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Cualquiera puede considerarlo un chico con suerte, no había otra afirmación para explicar lo envidiable que era su situación, era sólo eso, un maldito parasito con demasiada suerte pasando por una tarde de ocio sobre las piernas de su chica en un cómodo sofá rodeado de golosinas, mirando una película escogida al azar en la privacidad de su hogar ¡Por amor a los cielos! ¿Qué cosa mundana en la tierra puede superar algo como eso?
Quizás el hecho de que Freddy se aburriera a los primeros 20 minutos de película y se quedara dormido, dejándole a él mariposa libre con el control y todos los mimos y caricias de Joy sobre su cabello, y si bien ambas partes de él nunca han tenido problemas para congeniar con su pareja, no se podía negar que Fred era la parte más egoísta por naturaleza, el simple escenario de tener a la joven sólo para él alimenta mucho más su fanfarrona satisfacción.
Además, su hermosa súper woman sabía consentirlo, y nunca estaba de más reiterar que Fred era la personalidad que adoraba ser consentida.
—... ¿quedan papas? —Escuchó de una voz moderada.
—Eso creo. —Le contestó de la misma forma, buscando con su mano el recipiente, que por fortuna todavía seguía con algo de sobras para aprovechar. Tomó unas cuantas y las acerca a los labios de Joy— Abre grande~ —Continúa divertido estudiando el semblante sereno de su chica entre la ligera oscuridad de la sala y la luz que reflejaba la Tv sobre ella, escucha una pequeña risa y luego como deja entrar las papas a su boca, oyendo a los segundos el pequeño crujir. Fred entretenido repite la tarea, la realidad de todo es que la película, al igual que a Freddy, tampoco le resultó interesante, pero no era algo de lo que se quejaba si tenía a Joy acariciándole las mejillas y el pelo con tal atención y cariño.
— ¿Quieres chocolate? Aún me sobra un poco. —Le ofreció ella después, bajando la vista hacia él.
Fred sólo se limita en abrir ligeramente su boca.
Con aquella respuesta silenciosa ella acerca dos pequeñas bolas de chocolate y las deja caer. Fred las degusta complacido, sus ojos juguetones se veían brillosos con la luz de la pantalla pasar por su rostro. No han tenido cambios muy relevantes desde que comenzaron la universidad, su coletilla estaba ligeramente más larga, su cabellos castaños seguía siendo un rebelde desastre, y sus facciones se mantenían neutrales y amigables, por supuesto, Fred aún sabía sacarle provecho y convertir ese amable rostro en un persuasivo galán para su conveniencia.
—No estás prestando atención a la película. —La oyó reclamar suavemente.
Él sonríe.
— ¿Eso crees? ¿Puedo saber de dónde vienen esas sospechas? —Objetó interesado, dándoselas de desentendido.
—No lo sé, quizás sea porque te has pasado casi la mitad de la película sólo viéndome. —Se explica, apartando unos mechones castaños de la mejilla.
— ¿Qué puedo decir, preciosa? —Sube su mano hacia ella, y da una ligera caricia con la punta de sus dedos justo debajo del mentón— Sabes cómo distraerme.
—Podrían haberme dicho que no les estaba gustando.
—Es lo de menos, la verdad yo me la estoy pasando muy bien aquí. —Aclara, tomando su mano— Además parece gustarte la peli, los dos ganamos.
—Todavía podemos...
—Shhh~ —Silencia suavemente, besando sus nudillos— Así está bien preciosa, sigue mirando la película.
La joven siente la derrota, sabe lo difícil que podía ser llevarle la contraria a Fred, y había una parte de ella que tenía curiosidad de saber cómo acababa la historia. Se acurrucó más al sofá y acunó la cabeza de Fred sobre su vientre para seguir proporcionando aquellas suaves atenciones. Los minutos transcurrieron y Fred no necesitaba ver a la pantalla para saber qué clase de escenas estaban ocurriendo, las reacciones de su chica eran pistas suficientes; como Joy se sobresaltaba en una escena de pura acción, como su risa se salía con facilidad por algún mal chiste de los protagonistas, pero sobretodo como se acurrucaba más con él cuándo la dejaban con una situación sensible.
Personalmente sus partes favoritas por mera conveniencia.
Sumándole a eso, Joy no se olvidaba de él, en todo momento se mantuvo acariciando sus cabellos, le era tan relajante que hasta incluso se podría echar una siesta, si tan sólo conociera la fórmula mágica para poder conseguirlo, tampoco era algo que por los momentos se preocupaba por conocer, a fin de cuentas, eso eran tareas mundanas que debía hacer Freddy.
«¿Acaso ellos te lavaron el cerebro?!» —Escuchó de la película, el misterio de dormir podía esperar un momento.
«Creo que ya soy lo bastante grandecito para cuidarme por mi cuenta, Rose» —Le respondió el protagonista a la joven detrás de él.
«No te pedí que te metieras en esto, Jack» —Le acusó la protagonista con notable irritación, parecía al borde de un ataque de ira.
«Y tampoco me quedaré esperando a que lo hagas. Tarde o temprano necesitaras de la medicina, y lo sabes» —Argumentó el muchacho, sin ni siquiera dignarse a mirarla.
«¡Pueden matarte!» —Le gritó ella, más alterada.
«¿Crees que estamos en una situación en donde la vida de un don nadie como yo valga más que la misión? Parece que no entendieras lo grave que sería para el reino si su única heredera también deja este mundo, deberías comenzar a tomarte tu puesto con más seriedad»
«¡Lo hago, demonios! Desde que esta mierda comenzó lo he hecho, lo sabes, lo sabes muy bien, no puedes pararte ahí y juzgarme, ¿Qué basura te piensas que hago?»
«Actúas como una niña malcriada, eso es lo que pienso, ya te dije que una vida menos no im...!»
«¡A mí me importa!» —Bramó con más fuerza.
Silencio.
Fred abre uno de sus ojos, intrigado por la discusión, sólo era una pequeña pizca de curiosidad por presenciar como acababa todo.
La joven en la pantalla estaba a gotas del quiebre, sus ojos lo indicaban, pero la firmeza de su porte gritaba por no romperse, su orgullo no lo permitiría.
«M-me importa, tú me importas imbécil, si algo te pasara... yo...»
La voz comienza a quebrarse.
«Con o sin medicina ¿qué sentido tendría si te pierdo? ¿No lo entiendes? ¡Te amo, pedazo de idiota!» —Acabó diciendo por fin.
Las caricias de Joy se detienen.
Fred estaba por hacer un pequeño reclamo por ello, pero la escena en pantalla le tenía mucho más intrigado. El que supone era el protagonista, arrojó su arco y flechas al suelo, y se acercó a pasos rápidos hacia la joven. La tomó del rostro con ambas manos, manteniendo un intenso contacto visual que se extendió unos segundos, la chica sube sus manos y también toma el rostro del muchacho, el silencio se guardaba lo impronunciable, y ya tomados por la debilidad el joven la atrajo con necesidad. Se besaban con una intensa desesperación, como si llevaran siglos sin la presencia del otro, se abrazaban con fuerza y apenas tonaban una bocanada de respiración volvían a juntarse con la misma pasión y locura de antes.
La joven terminó acorrala en una de las paredes, los besos del protagonista bajaron a su cuello y ella lo abrazaba, al parecer, por más cercanía. Sus piernas se enrollaron alrededor de la cadera del chico y este al tenerla en brazos la llevó hasta la cama, en donde la dejó caer sin preocupaciones y se sube sobre ella a seguir atacándola a besos por su cuello, labios y mejillas. Sus respiraciones ya comenzaban a sonar alteradas, y sus manos se movían acariciando al contario, a su vez, intentando sacar cualquier prenda de ropa que se cruzara en su camino.
Fred quedó consternado, elevando una ceja confundido de cómo se estaba desarrollando tal extraño acontecimiento.
— ¿Qué están haciendo? —Soltó por fin.
En medio de tal situación, su voz resultó ser un llamado devuelta a la realidad para Joy, que reaccionó con un pequeño sobresalto, bajando la mirada confundida.
— ¿D-decías algo?
Él la ve devuelta.
— Ellos... ¿qué es lo que ellos están haciendo? —Vuelve a preguntar.
¿Acaso escuchó mal?
— ¿Qué? —Repitió, sólo para estar segura.
— ¿Por qué se están sacando la ropa de esa forma?
¿Intenta tomarle el pelo?
—Ah... —Simplemente no lograba digerirlo, no lo puede estar diciendo en serio— Muy divertido Fred, lo que quieres es gastarme una broma ¿no? —Le acusó.
Fred por su parte se cruza de brazos ante el injusto reclamo.
—Preciosa, te lo estoy preguntando en serio.
Ella no da crédito a lo que estaba presenciando. ¿De verdad la versión más picara y coqueta de su novio no tiene idea de lo que estaba pasando en pantalla?
— ¿E-en serio tú no...?
— ¿No qué? —Insiste.
— ¿No sabes lo que... están... haciendo?— Terminó de decir.
