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XXVI «Una misión con Steve»

A más de cuatro meses de aquella cena en la torre, Ángela se encontraba en el pequeño —no tan pequeño— lago de Central Park, había estado ahí un buen rato, meditando sobre los últimos meses de su vida.

Cada día que pasaba sentía que algo dentro de ella moría y es que, cada situación incómoda la mataba por dentro. Esas veces que se encontraba con Steve en los elevadores, donde él a veces entraba con ella y miraba al lado contrario u otras donde prefería esperar al otro ascensor. Cuando se cruzaban en la sala común o la cocina, cuando alguien obligaba al otro a entrar a una conversación que no le apetecía entrar porque el otro se encontraba involucrado; algunas veces que Ángela comenzaba a sonreír y de pronto llegaba él, oscureciendo su rostro y volviéndola a sumergir en la oscuridad.

No le ponía el cien por ciento a sus prácticas incluso cuando le gustaba lo que hacía con cada uno de los chicos. Quizá, porque nada era igual, él no estaba... Por lo menos, no como antes.

A pesar de todo, se mantenía un poco optimista, Tony había estado trabajando en una máquina para poder ver sus visiones en una pantalla; implicaba poner chupones —que más tarde se enteró que se llaman electrodos— en su cabeza cada vez que aparecía una visión nueva, y es que, cuando Thor comenzó a trabajar otra parte de sus poderes que ella desconocía, volvieron las visiones y aparecieron otros nuevos poderes que ella desconocía de sí misma. Volviendo a aquella máquina de Tony, fue evolucionando, pasó por varias etapas, hasta que llegó a lo más sofisticado que fue con tan sólo tocarlo podrían ver sus visiones.

También había estado ayudándolo en la creación de sus Mack's. Había creado tres nuevas completamente revolucionarias y ella había aprendido mucho de circuitos y complicadas cosas de ingeniería que no alcanzaba a comprender del todo.

La otra cosa buena era que Nick le había otorgado más misiones, fue a algunas ella sola, pero en la mayoría iba acompañada; Natasha, Clint, Thor, Tony —a quien siempre sacaba de apuros, pero terminaba explotando algo—, incluso con... Steve.

Aunque sólo había sido una vez y... No término muy bien entre ellos pero la misión fue un rotundo éxito.

Ella se adentró sin querer en el recuerdo.

Flashback

Caminaba a la oficina de Fury, quería que fuera a una misión pero no le dijo con quién... En realidad, no le dijo nada sobre ello.

Abrió la puerta sin tocar, Nick había estado muy cercano a ella, por lo que le inspiraba confianza de entrar como si nada. Al entrar se sorprendió de no encontrar solamente a Fury sino que lo acompañaba el capitán y al parecer charlaban antes de la interrupción de la chica. Ella lo miró, asombrada, lo notó un tanto triste. No se quedaría ahí mirándolo como tonta, así que reaccionó.

—Oh, disculpen. No era mi intención interrumpir, con permiso —habló educadamente a punto de salir.

No es nada, pasa. Te estábamos esperando —Habló Nick rápidamente.

Ella se detuvo. “¿Esperarme? ¿A mí? ¿Los dos?” —Pensó la chica cuando cerró la puerta tras ella y dio unos cuantos pasos pero no llegó a ellos directamente, estaba nerviosa y sentía la mirada del capitán sobre ella, se armó de valor e hizo contacto visual, notó que la miraba de forma extraña, como sorprendido de verla ahí. Después evadió su mirada y mejor puso atención a Fury.

Ángela rezaba al cielo, a Dios, a Odin a quien fuera para que Fury no le diera una misión con él.

Los necesito en una misión —Comenzó Nick.

“¿Qué? No, no, no, haganme lo que quieran pero, por favor, no ésto.” —Ángela suplicaba en su mente, quería que repentinamente cambiara de opinión y no dejarlos solos en una misión.

Ella miró de reojo al capitán quien notó incómodo.

Esperaba que Nick se percatara de eso y abortara la misión. Para su suerte, Fury lo notó, pero no estaba dispuesto a abandonar la misión.

Secuestraron a la hija menor del presidente. Creanme que si fuera cualquier otra cosa no los mandaría a ustedes dos juntos, pero es una emergencia y tienen el deber de cumplir. Como saben todos los demás vengadores están ocupados y ustedes son los únicos. Romanoff y Clint están en una misión en Hungria, Stark y Banner están en una convención de ciencias en Londres y Thor no está en la tierra.

