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XXX «Misiones» •Parte III•

Lunes 24 de noviembre
20:30 horas

Torre Avengers

Después de la explicación de los científicos, Johnny y Ángela se encontraban en una de las habitaciones de la torre. Al principio platicaban sobre la actitud que el capitán había tomado ante el beso que se habían dado, pero el rumbo de la conversación se salió del tema y terminaron hablando de poderes y otras cosas fascinantes.

Entonces Johnny se dió cuenta que no era como otras chicas. Normalmente él salía con puras chicas rubias, altas y muy hermosas pero huecas. No tenían una sola neurona. Ángela era físicamente de su tipo pero tenía cerebro y eso la hacía valer mucho más. No perdería la oportunidad de estar con una chica así.

—Angie —La miró a los ojos, el repentino tono serio de él, asustó a la chica—. Sobre la condición que me diste, no podré cumplirla. Me duele decirlo pero creo que eres el tipo de chica de la cual me enamoraría así que no puedo hacerlo. A menos —La tomó de la mano—. Que estés dispuesta a jugar un rato con él. La verdad no me interesa que me uses para darle celos, siempre y cuando sea por un rato, lo dejes ir y estés dispuesta a darme una oportunidad.

—Johnny... Yo —Suspiró—. No lo sé.

—Me despiertas incertidumbre, Angie —Comentó—. Podemos conocernos y quizá te haga olvidarlo. Poco a poco te dejará de interesar el capitán y podrás seguir... Conmigo.

—¿Clavo saca a otro clavo? —Preguntó no muy convencida.

—Sí, puede funcionar —Respondió con una sonrisa.

—¿Qué te atrae de mí? —Levantó la vista esperando una buena respuesta.

—Eres linda, lista, divertida —Contestó sonriendo, levantó la mano para acariciar la mejilla de la chica.

—Entonces prometo no ser así —Respondió quitando la mano de Storm.

—Lo estás haciendo —Le sonrió.

Ángela iba a responder ante eso pero un gran golpe hizo que cayera sobre el regazo de Johnny.

La mente de la chica se distrajo tratando de averiguar de donde había venido. Estaba en una posición incómoda así que se levantó e ignoró la plática que estaban teniendo antes.

—¿Qué fue eso? —Preguntó la chica en un susurro aterrado.

Otro impacto hizo que tanto Jhonny como ella cayeran pero Ángela encima de él.

—No lo sé —Contestó Johnny en un susurro—. Pero me gusta —Sonrió.

Ella lo miró cansada y le tomó la mano para llevarlo al centro de operaciones donde estaban todos los héroes.

Steve y Tony veían en una pantalla que eran enormes piedras lanzadas desde catapultas gigantes que estaban ubicadas cerca de la torre, los demás buscaban al responsable, ideas para acabar con la destrucción de la ciudad y las intenciones con las que se hacían las cosas.

—Al parecer es Dylan Urriaga, un joven prodigio, perdió su familia en la invasión alienígena. Nos culpa por ellos —Stark habló, un tanto frustrado—. Se ha empeñado en terminar con nosotros, tardó casi un año y medio en hacer a los robots, las catapultas y crear esas enormes rocas.

—Reed, Tony enfoquense en rastrear y encontrarlo —Steve habló dirigiéndose a los dos, luego volteó a ver los demás.

—No creo que sea así, Stark —Habló Natasha—. Trabaja para alguien más, está destruyendo la ciudad. Si quisiera aniquilarnos, atacaría solo la torre. ¿Y cómo podría financiar todo para construir los robots?

La agente miraba la pantalla. Tony pensó un momento y se dió cuenta que era cierto.

—Reed, tú te quedas aquí y yo saldré. Necesitamos saber para quién trabaja y detener todo ésto —Habló Stark poniéndose el traje, seguido de eso salió por la terraza.

—Thor, Banner —Habló Steve—. Destruyan las catapultas y las piedras —Los dos asintieron y salieron al ataque—. Romanoff, Green, Storm y yo mantendremos a salvo a los civiles que han regresado a sus trabajos.

Una alarma comenzó a sonar, eso significaba que la integridad de la torre estaba en riesgo.

—Quizá sí quiere exterminarnos —Murmuró Clint.

Una pantalla se puso en color negro y luego una imagen de un joven apareció.