Fred se limita a negar con la cabeza para responder, sin entender porque esa mirada de sorpresa en Joy, estaba siendo sincero, nunca había presenciado algo de tal magnitud, y menos recordar que Freddy consumiera un contenido de ese estilo, al menos no es sus momentos de lucidez antes de que llegaran los efectos de las pastillas en su pubertad. ¿Se estaba perdiendo de algo muy serio? Porque las expresiones de Joy le hacían pensar eso.
Entre tanto, él regresó su atención a la pantalla por curiosidad, resaltaba la piel desnuda de los protagonistas, que sin llegar a enfocar una zona explicita, se besaban y se mecían de adelante hacia atrás, haciendo sonidos que para Fred eran extraños de escuchar, las manos del chico se aferraban con fuerza a las arrugadas sabanas mientras la joven parecía clavar sus uñas en la espalda de su compañero.
—Ellos... —Comenzó a decir Joy, al notar que Fred realmente no quitaba la vista curiosa de la escena, sin saber que decir para darle una explicación, siendo una situación algo peculiar, puesto que Fred aparenta físicamente ser mucho mayor que ella para estar explicando esta clase de cosas como si se tratara de un niño— Ellos están teniendo... ehh, r-relaciones.
— ¿Una relación? ¿Qué clase de relación es esa? —Preguntó al instante, todavía manteniendo la vista en la película.
—Una muy íntima. —Le aclaró ella, a los segundos escuchó su propia respuesta, estaba dejando que su punto de vista influyera mucho en su explicación— Quiero decir, yo creo que es algo muy íntimo, pero se le suele dar diferentes formas de interpretarlo.
— ¿Cuáles? —Siguió soltando sin reparos, mientras en la pantalla los protagonistas ahora dormían abrazados cubiertos por una manta hasta la cadera.
—Pues, también se le suele dice tener relaciones sexuales o hacer el amor.
Fred ríe un poco a lo último y volvió a verla.
— ¿Él amor se puede hacer? —Dice sin creerlo del todo.
—Yo creo que sí, bueno, si la pareja se ama mutuamente, es... es una forma más íntima de demostrar afecto.
Fred con intereses entre cierra los ojos, procesando ese argumento.
— ¿Entonces las parejas hacen eso? —preguntó en conclusión.
—Pues sí, la mayoría probablemente sí. —Respondió ella, con una pequeña sonrisa.
— ¿Nosotros podríamos hacerlo también? —Comentó él con notable tranquilidad. Joy comenzó a sentir las mejillas calientes, sin embargo, no evadió la mirada.
—Ehh, n-no es tan simple Fred... —Intenta explicarle, pero no pudo seguir viéndolo— hay ciertas cosas que tener en cuenta para eso y además, n-nosotros... bueno...
Era tan confuso, él odiaba cuando no lograba comprender algo por completo, de un movimiento se levantó de su lugar, manteniéndose sentado en el sofá, apoyando su mano en el respaldo para acercar su rostro a Joy con una expresión un tanto seria que ella intenta descifrar.
—Fred...
—La forma en cómo tratas explicarlo... —Susurró él en interrupción por la notable cercanía, entrecerrando los ojos— haces que suene como si fuera algo muy personal... —Dedujo— ¿tener ese tipo de relación te resulta algo importante?
—E-en parte. —Admite ella, con cierta vergüenza por sonar como la nena sentimental que quisiera reservarse— Quiero decir, n-no es algo que me gustaría hacer con cualquier persona.
Fred se acerca más.
— ¿Entonces nunca lo has hecho con nadie? —Indagó él joven.
Sintió en el roce de sus frentes que ella niega lentamente para darle una respuesta sin palabras, Fred no sabía con certeza la razón, pero le gustaba mucho saber esa respuesta, quizás sea su afán por querer ser siempre el primero en todo, ¿un egoísta caprichoso? Quizás, Fred a fin de cuentas.
Una parte de su ser ya se hacía ideas apresuradas, ser impulsivo estaba en su sistema primitivo, pero el motivo era simple, si todo realmente se resumía en que aquel acto tan extraño era algo especial, que se hacía en pareja, y en que además de eso, ames a aquella persona para demostrar un afecto mutuo, entonces escogería a Joy para eso sin pensárselo dos veces, una y mil veces a ella, no podría ni imaginarse en considerar a alguien más para algo que implicaba aquellos factores tan personales.
Ojalá supiera concretamente cómo se «hacía el amor» con una chica, sí lo supiera con toda certeza también le demostraría de esa forma lo mucho que la ama, no habría cosa que más complazca a Fred que consentir a su chica en cada oportunidad.
Y es que el término de «relaciones sexuales» simplemente sonaba demasiado amplio para lo que él realmente conocía, sólo sabe de los besos entre parejas, para sus labios, manos, frente y mejillas, también estaban las caricias, que eran más que nada en tardes como aquella que estaban solos, o porque su chica necesitara consuelo, también estaban los abrazos y las cosquillas ¿que otro tipo de contacto físico puede representar afecto? ¿Por qué tienen que quitarse la ropa para eso?
— ¿Fred? —Susurra ella al notar su silencio tan pensativo.
— ¿Aquello sería algo que podrías llegar hacer conmigo, Joy? —Sigue preguntando, mientras la volvía a ver a los ojos, ahora acariciando el rostro de la joven.
El sonrojo en Joy se intensifica.
—Fred, d-decir ese tipo de cosas así... de... de la nada. —Balbuceo perdida, le estaba tomando con la guarda baja.
Él se ríe un poco al escucharla, sin comprender porque estaba tan nerviosa.
— ¿Qué sucede, Joy?
—E-Es que... es algo tan...
Fred detiene las caricias, tan nerviosa ¿por qué su pequeña titubea así? ¿Qué tenía la pregunta? Quizás era algo de chicas, bueno, ella no tenía la culpa de su ignorancia con el tema, dejó la burla a un lado e intentó dirigirse a Joy con más serenidad, en intención de ser compresivo con sus nervios.
—Perdóname, simplemente no sé de qué otra manera puedo preguntarlo, de verdad quiero entenderlo.
El tema se fue a las ramas, ella no se imaginó acabar en una situación en donde Fred le preguntara de sorpresa algo tan directo y concreto, ella es consiente que en algún momento habrá pasado por su joven e influenciable mente algún pensamiento un poco subido de tono con su pareja, quizás no de forma intencional, pero simplemente no le daba prioridad, porque los escenarios actuales de su relación eran tranquilos y cómodos, a nivel personal, sentimental, estaba divinamente satisfecha, Freddy tampoco le insinúa nada, el chico parecía trazarse un límite personal que siempre respetaba con ella, en resumen, ninguno de los dos iniciaba nada, ni mostraba indicios de querer necesitarlo como algo indispensable para su noviazgo, sin embargo, que Fred se deslizara sin descaro para hablar del tema era terreno desconocido, terreno que no sabe si quiere animarse a explorar.
— Esta bien Fred, no... no es nada. —Le dijo, tampoco quiere hacerle pensar que lo que pregunta es algo malo, él sólo estaba soltando palabras que nacían de su mera curiosidad.
— ¿Sabes? Si eso de tener relaciones es como dices, a mí me gustaría que fuera contigo.
Ante la confesión, observó como el sonrojo en Joy no desaparecía.
—No sabes lo que estás diciendo. —Dice ella en voz baja, y pese a sus palabras en silencio subió sus manos lentamente hasta abrazarlo desde el cuello. Un sentimiento de ligera vergüenza y alago le invade al escuchar hablar a Fred de esa forma.
—Pareció gustarte. —Respondió él satisfecho de esa mueca en el rostro de Joy, seguro de sus palabras. En su silencio mutuo la película detrás de ellos estaba en medio de una batalla que pasaba desapercibida, las siluetas y luces centellan, pero la cercana figura de Fred la cubría de todo eso, lo observa curiosa, con una parte de ella aún preguntándose si todo sólo se trataba de una mala broma de Fred, alguien como él no puede ser realmente ajeno a ese tipo de temas, y menos en aquellos tiempos en que todo gritaba sexualidad al límite, y por favor, es Fred, su travieso y curioso Fred ¡Esto no puede ser en serio!
Soltó una pequeña risa, no por burlarse de Fred, si no de la ironía del asunto, no podía creerlo, pero sí.
—Realmente no sabes nada. —Le dice, acercándolo más.
Con cariño dejó dos sonoros besos en una de sus mejilla, ablandando más la mirada de Fred, que es lo último que ve antes de cerrar sus ojos y sólo sentir el contacto de sus labios sobre los suyos, junto con una de las manos de Fred tocar su mejilla para apartar su cabello del camino por mera costumbre, inclinando un poco su rostro hacia ella, buscando gustoso más contacto, y ella inconsciente recuesta más su cabeza en el respaldo del sofá sin soltar el agarre suave del cuello.
Esos segundos en pausa de la conversación le estaba sentado bien a la joven, la cercanía de Fred nunca fue un problema, esa tranquilidad y seguridad que le trasmitía el chico ya era conocida, cuando está en sus manos sabe que él procura atenderla de lo mejor a base de sus picaros besos y leves caricias como las que estaba recibiendo ahora es su rostro. Y eso la logra calmar, porque no hay malicia, no hay dobles intenciones, sólo era su chico amándola sinceramente como siempre lo hace.
