2. Piernas- Big Boy
Quiddicht, el mejor deporte para los magos y brujas. Lejos del entretenimiento, la serpiente disfrutaba de aquel deporte para ver las caras frustradas de los contrincantes cuando él barría el campo con sus caras.
Era el mejor buscador, con su imperturbable concentración. O eso creía hasta ahora.
—Muy bien todos, haremos un juego de práctica.
Dijo un tejón Hufflepuff, Cedric Diggory.
Sin tardanza todos se posicionaron en el campo esperando a los integrantes faltantes.
Se sentía hastiado, ¿Es qué acaso estaba condenado a monos impuntuales?
No le impresionó ver al niño-que-vivió-y-venció-para-ser-un-tarado entre los muchos impuntuales. Estaba en su terreno y ni siquiera ese pedazo de pastel le impediría ganar.
Sacudió su cabeza borrando lo ridículos pensamientos, los cuales le atacaban desde ayer.
—Weaslye, que sorpresa que hayas decidido salir de tus túneles madrigueros.
Se burló junto a otro par de Slytherin. El pelirrojo frunció el ceño lanzándole una mirada de odio que poco le importó.
Potter le lanzó una mirada severa. O si, olvidaba que el Salvador mágico y él acordaron una tregua por salvarle el culo en el ministerio.
No supo porqué, pero se sintió intimidado por esas esmeraldas que dentellaban molestia en esos momentos. Se trago un ligero suspiro y solo guardó silencio.
Todo esto siendo observado por un confundido Zabini.
—¿Ahora nadie tiene sentido del humor? ¡Por favor!
Habló una serpiente de cuarto año, siendo callado por la mano blanquecina enfrente suyo. Draco de manera silenciosa le ordenó que se callara.
—Está bien, calmado todos.— Dijo Digory —¡A jugar Quiddicht!
Una ves dijo eso, Gryffindor y Slytherin se posicionaron en el campo, siendo el primer enfrentamiento. Draco irradiaba confianza y altanería, casi podía sentir la victoria en sus dedos.
Inicio el partido siendo la bola tomaba por Gryffindor, eso le traía sin cuidado, su prioridad era una escurridiza snitch.
La localizó en la parte superior central del campo y al parecer el Salvador también.
Ambos se lanzaron hacia arriba en busca del objetivo, ni siquiera porque fuera un atrayente cupcake se dejaría vencer.
—¡Suficiente de esta mierda!
Se dijo a sí mismo el rubio borrando los pensamientos invasivos y concentrándose en su objetivo. Tanto él como el león iban escoba a escoba tratando de alcanzar el brillante objetivo.
Compartieron unos cuantos empujones, cuando Harry le regresó un nuevo empujón, Draco desvío su mirada furiosa a él siendo suplantada por una impresionada y un sonrojo leve en sus pómulos.
Oh, santo Merlín.
Sintió su boca seca al ver los ceñidos pantalones blancos ajustarse pecaminosamente a esa fuertes piernas, firmes, musculosas y dios unos muslos en los cuales deseaba poder sentarse.
—¡¿Qué diablos?!
Pensó alarmado saliendo de su ensoñación pero al percatarse de su alrededor se dió cuenta que su actual problema iba en picada en busca de la snitch, mientras sus piernas de afianzaban a la escoba, por unos instantes deseo ser la esc-...
Se golpeó la cabeza por sus pensares y sin más se lanzó el picada hacia Potter, es decir, a la snitch.
—¡Es mía!
Susurro Harry a poco centímetros de la pelotilla, pero un golpe trasero le hizo perder su objetivo y el equilibrio teniendo que desistir de obtener la snitch y agarrarse a su escoba estabilizandola.
Frunció el ceño viendo a la escurridiza serpiente volar, sonríe retadoramente y emprende vuelo nuevamente.
Draco no lo veía, pero podía sentir un aura levemente peligrosa acercarse.
Sintió un escalofrío por su columna vertebral.
—¡Ahh!
Gritó mientras sentía que era jalado por su túnica hacia atrás. ¡Eso era juego sucio!
—Maldito.
