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Jungkook regresaba de su entrenamiento diario, el sudor hacía que su ropa se pegara a su cuerpo, marcando los músculos definidos.

Entró al departamento y se dirigió a la cocina para abrir el refrigerador y sacar la jarra de agua fría, tomándola directamente sin servirse en un vaso, un hilo de agua se escurría por la comisura de sus labios mientras tragaba deprisa, la sed era fuerte, al igual que su mojado cuello.

Suspiró satisfecho, dejando la jarra en la islita de la cocina para caminar hasta la sala y dejarse caer en el sillón, encendiendo la televisión, dispuesto a ver algun programa que lo entretuviera hasta que el dolor de sus músculos se apaciguara y poder irse a bañar.

Minutos después, Jungkook escuchó pasos en la cocina, al parecer su alfa se había despertado con hambre.

Una suave caricia en su cabello, acompañada con el delicioso aroma de su compañero le hizo sonreir y mirar hacia arriba, en donde Taehyung le regresaba la sonrisa con los ojos aun hinchados, pues acababa de despertar.

-Kook, ¿nos queda panceta de cerdo?

-Sip -respondió el menor, cerrando los ojos, adormilado por las continuas caricias.

-Fríe un poco para mi -pidió (ordenó) con un tierno puchero en sus labios.

Jungkook abrió los ojos con pesar.

-¿Qué?

-Que frías un poco de panceta para mi -repitió ahora con un tono meloso y consentido.

-¿No puedes freír tu propia panceta de cerdo?

-Por favoooor, solo esta vez -pidió, sentándose en las piernas del menor, plantando piquitos en sus labios- consiente a tu alfa.

-Bien, alfa mimado.

Los dos se dirigieron a la cocina, Jungkook sacando lo necesario para cocinar, mientras Taehyung lo miraba con adoración.

Mudarse juntos había sido muy complicado, principalmente por que Taehyung no sabía hacer los quehaceres del hogar y en segunda, por que Jungkook cursaba el ultimo año de preparatoria.

Namjoon y Jin habían alegado que eran demasiado jovenes, mientras que Yoongi les había regalado un departamento, aunque la condición era que vivieran en el mismo edificio que él.

Así les darían su privacidad, pero con "un ojo encima".

Jungkook sonrió bobamente mientras Taehyung besaba su cuello, abrazando al menor por detrás, agradeciendo que cocinara por él.

Las feromonas de ambos fueron inundado el lugar de un agradable olor, Jungkook agradeció el sonido del timbre, sino, lo mas probable es que terminarían almorzando hasta pasado el mediodía.

Taehyung le dio una palmada en el trasero antes de alejarse para ir a abrir la puerta, en dónde Jimin la esperaba vistiendo un bonito oberol rosa, acompañado de una camisa y boina blancas, luciendo tan adorable.

-Buenos días Taetae -le saludó, abrazándolo al instante.

-Hola Minnie -respondió, apretando a su hermano entre sus brazos- ¿porqué estas tan lindo hoy?

-Yoongi hyung me invitó a una cita -respondió alegre, siendo tomado de la mano por su hermano para adentrarlo a su hogar hasta la cocina, en donde el pequeño omega estornudó, sonrojandose al instante- lo siento, ¿interrumpí algo?

Ambos alfas se sonrojaron furiosamente, Taehyung corrió a abrir las ventanas mientras Jungkook saludaba a su cuñado con vergüenza.

-Lo siento, estábamos poniéndonos cursis -se excusó el menor- ¿nos acompañas a almorzar?

-Nop, sólo venía a preguntar si podían cuidar a Holly.

-Claro, Bam y Yeontan se alegrarán de jugar con él -y como si los hubiesen invocado, ambos cachorros aparecieron en la cocina, lloriqueando por la atención del omega a quién adoraban.

-Miralos, lucen desesperados por ti, son como Hyung -se burló Jungkook mientras recibía una mala mirada de su cuñado.

-Como sea, iré por Holly, y gracias por eso -el mayor salió, dejando de nueva cuenta a los alfas en su "momento".