— ¿Mejor? —Le escuchó preguntar sobre sus labios, con un susurro tranquilo para no alterar el ambiente, sin intenciones de querer separarse todavía de ella.
—Mejor. —Le respondió ella con el mismo tono, dejando que Fred siguiera repartiendo pequeños besos, mientras ella corresponde con caricias suaves sobre el cabello castaño.
Se alejan milímetros, juntando sus frentes en silencio, abriendo los ojos un momento, encontrando al contrario. Encantando, perdido, así lo tenían esos ojos azules, que casi jura poder verlos brillar en la oscuridad de su sombra sobre ella, con su semblante sereno, manteniéndolo cerca con esas agradables caricias que siente detrás de su cuello, detallándola embobado, porque su Joy le superaba cuando estaban así, tan cerca, tan ajenos de todo.
— ¿En qué piensas? —La oye decir con un murmullo de voz.
—En lo hermosa que eres, por supuesto. —Responde él con una casta sonrisa.
La escucha reír, siente su cálida respiración, tan cerca, ella esta tan cerca...
—Ven aquí, preciosa. —Va negando en un roce de sus frentes, mientras se ríe para abalanzarse y quedar sobre ella entre el sofá, acorralada y sin salidas a su conveniencia, iniciando un ataque de cosquillas por los costados de la cintura de Joy, que desataron el caos al tomarla desprevenida.
— ¡No, no, no! ¡Fre... —Se queja pobremente con fuertes risas, retorciéndose bajo de él, tratando de escapar.
— Fred, sí. —Dice malicioso, sin detenerse.
— ¡Ya, p-para! Jaja...—la risa contagiosa sale sin control, involuntariamente colocando sus manos sobre las de Fred, fracasando en el intento de detenerlo, por no tener ni la fuerza, ni la concentración suficiente para soportar el cosquilleo y dejar de reír— ¡Fred! —Reclamó.
Pero nada, la vil tortura se prolonga mientras él se esconde en su cuello, escuchado las risas de Joy justo al lado de su oído, satisfecho, sonríe en su escondite, y va bajando la intensidad lo suficiente para que Joy pudiera recuperar el aliento otra vez.
—Me prometieron que no iba a ver ataques de cosquillas en esta cita. —La escuchó decir.
— Me superas preciosa, no es mi culpa que resulte tan tentador... —Dice riendo sin rastro de culpa, eres difícil no sucumbir ante el hecho de que Joy era tan vulnerable a las cosquillas.
— ¿Ya puedo seguir viendo la película? —Pregunta ella en persuasión, porque en cualquier momento él podría atacar otra vez, y estaba en mucha desventaja en esa posición.
Pero él no se mueve, no salé de su cuello, de hecho parece acercarse mucho más.
—Olvida la película. —Le murmura suave, pasándole un hormigueo por el aliento cálido rozando su piel, causando más risas involuntarias en Joy por el pequeño cosquilleo en esa zona.
—Ya Fred, quiero saber qué pasará al final.
— Yo soy más interesante. —Agrega divertido, tomando las manos de su chica para ubicarlas alrededor de su cuello otra vez, a la mínima que Joy lo acerque más ya no la dejara en paz por el resto de las horas que le queden con ella, ¿cómo dejarla en paz si era tan agradable tenerla cerca? —¿Por qué quedarte a verlos besarse si estoy aquí para ti? —Le va diciendo, rozando su nariz sobre la piel de su cuello, subiendo, lento, hablando apacible y dulce— Todos los que tú quieras, no tienes que mendigar nada si me tienes contigo... sólo debes tomarlos y ya. —Va terminado, con su nariz acariciando la contraria, jugando con la mínima separación de sus labios, tentando a propósito, aumentando la iniciativa de que ella tome lo que quiera, cuanto quiera, porque él está más que dispuesto a consentirla.
Joy sólo tuvo que dar un pequeño jalón desde la parte trasera de su cuello para conseguir sus labios.
Las manos de Fred se ubican a los lados de ella, y su cuerpo busca ajustarse mejor por comodidad, atendiendo a los pedidos de Joy entre besos, que le demandaban un ritmo despacio, profundo, sentido y especial. Se esmera, corresponde encantando, casi derritiéndose de lo bien que le hace sentir, la forma en como lo manda a volar a otro mundo con tan sólo besarla, esa chica no podría tenerlo más idiota.
Inclina su rostro pidiendo una invitación silenciosa, que su chica sabe interpretar, recibiéndolo con los labios entre abiertos para dejarle ir a más, delineó con su lengua, y sus dientes muerden con ligereza, suspira perdido, y siente que ella no le permite mucho receso al volver a aplicar ese jaloncito para acercarle otra vez. Sus manos no querían quedarse quietas, y en silencio se mudan hasta la cintura de Joy, y con la yema de sus dedos dio caricias leves, trazando círculos suaves, que sólo provocaron pequeñas risas en la joven como consecuencia.
— ¿Eso también te hace cosquillas? —Le pregunta con una sonrisa, mudando sus besos a las mejillas.
—Lo haces apropósito. —Le acusó, controlándose al sentir que los roces eran más sentidos, ambas manos tomando su cintura, pasando una fricción tranquila con las palmas, pero su atención se centraba más en el recorrido de los besos que aplicaba Fred, de sus mejillas, se desvía a su oído, hasta llegar mucho más abajo— ¿Fred...?
—Es que... ese chico la besaba tanto por aquí... —Explica en aparente curiosidad— ¿Me dejas probar? —Le pregunta, ansioso de entender, de encontrar nuevas formas de consentir a Joy. Ante aquella propuesta se manifestó un sentido silencio, la mente, los pensamientos y emociones de Joy se mezclan creando un desastre, un Fred atacado por el hambre de respuestas puede ser peligroso, ella lo sabe, y sabe que ella también tiene su pequeña dosis de curiosidad, esa pequeña parte tan desplazada al olvido, esa que nunca tomaba en consideración se revelaba sin permiso, queriendo dejarse permitir un poco de experiencia, aunque sea lo más básico, lo más inofensivo.
De nuevo, Fred siente ese jaloncito suave desde su cuello.
Oh, Joy.
—Con calma. —Le indicó ella.
—Con calma. —Acató él, iniciando desde su hombro, uno, dos, tres, cuatro, y sigue subiendo, besos catos, rápidos y pequeños, toma aire, embriagado de su aroma, procede a aplicar besos prologados, abarca más, codicioso, pero con lentitud, experimentando como la respiración de su chica toma cambio, parece buscar aliento, pero no lo suelta, no lo aleja, y él curioso quiere conseguir más reacciones, algo que le indique que le gusta aquello, trazando recorrido con su lengua, toma piel, succiona por segundos y deja ir, recibiendo suspiros, y caricias detrás de su cabello que lo motiva a ir al otro lado a aplicar el mismo trabajo.
Aquella zona se erizaba tan honesta con él, encantadora, quiere mimar más a su piel con sus besos, las mordidas suaves y lamidas, tan cercana, tan adictiva, sus manos se ajustan más a su cintura, bajando, perdido por el pensamiento de que puede besar a más zonas, si tan sólo esa ropa no estorbara en su recorrido, encontrándole ahora un poco de sentido a las acciones de los chicos en la película, casi sin razonar, va subiendo la blusa desde su cintura, y como si un timbre de cordura le atacara de golpe, se detiene, buscando sus ojos, su permiso.
La luz de la tv la iluminaba, delatando el sonrojo en sus mejillas, tan hermosa.
— ¿Podría...? —Comienza a decir, no sentía que estaba cometiendo un atrevimiento descarado, aquellos dos jóvenes de la película se quitaban la ropa como si no fuera problema, sin embargo, no se veía aplicando la misma prisa con ella, no cuando eso parece alborotarle los nervios, no la quiere nerviosa.
Esa chispa de duda se vio en su rostro, y debe entenderla, porque estaba solicitando exposición, dejarla más expuesta bajo él, y quiere hacerle ver que puede estarlo, puede estar vulnerable porque la cuidará, atenderá y protegerá con recelo, no estaba para aprovecharse, estaba ahí para consentirle y mimarle como el tesoro que le considera.
—Será un momento, sólo quiero intentar una cosa...—Agrega sin subir el tono, su voz casi se percibía como una caricia, no estaría tranquilo hasta comprender de forma práctica lo ha visto, tenía que tender sentido, debe haber algo especial en quitar las prendas de tu pareja, algo que quiere descubrir.
Ella intenta pensar la situación, pero los ojos de Fred no la dejan concentrarse como es debido, tan profundos que la hicieron perderse, que sólo importara la intimidad que la envolvía, la seguridad de la soledad, el hecho de que eran ellos dos en esa habitación, en toda la casa, tan cercanos y atrapados, nadie estaba ahí para apuntarla con un dedo acusador y recriminarla, ella se podía permitir ceder a una inocente petición más...
En silencio sube los brazos, con ese mudo consentimiento de su parte él comienza a subir la prenda, con unas ganas tremendas de comerle los labios por estarle aceptando sus locuras, si seguía accediendo a tanto, lo terminaría malcriando demasiado.