—No, no quiero exterminarlos. Necesito algo de su torre que me ayudará a acabar con ustedes de forma lenta y dolorosa —Sonrió—. Al igual que lo hicieron con mi madre y mi hermanita —escupió las palabras—. Y después acabar con Nueva York. Mis jefes estarán tan contentos. En poco tiempo, la torre será sólo un montón de escombros.

Después desapareció dejando la pantalla color azul. Todos vieron la escena con asombro.

—Sue... Necesitaremos que hagas un campo de fuerza que rodee la torre para protegerla. Sea lo que sea que quiera, no lo conseguirá —Steve sonaba preocupado.

—Necesitamos a Ángela también —Habló Reed, Rogers le prestó atención—. La torre es demasiado grande, un solo campo no lo cubrirá.

—No, Bloom no irá. Evitaremos que los impactos lleguen a las partes desprotegidas —Sentenció con autoridad.

—¿Qué? Alto, yo iré. Necesitamos proteger la torre a como dé lugar —Ángela intervino a la defensiva.

Steve ya se había negado a que fuera a una misión por la mañana, esperaba que no se le comenzara a hacer costumbre o Ángela enloquesería.

—No lo harás —Levantó el tono de voz, mirándola.

—¿Por qué no? Perdemos tiempo aquí, además —Hizo una pausa y lo desafió con la mirada—. No eres mi jefe.

—No, no lo es. Yo soy el jefe aquí así que, muevan sus traseros y hagan dos campos de fuerza.

Gracias a la intervención de Fury, las cosas se agilizaron. Steve no tuvo más opción que aceptar, Reed mandó a Ángela a la parte superior custodiada por Johnny ya que de ahí, éste saldría volando para ayudar a los demás.

El camino al techo fue silencioso, ambos estaban algo incómodos.

—¿Estás bien? —Preguntó Johnny al llegar. Estaba preocupado, en la prueba no había resistido mucho tiempo.

—Sí, no te preocupes. Ve a ayudar —Contestó la chica dando una pequeña sonrisa.

Él asintió y salió de ahí. Ángela suspiró, se colocó en medio y comenzó a concentrarse.

Tenía que hacer un campo mucho más grande del que había logrado hacer y eso implicaba más energía.

Volvió a tomar aire y a concentrarse. Comenzaba a sentir la energía salir de su cuerpo, ésta la rodeaba poco a poco y bajaba hacia la torre, hasta que llegó a la mitad.

Para éste punto, Ángela comenzaba a sentirse algo mal, pero la respiración moderada y rítmica la ayudaba a soportarlo.

—Angie, ¿Puedes juntarlo con el mío? —Preguntó Sue, por el comunicador.

—No lo creo —Contestó, exhausta.

—Vamos, sí puedes. Imagina que me tomas la mano —Aconsejó la científica.

—Lo intentaré —Exhaló.

Comenzó a pensar en la unión de sus partículas con la de Sue, así como si se tomarán de las manos. Pronto llegó a su mente la imagen de la torre protegida por dos campos de fuerza a cada extremo, uno violeta y otro azul. La imagen se iba alejando de la torre, ahora veía a todos luchar y salvando gente, lo cual la motivaba a seguir y no decepcionarlos por su falta de competencia.

—Perfecto, lo lograste —Sue la felicitó con emoción.

—Bien hecho, sigue así —Comunicó Stark.

Ella inhaló para contener la energía. Debía seguir.

Un primer impacto que dió en el campo violeta le afectó mucho. Pareciera que se hubieran impactado en ella, retrajo su cuerpo con un grito de dolor. Por desgracia tenía el comunicador prendido.

—¿Qué sucede? ¿Todo en orden? —Preguntaron Stark y Reed al unisono.

—¿Estás bien, Bloom? —Preguntó Steve.

—Nena, ¿Qué ocurre? —La voz de Johnny pareció una extención de la de Steve.

Ella no tuvo fuerzas para responder, otra roca impactó el campo violeta haciéndola gruñir.

—¡Ángela! —Gritó Nat, un tanto asustada mirando a la torre, aún estaba el campo violeta lo que significaba que la chica estaba bien pero no la estaba pasando agradable—. Responde.

Otro impacto, ella gimió del dolor.

—Angie —Stark habló de nuevo—. Contesta, me estás asustado.

Las palabras no salían de la boca de la chica, quería decir “Estoy bien, no se preocupen” pero le era imposible.

—Vamos, pequeño engendro —Habló Clint, usando el sobre nombre que últimamente le había puesto debido a que comenzaba a hacer travesuras en los entrenamientos—. Tienes que responder.

