Nunca te dije que me alegré aquel día en el que me encerraste en el cuarto de limpieza.

Yo iba como si nada por los pasillos, viendo que no estabas en él. Ya me había acostumbrado a verte con tus amigos.

Ese día mis amigos se habían ido antes, ya que yo tenía que hacer unas cosas.

Estaba doblando el pasillo, pero tú me agarraste y me metiste en ese cuarto. Yo forcejee, grite y me retorcí, hasta que encendiste la luz y te vi. Me sentía tan confundida, y al sentir tu cercanía, volví a sentir mariposas en el estómago, aunque gracias a esas últimas semanas ya me estaba acostumbrando a esa sensación.

Yo no dije nada, pero tú sí. Solo dijiste una palabra, que para los dos significo mucho.

"Basta"

Me preguntaste el porqué te evitaba, no te conteste. Me dijiste tantas cosas que... Joder, no sabía que decirte.

Pero, la propuesta que me diste, hizo que todo se detuviera.

"Déjame ser tu amigo, por favor"

Te dije que estaba bien.

Nunca te dije que cuando me tomaste para encerrarme en ese cuarto oscuro, yo... Ya sabía que eras tú.

Nunca te dije que me quedé hipnotizada con tu belleza, y era por eso que no dejaba de verte.

Nunca te dije que me ponía muy nerviosa cada vez que te acercabas.

Nunca te dije que cuando me dijiste "Basta" sentí tanto nerviosismo, que no sabía manejarlo.

Nunca te dije que esa propuesta fue la mejor que he aceptado en toda mi vida.

No me arrepiento de haber sido tu amiga.