Puedo ir solo o con algún agente de S.H.I.E.L.D —Interrumpió Steve.

Ángela se sintió aliviada pero a la vez triste, él no quería saber nada de ella.

¡Seguro! Si quieres traer el cadáver de la niña. Por desgracia, no tengo a nadie quien te apoye Rogers, sólo D'Fiore y creeme no querrás ir solo, mira donde la tienen —Fury dijo apuntando a la gran pantalla semitransparente a un lado de él.

Era una zona montañosa donde, según la investigación apresurada del equipo de Nick, había un campo magnético que evitaba la entrada de cualquiera sin una autorización.

Ella es la ideal para la misión —terminó el jefe.

Enseguida —Respondió el capitán lenta y duramente con la mandíbula dura.

Un Jet los está esperando, ahí están las coordenadas.

Steve asintió echándole una mirada rápida a Ángela quien lo miró de vuelta. El capitán salió de la habitación rápidamente.

Ella se quedó en shock, procesando lo que acababa de pasar: tendría una misión con Steve.

¡D'Fiore! —Gritó Fury sacando a Ángela de su transe.

Oh, sí. De acuerdo, jefe —dijo Ángela caminando por donde Steve hace unos instantes.

Pasó los grandes pasillos de las instalaciones de S.H.I.E.L.D para llegar a la terraza donde la esperaban.

Cuando llegó, Steve estaba sentado teniendo toda su atención en una tableta en sus manos. Ella lo miró, él sintió su mirada y volteó, confundido igual que ella.

Aclaró su garganta y dijo:

Al parecer los secuestradores son Brandon Carrasca y Saul Morfi; disponen de un arma experimental que robaron antes de secuestras a... Stephanie, la hija del presidente. Aterrizaremos a diez kilómetros de ahí, necesito que nos adentres con uno de tus agujeros, luego tú vas delante y yo te cubriré. Nos informarán por el comunicador dónde está, ellos lo sabrán por medio de un satélite de S.H.I.E.L.D, quizá, cuando lleguemos y si no, hay que encargarnos de la seguridad.

¿Hay seguridad? —Preguntó la chica, sorprendida.

Sí, aquí dice que hace un par de meses robaron un banco; suponemos que lo usaron para defenderse para que nadie les estropeara el secuestro que planeaban Habló mirando al frente y, de tanto en tanto, su tableta.

Ouh... —murmuró la chica mirando a un lado, cruzándose de brazos.

Ambos se quedaron en silencio. Steve la miró sin entender por qué seguía ahí. Ella lo notó y lo miró.

Me supongo que... Tú —Ángela lo señaló pero luego recordó que ya no eran tan cercanos y se corrigió:— Usted... Va a... —Señaló la cabina de vuelo.

Él siguió su brazo y se percató de lo que quería preguntar la chica.

Oh, no. No soy bueno con los objetos voladores, no sé manejar éstas cosas —dijo levantándose, poniendo la tableta en una pequeña mesa de ahí y se posó frente a ella—. Tendrás que hacerlo tú.

Ella tenía ganas de reír, no sabía exactamente por qué. Quizá era por lo tierno que se veía, por la forma tan inocente en la que lo dijo, por los nervios que sentía tenerlo tan cerca que hacía quererle dar un beso tierno y fugaz en los labios.

Pero en vez de eso, bajó su mano mirándolo, ese impulso de idiotez azotaba sus instintos y la hacían acercarse un poco más, hasta que sus labios casi rozan con los de él.

Él se mantenía firme pero estaba a punto de caer, tambaleaba su juicio, incluso deseaba hacerlo él mismo, pero no podía dejarse doblegar por la chica.

¿Q-qué haces? —Preguntó el capitán con voz débil casi en un susurro, sin moverse.

Ángela percibió que él quería hacer lo que ella, pero no lo hacía y era por una razón... que ella ya conocía.

“Mierda, ¿Por qué tiene que echar las cosas a perder?” —Pensó la chica. Rápidamente pensó en algo para salir de ese ridículo que había hecho.

Tragó saliva y levantó el brazo hacía la mesita detrás de él, haciéndolo pensar que lo abrazaría y perdería el control, pero para suerte de Steve, eso no pasó.