Otro impacto dió en el campo violeta y la chica se estremeció dejando salir un grito ahogado.

—Ángela… —Steve pronunció su nombre en un susurro, estaba preocupado. A ella le pareció hermoso el sonido de su nombre en la voz del capitán.

—No se... Preocupen por... Mí —Logró decir con dificultad—. Estoy... Bien.

Apenas terminó de pronunciar las palabras cuando gritó del dolor generado por un impacto aún más fuerte que el anterior.

—Eso no sonó a que estás bien —Murmuró Stark.

—Las piedras que impactan el campo de fuerza de Bloom le afectan directamente a ella —Alegó Reed.

—Esa es una variable —Contestó Sue—. Son distintos a los míos en ese sentido.

—Sí, los tuyos se mantienen intactos mientras los de ella son como si fuesen su propio cuerpo. Una extención más —Contestó Richards.

—Necesitamos acabar con esto ahora —Comentó Steve, con autoridad.

—Perdona, ¿que no eso es lo que hacemos?  —Preguntó Stark en tono burlesco.

La chica escuchaba la plática a lo lejos, seguía gruñendo, sentía dolor punzante en cada lugar al rededor de ella.

—¡Lady Ángela! —Habló Thor. Su grito fue grave—. Recuerda las respiraciones, las meditaciones para recuperarte, ¡Puedes hacerlo!

El dios quería alentarla mientras destruía las catapultas.

Ángela hizo caso, los gemidos de dolor y los gritos ahogados fueron desapareciendo. Ahora solo arrugaba su frente en señal de dolor y apretaba los puños para contener la energía.

—Bien hecho, Angie —Thor dijo con una sonrisa. Era extraño que la llamara así pero cuando sentía una cercanía hacia ella, tenía la confianza de hablarle de esa forma.

Se escuchaba las respiraciones pesadas que hacía la chica pero eso alegraba a los vengadores ya que sabían que así todo estaría bien.

—¿Alguien desocupado que quiera venír a ayudarme? —Preguntó Tony—. Hemos encontrado la locación pero debo advertirles: es peligroso.

—Yo voy —Dijo un jovial Johnny Storm.

—Yo también —Añadió el Capitán.

—Bien, mandaré la ubicación. Ahí los espero.

Ángela escuchaba las voces muy por lo lejos, pero todavía alcanzaba a entenderlas, estaba tan ocupada tratando de no desistir que quería que todos se callaran.

Levantó su mano y quitó el estúpido comunicador, lo tiró al piso y suspiró.

Luego maldijo por lo bajo, no sabría en qué momento debía dejar de hacer el campo. Exhaló de frustración.

Pasaron diez minutos de constante agonía en la que Ángela quería que cada minuto fuera el último, sin embargo no se rendía.

De pronto, sintió que sus pies se despegaban del suelo, estaba... Flotando. Del temor que la invadió, abrió los ojos.

—Estoy... Levitando —Murmuró sorprendida. Su campo de fuerza aún estaba alrededor de la torre.

Se miró a sí misma, estaba cubierta de una especie de neblina violeta. Miró a su alrededor, estaba lo suficientemente alto como para ver a los chicos exhaustos, ya habían acabado con el responsable y regresaban en dirección de la torre.

De pronto, Johnny señaló a Ángela. Todos dirigieron su vista a la cima de la torre donde el campo violeta era el único que era visible.

Veía que movían sus labios hasta que poco a poco su vista comenzaba a nublarse.

Un «Me desmayaré» —Pasó por su mente.

Su campo se empezó a debilitar y con ello su equilibrio. Cayó, golpeada por el aire se desvió e iba en caída libre directo a las calles de Nueva York. Sentía el viento golpear sus mejillas y el cabello se movía de forma descontrolada. Aún era conciente de ello.

Al verla caer, Thor comenzó a agitar su martillo para salir volando a atraparla.

Cuando llegaba a ella, alguien la atrapó un segundo antes que él.

Ángela entre abrió los ojos, estaba muy débil y comenzaba a delirar.

—¿Steve? ¿Eres tú? —Preguntó con voz áspera—. Gracias, me salvaste —Suspiró abrazándose de él—. Ven acá, que aún te amo.

Cerró nuevamente sus ojos al sentir que aterrizaban. Sintió en paz su cabello y su piel extrañaba la sensación del aire.