El Yongsan Family Park se encontraba en el distrito de Yongsan, Seúl. Era un centro recreativo bañado de áreas verdes y un lago en dónde de vez en vez podías encontrar patitos nadando con tranquilidad. Pese a que era una zona familiar, el lugar se encontraba ambientado solo por el ruido de la naturaleza.

Yoongi caminaba a paso lento, su saco se encontraba doblado sobre uno de sus antebrazos y admiraba con ternura a su omega, quien observaba todo con emocion unos pasos adelante de él. 

Jimin adoraba la naturaleza, escuchar a los patos, ver la calma del lago, escuchar los árboles moverse con el ritmo del viento. Amaba la libertad de solo pasear en un parque con el plus de ser acompañado por su alfa.

A veces reflexionaba sobre los años en los que estuvo cautivo. Parecía toda una vida. 

Mejor dicho, habían robado toda una parte de su vida.

Algo que le había costado muy caro.

Había sentido miedo y emoción de salir al mundo, conocer; pero también le había causado tanto conflicto socializar. No sabía cómo hacerlo. No tenía una educación eficiente y  solo sabía complacer. Incluyendo las paranoias que le había dejado el ser perseguido por su captor. 

Ante el pensamiento incómodo, volteó a ver a su hyung y olvidando sus ansias, se sonrojó. Yoongi siempre tenía esa mirada en sus ojos cuando lo veía. Esos penetrantes ojos negros que no perdían ningún detalle de sí. Era vergonzoso, pero también le hacía latir fuerte el corazón en su pecho, alborotando a su tonto omega que parecía echarse panza arriba en su interior para que su mayor le diera cariños.

-¿Ya tienes hambre, cachorro? -preguntó cortando la distancia entre ellos para ponerle el saco sobre los hombros- Te dije que hacía frío.

Jimin se sonrojó aún más. Antes de salir de casa, Yoongi le había dicho lo adorable que se miraba con su oberol, pero resaltó que hacía frío como para solo llevar eso puesto. Jimin, tan torpe como era, había alegado de manera listilla que el frío era mental. Se arrepentía poquito; sus mejillas y nariz ahora se encontraban rojas, pero valía la pena. 

Respiró prfundo el aroma de su hyung, que se había quedado impregnado en la prenda que ahora le envolvía. Yoongi suspiró enamorado al ver esa acción. 

Omega coqueto. 

-Prometo que haré caso la proxima vez -sonrió divertido cuando Yoongi alzó una ceja incrédulo- bien, prometo que cuidaré de no manchar tus prendas, hyung.

-Bien, ¿te parece que tomemos el almuerzo en la cafetería de Bangchan? -preguntó sabiendo lo mucho que al omega le encantaba visitar a su ex jefe.

-¡Si quiero! 

God's Menu había remodelado su local gracias al apoyo económico de Min's Enterprises, quien era un socio generoso, ahora tenían una bonita cafetería de dos pisos, con una terraza encantadora. 

Jimin entró saludando a los trabajadores hasta llegar con Bangchan, quien le cargó e hizo girar un par de vueltas antes de dejarlo de nuevo sobre sus pies.

-Hola niño, ¿cómo has estado? 

-Bien, hyung, vinimos a almorzar -explicó mientras Yoongi se acercaba estirando la mano para estrechar la del dueño del lugar.

-Bienvenidos entonces, pasen, ¿lo mismo de siempre? -ambos asintieron con una sonrisa- bien, por mientras les serviré el café y té para que prueben las galletas que Hyunjin acaba de sacar del horno. 

Alfa y omega agradecieron mientras subían las escaleras al segundo piso, pasando las puertas de cristal y tomando asiento en una de las mesas con sobrilla que se encontraba justo a un lado del barandal en la terraza. Era muy lindo, los chicos habían decorado todo con un toque de naturaleza y madera.

Jimin había acercado su silla un poco más a la de su Hyung. Yoongi había analizado los ultimos meses, que Jimin había perdido la timidez de su cercanía y su tacto, aunque aún se abochornaba y cohibía un poco, buscaba mantenerse en contacto constantemente.

