Nunca te dije lo tierno que te mirabas celoso.

El primer día conocí a un chico en una de mis clases. Siempre estaba conmigo cuando tú, o mis mejores amigos no estaban. Siempre me coqueteaba, pero yo no prestaba atención.

Nos hicimos buenos amigos, pero la forma en cómo lo mirabas o como le hablabas, siempre me hacía reír.

Como la vez que sin querer le agarre de la mano y tú me viste indignado. Te quería molestar, así que no la solté. Él me siguió el juego.

Tú también me querías poner celosa, pero no lo lograste.

En el camino hacia el departamento ibas tan enojado que ni siquiera me volteaste a ver. Espere hasta que estacionaras el auto para subirme a tu regazo y decirte que todo fue para molestarte, luego te bese.

Nunca te dije lo divertido que te mirabas con las orejas rojas del enojo.

Nunca te dije lo lindo que te mirabas cuando me subí a tu regazo y me hiciste un berrinche.

Nunca te dije que tu mirada era tan dulce, que calmaba mis penas.

Nunca te dije que no miraría a otros chicos que no fueran tú.

Nunca te dije que siempre sería tuya.

Y siempre lo seré, a pesar de que ya no estemos juntos.