En su camino se topó con otra prenda bajo sus dedos, la chica de la película también tenía uno, no recuerda el nombre, pero sabe que siempre lo usaban para sus senos. Bajo sus pulgares y tomo el borde para que aquello fuera subiendo junto con la blusa, si quitaría la ropa sería toda la que se cruzara en su recorrido. Notó que los ojos de Joy se abren con cierta sorpresa, pero ya era tarde, la blusa y su sostén pasaron por su cabeza y brazos, cayendo sin importancia en el suelo.
Por reflejo ella se cubre con sus brazos, con los ojos bien abiertos, brillosos e hipnotizantes de total sorpresa, que el sostén fuese retirado no estaba previsto para ella, él no puede evitar quedarse congelado, observándola con detalle, su cabello cayendo a los lados, su piel centellando por la luz de la Tv en los lugares estratégicos, con esa posición tan indefensa. Maldición, hermosa, una y mil veces hermosa.
—Fred... —Le pidió ella, nerviosa— Yo...
Él identificó ese timbre intranquilo en su voz, no la dejo terminar, fue por sus labios, en un gesto suave, calmado.
—Lo sé. —Le arrulló— ¿Acaso hace mucho frio? —Le vacila un poco, sonriendo sobre ella.
—Un poco. —Le murmuró en un pobre timbre de voz.
—Me haré cargo de eso. —Le promete— Primero quiero relajarte. —Agregó después, iniciando esas juguetonas caricias por su cintura, el dulce tacto parece estremecerla de forme perceptible, pero ella corresponde a sus labios, por lo que decide mantenerse en ellos un rato más para acompañarla y conseguir aplacar esos nervios, mientras sus manos recorren con curiosidad.
Tan suave, ella era tan suave y cálida.
Va subiendo sintiendo la zona de las costillas hasta toparse con sus manos, todavía ocultando con recelo la parte superior de su anatomía, acaricio por los costados de sus brazos, invitándola a bajarlos, pero estos con nerviosa firmeza no cedieron a los toques.
—Me gustaría verte...—Dijo juntando sus frentes, sin detener los roces tranquilos sobre los brazos de la joven, apoyándose en sus rodillas a cada lado de ella.
—Fred, me... me da vergüenza. —Le explica.
— ¿Mmh vergüenza...?—Ronronea sobre sus labios, usando las yemas de sus dedos para encararla con ligeras cosquillas a los costados que lograron arrebatar ligeras risas en la joven bajo él— Inaceptable, mi chica es hermosa, no tiene que sentirse avergonzada por eso.
Ella le aparta la mirada, esas mejillas estaban coloradas, necesitaba besarlas también, y así lo hizo, intentando comprender su posición, sus nervios, ya mucho accedió con aceptar que le quitaran su blusa, no podría pedir más. Quizás necesite más comodidad, más confianza en dejarse ver. Miró la pantalla de la tv, y lo vio como un problema, una distracción innecesaria, aquella fuente que exponía a la luz la piel de la joven sin ningún tipo de pudor. Bajo la mano tanteando en el suelo, topándose con bolsas de dulces vacías y alguna que otra envoltura de papas, hasta encontrar el control, se elevó de su lugar hasta quedar sentado y apunto a la Tv, apagando todo.
Volvió su vista hasta su chica, por la ventana de fondo pasaba la luz de las calles por ya ser de noche en la ciudad, esa era la poca iluminación que le permitía ver la figura femenina bajó él, con algo de esfuerzo nota la cara confusa que le enviaba Joy.
— ¿Te parece mejor así? —Le pregunta él, buscando su opinión, todo sea por darle comodidad a la joven— Sí quieres puedo...
—No, está bien así. —Le aprueba, con un ligero asentimiento, está seguro que incluso había una pequeña sonrisa en su rostro.
—Vale. —Deja el control caer, intentando estudiarla mejor con ese nivel de iluminación, tenía su reto, pero nada que unos minutos para adaptarse no resolviera, acercó su mano a la mejilla de Joy, y sonríe, acariciando con su pulgar. Mientras, su otra mano vuelve hacer un recorrido por los laterales de su cadera, hasta sus brazos, invitándola nuevamente a dejarlos caer.
Los ojos de ella se mantenían cautelosos, pero la tensión de su cuerpo cedía, sus brazos se aflojan, y él permanecía paciente, sin detener tan mimosas atenciones, ella toma aire y lo deja salir mientras poco a poco alejaba sus brazos, hasta dejarlos a los costados de su cuerpo, sin esconderle nada, apartó la mirada para no caer en pánico de verlo a los ojos y volverse a cubrir, esperando.
Ahí estaba, bajo la luz tenue de la noche, expuesta a su mirada, estando tímida, pero tan humana, indefensa bajo sus manos, comprendiendo mejor porque ella consideraba todo eso una «relación tan íntima» no a cualquiera se le hacía fácil exponerse así, tan susceptible a padecer cualquier cosa, era una clase de control peligroso de dar a cualquiera, y ella accedió a dejarse ver.
Y no podía dejar de hacerlo, encantando de aquella aparente fragilidad, su figura tan pequeña a comparación de la suya, aquella cintura tan agradable de tomar, subiendo por su vientre que inexplicablemente le gustaría besar y provocarles más de esas cosquillas que tanto la deshabilitan, transitando su atención por aquella parte superior de sus senos, esos dos traviesos que le tomó un poquito más tener a su mirada, pero anonadado con ellos por el simple hecho de ser los de su chica, queriendo llegar a su rostro y perderse como fuera por sus mar azul que tiene por ojos, sin encontrarlos al estarle evitando la mirada.
Él sonríe con ternura, no podía contra ella, sus manos pasearon por su figura y se inclinó más hacia su rostro.
—Joy... —Le llamó.
Y ahí estaban otra vez esos encantadores ojos azules.
—No me equivocaba preciosa, me podría quedar viéndote toda la noche. —Murmura embobado, juntando sus frentes para dejar castos besos y bajar por su cuello— Me gustaría tu ayuda, no sabré donde más te agrada si no me lo haces saber, así que, cuando se sienta bien o mal, dímelo, ¿sí? —La siente asentir en respuesta— Perfecto.
Pero...
—A-antes de eso... —Escuchó de ella a lo bajito, teniendo su atención.
— ¿Sí amor? —Le anima él a continuar.
—No... no creo que sea justo que sólo yo... este...
Calló en el murmullo, decidió no terminar la petición, la idea de decirlo le superaba, pero Fred lo capto todo de inmediato.
—Mi error preciosa. ¿Quieres hacerlo tú? —Le sugirió sin tregua, recibiendo un pequeño sobresalto en ella como respuesta, quizás no se esperaba esa propuesta, o que Fred aceptara el caso con tanta tranquilidad.
Ni siquiera lo sentía tan nervioso como ella, tal vez todo eso sea impulsado por la curiosidad o su afán de siempre ir por sus objetivos sin darle tantas vueltas a las cosas. Algo de eso le vendría bien, es por eso que, motivada por la confianza que Fred le trasmite, accede a ser ella quien tome el borde de la camisa para irla subiendo, él le hace el trabajo más fácil, y la prenda sale sin problema, exponiendo también al chico sobre ella, nivelando un poco más las cosas.
Ahora entendía porque Fred se tomó su tiempo solamente para verla, era inevitable no quedarse detallando en silencio, pero eso no parece incomodarle, porque la ve con una sonrisa traviesa, y le toma una de sus manos.
—Está bien, no tienes por qué quedarte sólo con la vista. —Le invitó, dejando su mano en su pecho con permiso de tocar a su antojo, y ella ante ese nuevo componente sube ambas manos y las va paseando por su cuerpo, tan cálido, firme y sereno, parecía responder a sus caricias y estremecerse bajo la yemas de sus dedos, acción involuntaria que le agradó mucho— Veamos... —Lo oye decir, acercándose a ella— comenzaré por aquí. —Avisó con su aliento rozando en el inicio de su cuello, enviándole ese delicioso cosquilleo.
Ella casi de forma involuntaria lo abraza, descubriendo que sentirlo sin la ropa de por medio era incluso mucho mejor, su calor, su presencia, su piel contra la suya, daban ganas de no soltarlo nunca. Justo un suspiro sale sin su permiso por los besos recorriendo a los alrededores de su cuello y lo siente bajar a más, ella instintivamente arquea su cuerpo curiosa de recibir más contacto del chico, que aprovecha ese espacio para mover sus manos y pasar a acariciarle también la espalda con gusto.
Se detuvo al llegar a sus senos, aquellos que ella tanto quería esconderle, y le generaban un raro pero agradable gusto observarlos, por un momento se quedó pensando si era buena idea tocar esa zona, puesto que siempre ha notado que era mal visto que un chico los toque, de hecho, la idea de que un chico llegara a tocar a Joy de tal forma le parecía de lo más ofensivo y sin respeto del mundo, por lo tanto, de forma involuntaria siempre consideró esa zona como algo restringido para el género masculino, hasta para su propia persona aun siendo su pareja.
—Puedes... puedes tocar también. —La oye murmura, al parecer logrando adivinar sus pensamientos— sólo... no lo hagas con fuerza. —Le indicó también, información que él atesora profundamente, porque eso quería conseguir, saber cómo tratar bien al cuerpo de Joy.