-¿No prefieres estar dentro? -preguntó acomodando la boina ajena- aún hace un poco de frío.

-Estoy bien, hyung, tu saco me ayudó a mantenerme calentito -explicó recargando su mejilla en el brazo del mayor.

Insitintivamente, Yoongi levantó ese mismo brazo para atraer al omega por los hombros, dejando que este se acomodara mejor ahora con la mejilla en su hombro, ambos envueltos en el aroma ajeno. 

-Jimin, saldré de viaje el jueves -habló el mayor después de unos minutos disfrutando de la compañía en silencio- ¿quieres acompañarme?  ¿O prefieres quedarte con tu hermano? Namjoon y Jin dijeron que también podías quedarte con ellos.

-¿Puedo ir contigo? -preguntó escondiendo su rostro, aún le daba pena pedir cosas- no te distraeré.

-Lindo, aunque no lo quieras hacer, mi atención siempre está en ti primero -confesó con una sonrisa divertida, besando la frente del menor- pero no te preocupes por eso, puedo mantener mi empresa a flote mientras bobeo con mi omega.

Jimin no tuvo tiempo de replicar pues Bangchan llegó con té para él y café para Yoongi junto con una bandeja de galletitas con figuras de gato.

Mientras almorzaban, Yoongi le explicó que irían a Busan, esa era la razón por la que preguntaba si quería acompañarlo o no; Jimin tenía buenos y a la vez malos recuerdos de su ciudad natal. 

-No tengo problemas en que no me acompañes, puedes quedarte y acompañar a Namjoon a su conferencia, esta vez hablarán de la falta de educación en países subdesarrollados.

Jimin había intentado ingresar a la carrera de Educación, pasó el examen de admisión en el verano de ese mismo año, sin embargo, había descubierto que, aunque la mala racha de su vida ya había pasado, continuaba teniendo que cargar con los escombros que dejó. 

No se había podido adaptar a la sociedad estudiantil, aunque Taehyung y Jungkook le habían dado los mejores consejos para no ser un bicho raro, los jóvenes de su edad eran crueles.

Y los omegas muy envidiosos.

Todo había sido perfecto hasta que una de sus compañeras descubrió y propago información de la vida de Jimin. 

Había sido horrible ver las miradas de lastima y burla en sus compañeros.

Pero todo se fue a la basura cuando se filtraron fotos de Yoongi y él en sus citas. El mundo nuevamente acosó a Jimin, alimentando su miedo a ser perseguido, abrumandolo en las calles al acorralarlo para una estúpida foto o acosarlo con preguntas sin sentido.

Desistió y se encerró de nuevo en el departamento de su Hyung, abandonando la carrera en el proceso. 

Apenas hace un mes había logrado volver a salir, gracias a su hyung y sus amigos. Yoongi lo llevaba a citas en distintos lugares en donde no hubiese tanta gente, Namjoon le invitaba a escuchar sus conferencias en donde las personas solo se enfocaba en prestar atención, ignorando su presencia. También iba al hospital con Jin, quién le había pedido que fuera a leerle cuentos a los niños y ancianos internados. Con Jungkook y Taehyung era un poco más atrevido, salían a comer o al cine, con ambos alfas cubriendo sus laterales como si fueran sus propios guardaespaldas. La terapia también era de mucha ayuda; Taehyung y él iban una vez al mes. A veces juntos, y a veces cada uno por separado.

Ayudaba mucho, aunque aún habían pesadillas. Aún algunas veces sentía que le miraban o perseguían. Aún creía que despertaría de nuevo en La Mansión. 

Pero también sabía que algún día se recuperaría poco a poco. 

Sanar sus heridas del pasado.

-Quiero ir contigo -se animó a decir- ¿puedo?

-Sabes que si -afirmó, tomando la delicada mano entre la suya- no podremos salir a turistear como siempre, pero después de la junta hay un evento social, ¿estas bien con eso? 

-Si, solo no me dejes solito.

-Nunca -prometió besnado el dorso de su mano y sonriendole.

Jimin sonrió. Yoongi siempre le hacía sentirse seguro.

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