Quería llegar a las llaves —dijo tomándolas y caminando a la cabina—. Voy a volar ésta cosa.

El capitán suspiró aliviado, rascó su cabeza y se volvió a sentar.

Stark dijo que te conseguiría una licencia, ¿la tienes?

No necesito una —Murmuró algo molesta, acomodando todo para despegar.

Él la miró y notó su molestia, así que optó por no decir nada más.

El viaje fue tranquilo, ninguno habló pero Steve de vez en cuando la veía... Tenía mucho tiempo que no la veía de esa forma, tan constante y determinada.

Ella lo sentía, sentía su mirada y quería voltear, toparse con su mirada y sonreírle, pero no se lo permitió. No podía hacerlo, ¿dónde quedaría su dignidad?

Llegamos en cinco minutos —Dijo Ángela, preparando para descender.

Bien —Contestó él y se dirigió a prepararse—. ¿Estás lista?

Sí.

Contestó con la voz un poco frágil, descendiendo y aterrizando entre la maleza de un bosque.

Había visualizado a lo lejos el edificio al que tenían que llegar. Estaba abandonado, según la información de Nick, la habían invadido hace un par de meses.

¿Recuerdas el plan? —Preguntó el capitán al momento de verla en la sala común sacándose la ropa ya que debajo llevaba su uniforme.

A la perfección —Contestó mirándole a los ojos—. Toda la diversión será para usted —Dijo con una pequeña sonrisa nerviosa.

No —Contestó lánguidamente—. Sólo sigue el plan y ve por ella.

Ella asintió desvaneciendo su sonrisa.

¿Ya mandaron la ubicación exacta de Stephanie? —Preguntó la chica.

No —contestó mirando su tableta—. seguro no tardarán.

Ella acabó con su ropa y le miró pensativa, en realidad no estaba observándolo, pensaba en la niña... Le gustaría saber más sobre ella.

¿Cuántos años tiene?

¿Yo? Noventa y seis , ya lo sabes —Respondió mirándola también.

Ella parpadeó saliendo de sus pensamientos y soltó una pequeña sonrisa conteniendo la risa.

No... Yo, uhm... Pensaba en la niña.

Oh —miró su tableta—. Tiene cinco años y la ultima vez que la vieron tenía un vestido violeta.

Terminó de alistar sus cosas y salió del jet dejándola ahí dentro, pensando que todo estaba saliendo mal.

Salió de ahí y llegó con Steve, abriendo su agujero que los dejó en una especie de vestíbulo. Así que emprendieron su búsqueda escabulléndose y golpeando a quienes se les atravesara.

Ángela golpeaba y peleaba pensando que no andaba tan mal en su entrenamiento, todo eso se le hacía muy fácil.

Ella golpeaba a los de enfrente y Steve a los que venían detrás, de pronto Ángela acabó con un enorme sujeto golpeándolo con las piernas en la cara, desmayandolo de inmediato, ella cayó limpiamente en el suelo.

Steve la miró.

Te dije que yo me encargo, tú ve por la niña, no tengo tiempo de cuidarte, sólo cubriré tu espalda —Le dijo duramente caminando por el pasillo a la defensiva.

“Auch!” —Pensó Ángela y se cruzó de brazos.

Sí, como se nota que tienes todo bajo control —rodó los ojos—. Iré por mi cuenta.

Dio media vuelta y corrió en sentido contrario en busca de la ubicación de la niña.

¡Bloom! —susurró un poco fuerte—. Vuelve aquí.

Ángela no lo obedeció y siguió corriendo. Entonces él comenzó a llamarla en el comunicador pero ella lo apagó.

Ella no dejaría que él la tratara de esa forma, ya la había tratado de forma humillante. Si ella representaba una carga para él, entonces ella buscaría ser su propia heroína.

Subía escaleras y abría puertas a diestra y siniestra buscando a la niña. No había recordado que la ubicación se la mandarían al capitán, pero no importaba, ella la encontraría.

Golpeaba a cualquiera que se le atravesara en su camino, hasta ahí todo iba bien. Hasta que llegaron dos hombres que no representaban problemas, pero si la dejaron bastante agotada. Derribó al último, sintió las pisadas de alguien por detrás y no dudó en lanzar un golpe sin mirar, lo detuvieron, ella lo miró... Era Steve, quien la miraba molesto, tenía el mentón rígido del enojo.