Suspiró y se acercó a besarle, Steve había volado de alguna u otra forma y ahí estaba para Ángela cuando ella más lo necesitaba... Según sus pensamientos.

Sonrío al separarse pero pronto la borró porque se percató que en realidad había besado a Johnny. No pudo replicar o hacer cualquier otra cosa ya que cayó desmayada.

Johnny la dejó en el piso por indicaciones de Thor, Natasha rápidamente se inclinó para poner la cabeza de la chica sobre su regazo para cuidarla de mejor forma.

Ángela gruñía y gemía pero no despertaba, estaba sumida en alguna extraña pesadilla.

Mientras tanto el capitán se giró a Thor, molesto.

—¿Por qué no la atrapaste?

El dios se sorprendió.

—¿Disculpa? Ese hombre de fuego llegó un segundo antes que yo —Señaló a Storm.

Steve endureció la mandíbula y dejó escapar el aire contenido. Tendría que lidiar con Johnny.

—¿Qué ocurre viejo? Está a salvo y eso es lo importante —Alegó la antorcha.

—Tenías el comunicador encendido, ¿Crees que no la escuché? Te hiciste pasar por mí, Storm. No es gracioso —Dijo con tono amenazante.

Storm dejó escapar una risa burlona. Steve lo miró con firmeza.

—¿Qué te ocurre, Storm? —Preguntó Natasha, nefasta de la actitud de ambos.

—Nada, es sólo que hasta acá apesta a celos —Respondió con una sonrisa.

—Cuida tus palabras —Amenazó el cap.

—¿Por qué? ¿Me golpearás con tu escudito de estrellita? —Preguntó burlón—. Sólo por el hecho de que yo tengo a la chica, ¿No? —Sonrió.

Steve no pudo contener más las ganas de darle un golpe en la mejilla y así fue, Storm terminó en el suelo.

Stark pasó su mano por la frente mirando al suelo, pensando en el drama que se generaría.

—Basta, no es tiempo de jugar. Tenemos cosas más importantes que solucionar —Intervino Natasha refiriéndose a Ángela.

Johnny se levantó inmediatamente para golpearlo de vuelta pero se dió cuenta que la agente tenía razón, se quedó en silencio junto a Steve.

—¿Despertará pronto? —Preguntó Tony, ignorando el reciente “pleito”.

—No, quizá un par de horas —Respondió Thor mirando a la chica, ya había dejado de quejarse.

—¿A qué se debió eso? ¿Estará bien? —Preguntó Clint.

—Sí, estará bien. Hacer campos de ese tipo requieren mucha más energía y entrenamiento. Quizá aún no estaba lista —Dijo por lo bajo lo último, mirándola.

—¿A qué se debe los moretones? —Preguntó Natasha, observando el mentón de la chica donde había una mancha verde-morada.

El dios relajó sus brazos dejándolos descansar a sus costados.

—Bueno, demuestra que sus sentimientos aún la dominan. El campo de fuerza no ha tomado fuerza porque sus impulsos carnales siguen ligados a sus poderes —Comentó mirando a la chica en el regazo de la agente.

Todos se quedaron en silencio mientras miraban a la chica.

—Sé que suena raro, pero... ¿Podemos estudiarla? Estará a salvo con nosotros —Aseguró Reed.

Todos lo miraron.

—Su caso es fascinante —convino Sue—. No le haremos daño.

—Bueno, aquí el líder es el viejo —Aseguró Tony.

La vista esperanzada de Sue y Reed cayeron sobre el centinela de la libertad.

—Está bien —Asintió mirándola—. Pero iré con ella —Volvió la vista a los esposos.

—De acuerdo —Sonrió Sue—. La torre Baxter está cerca.

—Sí, yo la llevo —Comentó Johnny caminando a ella.

Steve sólo lo observó con los brazos cruzados. No tenía el derecho de reclamar nada, así que no armaría otro drama.

—Yo iré por ella en un par de horas, debemos hablar —Anunció Thor antes de irse volando de ahí.

Se escucharon suspiros de alivio, la situación estaba bajo control.

Estuvieron en el laboratorio de los Richards, Steve observaba cada cosa que le ponían a la chica. Johnny podía ayudar y lo hacía sólo para hacer enojar al capitán. Pero él observaba paciente.

Se hizo tarde, ese “Quizá dos horas” de Thor duró el doble. Su estómago gruñía y Nat llegó a su rescate. Lo obligó a irse para comer; con mucha dificultad finalmente aceptó ir.

