I need you
Parte IV
Todo parecía un sueño, Taehyung estaba feliz, después de todo año de espera lo tenía a su lado. Jungkook había cambiado notablemente, su piel tenía ese color vivo, sus ojos brillando, sus labios rojizos, su rostro más masculino y deslumbrante.
Ese era su Kookie; Reía genuinamente y charlaba amenamente con todos.
Pero, algo estaba mal.
¿Por qué sentía que todo era una despedida? ¿Por qué sentía que en vez de regresar, había vuelto pero para despedirse?
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Meses después.
Taehyung dejó la comida sobre la mesa, escuchando las noticias. Al parecer estaban invadiendo territorio nacional y estaban reclutando soldados. Eso lo preocupó, por su parte no podía ir, sin embargo, Jungkook si podía ir.
—El gobierno enviara un correo a sus residencias para el enlistamiento —anunció una voz femenina.
Escuchó unos pasos bajar las escaleras, rápidamente apagó el televisor y sonrió cuando vio a Jungkook en el umbral de la cocina. Su sonrisa fue correspondida junto con guiño, haciendole sonrojar.
—La comida esta lista, siéntate —pidió suavemente dejando una jarra de jugo en el centro.
La pareja había tomado la decisión de vivir juntos, Jungkook movió sus pertenencias a la casa de Taehyung y se mudó con él. Todo fue de maravilla, claramente tenían sus discusiones, sin embargo, estas se arreglaban fácilmente.
Jungkook se sentó y miró con adoración a su lindo algodón de azúcar; Taehyung se había vuelto a teñir el cabello, pero esta vez de azul claro. Todo por petición de Jungkook. Taehyung se sentó a su lado y procedieron a comer.
No obstante, Jeon sentía que algo consternaba a Taehyung. Él había logrado escuchar las noticias, por lo que, sabía que podría ser eso.
—¿Qué sucede, mi amor? —preguntó Jungkook mirando a Taehyung con cariño.
—Tendrás que volver a irte —susurró soltando los cubiertos—. Escuchaste, volverás a irte. Y Dios sabrá durante cuanto tiempo.
—Oye, volveré —prometió tomándolo de las manos—. Volveré para cumplir todas las promesas que os hice.
—¿Cómo puedes estar seguro de que volverás? —preguntó negándose a verlo.
—Porqué nada puede separarme de ti.
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Jungkook suspiró agradeciendo a la mujer antes de cerrar la puerta del departamento. Abrió el sobre caminando hacía la sala. Sabía bien que había dentro del sobre, aquella noticia que destrozaría a su algodón de azúcar y le partía el alma verlo sufrir nuevamente.
Leyó el papel y tragó seco, Taehyung había salido por una sesión que tenía. Mientras tanto se suponía el buscaría trabajo, pues no esperaba que mandasen tan rápidamente la carta de enlistamiento.
Jungkook se sentía en sueño, todo parecía ir relativamente bien. ¿Por qué parece que ahora todo va relativamente mal? Su enlistamiento era algo que había intentado no nombrar durante las últimas semanas, Taehyung últimamente había estado demasiado sensible y aquello le preocupaba en gran parte.
No sabía como iba a darle la noticia a su novio. Y no sabía como reaccionaria. Tampoco sabía por que sentía esa extraña sensación de vacío en medio de su torso. Esa sensación que te da aviso de que algo malo sucederá, pero algo realmente malo.
Él no quería pensar en eso, no quería preocupar más a Taehyung porque temía por el futuro. Su futuro. El de Taehyung. El de ambos. Intentaba mantenerse en buen ánimo y positivismo.
—¡Kookie! —exclamó alegremente la voz de su precioso novio.
—¡Estoy en la sala! —gritó de vuelta Jungkook, sin embargo, su tono era distinto al de Taehyung.
El peliazul caminó a la sala con su hermosa sonrisa reluciendo en su precioso rostro, iluminando así el corazón de Jungkook, que se acercó y besó fuertemente los labios contrarios mientras lo apresaba entre sus brazos, como si temiera que Taehyung se fuera.
El beso se tornó tierno y suave, el ambiente convirtiéndose nostálgico y frío. La pareja no quería separarse, querían mantenerse de esa manera; en su burbuja y nidito de amor.
Finalmente, Taehyung fue quien rompió el cálido contacto, tomando entre sus manos el rostro del pelinegro, lo miró expectante. Notando como esos ojos oscuros le mostraban abiertamente los sentimientos del contrario. Entonces, supo que algo estaba mal.