Lo siento —dijo ella al verlo, la había asustado.

Él le soltó la muñeca y ella le sostuvo la mirada.

Sólo sigueme, es por aquí —se dio la vuelta y caminó lentamente volteando un poco a tras para ver si lo seguía.

Ella lo miró confusa, pero caminó detrás de él, siguiéndole el paso hasta que se cansó y tuvo que parar. Steve se siguió de largo sin darse cuenta que no estaba detrás de él.

Ella se sentó recargándose en la pared y respirando con dificultad.

Escuchó un pequeño grito, un gemido de dolor chillante, ella concentró sus sentidos para ubicarla más rápido y se dio cuenta que estaba en el piso de arriba a la altura en la que ella estaba descansando.

No dudó un segundo y corrió a ella, como fue por el lado contrario a Steve ya no había nadie y pudo llegar antes. Abrió la puerta encontrándose con un sujeto el doble de grande de lo que estaban los demás, tenía a la niña entre sus brazos, asustada y llorando, su boquita semi tapada, amarrada de manos y pies.

El sujeto, llamado Brandon Carrasca, la aventó contra el piso, haciendo estallar en llanto a la niña con más fuerza.

Él rápidamente fue contra Ángela quien evadió varios golpes pero no pudo contra un puño en su estómago, lo que causó que ella cayera de rodillas sofocada.

Ella sabía que no tenía posibilidades de ganarle a ese sujeto ya que no rendía en los entrenamientos, era más fuerte que ella y sentía que no mejoraba, pero no creyó ser vencida tan fácil.

Brandon soltó una estruendosa risa cínica.

Qué débilucha, ¿A ti te mandaron a rescatarla? ¡Ja! No creí que fuera tan sencillo, pero ¿cómo no serlo? —se inclinó a ella y le tomó del cuello— Si eres sólo una cara bonita, una puta quizá —rió—, Nos podemos divertir después de que le corte un dedo a la chiquilla, ¿eh? ¿Qué dices? —le dio un beso en el cachete a Ángela—. Me agrada lo grande que abres la boca tratando de buscar aire, me hace pensar que haces buenas mamadas. Excitante.

El hombre rió y se giró a la niña, quien no cesaba el llanto y Brandon sabía como callarla, continuaría con el trabajo que había interrumpido la nueva vengadora.

La chica estaba luchando por respirar, no podía defenderse ni defender a la niña. Estaba desesperada, no quería que la niña saliera lastimada, que ese hombre repugnante le hiciera algo.

El mundo de Ángela se nublaba, tenía mareo y ganas de vomitar, trataba de calmarse, concentrar su poca energía para atacarlo pero no tenía nada de fuerza ni para usar sus poderes ni los puños, se sentía inútil, se fallaría a sí misma... Si tan sólo hubiera entrenado sin distracciones o si le hubiera puesto más atención a Thor... Pero no podía hacer nada.

Hizo una respiración profunda y trató de levantarse pero lo único que consiguió fue golpear el piso con su puño al caer nuevamente.

Pero cuando su puño hizo contacto, comenzó a agrietarse la loza haciendo tambalear al sujeto, así evitando que le hiciera daño a la niña.

Cuando Brandon se giró enojado a la chica a dolorida para golpearla, la puerta se abrió y entró el capitán América, Ángela lo distinguió por sus icónicos colores Azul y Blanco; Steve peleó contra él y en cuestión de un par de minutos lo derribó, dejándolo al borde de la muerte ya que utilizó la navaja que el sujeto usaba para atacarlo.

Fue corriendo a desatar a la niña, mientras Ángela se levantaba con mucha dificultad.

¿E-está bien? —Preguntó la chica mirándolos.

Se recargó en una pared, tratando de neutralizar su dolor.

Sí, tiene algunos golpes pero está bien —Contestó el capitán revisándola—. Ya, ya. Todo está bien pequeña —Trató de calmar a la niña.

Stephanie lo abrazo de inmediato con sus ojos llorosos y sus pequeñas manos lastimadas por la soga que la apretaba.

La tomó en brazos junto a su escudo y caminó a Ángela, a quién miraba con enojo pero a la vez con cierta tristeza.