Masculló entre dientes, una vena se marcó en su cuello demostrando la rabia que eso le provocó. Por su lado, el león Gryffindor rebasó al buscador verde y trataba de localizar el pequeño artilugio.
Lo vió llendo en dirección a una torre del colegio. Avanzó siendo seguido por Malfoy. Iban lado a lado compartiendo miradas retadoras, cuando estaba Harry apunto de obtener la victoria fue que su túnica se enredo en el tejado, en un acto de reflejo se agarró a la escoba de Draco, cayendo ambos.
Fueron rápidos y se agarraron al borde del techo mientras la escoba del Slytherin caía y la de Gryffindor se atascada a unos metros de ellos.
—¡Maldita sea Potter!
Exclamó furioso, si alguien tenía la culpa era ese cuatro ojos miope.
—Esto no habría pasado si tan solo hubieras aceptado tu derrota.
—¿Quién diablos estuvo jugando sucio? ¿Eh?
Harry rodó los ojos, la situación de por sí era horrible y tener a un Malfoy riñendo no mejoraba nada.
Y Draco, o Draco quien se encontraba en apuros. Él no era alguien de mucho ejercicio, sus brazos delgados temblaban ante la fuerza por mantenerse sujetado y no caer al vacío.
—Carajo.
Masculló entre dientes ante el esfuerzo, sintió su corazón detenerse cuando sus manos desistieron.
Esperando el fuerte golpe e inminente muerte, Malfoy cerró los ojos, pero el golpe nunca llegó.
En su lugar sintió ser apresado con fuerza. Harry en un rápido movimiento le atrapó con sus piernas evitando así que cayera.
Santa gloria.
Se sonrojó a niveles extraordinarios, viendo los muslos contraerse alrededor de su torso.
Hubiera preferido caer al vacío.
—Aguanta... Malfoy.
Dijo entre el esfuerzo de sostener a dos pesos. Y el dragón daba mil gracias a lo que sea que las comadrejas daban para alimentar a este semental, nunca más se burlaría de la comida de Molly Weasly de nuevo.
Trataba de mentalizarse y no recaer en el hecho de que algo firme se encontraba contra su espalda y rezaba porque fuera la espinillera y no lo que él creía.
—Escucha, te balancearé hacia mi escoba, tómala y salgamos de aquí.
Le escucho decir al de lentes. Asintió, mientras Potter le mecía el estirada sus brazos para alcanzar la nimbus.
Entre varios intentos lo logró. Harry se soltó del techo y tomando firmemente el mango de esta los elevó a ambos.
Hizo a Draco abrazarse a su cintura mientras los dirigía de nuevo al campo. La snitch no tenían ni idea de donde se había metido.
Una vez tocando tierra, varios Hufflepuff se acercaron ya que un alumno de tercero de la casa amarilla les vio en la peligrosa situación corriendo a avisar a su líder de casa.
—¡Chicos! ¿Están bien? ¿No se hicieron daño?
Preguntó alterada una muchacha de castaño cabello, Hermione Granger. Harry negó por ambos mientras dejaba que Draco bajara de la escoba.
Pansy se acercó a él con la preocupación saliendo de ella.
—¿Estás bien?
Atinó a decir y el rubio asintió. Aún no salía de su ensoñación, recordaba estar preso de dos trozos de msculo firmes y fuertes. Y haberse sostenido de una cintura, siendo llevado a salvo por un hombre grande. Un Big Boy como Zabini les llamaba
—¿Qué sucedió?
Interrogó el antes mencionado viendo el estado de ensoñación de su amigo. Sabía o tenía una teoría de lo que sucedía. Para ambos Slytherin no era secreto que a Draco le gustaban los hombres grandes, robustos y fuertes.
Sin mencionar sus fetiches extraños.
—Iré a mi habitación.
Dijo y sin esperar a nadie se fue corriendo a una velocidad impresionante, mientras unos ojos esmeraldas le veían y sonreía de manera traviesa.
—¡Merlín! ¡Muérete Potter!
Pensó con su rostro rojo y azotando la puerta de su habitación. Se dejó caer en la cama soltandole varios golpes a su almohada.
El perro de Gryffindor sería su perdición. Lo odiaba y se odiaba más a sí mismo por desearlo.
—¡Ya basta carajo!
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