— ¿Segura? —Le preguntó.
Ella por su lado, conservando la timidez inicial quita la mirada, y para ahorrarse palabras también tomó la mano del chico y la dejo en uno de senos como respuesta, ya Fred cayendo en cuenta del asunto lo toma sin aplicar fuerza, se ajustaba perfectamente en su mano, era tan suave y moldeable, que resultaba entretenido tocarlo, iniciando un masaje lento y sosegado, tomándolo y soltando en el proceso, atento de las expresiones de Joy en busca de que algo no le pareciera bien.
Grata fue su sorpresa al encontrar a la joven con la cabeza inclinada a un lado y los ojos cerrados en calma, de hecho aun conservando la mano sobre la suya para acompañarle en sus toques.
Él decidió quedarse callado y no comentarle nada para no interrumpir su tranquilidad, no obstante, le mataba del gusto ver esa expresión serena en su cara ¿le agradaba sus acciones? ¿Podía seguir probando más? Se atrevió a intentarlo y acercarse a la tentadora vista que le ofrecía ella con su cuello expuesto, descendiendo poco a poco con meros besos, desviándose a los extremos desconocidos, pesando que si podía tocarlos, también podría besarlos un poco.
Como si fuera por instinto, sus labios se posaron sobre uno de ellos, un suspiro fuerte salió de Joy, intentando reprimir un sonidito raro de su boca que torpemente logra ocultar, mientras su cuerpo nuevamente se arquea y remueve delirante por la sensaciones que le recorrer, Fred siente y escucha con total atención, aquellos botoncitos en sus senos parecían tener algo especial, quizás por esa razón el chico de la película ocasionalmente se quedaba besando esa zona un buen tiempo, pero... ¿soló besar? ¿Qué pasa si lame alrededor o lo sigue manteniendo en su boca?
—¡Mmp! —Oye decir de Joy, que ahora tomaba su pelo con la mano libre, y sube su pecho un poco más para él, no pierde su atención del masaje en su otra mano, usando dos de sus dedos para atender también a ese botoncito, mejor aún, se acerca y usa su lengua para humedecer esa zona y facilitar los toques, la tarea le estaba agradando mucho, volviendo a succionar al pezón que requería su atención, recibiendo otra vez un veredicto positivo por parte de Joy.
—Son tan suaves...—Va diciendo, cambiando el patrón, masajeado uno y besando el contario— Me gustan. —Agrega encantando.
Joy abre ligeramente los ojos, aún con la poca luz, es capaz de notar las atenciones de Fred. Otro suspiro sale sin tapujos de su boca, todo producto de las nuevas sensaciones, que bien eran muy agradables no sabe cómo definir, pero un calor interior quiere que se le siga proporcionando tales hormigueos de satisfacción, y ni siquiera tiene que esforzarse mucho en conseguirlos, con sólo acariciar los cabellos de Fred era suficiente para tenerlo ahí, dócil y atento con su cuerpo.
Él la adoraba, era como si esas extrañas ansias que siente al besarla ahora pueda descargarlas por todo su cuerpo, si lo hacía en los sitios correctos su Joy se sentiría bien, y nada podría complacerlo más que eso. Maldición, quiere devorarla entera.
Hambriento de más, fue bajando los besos, aspiro nuevamente, intoxicado con su aroma, su piel olía a vainilla suave, no puede evitar recorrer hasta su obligo usando la punta de su nariz, para drogarse con su olor, sus manos inquietas comienza a buscar más para acariciar, llegando a su muslos, que por fortuna no tiene ropa estorbando, gracias a que Joy portaba una falda que era fácil de apartar, beso su estómago, notando que este pareciera querer esconderse al bajar más cuando ella tomaba aire, eso le causa gracia, porque aquello era una acción inútil, y da una lamida a esa zona.
—N-No, Fred. —Le acusaron en voz baja, contendiendo las ganas de reír por las cosquillas.
—Shhh, cielo déjese querer. —Contesta viéndola divertido, aplicando más besos. Mientras, sus manos seguían dedicando un recorrido por sus piernas, aprovechando su altura, las coloco sobre sus hombros, para tener más comodidad para tocar. Su piel estaba más cálida, y lo recibía con más confianza, haciendo recuerdo de lo visto en la película es que baja más y llega hasta sus muslos que también se dedica a besar hasta hacer una pequeña pausa para contemplar el resultado de sus acciones.
Ahí la tenía con los ojos cristalinos, con su pecho subiendo y bajando, atenta a su mirada, con la falda más arriba de lo debido exponiendo su ropa interior.
No se cansará de decirlo, joder, hermosa.
Inclinó la cabeza a un lado, recostándose en la pierna sobre su hombro y la ve complacido, mientras sigue acariciando ¿qué puede hacer ahora? No quisiera acabar todavía, todo esto le estaba gustando mucho más de lo pensado, y aún quiere saber si existirá más zonas que le saque más soniditos como los que aquellos botoncitos en sus senos provocaron.
Hace memoria, y recuerda que el chico en la película también quito la ropa interior para besar y acariciar aquella zona inexplorada entre sus piernas. Eso parecía ser algo más íntimo, además de que era otro territorio desconocido, no tiene ni una idea de lo que se escondía detrás de esa prendas además de los dibujitos del cuerpo femenino que encontraba en los libros de biología cuando estaban en secundaria, que realmente no le servía de mucho porque nunca los llego a entender, más que sólo saber que los chicos y las chicas tenían una diferencia muy evidente en su anatomía cuando de esa zona se refiere.
Con esa escasa información se atreve a aplicar una pequeña idea, con sus dedos, ubico la mano entre las piernas, y dio un pequeño toque. Tuvo un ligero sobresalto como respuesta, notando que los ojos de Joy se abren más por el atrevimiento, y él acepta la culpa, había hecho eso sin solicitar su permiso, pero la curiosidad le podía demasiado, jamás imaginó que tan lejos se podría llegar con las caricias.
— ¿Te ha dolido, preciosa? —Atendió de inmediato.
Ella, todavía sin quitar la mirada incrédula, se limita a negar con la cabeza.
—Perdona, te he asustado ¿cierto? —Se responsabiliza del gesto en su rostro— Es sólo un momento, y lo hare con calma. —Le prometió, usando su otra mano para acariciar la pierna en su hombro, en un intento de aplacar los nervios en la joven y obtener su voto de confianza.
Ella tras unos segundos, y conservando los nervios del inicio, asiente en silencio.
Fred se mantuvo atento, con dos de sus dedos se dedicó a recorrer esa zona con sutileza, intentado entender como era su forma sobre la tela, había una división, era cálida y parecía tener una ligera humedad, subió un poco más entre ella y dio con un pequeño lugar que rozo con curiosidad.
El cuerpo de Joy se contrajo, y sus piernas parecían querer cerrarse, conteniendo la respiración, tal reacción no pasó por alto ¿acaso la había lastimado? No, sí hubiera sido eso, ella se lo habría dicho. Volvió a rozar otra vez, viendo que las manos de Joy se cierran en puño sobre el sofá y ella evitaba su mirada al cerrar los ojos con fuerza. Con decisión ubico bien los dedos sobre la misteriosa zona, y comenzó a masajear de forma directa, suave, en un patrón circular encima de la tela.
— ¡A-ah!~ —Jadeó ella a lo bajo, siendo escuchada sin dificultad ante el silencio de la habitación y la soledad en toda la casa, por esa razón ella ante la vergüenza optó a tapar su boca de inmediato con ambas manos, esto mientras sostenía la camiseta de Fred.
Un calor extraño y placentero le recorre el cuerpo al escucharla, como si todos sus sentidos se agudizan más y se enfocan exclusivamente en ella. Decide ajustarse mejor, observándola, mientras el patrón de sus dedos continuaba, que eran aprobados por soniditos ahogaos sobre las tela de su ropa, en silencio se acerca más a aquella misteriosa zona, respirando sobre ella, el aliento cálido extrémese a Joy de pies a cabeza, suspirando inquieta por la expectación, y él lo siente, tomándolo como algo bueno para acercarse más, hizo un lado sus dedos, y comenzó a recorrerlo todo con su lengua.
El cuerpo de la joven reacciono de inmediato ante el nuevo estimulo, retorciéndose a gusto del calor y humedad que recibía sobre la tela.
— ¡F-Fred!~ —Exclamó la pobre en la camiseta, sintiendo como él la toma de la cintura para mantenerla quieta y proceder con más control, ella no sabe de dónde si quiera estaba sacando el valor de poder verlo hacerle semejante cosa, pero se queda haciéndolo, viendo perdida como él de ojos cerrados, la saborea sobre la ropa interior, acalorada, húmeda, con el aroma de la camiseta drogando sus sentidos, haciéndolo todo incluso peor, él olor de Fred siempre ha sido uno de sus delirios favoritos.
Fred siente la inquieta respiración de su Joy, bastaba un paso profundo de su boca para hacerla dar un pequeño salto involuntario, se sentía embriagado de ella, como si estuviera perdiendo el juicio y actuara por instinto, decidió liberarla, subiendo con besos por su vientre, entendió la mojada zona nuevamente con los toques de su mano, se inclinó un poco más hacia la joven, apreciando que todavía mantenía la camiseta sobre su boca y nariz, observándola con atención, tocando con más presencia para recibir una reacción, nuevamente sintiendo ese delatador estremecimiento en ella, y como sus manos contienen otro de esos interesantes sonidos.