Ella lo miró y supo de inmediato que estaba molesto; tenía todo el derecho de estarlo, ella había desobedecido sus ordenes y puso en riesgo la vida de la pequeña hija del presidente. Pero eso no le quitaba lo lindo que se veía con un pequeño humano.

Él tomó el brazo de Ángela y lo pasó a sus hombros, luego la tomó de la cintura para ayudarla a caminar. Salieron de la habitación caminando lo más rápido que se podía y tratando de evadir a los de seguridad.

Después de unos breves minutos, Ángela se soltó y paró en seco.

¿Qué haces? Tenemos que irnos, ahora —dijo Steve mirándola inexpresivo.

Espera —jadeo la chica, inhaló e hizo sus ademanes para abrir un agujero de gusano que los llevaría al jet.

Al cerrar su portal, ella se recargó en sus rodillas y trato de recuperarse.

Steve se encargó de la niña pero al ver que no avanzaban regresó con Ángela.

¿Puedes volar?

Sí, sí. Sólo... Necesitaba un poco de aliento —contestó caminando a la cabina de mando, se preparó y ascendió rápidamente.

Mientras volaba pensaba en lo que pasó en la habitación cuando golpeó y se agrietó todo en línea recta... No tenía esa clase de poderes y si los tuviera, ¿por qué salieron? No tenía fuerza o energía para ello.

Ángela —La voz de Steve interrumpió sus pensamientos.

Ella giró y lo miró, preocupada, no la había llamado así en un tiempo.

Mientras tanto, al capitán le dejó un agridulce sabor de boca pronunciar su nombre.

Necesito tu ayuda —dijo finalmente.

Ella puso el piloto automático y fue con él.

¿Qué sucede? —Preguntó cruzada de brazos mirándolo preocupada, sobre todo porque su voz sonaba pacífica y eso no podía estar bien en la nueva relación de ellos.

Stephanie quiere ir al baño... Tú, ¿Podrías...?

Oh, claro. Yo la llevo —contestó ella caminando a la niña quien estaba sentada en una pequeña cama que se acondicionó a ella.

La pequeña estaba tan asustada que le daba miedo ir al baño, tampoco sabía limpiarse correctamente y eso a Ángela le desagradó bastante. Juraría enseñarle a sus hijos a ir al baño solos a esa edad. Recordó que un niño aprende a ir al baño a los tres años aproximadamente, no entendía por qué ella no lo hacía bien a sus cinco años. Por otra parte sabía que la niña abría de quedar con daño psicológico, ese hombre que la tenía cautiva debió ser brusco y duro con ella, era natural que se sintiera asustada de todo. Ángela le explicó dulcemente que ellos no la iban a dañar, al contrario, la protegerían a toda costa. Le niña le sonrió y la abrazó.

Salieron del baño tomadas de las manos, la pequeña tenía sueño y quería dormir pero no quería hacerlo sola, así que le pidió a Ángela que la tomara en brazos para dormir.

Ella lo hizo con gusto, sentándose en un sillón, mientras la pequeña caía en manos de morfeo. Ángela pensaba en lo rebelde que fue con Steve quien... Técnicamente era su jefe en esa misión.

Capitán —Llamó ella, una vez la niña estuviera dormida.

Él volteó a mirarla, caminó y se plantó frente a ella.

¿Necesitas algo? —Preguntó inexpresivo.

Ángela negó y aclaró su garganta.

No, yo... —Lo miró— Quería pedir disculpas, desobedecí y puse en riesgo la misión —Bajó la mirada al terminar.

Que bueno que te haz dado cuenta, por lo menos eres consciente de algo —dijo desviando la vista a la ventana.

Espera, ¿Qué? ¿A qué te refieres? —Preguntó la chica levantándose y dejando a la pequeña en la cama, luego caminó a él quedando cerca, cruzó sus brazos y esperó la respuesta.

Lo aceptas, pusiste en riesgo la misión por tu enojo, fuiste egoísta, me desobedeciste por arrogancia y fuiste déspota ante mí —Contestó enojado.

Bueno, por lo menos yo acepto mis errores, no como otras personas las cuales destruyen sus relaciones por sus estúpidos principios y luego no aceptan que se equivocan echándolo todo a perder —Contestó enojada mirándolo directamente a los ojos.

Ahora asume tus responsabilidades.

Sí claro, pagando los platos rotos. Sabes muy bien que no era mi intención. Yo nunca quise hacerte daño... O a mí —Susurró lo último.

