Odio.

Eso desprendían las miradas de varios estudiantes de Howgarts hacia su persona. No le importaba a decir verdad.

La causa era absurda, él no tenía la culpa de la guerra mágica. Mucho menos era responsable de las muertes de esta, pero parecía que todos los demás no comprendían eso y solo le veían como el asqueroso mortífago, el cual ya no era por cierto.

Escuchaba los, para nada discretos, susurros cuando él pasaba. Comentarios llenos de odio y repugnancia. Les dejaba ocuparse de su vida ya que al parecer no tenían una de la cual hacerse cargo.

—Ahí va otra vez. ¿Cómo pudieron permitir que un mortífago ingresara a Howgarts?

—Debería estar en Azkaban.

—Opino lo mismo, debió cumplir con su condena como el asesino que es.

Cosas así eran su día a día. Y como ya habia dicho, no le importaba. Si era cierto que San Potter le salvó el culo en el ministerio, disminuyendo su condena a un castigo de no usar magia contra nadie en un lapso de 3 años o hasta que el mismo ministerio aprobara que él era inofensivo para la integridad de los magos y brujas.

Si bien silenciaría bocas usando crucios, ahora se abstenía a ignorarles.
Al revisar el costoso reloj en su muñeca se percató de la hora.

—Por fin algo bueno.

Pociones era su clase siguiente. Su padrino, Severus Snape era el mejor que conocía en Pociones, si bien sabía que este deseaba el puesto de maestro en DCAO estaba seguro que nadie más podría igualarse a él realizando Pociones.

Caminando con elegancia por los pasillos llegó hasta el salón respectivo. Su buen humor se esfumó, olvidaba por completo que esa clase la compartía con Gryffindor y por ende con el trío de oro.

—Señorito Malfoy. Tome asiento.

Indicó Snape, a lo que él rebusco entre las bancas localizando un lugar vacío al lado de Theodore y Zabini.

Sin saber exactamente porqué, sus ojos plata se dirigieron al león Gryffindor, quién cruzó miradas con el dedicándole una sonrisa amigable.

No supo como sentirse, si hastiado, confundido o preguntarse porqué su estómago se revolvió. Le dió una mirada de fastidio y puso su atención a la clase.

—Como todos saben el arte de las Pociones es extenso y complejo para las mentes testarudas.

Dijo viendo de reojo a Potter y Neville quienes se voltearon entre sí intentando saber para quién era el insulto.

—Por hoy realizarán algo simple. Página 254

Al instante los alumnos rebuscaron en sus libros, Severus rodó los ojos con fastidio viendo como algunos ni siquiera poseían el libro en la mesa, sino guardado aún en sus mochilas.

—¿Etmoina Potiento?

—¿Enomia Poriento?

Con esfuerzo pronunció Ron y Harry, Hermione les dio un golpe leve en sus cabezas.

—Serán tontos. Dice claramente "Etmiona Pontienzo"

Dijo con un tono de obviedad. Ambos hombres se vieron entre sí con vergüenza.
Draco desde su asiento emitió una leve risa, burlesca para Ron y tierna para Harry.

Porque sí, el chico de la cicatriz no tenía ningún problema con aceptar su atracción hacia Malfoy. Cuando se enteró por el gusto de este, debido a una para nada discreta conversación, y su actual cambio supo que lo tenía todo para hacer a ese rubio suyo.

O al menos tenía la esperanza que el chico fuera dócil para cortejarse.

—Para elaborar este brebaje, se necesitará que ambos compañeros tengan un vínculo cercano. El punto de esta poción es potenciar las emociones dominantes en el instante.

Explicó lentamente el profesor de cabello grasiento.
Draco supo que lo haría con Zabini, su mejor amigo. Pero tal fue su sorpresa ante la traición al verle emparejado con Pansy, su novia.

—Perdona Draco, pero Blaise y yo nos conocemos mejor. Puedes hacer equipo con Theodore o Grengrass.

