Capítulo 36 Final
Un año después:
— ¡SooJin por el amor de dios, acaba de bajar!
— ¡Ya voy! — grité desde arriba. Terminé de vestirme y bajé corriendo para evitar otro estruendoroso grito de mi madre.
— ¿Qué estabas haciendo allá arriba? — me miró de reojo porque estaba ocupada terminado el jugo.
— Me preparaba para bajar — respondí obviamente — ¿Qué vas a hacer hoy?
— Hoy descansaré todo el día, a sido una semana demasiado larga para mi — asentí acomodándome mejor en la silla — Ah, casi lo olvido — dejó mi desayuno sobre la mesa y se dirigió a la sala. En unos segundos volvió con un sobre en la mano — Ten, llegó esto para ti — me lo entregó y se fue.
¿De quién será? Ni siquiera trae remitente. Abrí el sobre cuidadosamente y saqué el papel que tenía adentro.
Hola
Primero que todo, creo que debo decir, lo siento. Te preguntarás después de leer por qué lo hice, bueno, eso te lo explicaré también.
Desde que te vi la primera vez sentí que no había nadie mejor que tú, que eras la niña más linda de todo el mundo. Pero un cobarde como yo nunca podría decirte lo mucho que le gustas. Por eso me mantuve sin que me vieras ni notaras, simplemente me dediqué a observarte desde lejos y cuando tuve el valor de decirte las cosas que sentía, no fue como debería, opté por escribirte y enviarte regalos anónimamente, quizás si hubiera dado la cara tuviera ahora una oportunidad contigo, pero no te preocupes, lo tengo todo controlado ahora.
Cuando supe que alguien más tenía tu corazón, que suspirabas y anhelabas el amor de alguien más, me derrumbé y comencé a pensar y a hacer cosas que no debí. Por ejemplo tratar de observarte mientras te cambiabas, gran error, también siento haberte mentido con respecto a YoonGi, él no es bueno, pero tampoco es un monstruo.
Bien, no daré más vueltas, solo quiero decirte la última maldad que te hice y espero no me odies por el resto de tu vida. Yo amenacé a YoonGi, le dije que si no te dejaba y se apartaba de ti te haría daño. Que despediría a tu madre y no podría encontrar trabajo en ningún lugar. Él cayó en mi trampa, porque en ese momento su padre estaba pasando por un mal momento y no podía ayudarte. Así que te dejó, se alejó de ti para que pudieras estar bien. Vaya, él en verdad te ama y eso es lo que deberías saber.
Lo que pasó con mi padre fue muy duro para mi y me di cuenta de que fue un castigo por lo malo que fui, así que aunque sea un poco tarde, quiero disculparme y hacerte saber lo que pasó en realidad.
JaeMin.
Terminé de leer la carta y no podía creer lo que acababa de leer. Lágrimas se avecinaron en mis ojos y corrieron por mis mejillas.
YoonGi, él de verdad había hecho eso por mi. Estúpido, imbécil, un chico como él. Como se pudo dejar amenazar así. Corrí hacia arriba en busca de mi celular, tenía que llamar a Hoseok para que me diera el número de YoonGi, tenía que hablarle.
— Hey Soo, ¿qué pasa?
— ¡Hoseok necesito el número de YoonGi! — hablé desesperadamente.
— ¿Qué? ¿Lo llamarás? — se notó extrañado.
— Sí, llamaré. Ahora por favor dímelo.
— Está bien, está bien.
(...)
Nunca atendía el celular, al parecer había cambiado su número porque ni Hoseok podía contactarlo. Me sentía peor que antes, me dolía mucho más el corazón. Porque antes sufría yo, pero ahora se que el sufrió todo el tiempo y que quizás más.
— ¿Has podido hablar con él? — le pregunté a Hoseok cuando subí a su auto.
— No, llamé a la Universidad donde estaba y dicen que pidió la baja, es decir, que se fue de la escuela — explicó preocupado — También llamé a su padre pero no me responde nadie, creo que están de vacaciones en otro país o algo.
Suspiré.
— Bueno, si están de vacaciones se supone que están bien, ¿no es así? — asintió con una sonrisa.
— ¿Quieres que te lleve a la Universidad antes de irme a mis clases de baile?
— Genial, así no tendré que caminar — me puse el cinturón y nos pusimos en marcha.
Las clases estaban siendo bastante aburridas. No sabía ya como estar allí dentro, las horas no pasaban y me sentía algo mal.
— Buenos días chicos — el profesor de armonía entró — Quiero comunicarles que tendrán un compañero nuevo, él viene de Estados Unidos, es un chico muy talentoso, espero que lo traten bien y lo ayuden en lo que necesiten.
El profesor miró hacia la puerta y supuse que el chico estaba allí esperando para entrar. Yo también miré como todos para conocer a nuestro nuevo compañero y mi corazón comenzó de latir fuertemente al ver quien entraba.
Todo parecía que estaba en cámara lenta. Yo aún sentada en mi lugar con todo mi cuerpo temblando no podía creer que esto estuviera pasando. Había pasado todos estos días tratando de comunicarme con él y ahora estaba frente a mi, después de tanto tiempo.
Mis ojos se cristalizaron y al instante comencé a llorar como una loca. Él, quien desde que había entrado no había apartado su mirada de mi estaba también lo hacía.
No sé en qué momento pasó, pero el salón estaba vacío, todos habían salido hacia su otra clase mientras que yo no podía moverme de mi lugar.
Se acercó a mi y se sentó a mi lado, recuerdos vinieron a mi mente, como la primera vez que se sentó a mi lado y quiso cambiar de lugar.
— Cuanto tiempo — habló con la voz ronca — Pensé que nunca volvería a verte.
— YoonGi...
— Shh — puso su dedo sobre mis labios, tal y como lo hacia siempre — Hablas demasiado, ni creas que te dejaré hablar — me miró con una sonrisa — Quiero hacerlo yo — se giró hacia mi y limpió mis lágrimas para después tomar mis manos — Soo quiero que sepas que nunca dejé de amarte, que eres la persona más importante en mi vida y que te amo demasiado. Perdón por haberte dejado de esa manera, yo en ese momento...
— Lo sé — hablé — Sé que lo hiciste por mi y en verdad siento que hayas tenido que irte por mi culpa, siento mucho que hayas sufrido solo.
— No te preocupes, ahora estoy aquí, vine por ti y jamás te volveré a dejar.
Su mano acarició mi mejilla y sus labios se acercaron a los míos. Había olvidado lo dulces y suaves que eran y cuanto me gustaban. Pasé mis manos por su cuello y lo atraje hacia mi, haciendo nuestro beso fue más intenso, nos abrazamos y acariciamos por mucho tiempo.
— Te amo mucho SooJin — besó mi frente.
— Lo sé, yo también te amo.
Fin.
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