8. Manos- Big Boy
Desde aquel día en la habitación del Gryffindor estrella, Draco hizo lo mágicamente posible por mantenerse alejado del chico de lentes.
Si iba en un pasillo, cambiaba de dirección.
Si entraba a los baños, él se largaba.
Si tenían clase compartida, él le pedía a Blaise que le pasase los apuntes de la clase. Todo lo posible por evitar contacto con Potter, sin querer admitirlo, Draco rehuía de la mirada escarlata más de lo que quería. Sinceramente Harry estaba hartandose de ese tonto juego del gato y el ratón.
—Demonios
Masculló Harry viendo a su presa escaparse de nueva cuenta.
—O-Oye amigo, ¿Qué rayos te traes con el hurón?
Preguntó Ron al lado del chico el cual se dejó caer en la banca de la mesa Gryffindor.
—No es nada Ron.
—Si con "nada" te refieres a estar atento incluso de cuando Malfoy exhala, tienes un raro concepto de "nada" en todo caso.
Potter chasqueó la lengua y dirigió su mirada hacia las puertas por las que Draco había huido. Ciertamente esto se le hacía familiar, solo que esta vez no era con intenciones buenas, recordaba de manera tan fresca el tono rojizo de sus mejillas cuando se acercó a él, estuvo tan cerca de probar el néctar prohibido de sus labios, quería poseer cada rincón de ese escurridizo chico de ojos grises.
—¡HARRY!
Se sobresaltó tanto que tiró su jugo de calabaza sobre él.
—¡¿Qué sucede?!
Hermione suspiró y cruzaron mirada con Ginny la cual parecía entre molesta y curiosa.
—Harry, Ginny y yo hemos estado hablándote y no nos has puesto atención. Tienes la cabeza en otro sitio.
—Y yo creo saber en donde
Murmuró Pansy escuchando la conversación del trío de oro. No era husmear si ellos estaban hablando a todo pulmón en el comedor. Suspiró y vio llegar al moreno el cual negó con la cabeza.
—Blaise, creo que es momento de involucrarnos.
Dijo decidida y Zabini le dio la razón, si los dos tontos no hacian algo al respecto lo harían ellos. Después de todo quien mejor que dos serpientes para resolver los conflictos de otra.
[...]
Por fin era libre y gozaba de ellos, sus amigos autoproclamados le retuvieron en una charla de "aceptación" o sabrá merlín que. Eran alrededor de las 6:00 PM y tenía clase de adivinación, de manera despreocupada y con la guardia baja iba por los pasillos casi oscuros en totalidad.
—¡QUE DEM-
Sintió como fue jalado hacia una esquina oscura y puesto debajo de lo que parecía ser una manta, intentó gritar pero sintió una mano fuerte cubriendole la boca y un calido aliento pegado a su oreja que le hizo temblar.
—Tranquilo, solo soy yo.
—¡¿Mh?!
OH, NO, NO, NO, NO
Esa voz la reconocía en cualquier puto sitio, sintió que tembló aún más cuando otra mano se coló por su cintura para evitar que siquiera pensara en poder huir.
Pataleo por un rato hasta cansarse, derrotado sabiendo que era casi imposible lograr salir de entre esas garras.
—¿Terminaste?
Cuestiona Harry con una sonrisa divertida, el Slytherin solo podía pensar en lo mucho que deseaba el poder borrarle esa estúpida sonrisa a golpes. Únicamente se limitó a darle un mirada furiosa al león Griffindor.
—Bien, te soltaré ahora, pero si gritas habrán, graves consecuencias
Expresa Potter diciendo lo último con esa odiosa voz viril que solo puede lograr revolverle los sesos, hiperventila un poco antes de calmarse. La mano que lo apresa suelta levemente su agarre y siente por fin un poco de alivio.
—Mierda, ¿Cómo te atreves a tocarme con tus asquerosas manos?
—¿Porqué no puedes ser amable?
—¿Debo serlo, maldito Potter?
El Griffindor suelta un suspiro y afianza el agarre de su mano en la cintura ajena con el fin de evitar que el otro salga corriendo despavorido por los pasillos, aunque la realidad es que disfruta de la sensación de algo tan diminuto encajando tan bien en su mano.
—Oye, no tengo tiempo que desperdiciar contigo. Déjame.
—No hasta que me digas porqué me evitas tanto, pareciera como si tuviera la peste.
—Apestoso eres, solo hace falta el virus. Aunque creo que ya pareces uno.
Potter rueda los ojos con fastidio, aquella belleza era tan extraña como hastiosa acompañada de una actitud narcisista. Suspiró de nuevo, como buscando la poca calma que su fuerza de voluntad era capaz de otorgarle.
—Hablo enserio, Malfoy.
—Yo no te evito, es más, creo que la ceguera te afecta el cerebro.
—Mi cerebro está bien, gracias, ¿Qué me dices del tuyo?
Malfoy suelta un gruñido molesto acompañado de una mirada fulminante, ¿quién se creía para burlarse de él?, le fastidia hasta lo más profundo de la médula. Más odia sentir como aquella pata sarnosa sigue tocando su cuerpo, por lo tanto decide quitarla de un manotazo.
—No te creas tan especial como para poder tocarme con tus manos de huérfano.
—Bien, no te tocaré pero dime porque me evit-...
—Shh, cállate mierda, creo que alguien viene.
Hace saber Draco poniendo sus manos de manera brusca en la boca de Potter. Y efectivamente, con su caminata inconfundible se aproximaba Snape quién se detuvo un momento y giró sobre sus talones; la respiración se les cortó a ambos cuando lo tuvieron cara a cara, rogando por no ser descubiertos.
—Hmp.
Emitió ignorando el claro aroma a vainilla y menta del shampoo caro de su ahijado, no obstante no cuestionó de más y prefirió mil veces su paz mental.
"Estos niñatos" pensó el profesor mientras se alejaba.
—Quítate, maldito.
Espetó Malfoy empujando al chico de Oro quién estaba demasiado encima de él, sin pensarlo mucho se giró dando cara a cara con el niño-que-vivió-y-venció.
—No te atrevas a contarle de esto a nadie, ¿Me escuchaste con un demonio Potter?.
—Calma, no es como si anduviera contándoselo a los cuatro vientos como tú.
Draco chasquea la lengua con fastidio y sale de debajo de aquel manto alejándose a pasos apresurados casi corriendo con el rostro caliente y un cosquilleo en sus manos.
"¿Serán signos de derrame?" trata de convencerse mientras da vuelta al pasillo. Potter queda en el mismo lugar con una sonrisa socarrona y a la vez alegre.
—Mm, quizá esto puede empezar a gustarme.
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