Aquello le podía, era la primera vez que presenciaba tan imagen de su chica, y saber que era él, junto con sus acciones, quienes la tiene en tal estado, le provoca una oleada extrañada de satisfacción que no sabe cómo controlar o entender, pero le acaloraba el cuerpo, y hacían ver a los jadeos contenidos de Joy como la cosa más placentera de escuchar. Apoyo una mano al lado de su cabeza para quedar sobre ella por completo, atrapado en esa agradable imagen que tenía a sus ojos.
Sin dejar de lado el tacto y la suavidad, decide explorar con un poco más de confianza aquella zona entre sus piernas, siente como las caderas de Joy se mueven con sutil discreción, roce que para gustarle y querer seguir sintiendo, el sigue acariciando, entendiendo cual zona era la que mayor atención le debe dedicar, colocando sus dedos junto sobre ese lugar especial que la hizo jadear anteriormente, masajeó en círculos otra vez, notando que el cuerpo de Joy busca sus dedos y se extrémese incontrolado.
— ¡Mmh! ~ —Vuelve a esconder un sonido en sus manos, con los ojos entre cerrados, brillantes y cristalinos.
— ¿Te gusta aquí? ¿Se siente bien? —Le pregunta él, con la voz más ronca de lo usual— Con asentir es suficiente, sólo eso necesito. —Le indica con calma.
Ella asiente repetidas veces, sin quitar la prenda de su boca.
— Ya veo... —Entre cierra los ojos, a gusto con su respuesta, observador de no ser brusco con sus dedos, parecía ser una zona mucho más sensible, una zona que merece conocerse sin caer en la rudeza— ¿Esta bien si yo... si yo sigo tocando, preciosa?
La respuesta tardo un poco más en llegar, pero ella nuevamente le asiente en silencio. El ríe.
— ¿Si te sigues cubriendo con mi camisa... cómo voy a poder besarte? —Va diciendo, mientras baja más a sus labios, esperando poder tener acceso.
Aquello pareció crearle un dilema interno, no puede ser que incluso en esta situación Fred pueda saber cómo salirse con la suya, al final le ganó las ganas y lo tomó de las mejillas para tener sus besos, los suspiros involuntarios se sumaron también, pero su chico sabia sacarle provecho a ese fácil acceso a su boca, esos vergonzosos jadeos pasaron a hacer algo más, y quiere callarlos, sonaban tan comprometedores.
— ¡A -ah... Mmh!~
—Pequeña, no hagas eso, te lastimaras el labio si te muerdes así, está bien... —Murmura volviendo a bajar con ella— Está bien cariño, déjalos salir, sólo estás conmigo, no tienes por qué esconderme el hecho de que te estas sintiendo bien. —Va arrullando mientras pasea por su cuello, procediendo a aplicar esas lamidas y sutiles mordidas, haciendo uso de lo que ha estado aprendiendo del cuerpo de Joy. Chupar esa zona en su cuello la extrémese, tomar uno de sus senos y masajear con moderado ritmo la relaja, y ese punto especial entre sus piernas simplemente la hace delirar por completo. ¿Qué obtenía al hacer las tres cosas a la vez?
— Ahh~ —Un gemino suave, moderado y justo en su oído. Los pantalones de la nada comenzaban a sentirse molestos.
—Joy... oh preciosa, otra vez, por favor. —Rogó embobado, sin entender que tenían esos sonidos que lo ponían tan... ansioso.
—... n-no pidas eso, Fred. —La oye decir débilmente con un suspiro.
Él se mueve entre besos hasta juntar sus frentes, sin detener los suaves toques.
—Es que... me gustan, joder preciosa, esto me está volviendo loco, no puedo evitarlo. —Le aclaró, sintiendo sus respiraciones chocar, la de ella mucho más irregular, detalle que le resultaba tan estimulante sin llegarle a encontrar un motivo concreto, pero lo adora— También puedes pedirme lo que quieras, esto se trata de hacerte sentir bien. —Le alentó, en tono grave, con ganas fundirse con el calor de su cuerpo, no se entendía, no razonaba más allá de que Joy era todo lo importante—, Sólo debes decirme y lo haré.
Ella se sentía desconectada, sólo puede pensar en las corrientes que siente, y en la forma en la que le habla, tan confiando, tan decidido a hacerla sentir bien, parece aumentar mucho más la satisfacción de las sensaciones, como si ya no se estuviera derritiendo en sus manos de sólo sentir el calor de su pecho tan cerca de ella.
Tragó hondo, debe estar perdiendo el juicio.
—P-Podrías...—Comenzó, tomando su mejilla y suspirando, notando que los ojos de Fred brillaban anhelantes de que continuara— T-tocar... aquí... —Le indica con su otra mano, colocándola sobre la de Fred que atendía la zona entre sus piernas, ajustándola en donde mejor se siente— Un... un poco m-más... más...
— ¿Más rápido? —Completó por ella, al notar que apenas si podía formularlo.
Ella le asiente.
Procedió a rozar más sobre la tela sin ejercer una descuidada presión para no lastimarla, con un ritmo más movido que el anterior, que Joy parece atender con gusto, que ya no le importaba mover sus caderas por buscar contacto.
— ¿Así? —Le murmura Fred, ella entre un jadeo asiente en aprobación, tomándolo de su pelo para ubicarlo otra vez en su cuello.
—Y... y no pares... por favor... —Agregó.
—Entiendo. —Acata sin discusión, aspirando su aroma, su piel estaba tan caliente.
Ella lo abraza, su calor juntos, es sofocante y placentero a la vez, busca aire, y lo suelta con gemidos suaves de satisfacción que sólo Fred es capaz de escuchar a la perfección, ella le beso los poros casi como una débil forma de demostrar agradecimiento de sus atenciones, en lo que logra medir mejor los suspiros que quieren abandonar su boca y chocar contra la mejilla del joven. La vista se le adaptó a la oscuridad de la sala, y se sentía a gusto con ella, como si todo fuese a base de sentir, tocar, escuchar....
Sentir, tocar, escuchar, sentir, tocar, escuchar... Fred la estaba desorientando.
—Yo... por favor... —Gimoteó con un hilito de voz.
Y su chico la complació, jadeó en respuesta ante la pronta compensación y ritmo que recibía, abrazándolo más fuerte, estaba cerca de algo, de sentir algo, y desea que no se detenga, no ahora, no lo soportaría...
—P-por favor, por favor... —Dice en delirio con un tono agudo entre la respiración alterada, oculta en su cuello, sintiendo como si un calor se acumulara, sus piernas tiemblan, no mide su fuerza, ni su tono, mucho menos el movimiento descarado de su cuerpo, hasta que algo llega, una corriente placentera que le hace tomar aire de golpe y le quita las palabras, con un movimiento suave en sus caderas que se concentran en esos segundos casi mágicos que los dedos rozan sobre la tela, hasta dejarla acabada.
Ante esa tensión tan fuerte en Joy, Fred baja el ritmo hasta parar del todo, sale de su cuello para verla, jadeando, despeinada, casi roja hasta los hombros con una capa brillosa en su piel por el sudor, su pecho subiendo y bajando con urgencia de tomar bocanadas de aire, y esos jodidos ojos cristalinos que sólo hacían peor el escenario en su parte baja.
No entiende bien que le ha ocurrido a su chica, quiere pensar que no fue algo malo. Se levantó un poco para no sofocarla con su peso, y que recuperara el aliento debidamente, mientras, él se dedicaba acariciar nuevamente los bordes de su cintura, atento de su estado.
— ¿T-Todo bien, preciosa? —Le preguntó.
Ella lo ve por su tono nervioso, entendiendo que Fred quizás no sabe lo que ha ocurrido, tampoco se sentía con la energía de explicárselo, tan sólo le asiente con una pequeña sonrisa, aun tratando de estabilizar su respiración.
Lo escucho suspirar.
—Joder, muñeca, no me asustes así. —Le recriminó.
Ella extiende ambos brazos hacia él.
— ¿Me besas? —Le pide débilmente, tomando sus mejillas.
No puede contra ella, sabía acabarlo.
Apenas lo dice ya estaba bajando a buscarla, la beso con calma, de forma pausada para no robarle él aliento que a tantas bocanadas de aire quiere normalizar, derretido por la forma en que ella le acariciaba el pelo, con tanto cariño y suavidad. Joder, él vive por esas caricias.
— ¿Estas bien? —Le hablo sobre los labios— Te tensaste tan de repente que yo...
—Estoy bien, Fred. —Le asegura, con esa voz tan bajita, dulce, adictiva— Sólo algo acalorada.
—Yo... yo también... pero no quisiera dejarte en paz todavía... —La abraza, besando en el inicio de sus senos— Se siente tan bien hacer esto contigo Joy, me encanta. —Reconoció, intentando entender porque diablos no habían hecho algo como esto antes, si era tan agradable en tantos sentidos.
Ella pasa caricias por su espalda.