Guardó silencio, le sostuvo la mirada por un par de segundos, le echó una mirada a la pequeña descansando en la cama y después volvió a ella.

No pelearé con una niña —dijo tajante y se retiró lentamente al otro extremo del jet.

Ella suspiró reteniendo sus ganas de llorar. No rompería en llanto frente a él, ya le había dado mucha importancia como para darle otra victoria a su ego. Tragó fuertemente el nudo en su garganta y lo siguió, sólo porque se dirigía a la cabina a seguir pilotando.

Al menos, yo acepto mis sentimientos —Dijo en un suspiro al mirarlo de reojo.

Él se alejó de ahí al oírla. Sabía que tenía razón pero no lo iba a aceptar.

El viaje fue silencioso hasta que llegaron a las instalaciones de S.H.I.E.L.D donde estaban las fuerzas armadas, Nick y la familia de la pequeña.

Fin del flashback

Por último recordó la última mirada que le lanzó el capitán, era fría y sin remordimiento... O por lo menos así lo percibió ella.

M A T E R I A L       E X T R A

Steve pensaba, recurrentemente, en lo cruel que era con Ángela y consigo mismo. Cada vez que la veía tenía sentimientos encontrados.

Quería ir y abrazarla... Besarla y nunca separarse de ella pero estaba la contra parte que lo frenaba, la tristeza y la decepción. No se lo permitía, no podía hacerlo, era sólo una niña.

También pensaba en lo sofocante que era verla todos los días y no poder hablar como antes, extrañaba decirle “Buenos días, Angie. ¿Cómo dormiste, linda? Te ves fresca y deslumbrante.” ahora le era imposible si quiera mirarla, le dolía verla de esa forma.

Ahora, todo el tiempo era verla con los ojos cansados, enormes bolsas negras debajo de sus hermosos ojos celestes. Ahora, todo el siempre lucía pálida ya que no comía bien, siempre veía su plato a medio comer.

Tenía ganas de ir y decirle “Come Angie, no dejes el gusto de la comida por mí”. Pero algo en su interior lo frenaba cada vez que lo intentaba hacer.

Por consecuencia, él tampoco estaba comiendo bien, su refugio era el entrenamiento diario y era lo único que lo mantenía en pie.

Recordaba un día que entró a la cocina para comer una manzana, no había desayunado nada y su estómago reclamaba.

Estaba Ángela comiendo un omelette que Tony le había preparado, pero no se veía muy contenta saboreandolo. Él le hecho una rápida mirada.

Ángela le miró de vuelta también, suspiró y dejó el tenedor de lado.

—No puedo comer eso, Tony —Comentó la chica, con una mueca.

Steve pensó inmediatamente que él era la razón por la que se le quitaría el hambre repentinamente a la chica.

—¿Por qué? Lo hice especialmente para ti —Preguntó mirándola—. Tienes que comer, estás adelgazando mucho.

—Está demasiado salado —Contestó la chica rodando los ojos.

—No es cierto —Él lo probó y lo saboreó—. Está perfecto.

—A ti te gustan las cosas saladas, Stark —Bufó la pequeña.

Era verdad así que Steve pudo relajarse.

El capitán escuchaba la discusión desde la barra de la cocina mientras comía su manzana, planeaba regresar al gimnasio y continuar su entrenamiento. También le daba tristeza escuchar hablar con monotonía a la chica, cuando estaba acostumbrado a oírla hablar con alegría. Suspiró y caminó a la salida.

—Steve, tú tienes los mismos gustos que Ángela, prueba ésto y dime si está salado o no —Tony lo sorprendió antes de salir.

Se volvió sobre sus pasos pensando en no aceptar ya que la mirada de la chica lo amenazaba pero optó por ser maduro y probar la comida.

—Sí, está demasiado salado Tony —Anunció hechando una pequeña mirada a la chica.

—¡Ahí está, Stark! —Gritó la chica triunfante.

Ambos caballeros esperaron ver una pequeña sonrisa en la cara de Bloom pero no llegó. Stark bufó y se llevó el plato para tirar la comida.

—No es que no quiera comer, Tony. Pero estaba muy salado —Habló con suavidad. No pretendía hacerlo sentir mal.

—Agradecele a Steve, si no, te hubiera obligado comerlo completo —Comentó Tony.

