31
Entre a tu habitación.
El olor cítrico me recibió al entrar.
El color rojo estaba completamente presente.
Todo estaba como lo dejaste.
Ninguno de nosotros se atrevió a tocar algo.
Mi mente estaba en blanco.
No sabía qué pensar.
Intentaba bloquear los recuerdos.
Pero al llegar a tu cama mi control desapareció.
Los recuerdos me golpearon.
Me destruyeron.
Simplemente caí a tu cama.
Apreté tu almohada contra mi pecho y lloré.
Era algo que ahora hacía muy seguido.
Pero no podía dejarlo.
Solo huían de mis ojos.
Se hacían libres.
Y yo.
Seguía atrapada.
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