Los científicos habían terminado de recopilar información sólo estaban monitoreando su estado y los sueños (que más bien eran pesadillas) de la chica.

Después de un rato, Ángela comenzó a gruñir. Sintió su cuerpo y entre abrió sus ojos. Se dió cuenta que tenía electrodos pegados en la cabeza y el pecho. Miró a su alrededor, Sue llegaba a ella.

—Hola, ¿Cómo estás? Déjame quitarte esto —Comenzaba a despegar los chupetes.

Sus ojos se sentían pesados, observó a su alrededor. Parecía un laboratorio, ella estaba sobre una cama, de esas que tienen los consultorios médicos.

Suspiró, no recordaba nada y era extraño, normalmente siempre que perdía la memoria la recuperaba minutos después de despertar.

—Estoy bien, ¿Qué sucedió? —Preguntó sentándose al borde de la cama.

Pudo apreciar a Reed detrás de una máquina mirando la pantalla y tecleando en ella.

Talló uno de sus ojos, los sentía pesados y le picaban.

—Te desmayaste por falta de energía, lo que se conoce como hipoglucemia —Comenzó la chica mientras organizaba los cables y tiraba los chupetes—. Apenas empiezas a dominar éste tipo de energía por ello te debilita bastante. Pedimos permiso de analizarte ya que nos pareces algo excepcional —Sonrió volteandola a ver—. Oh, pero... No es que te consideremos algo como una rata de laboratorio, no. Nosotros queremos ayudarte, te daremos tácticas y consejos para desarrollar de mejor forma el poder.

Ángela suspiró mirando sus manos, no le agradaba mucho la idea. A decir verdad, prefería seguir con el entrenamiento de Thor.

Sue se sintió mal por lo dicho y la expresión de la chica.

—Uhm... Observamos cambios de humor inusuales durante tu sueño. Creemos que pueden afectar a tus poderes así que recomendamos tratar de ser más objetiva —Concluyó Sue, quizá ayudaría el que la chica sepa que debe dejar sus sentimientos de lado.

—También tienes golpes y hematomas por todo el cuerpo debido a los impactos de las rocas —Anunció Reed llegando a ellas.

Ella asintió.

—¿Hay algo más que deba saber? —Preguntó mirándolos.

Ambos negaron.

—¿Algo que tenga que recordar?

«Besaste a Johnny pensando que era Steve» Pensó Sue—, pero era algo que no le incumbía y probablemente traería problemas así que sólo sonrió negando con la cabeza.

—Entonces está bi...

—Bueno, en realidad hay algo... —Interrumpió Sue a la chica—. Es algo que quizá deberías saber. Steve estuvo aquí toda la noche, sólo que salió a cenar.

Ángela la miraba atentamente tratando de disimular su sorpresa ante la declaración.

—También estuvo aquí Johnny, nos ayudó contigo y te trajo hasta acá. Se fue a bañar, no creo que tarde mucho... —Agregó Reed detenido por un pellizco de Sue.

—Oh, eh... Gracias pero creo que debo irme —Interrumpió sin saber qué decir—. ¿Si me puedo ir ya, verdad?

Sue asintió.

—Si te sientes mejor, adelante.

—Bien. Gracias... Por no dejar que me llevarán a un hospital o algo así —Dijo nerviosa—. Y por cuidarme —Suspiró—. Por cierto, es linda su casa.

—Es la torre Baxter, cuando gustes venir —Contestó Sue cálidamente.

—Te esperamos con los brazos abiertos —Convino Reed.

—Gracias... Eh, yo... Me voy —Dijo volteando sobre sus talones a la salida.

—¡Oh! Ángela, Thor dijo algo sobre venir por ti... —Gritó Sue.

En cuanto terminó la esposa de Reed, Bloom había abierto la puerta y ahí estaba el dios del trueno quien sorprendió a la chica.

—No te vayas sin mí, Lady Ángela —Sonrió Thor.

—Me asustaste —La chica golpeó levemente el abdomen del dios nórdico.

Ésta vez su atuendo consistía en unos jeans y una sudadera azul marino. Le indicaba que irían caminando ya que no traía su martillo.

«Aunque podría llamarlo y así volar» —Pensó—, luego lo esfumó de su cerebro. No había intenciones de eso en él.