Steve salió de ahí antes de que cualquiera se sintiera incómodo. Esos momentos eran los que lo mataban un poco.

No quería seguir pensando en esas cosas así que seguiría con su rutina diaria, comenzaba a hacerse adicto a la pela, a entrenar.

Tenía que cambiar una droga por otra, ¿No es así?

En el gimnasio y golpeando fuertemente aquel sacó de box, también recordó aquella vez que Tony tenía un anuncio importante para todos así que los citó en la sala común pero como Ángela no llegaba decidieron ir a donde estaba ella.

Acercándose a aquella habitación con el enorme piano, pudieron escuchar todos una hermosa melodía proveniente de éste.

—¿Qué hace ahí? —Preguntó Clint camiando a lado de Natasha.

—Ha estado metida en ese cuarto desde hace tres días y nada ni nadie la ha logrado sacar, ¿Verdad, Natasha? —Preguntó Tony a la pelirroja.

Ella lo observó pero no le contestó.

—¿Está bien? ¿Sí ha comido? —Preguntó Bruce caminando por detrás de todos, junto a Steve.

“Es justo lo que iba a preguntar” —Pensó el capitán.

—Sí, Natasha le trae de comer —Contestó Stark—. Al parecer le relaja estar cerca del piano y jugar con él.

I know you've the best intentions
«Sé que tienes las mejores intenciones»

Stark y compañía se detuvieron al escuchar la voz de la chica cantar.

Just trying to find the right words to Say
«Tratando de encontrar las palabras correctas para decir»

I promise i've already learned my lesson
«Prometo que he aprendido la lección»

But right now, i want to be not okay
«Pero ahora mismo, no quiero estar bien»

I'm so tired, sitting here waiting
«Estoy cansada, sentada aquí esperando»

If i hear one more “Just be patient”
«Si escucho otro más “sé paciente”»

It's always going to stay the same
«Siempre va a pertenecer igual»

So let me just give up
«Así que sólo déjame rendirme»

So let me just let go
«Así que sólo déjame irme»

If this isn't good for me
«Si ésto no es bueno para mí»

Well, i don't wanna know
«Bueno, no quiero saberlo»

Let me just stop trying
«Sólo déjame parar de intentarlo»

Let me just stop fight
«Sólo déjame parar de pelear»

I don't want your good advice
«No quiero tus buenos consejos»

Or reasons why i'm alright
«O las razones por las que estoy bien»

You don't know what it's like
«Tú no sabes lo que se siente»

Can't stop these feet from sinking
«No puedo evitar que éstos pies se hunden»

And it's starting to show on me
«Y se me está empezando a notar»

You're starting while i'm blinking
«Estás observando mientras yo estoy parpadeando»

But just don't tell me what you see
«Pero no me digas lo que ves»

I'm so over all this bad luck
«Estoy harta de toda la mala suerte»

Hearing one more “Keep your head up”
«Escuchando otro “Manten la cabeza en alto”»

Is it ever going to change?
«¿Alguna vez va a cambiar?

(…)

You don't know what it's like
«Tú no sabes lo que se siente»

—¿Qué está haciendo? —Preguntó Stark—. ¿Es alguna señal de suicidio o huida?

Natasha negó mirándolo de mala manera.

—Es su nueva canción —Contestó ella—. Y por lo que se escucha... Es la primera canción que escribe que no se trata de Steve —Miró a la chica tocar el piano—. Sino de nosotros.

—Auch —Dijo Clint—. Es muy directa.

Stark iba a replicar pero Ángela volvió a cantar:

Don't look at me like that
«No me mires así»

Just like you understand
«Como si entendieras»

Don't try to pull me back
«No intentes echarme hacía atras»

(Nota: si quieren escuchar la canción es “You don't know” de Katelyn tarver)

Volvió a cantar el coro y terminó. Exhaló, entonces Tony pareció tropezarse al momento de querer entrar. Ángela volvió la vista a ellos. Ocultó su sorpresa de verlos, entonces Tony los miró a todos y dijo:

—Creo que mejor les digo después —Le palmó tres veces el hombro de Steve y salió de ahí.

Ángela se giró de nuevo al piano y comenzó a tocar, pero otra melodía.

Todos se fueron lentamente,  dejándola estar sola con el piano y su melodía.

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F E L I Z     N A V I D A D

Especial de navidad
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