aguafiestas! —masculló con cierto sentimiento de desilusión acentuado en el pecho—. ¡Lo veré, Jiminnie, finalmente llegó este día! —Lanzó su teléfono sobre la cama y se levantó de ella, realizando pasos de bailes tontos y ridículos mientras expresaba su emoción por el viaje que emprendería.
—Creo que debería tomarlo con calma, señor —Intentó persuadir al menor, obteniendo un resultado fallido.
El pelirrubio comprendía a la perfección que el príncipe había anhelado este día desde sus quince años. No obstante, también entendía que detrás de esa historia de amor que alguna vez floreció entre dos príncipes adolescentes, quienes desafiaban las reglas y protocolos de la Corona Real, habían transcurrido casi diez años. Durante ese tiempo, tanto Taehyung como Yoongi habían cambiado considerablemente. Nada permanecía igual. Los pensamientos de Yoongi discrepaban significativamente de cuando tenía quince años, y lo mismo ocurría con Taehyung, a pesar de que su profundo enamoramiento por el pelinegro aún lo dominaba.
Ahora, en la víspera de este importante día, el pelirrubio no podía evitar sentir una preocupación palpable. La distancia temporal y las experiencias vividas habían modelado sus perspectivas y personalidades de maneras que ninguno de los dos podría imaginar en aquellos momentos. Y la probabilidad de que el señor Min aún tuviera sentimientos encontrados por Taehyung era escasa, siendo realistas.
En este momento, el pelirrubio no podía evitar preguntarse si el amor que floreció en la juventud de ambos príncipes podría amenazar con desbordarse en la inminencia de un reencuentro que llevaría consigo la carga de una década de cambio y crecimiento individual. O si no lo haría, si simplemente Taehyung sería solo un invitado más al que Yoongi pasaría desapercibido.
—Veré a Yoongi, guardia Park —Su ilusión, la alegría en su voz, su cuerpo inquieto y ansioso por volver a pisar suelo coreano, marcaba un espacio que posiblemente dañaría y haría sufrir a Taehyung. Y Taehyung estaba mejor en Londres sin Yoongi—. ¿Comprendes la magnitud de lo que eso significa? —Lo miró muy fijamente a los ojos y Jimin se aterró todavía más.
—Lo sé, y has esperado esto durante mucho tiempo —Le habló en un tono suave, tomando el papel de su mejor amigo—. Sin embargo, calma ese corazón tuyo. Si lo piensas, ninguno se conoce. Ya no son Taehyung y Yoongi de quince años, ahora ambos son adultos con prioridades diferentes. ¿No crees que es apresurado pensar en que él aún está enamorado de tí? —preguntó vacilando, temía ser demasiado brusco con sus palabras, pues tampoco quería arruinar por completo las ilusiones del príncipe inglés.
—Me alejaron de él por años sin ninguna justificación. No me importa qué es lo que ahora siente por mí, solo necesito verlo.
El objetivo de esta historia es que esta autora aprenda a redactar de otra manera. Ustedes no tienen idea de lo difícil que es escribir diálogos tan formales por las posiciones de cada personaje AJAJAJ.
Quiero darle un abrazo a Taehyung, es muy mandado que eso le puede jugar en contra.
Feliz navidad atrasada ✨
ALEX.
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