—Con calma, Fred. —Le recuerda.
—Es... es difícil, sólo puedo pensar en... en tocarte más, Joy... —Va diciendo entre besos, no sabe filtrar mejor sus palabras, salían sin pensarlas con razón, no había razón, sólo instinto y necesidad de ella. Joder, ese maldito calor era insoportable.
La toma, y ella abrazada de su cuello sube con él hasta estar sentados, se dejó recostar en el respaldo del sofá, dejando que Joy quedara sobre sus piernas, y siguió besando, sintiéndose mucho más libre en esa posición de pasear sus manos por toda la figura de Joy, aquello ya era su paraíso declarado, dejando besos en sus hombros, y sus manos pasan por su espalda libre y suave.
Se iba a dedicar completamente a ella, sin embargo, Joy lo toma de los hombros y lo aleja ligeramente de su intención, recibiendo su mirada.
— ¿Pasa algo?
—Es que... —Ella se alejó un poquito más, bajando la mirada, él le sigue, ahora entendiendo el motivo principal de porque sus pantalones estaban siendo una condenada molestia ¿Por qué diablos tenía una erección?! ¿Qué acaso eso no era algo que sólo le pasaba a Freddy en las mañanas sin razón aparente? — ¿No duele? —La oye decir después.
—Es molesto. —Admite, notando que ella baja sus manos a los botones— Joy...
—Seguirá molestando si no le das un poco más de espacio ¿no crees? —Sugiere y la deja ser, dándole la razón.
—No entiendo porque se ha... —Comenta, mientras se levanta ligeramente para facilitar que bajen los pantalones, al menos lo suficiente para que ese bulto en su bóxer dejara de estar tan apresado.
—Está bien Fred, es normal que tu cuerpo, bueno... —Le intenta explicar con unos murmuros algo nerviosos notando con más detalle lo evidente que era la excitación en esa zona.
—Es lo de menos, Joy. —La tomó de la cintura, buscando su mirada— Sólo quiero...
—Pero... también es importante que te sientas bien, así... así como yo me siento. —Le aclara ubicando las manos en sus hombros. Quizás no tenga las mismas agallas que Fred tuvo, pero quería intentar, robarle un poquito de esa descara confianza y corresponder a sus tratos, a su propia manera— Debe... debe ser algo mutuo, también yo debería...
Él tomo una de sus manos besando sus nudillos, mirándola a los ojos con atención.
—Es mutuo Joy, complacerte ya me hace sentir bien, se trata de hacerte sentir bien a ti ¿cierto? Es lo que él chico hacía en la película... la besaba en todos lados... —La acerca, capturando la comisura de sus labios, bajando los besos— La acariciaba todo el tiempo... —Recita paseando sus manos por sus muslos, subiendo lentamente— Y eso quiero Joy, quiero seguir explorándote, conocerte más...
—Y si yo...
Él se detiene.
— ¿Si? —Le preguntó, notando un pequeño sobresalto en Joy y un aumento de color en sus mejillas, entendiendo que ella soltó esas palabras a impulso.
— ¿Y si yo también quisiera, hacer lo mismo? —Completó por fin.
El sólo aparta el cabello rubio dejándolo detrás de su oreja, apreciándola mejor.
—En ese caso, sabes que soy todo tuyo, preciosa.
Los ojos de Joy se avivan de algo diferente, ante el permiso, ella lo tomó de las mejillas con las manos reflejando sus nervios y emoción, lo atrae hasta tener sus labios, usándolos como distracción mientras va dejando que su cuerpo se ubique mejor sobre él, haciendo una evidente fricción entre sus zonas sobre la ropa interior.
Fred contuvo un grave sonido en su garganta, quizás por sorpresa, tal vez de placer por semejante humedad que se percibía por parte de Joy. Y él juraba que se encontraba en semejantes condiciones, quizás peor.
Ella dejo sus frentes juntas, mantuvo los ojos cerrados sin soltarle las mejillas, comenzando un movimiento en su cintura que hacia los roces tan directos, él sin todavía entenderse la toma de las caderas acompañando el vaivén.
—... Joy... p-preciosa... eso ... —Suspira con tono ronco, sin llegar a besarla.
—Con calma. —Le habla también, notándose en su voz que era afectada también por los roces.
—Será a tu ritmo preciosa, a tu ritmo... —Acepta, el calor ya parecía desatado en su ser ante esa fricción tan placentera, tan directa con ella, que le cuesta medir bien los sonidos raros que quiere salir, su cuerpo estaba experimentando estímulos que nunca ha llegado a sentir, y era todavía más detonante el hecho de que fuera Joy quien los provocara.
Como si se trata de mero instinto, también se mueve en sincronía con ella, deseante de que la fricción fuese más evidente, sentida y fuerte, que le provocaran más de esas corrientes placenteras que le pasan por el cuerpo, y ruega por tener más de ella, endureciendo mucho más la molesta erección que la cálida y húmeda zona de Joy intenta apaciguar con sus roces.
—E-esto acabará conmigo, me siento t-tan... tan raro Joy... —le dice, acalorado y confundido de no comprender esa necesidad de que sus zonas se toquen más sin esa estorbosa ropa de por medio, sólo ellos dos sin restricciones. El sólo pensamiento lo tiene perdido, aquello no debía ser algo coherente.
Ella comienza a besarlo, maldición, sí, necesitaba distracción, estaba perdiendo el juicio, la abraza recordando que esa figura era todo lo que debería ocupar su pensamiento, su espalda bajo su pelo, sus senos apretujados contra su pecho, y el calor embriagador de su piel, moviéndose contra él, tan firme, tan suave...
Estaba siendo suya, en sus brazos, eso lo exalta más, sus adictivos labios no eran suficientes para apaciguar el tortuoso calor, ya no podía ser suficiente, con la respiración irregular la abraza con pertenencia mientras comienza a besar toda la piel que estuviera a su alcanzase con mucho más frenesí, y su cuerpo perdido aplicaba un movimiento mucho más directo y sentido de arriba hacia abajo, con una tonta vocecita que pedía más, más, más y más.
—Joy... p-preciosa... —Le llama, casi en auxilio, porque quemaba tanto, le dejaba hambriento de ella, que casi no puede con las ganas de volverla a dejar bajo el sofá y ya perder la razon.
En su delirio siente el cálido aliento de su chica sobre sus labios, la tortuosa pero placentera fricción se detiene, y sólo siente su miembro palpitar inconforme, haciéndolo traga fuerte y apretar los dientes, el calor empeora con esa adictiva chica sobre él.
—Lo siento... —La oye decir, realmente atenta de su estado, acariciándole el rostro con esos ojos brillantes— Quizás si yo... si te parece bien, podría... pues... —No puede llegar a explicarse, la respiración pesada de Fred la desconcentra.
—Por favor... —Aceptó él sin asimilar a que se refería en realidad, ya no le importaba nada.
Ella volvió aplicar esa pequeña distancia, esa que dejaba expuesto el problema entre sus piernas, intento estabilizarse, pero Joy no le permitió mucho respiro, había tomado los bordes del bóxer y bajó sólo lo necesario, no sabe que sentir, no cree que sea vergüenza, a fin de cuentas, ver a su propio miembro no es algo del otro mundo, pero la forma que Joy parecía detallarlo decía entre líneas que para ella no era algo tan común de presenciar.
— ¿Puedo...? —Dijo la joven con ese tonito bajo que le supera, a nada de tomarlo.
—Lo que quieras. —Le permitió en cierto desespero, dándose cuenta que le generaba más calor la simple idea de que Joy lo toque en esa zona.
Ella en silencio lo toma de la base, estaba firme, caliente, incluso algo húmedo en la parte superior, por simple suposición va acariciando de arriba a abajo, usando su pulgar para rozar en la cima de forma circular y sigue con ese bombeo moderado, Fred no puede con eso, cierra los ojos y deja caer su frente en el hombro de Joy.
—Mmh j-joder... —Gruñó ronco, suspirando perdido.
Ella con su mano libre acaricia su pelo, como si se tratara de un niño, en contraste con eso, seguía manteniendo ese ritmo en su hombría, que lo tenía casi hecho un ovillo ante ella, era una clase de control que no se imaginaba poder tener sobre Fred.
— ¿Está... está bien así? —Le preguntó.
—S-sí... es decir... joder... Joy... —suspira— Se siente tan bien.
— ¿Te gusta? —Inquiere, algo en ella se sentía bien al escucharlo hablar así.
—Sí, claro que sí —Afirma él, sin molestarse en ser sincero, aquello lo tenía delirando.
— ¿Esta bien si yo... lo hago más... más rápido?
—P-por favor, por favor preciosa —Pide, tomándola con más firmeza de la cintura, para poder sostenerse de algo. Ahogando sus sonidos entre el pequeño escondite que le proporcionaba el cuello de Joy.
El aliento caliente de Fred saliendo tan irregular contra su piel era casi hasta estimulante para animarle a seguir con esa locura, no imaginaba otra forma más segura y directa que esa para ayudarle a bajar su problema, más lejos no se atreve a llegar por simple gota de razón que aún quedaba en ella, pero se consuela al ver que las reacciones de Fred no indicaban que él estuviera esperando algo diferente, de hecho parecía que estaba encantando y servido con lo que le estaban ofreciendo por el momento.