—No era mi intención, lo siento —Se disculpó con una pequeña sonrisa.

—Te perdono, sólo porque llevas la sudadera que te regalé —Sonrió la chica—. Nos vemos, chicos.

Ángela se volvió a ellos y se despidió con la mano. Luego se llevó a Thor por el brazo.

Sabía que el dios traia algo entre manos, así que le preguntó directamente qué era lo que sucedía.

—¿Por qué preguntas eso, Angie? —Le preguntó tratando de disimular, tenía sus manos dentro de los bolsillos de la sudadera—. ¿No puedo caminar contigo a la torre en una noche estrellada como hoy?

—Sí, pero no sueles ser así. Te conozco lo suficiente para saber que quieres hablar conmigo sobre algo —Contestó la chica mirándolo, tenía los brazos cruzados. El otoño en Nueva York es helado.

—¿Qué? Claro que no —Dijo tratando de disimular aún más, la miró, se dió cuenta que tenía frío y se quitó la sudadera para dársela. Ángela lo agradeció—. Sólo quería pasar un agradable momento junto a tí... Mientras hablamos.

Ella metió sus manos rápidamente en las mangas, bajó la sudadera y metió las manos en los bolsillos.

—¡Ajá! Te caché —Levantó la vista acusadora a él y levantó el dedo índice señalandolo—. ¿Lo ves? Quieres darme un sermón o algo.

Ella contempló la camiseta blanca del dios y sonrió, era extraño verlo de esa forma pero le agradaba que tratará de adaptarse a “Midgard” como lo llamaba él.

—Me gusta más el término de... Charla —Sonrió.

Ella rió porque sabía que se avecinaba algo más que una charla.

Todo el camino estuvieron hablando de un discurso dedicado al entrenamiento. Ángela no le prestó mucha atención, seguro era la misma cantaleta que hace meses le viene repitiendo.

Cuando por fin llegaron a la torre, ella le devolvió la sudadera, el dios aconsejo dormir y tratar de descansar ya que, el estar desmayada atormentada por pesadillas no la había hecho recuperarse.

Ella aceptó y caminó a su habitación, pero pronto se dió cuenta que Johnny estaba tras su ventana. Ángela, emocionada corrió a él, mirando entre la estrellada noche la frase “Eres hermosa, Ángela” con fuego.

—¡Johnny! —Gritó ella sonriente. Era algo emocionante que tuviera ese acto hacia ella.

—Te espero en la terraza, nena —Amunció él.

Ella salió corriendo para allá, pero al abrir la puerta chocó con alguien. Levantó su mirada apenada, pensando que era Thor que la espiaba para ver si había seguido sus indicaciones pero ¡Oh, sorpresa! Era Steve que la miraba confundido.

—Uh, eh... Yo, lo siento —Balbuceó la chica—. Johnny me espera... En la terraza, con permiso.

Y sintiendo sus mejillas arder salió del pasillo corriendo, un tanto nerviosa. Suspiró y volvió a concentrarse en la antorcha humana.

—¡Johnny! Que locura —Dijo un tanto más alto de lo normal—. ¿Qué haces? —Sonrió, llegando a él, quién estaba de pie justo en medio del lugar.

Él la abrazó sonriente.

—¿Yo? Más bien tú, ¿Por qué te fuiste sin mí? —Preguntó con una sonrisa de lado, luego hizo una pequeña cara de tristeza.

Ella le jaló la mejilla riendo.

—Thor fue por mí, no pude hacer nada.

—Pudiste espérame y no lo hiciste así que... —Se detuvo, se puso en cunclillas y rápidamente la tomó de las piernas cargándola en su hombro—.  ¡Me las pagarás!

—¡No, Johnny! —Rió y pataleó suavemente, estaba jugando y le gustaba—. Tengo que descansar, no es tiempo de venganza —Comentó en una carcajada.

Mientras tanto, Storm ya estaba en la sala común, la dejó caer en el sillón con delicadeza y luego subió él, quedando muy pegado a ella en un costado.

—Bien, entonces duérmete. Yo me iré —Suspiró con una sonrisa leve.

—No, quedate conmigo —Ella se acurrucó con él. Su compañía de cierta forma le daba fuerza.

—¿Para qué quieres que me quede? Estarás dormida —La miró.

Ella suspiró, no quería decirlo.

—Me gusta tu compañía —Removió su cabeza en el pecho del chico.

Él sonrió triunfante.

—Bien, entonces me quedo.

