Oh, es el Señor Min, debí imaginarlo. Pero, ¿por qué todo se había quedado como si estuviera en pausa?

El hombre parado en la puerta se mantenía igual que hace unos minutos y YoonGi parecía estar igual. Ante esta incómoda situación decidí hablar y dar el primer paso.

— Hola Señor Min, es un gusto conocerlo — me acerco y hago una reverencia.

— Buenas — es lo único que dice y se me queda viendo como si fuera una estatua griega de museo. Vuelve la vista a YoonGi y este solo se queda serio.

Vaya, es genial como se parecen, puedo asegurar que los dos hacen los mismos gestos.

— Ya volviste — habló seco y después me miró — Vamos, es hora de llevarte a casa.

— Espera YoonGi...

— ¿No me presentaras a nuestra invitada? — habla nuevamente el señor y esta vez me miró diferente, creo que con un poco de curiosidad.

— No es tu invitada, y tampoco es que te interese.

— Oye que estás diciendo, es tu padre, le debes respeto, ¿no? — lo miro mal y después miro al hombre — Disculpe.

— No te preocupes — y esto nunca pensé verlo, este hombre que parecía peor que YoonGi me sonrió de una manera amable — Y en cuanto a ti — se refirió a él — Si me interesa porque eres mi hijo, esta es mi casa y por lo tanto mi invitada también.

— Pff — bufa de una manera sarcástica — Por favor, ¿qué, vas a comenzar un teatrito de padre bueno ahora? — ríe — No te pega.

— YoonGi acabo de regresar de un vieja muy largo, llevo meses fuera de casa y la verdad lo último que quiero es pelear contigo así que por favor.

— Está bien, mientras no te metas en mi vida, era mucho mejor cuando ni siquiera te interesaba. No sé que te ha dado ahora por hacer de buen padre — volvió a hablar como lo hacia hace tiempo, el YoonGi retador que no le importaba el peso de sus palabras estaba aquí presente.

— Si me permite — me referí al Señor Min, él solo me miró — YoonGi vuelve abrir la boca y no solo soltarás palabras, también vas a soltar tus dientes de la bofetada que te daré — lo reté con la mirada — No le vuelvas a hablar así, es tu padre — lo tomé de la mano y lo jale hacia la salida — El regresará temprano — dije volví a hacer una reverencia.

(...)

— No te servirá de nada ser amable con él — habla primero — Es peor que yo te lo aseguro...

— A mi no me pareció — hablé — ¿Sabes qué creo? — me detuve — Que le guardas mucho rencor a tu padre por no haber estado presente en tu niñez, porque no supo como darte ese amor que necesitabas y sobre todo por dejarte solo en el momento mas doloroso para ti.

— Bueno... — dice sin importancia.

— Eso no está bien, no puedes simplemente odiar a tu padre así. Si, es cierto que no fue el mejor padre del mundo, pero tu tampoco le estás dando la oportunidad de arreglarlo.

— Piensas que él quiere arreglar algo, no es así Soo, no seas ilusa. Él prefiere su trabajo, su oficina y su dinero de mierda.

— Dinero que te mantiene bien. Solo imagina si tu padre no trabajara como lo hace de que vivirías, aveces en la vida hay que hacer sacrificios por el bien de la persona que quieres — acaricié su cabello — Solo dale una oportunidad.

— ¿Qué quieres hacer? — pregunta mirándome.

— ¿Qué tal una cena? — alzo mis cejas — Tu padre, mi madre, tú y yo. Así me presentas como tu novia ante él.

Suspira.

— Está bien, pero si no sale bien no te pongas triste ni hagas mucho caso a mi padre.