Agarrando más confianza, se permitió experimentar un poco con el ritmo de sus toques, a veces apretaba con cierta fuerza, o lo soltaba un poco, y su chico le respondida con sus sonidos cuál de los dos le era más placentero, descubriendo que lo mejor es ir alternando y no quedarse con una sola opción, manteniendo firmeza y constancia, procurando rozar en la cima con su pulgar para repartir un poco de aquella humedad que facilitaba el masaje de su mano.
— ¡A-ah! —Escuchó de él, que no se atrevía a salir de su cuello por nada de la vida, haciéndose pequeño y susceptible con los toques de su mano, y eso para Joy, fuera de todo pensamiento lógico, le estaba resultando placentero, una satisfacción personal al saber que ella era la culpable principal de su estado y que para colmo le estaba permitiendo hacer lo que quiera con él.
Casi con posesión lo hunde más en su cuello, toma con más firmeza la dureza cálida en su mano, y aumenta el vigor de sus caricias, lo siente estremecer como respuesta y le gusta eso, en otro arranque de confianza comienza besar en su oído hasta su cuello, aplicando un atención extra en esa zona, con el agradable pensamiento de que quería dejar huella concreta de que ella estuvo ahí, que ella lo marco, con su piel casi quemando, y aliento de Fred igual de cálido en consecuencia, su pobre Fred que parecía retorcerse del gusto.
—N-No sabía que te gustara morder con tanta fuerza, preciosa. —Le oyó decir, haciéndola sentir algo culpable por no medirse correctamente, besando la zona afectada con más sutileza.
—Disculpa, no quería...
Él la abraza fuerte, suspirando derretido.
—No, no, me gusta tanto lo que haces cariño, por favor.
—Con calma, Fred. —Le vuelve recordar.
Él va negando con su frente rozando la de ella, casi podría sentirse indignado, calma era lo último que podía soportar ahora.
— ¿Más rápido? —Intuyó ella.
Lo siente asentir, soltando un gemido antes de tomar sus labios con hambre, su mano libre se mueve bajo su pelo, trazando recorriendo por su espalda, y separándose de su frenesí para poder tomar aire y gruñir por el aumento de velocidad, el calor de su mano lo envolvía y afirmaba con más confianza, hasta el punto de olvidarse de todo, del lugar, la hora y de cómo fue que terminaron en tal situación.
—J-Joy... —Parecía querer avisarle de algo en medio de un suspiro, pero ni él estaba seguro de qué se trate, pero algo siente que le lleva al límite y no puede pensar, no quiere pensar, solo sentir, sentir ese bombeo en su intimidad que cada momento se hacía más rápido, sentir la cercanía y calor de su chica, le pone demasiado, que no entiende, no le importa entender, Joy ya lo mando a un lugar sin retorno del que no quiere salir ni saber de nada que no sea ella tocándolo de esa forma tan descarada, cercana, tan cerca... algo estaban tan cerca que... — ¡A-Agh! —Gimió entre dientes, abrazando a Joy de forma involuntaria, una corriente le circula y lo deja fuera de juego, algo caliente parece salir y sigue sin comprender nada.
Cuesta respirar.
Busca aire, la necesita, no quiere soltarla, no todavía, casi como si de un niño desorientado se tratara, siente los roces suaves de unos dedos sobre su cabello en respuesta, y él se entrega por completo a eso mientras estabilizaba su respiración.
—Ya pasó. —Le arrulla ella.
Lo que sea que haya pasado no sabe cómo explicarlo, más que se sintió tan bien, joder tan bien se ha sentido, que sólo se afianza más a ella por ser la principal culpable de aquella extrañas sensaciones. Ella no puede evitar soltar una casta risa al ver esas respuestas que sólo exponían mucho más la ingenuidad de Fred en el tema, moviéndose un poco para juntar sus frentes
El baja la mirada al ser consiente de una extraña humedad, encontrando una escena de los más extraña, aquello espeso y blanquecino resbalando por su miembro y los dedos de Joy había salió de... ¿de él...?
—Es normal. —Le aclara ella, al ver su desconcierto— No tienes que asustarte.
Esto era un caso perdido, no entiende nada, pero por algún motivo se sentía mejor después de haber soltado todo eso. Ríe acabado al tomar las palabras de Joy como indicación de no darle tanta vuelta al tema si al final no era algo de qué preocuparse, dejando caer su rostro en el hombro de la joven.
—Necesito un respiro.
— ¿Te sientes bien? —Le pregunta ella, otra vez mimándolo con caricias en su pelo.
—Sí... —Suspira, era como si Joy lo hubiera logrado descargar por completo, como si hubiera sido renovado— Eres la mejor, preciosa. —Agrega después.
—Parece que todavía sigues delirando.
—Me tienes así de mal. —Le acusa.
Vuelven a verse.
Se sonríen, satisfechos, con unos castos besos en los labios para variar. Fred a los minutos logra estabilizar su respiración, con su mano tanteo un poco por el sofa y consiguió su camisa, dejándola a vista de la joven.
—Usa esto. —Le ofreció, a fin de cuentas estaban en su casa y podía buscar otra después. Joy acepta y limpia sus dedos con la prenda junto con el resto que quedara en la intimidad de Fred, este sube su bóxer y pantalón sin molestarse en abrocharlos, tomo la camisa y la tiró en algún lado, sólo quería abalanzarse sobre Joy.
La recostó en el sofá y la abrazo por la espalda, con aquel contacto de piel con piel que lo estaba comenzando a mal acostumbrar, no quisiera abrazar a Joy con una prenda de por medio nunca más. Beso su nuca y suspiro, con la yema de sus dedos fue trazando camino por la piel de ella, era insaciable esas ganas de acariciarle el cuerpo, beso su hombro, su cuello y el inicio de su espalda, sus manos pasan por su vientre cálido, y acaban subiendo hasta sus brazos, repitiendo el recorrido nuevamente. Joy lo deja ser, cierra los ojos relajada de las atenciones cariñosas que Fred le brindaba, parecía tan cautivado...
— ¿Podemos...? —Lo oye murmurar— ¿Podemos hacer esto más seguido, Joy?
La propuesta hace volver a la conciencia, le dejaba un revoloteo interior.
—Quizás quieras pensarlo un poco, la verdad no me molestaría hacer ese tipo de cosas contigo cuando estemos a solas. —Sigue diciendo para luego aplicar un suspiro— Es raro, creo que me siento cansado después de todo eso.
Ella en silencio se mueve para quedar cara a cara, por la vista de Fred se confirmaba que estaba tentado a cerrar los ojos y echarse una buena siesta, pero se mantenía ahí para ella pese a todo.
—Perdóname, al final abusé mucho de tu permiso, cuando cediste no creo que todo eso estuviera en tu mente. —Habla a lo bajo, mimando la mejilla de Joy con unas suaves caricias de su pulgar.
—Casi creería que es una disculpa sincera si no estuvieras sonriendo así.
Él se ríe, ella lo conocía tan bien.
—Mmh, perdón preciosa... —Se acerca a sus labios— parecía gustarte tanto, y se sentía tan bien verte así, no podía pensar en otra cosa, intento reclamarme por haberme excedido un poco de lo pensado, pero es que no podría al recordarte tan... —No tiene palabras, cualquier adjetivo le queda corto al número de emociones encontradas, con besos castos es que opto para hacerse entender— Lo peor es que terminaste haciendo de las tuyas, el cuello me quema, creaste un desastre conmigo.
Se disfrutó más de lo que debería como su chica le evita la mirada al saber bien a donde a apuntaba sus acusaciones.
—Supongo que... que entonces quedamos a mano.
—Suena justo. —Acepta Fred mientras sonríe complacido y aparto un mecho de su cara, con un nuevo problema surcando de forma despreocupada en sus pensamientos, casi expresándolo divertido— Joder, Freddy va a matarme apenas despierte.
Ella abre los ojos de golpe y lo ve aterrada por caer en cuenta de ese detalle, Fred le resta importancia.
—No creas que por eso yo dejaría este asunto así. —Le aclaró con esa voz sentida, con una caricia bajo el mentón y sonrisa ladina, ansioso pero entregado a esas nuevas formas de demostrar afecto que todavía tenía que aprender y perfeccionar— Yo quiero seguir teniendo más de esas raras relaciones con mi chica.
Porque Fred era un chico curioso, uno que ya no parecía ser tan inocente.
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✿ F A N A R T ✿
"Eres hermosa"
Este oneshot lleva muchos meses (creo que prácticamente año y medio) llevando polvo en mi escritorio y por fin me he decidido en publicarlo, junto con este dibujo que también tenía bien guardado entre mi carpeta. Lo que respecta a un fanfic con un poco de lemon fredoy es muy raro de encontrar en wattpad, al menos del lemon como me gusta leer, así que la María del pasado tomó la iniciativa y el reto personal de redactar su propio fic fredoy, con su toquesito de lemon. Nada fuerte muchachos porque los bbs apenas están aprendiendo jsjs.
Si llegaste hasta acá, muchas gracias por la lectura, un gran abrazo. Y hasta otra publicación.
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