• • •

Ángela se veía a sí misma en un lugar oscuro, tan oscuro que no podía ver sus propias manos. Comenzó a gritar sin recibir una respuesta, así que caminó temerosa de caer, o topar con algo, o qué algo la atrapase. Tenía la esperanza de encontrar alguna pared para guiarse o alguna señal de dónde podría encontrarse.

Escuchó un ruido a sus espaldas; volteó con temor, alerta y lentamente. Estaba lista para pelear si era necesario. Sin embargo sólo era una televisión antigua, tenía antenas y botones en la parte baja. Se acercó, cuando estuvo frente a ella se sentó de rodillas observándola atentamente. Al principio sólo estaba gris, con puntitos, indicaba que no había señal. Se preguntó qué debía hacer, pero cuando trataba de alejar su vista no podía, era tan hipnotizante.

De pronto, comenzaron a pasar recuerdos de la infancia y la niñez de la chica, luego todo estaba actualizado a tiempo real. Estaba anonadada. Era extraño ver su vida del punto de vista “objetivo”, se dió cuenta que era una llorona y que le encantaba hacer dramas por todo. Bufó de frustración, ¿Era tan odiosa? ¿Cómo la aguantaban?

La televisión se apagó. Ella desesperada quiso prenderla de nuevo, apretó todos los botones y hasta golpeó el aparato. Todos sus intentos resultaron inútiles.

Levantó sus piernas y se abrazó de las rodillas, observando la televisión, pensando en prenderla mentalmente o que si la miraba, algo la haría encenderse.

Pero no ocurrió, en cambio, una neblina violeta la rodeó y comenzó a susurrarle al oído extrañas frases que no lograba comprender, junto con ella aparecían imágenes de sí misma y su familia.

“Todo lo que eres es una mentira” La voz parecía ser de un hombre mayor, era grave, varonil. “Debes despertar pronto” Los murmullos eran ásperos. “O nunca sabrás la verdad de tu existencia”. “¿Ángela? ¿Quién es? Tú sabes que no eres una simple mortal”. “Ella... No eres tú”.

Ella iba a preguntar sobre todo eso, ¿Qué significaba? ¿De qué se trataba? Claro que ella era Ángela no entendía nada. Ella se levantó y le gritó a la neblina pero todo comenzó a borrarse, estaba desapareciendo ya que estaba entreabriendo los ojos en la vida real.

Sintió que alguien la movía, luego una voz acompañó los movimientos.

—Ángela... ¡Angie! —La voz de Hawkeye era casi un susurro—. Despierta.

—Uhm... ¿Qué quieres, Clint? —Murmuró volviendo a acomodarse para volver dormir, necesitaba respuestas y quería regresar al sueño.

—Te necesitamos —Él seguía moviendola.

—Dame cinco minutos más —Murmuró somnolienta.

—No hay tiempo, es una misión que sale ahora —Apresuró, sin dejarla de mover.

—Ugh —Se levantó de golpe, talló sus ojos, bostezó y lo miró con cara de “Matame, tengo sueño”—. ¿Y ahora qué?

—Te explicaré después, ahora tienes que poner tu trasero en el Jet, ya he puesto tus cosas ahí así que sólo seguirás mis instrucciones y todo saldrá bien, ¿Okay? —Comentó mirándola.

Ella asintió sin resongar o indagar, a decir verdad estaba más dormida que despierta.

Miró a su alrededor, recordó que Johnny estaba junto a ella cuando se quedó dormida. Le restó importancia, quizá estaba en el baño. No le importaba dejarlo sin decirle nada, al final se enojaría de todos modos, así que sonrió y siguió al arquero.

Clint la escondió dentro de la nave que los llevaría a su próxima misión, nadie sabía de su presencia y se mantuvo desapercibida todo el camino —Y, ¿Quién no? Durmió todo el trayecto—. Para cuando Steve estaba dando instrucciones sobre la misión, Clint le dió la señal para que saliera de su escondite y diera la cara.

Al principio se sintió un tanto cohibida, su traje seguía en su cuerpo después de veinticuatro horas. Estaba sucio, rasgado y daba lástima. Pero tomó aire y se tranquilizó para poder hablar de forma civilizada.

M A T E R I A L     E X T R A

—¿Qué ordenarás? Las fagitas de pescado se ven ricas —Nat estaba metida en su carta del menú.