Dijo la chica, en otros tiempos se molestaría y haría un berrinche tamaño gigante. Pero entendía que ellos dos eran pareja y se conocerían mejor. Suspiró y trato de localizar a algún otro tonto que se hubiese quedado sin  compañero.

Que lastima que hoy los tontos escaseaban.

—Señor Potter. Creo haber dicho parejas, dos miembros.

—¿Podemos hacer pareja de tres?

El salón entero se río de la broma incluso Draco ocultó una sonrisa divertida, que lastima que esta no pasó desapercibida por Severus.

—Señorito Malfoy, veo que esta muy amigable hoy, ¿Porqué no usted y el señor Potter elaboran el brebaje?

Ambos chicos le vieron y luego entre ellos. En otras palabras eso se traducía como "Muy chistosos par de ineptos, ahora emparejense"

—Porfesor-
—Padrino...

Dijeron al unísono a modo de queja. Snape solo elevó su mano frente a ambos, eso significaba que se callaran o les iría peor.

—Draco.

Gruñó y eso fue suficiente para el dragón, guardó silencio y se encaminó a su caldero siendo seguido por Harry.

—Escucha Potter, si hechas a perder esto usaré tu cabello como leña para arreglarla.

Amenazó el ex-mortífago. Potter alzó sus manos a modo de entendimiento, ambos empezaron a juntar los ingredientes respectivos.

Varios alumnos suspiraron con cansancio, dándose cuenta que deberían ir al salón de Herbología a por hojas de sauce.

—Recuerden que 30 puntos están en juego para sus casas. Así que espero un trabajo laborioso. Dense prisa.

Dijo el profesor, los alumnos salieron en parejas para ir por el ingrediente faltante, procurando volver lo más pronto posible.

—Esto es ridículo, deberían tener los ingredientes en el salón.

Se quejó Draco y Harry le dió la razón.

Malfoy, sin querer admitirlo, se sentía nervioso con la presencia detrás suyo, incluso cohibido. No es como que él fuera muy bajo, contaba con unos generosos 1.77 de estatura.
No era mucha la diferencia con Potter, o eso quería creer.

Vamos 11 cm, ya es una notoria diferencia si a eso se le suma lo fornido de su cuerpo. Tan sumido en sus pensamientos iba que no se dió cuenta cuando dos estudiantes de Ravenclaw intentaron atacarlo, haciendo caer un trozo de concreto sobre él.

—¡Draco! ¡Cuidado!

Exclamó Parkinson, a lo que el se alarmó viendo como un pedazo de piedra se desprendía.

Harry fué rápido, envolvió a Draco en su cuerpo agachandolo y pegandolo a su pecho con una mano en su cabeza.

—¡Ebublio!

Dijo firmemente apuntando su varita creando un escudo que sostuvo el casi accidente de roca.

—¡Accio Varita!

Exclamó desarmando a ambos Ravenclaw.
Draco lejos de atemorizarse solo podía sentir contra su mejilla dos pectorales fuertes apresandolo.

—¡Mierda!

Chilló en sus adentros sintiéndose tímido. Oh dios, quería a ese hombre para él sin duda.
Llegando Severus enfoco a ambos estudiantes responsables.

Siendo estos llevados a la oficina principal, Harry parecía no querer dejar ir al rubio. Quién tampoco se le veía muy dispuesto a alejarse, apesar de las miles de miradas que estaban recibiendo.

—¿Te encuentras bien?

Dijo Potter con sus esmeraldas clavadas en Draco, quién no pudo responder por estar muy ocupado viéndolo con sus dos manos en el pecho varonil.
Más tarde sus pensamientos no lo dejarían en paz, y le repetirían su vergüenza una y otra vez.

—¡Draco! ¡Santo Merlín!

Dijo Pansy nuevamente haciendo que Potter desistiera de su agarre y le dejara ir. La chica al instante le abrazó.

—Gracias, Potter.

Tragando su orgullo Slytherin, Parkinson agradeció al muchacho quien sonrió en respuesta.

Se armaría un caos luego de eso pero por ahora solo quería preocuparse por su desbocante corazón acelerado.
Por Dios, bendecido sea San Potter y su complejo de héroe.