Leer a Jungkook jamás fue trabajo difícil para Taehyung.
—¿Qué sucede, amor? —cuestionó el peliazul acariciando las pálidas mejillas de Jeon.
—Tae... Lo siento, perdóname por favor —susurró Jungkook bajando la cabeza.
Aquello desconcertó terriblemente a Taehyung.
—¿Qué? ¿De que hablas? ¿Qué pasó, Jungkook? —frunció su ceño y lo obligó a mirarlo—. ¿Por qué estas así? Habla.
Entonces, Jungkook lentamente se separó y caminó hacía la mesa ratona en medio de la sala. Tomó un papel blanco y lo extendió a Taehyung, quien rápidamente lo tomó entre sus manos, notó primero los sellos en la parte del encabezado y luego el contenido. Y su mundo se derrumbó.
Otra vez.
Nuevamente todo acabaría.
¿Por qué?
—¿C-Cuando llegó? —tartamudeó reteniendo sus lágrimas y mirando a Jungkook.
El pelinegro mantuvo su mirada gacha, incapaz de mirar como el amor de su vida nuevamente se derrumbaba, por su culpa. Por dios, ¿En qué mierda pensó cuando creyó que podría darle una vida estable a Taehyung? ¿En una relación sana? ¡Pura mierda!
—Poco tiempo antes de que tú llegaras.
—No puede ser... —soltó el papel como si quemará—. N-No puedes v-volver a ir-irte, Jungkook. ¡No puedes, maldita sea! —gritó pataleando y llorando fuertemente.
Claramente algo debía joder de nuevo. ¡Nada podía perdurar por siempre! ¡Maldito destino de mierda! ¿Qué pecado cometió para no poder ser feliz? ¿Qué habían hecho para no poder estar juntos?
—Solo será un tiempo, volveré, lo juro —dijo Jungkook abrazándolo y besando su frente.
Pero, ¿Por qué no lo sentían verdadero? ¿Por qué sentía que no sería así? Taehyung temía lo peor, quería confiar en Jungkook y en que volvería junto con él. Jungkook lo sentía como una promesa vacía, aunque lo hiciese de corazón.
Esa noche, Taehyung lloró entre sueños mientras Jungkook miraba el techo con aquella sensación de vacío en su pecho.
Pero todo iba a salir bien, ¿no?
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Cuatro semanas después.
Y ahí estaban otra vez, sin embargo, esta vez no solo se iba Jungkook. Yoongi, Namjoon y Hoseok se encontraban también preparados para unirse a las filas. Entre lágrimas y besos, Jimin soltó a Yoongi. Entre suspiros y sonrisas rotas, Jin soltó a Namjoon. Entre abrazos y te quieros, Jiwoo soltó a Hoseok.
Ahora, faltaban ellos. Jungkook miraba a Taehyung con lágrimas en sus ojos, no quería decir adiós, porque no lo era. Eso era un hasta luego. Porque lo era, realmente.
—Vuelve a casa por favor —rogó Taehyung antes de abrazar fuertemente a Jungkook escondiendo su cara en el cuello del contrario, sintiendo los brazos contrarios rodear tiernamente su cintura.
—Lo haré, algodón de azúcar —juró Jungkook besando la sien del peliazul.
—Te amo, te amo, te amo —susurró Taehyung llorando libremente mientras se aferraba con fuerza a Jungkook—. No me dejes, te lo ruego, Jungkook, no vayas.
—Tae... —murmuró Jeon—. Volveré, mi amor, te lo juro.
El menor se separó y tomó firmemente el rostro de su pareja. Sus ojos mirándose fijamente, queriendo grabar y guardar cada rasgo del contrario como consuelo.
—Confío en ti.
—¡Jeon Jungkook! —el grito severo de un hombre obligó a la pareja a separarse dolorosamente.
Jungkook besó por última vez los labios de Taehyung. Tomó su maleta y corrió para posicionarse delante de Yoongi en las filas.
Taehyung tapó su boca, ahogando un sollozo antes de caer de rodillas mirando con dolor al pelinegro, quien partió luego de darle una última mirada mientras le susurraba inaudiblemente un "te amo, mi amor"
El corazón de ambos se oprimió ante su separación, el llanto acompañado por el de sus amigos.
Esa sensación de opresión y dolor en su pecho continuaba presente, cruelmente dándoles el aviso de que la tormenta no había terminado.
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