Habían caminado un par de cuadras y encontraron un restaurante abierto a la una y media de la mañana.

—Es muy tarde para comer pescado, Natasha —Contestó Steve, cansado y distraído.

Ella bajó su carta y lo miró.

—Si sigues con esa actitud te golpearé, Steve. Vamos, pide algo de comer, hasta acá escucho el rugir de tu estómago.

Él la miró y colocó los antebrazos en el filo de la mesa.

—Pediré una hamburguesa, ¿Contenta?

—Sí, pero tú tono de voz me es fastidioso. ¿Tanto te afecta ver a Ángela con otro chico?

Él levantó una ceja, ¿Era tan obvio?

—Lo siento, Nat. Es sólo que me resulta extraño verla así —Dejó salir, se sentía un poco más libre.

—¿Así cómo? —Preguntó la chica, tratando de decifrar al capitán.

—Feliz... En los brazos de alguien más —Por fin lo había dicho, sintió como si una carga se eliminaba de sus hombros.

—Eres demasiado egoísta, Steve. La quieres ver feliz pero no al lado de otra persona, sin embargo no quieres nada con ella.

—Me estoy arrepintiendo de no estar con ella —Se sinceró—. Hoy la ví sonreír y creo que me enamoré otra vez —Bufó—. Pero ahora para, si quiera hablar con ella, parece que tengo que hacer fila.

El capitán se dejó caer en el respaldo de la silla, cruzó sus brazos y exhaló el aire contenido.

—Es sensillo, vuélvele a hablar bonito y caerá rendida a tus pies —Aseguró la pelirroja—. La chiquilla está con la idea errónea de clavo saca otro clavo y no la culpo, a su edad yo también creía en estupideces de la índole. Pero sí está tonta porque tratar de olvidar a su ex con alguien exactamente igual a él... Woow! Esa chica de verdad tiene agallas. No tardará en darse cuenta de su error, ahí podrías entrar tú.

—Él no se parece a mí —Bufó mirando a otro sitio—. Y no lo sé, se ve feliz. No quisiera arruinar eso.

—Que dramático eres —Rodó los ojos.

Él Sonrió y llamó al mesero, quería cambiar de tema.

M A T E R I A L      E X T R A    ×2

—¿Qué haces despierto a las tres de la madrugada? —Preguntó Tony dirigiéndose al centinela de la libertad a quien tomó por sorpresa.

—Nada —Contestó rápidamente.

No podría responderle con “Oh, aquí observando cómo Ángela es feliz con Johnny mientras yo me muero de celos porque no valoré que la tenía, ¿Y tú, Tony?”

Había visto todo el espectáculo que había armado Storm para la chica, también cuando la cargó y se quedó dormido junto a ella. Al igual que presenció cuando el chico se fue, dejándola descansar.

Había suspirado de alivio. Agradeció que Johnny no se diera cuenta de su presencia en la cocina “Leyendo el periódico” que era de hace una semana.

—¿Viste a Bloom? Está brillando —Murmuró el ingeniero acercándose a la sala común.

Steve salió detras de él. Era cierto, una aura violeta/morada estaba a su alrededor, pero no era como las demás veces, era como si trata de envolverla en vez de salir de ella.

—¿Qué estará sucediendo? —Preguntó Stark.

—Llamaré a Thor —Anunció el capitán.

—No es necesario, aquí estoy —La imponente voz del dios se hizo presente—. Adara quiere despertar, pero Ángela la rechaza... Sigue atada a éste mundo.

—¿Es peligrosa en éste estado? —Preguntó Tony.

—Mientras no despierte, todo está bajo control.

—Perfecto —Sonrió Stark.

—Chicos, hay una misión. Les informaré en el Jet, preparense y en diez minutos los veo allá —Nick apareció en una pantalla, alertando a todos.

—¿No podremos despertarla, cierto? —Preguntó Tony al dios, otra vez.

—Sí —Contestó—. El problema vendría si ella despierta sola en ese estado. Pero si la despertamos ahora, no habría problema.

—No la despertarán, ella no irá—Anunció el capitán.

Thor y Tony miraron a Fury quien inmediatamente cortó la llamada.

—Fue clara su orden —Murmuró Tony, así que siguió su camino.

El dios se encogió de hombros y también fue en busca de sus cosas.

Mientras tanto, Nick le encargó a Clint que llevara a Bloom a la misión, les sería de gran ayuda, con o sin el consentimiento del capitán.

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