XIII «Favorite Girl»
Era domingo por la mañana, usualmente debería levantarse más tarde pero no, al organismo de Ángela le dio por torturarla haciéndola despertar a las siete treinta de la mañana.
Ella aún no quería levantarse, así que decidió cerrar los ojos y tratar de dormir un poco más pero su mente le jugaría una mala partida, pues término recordando aquél momento en el que besaba a Steve. Sintió las mariposas volar en su estómago, llevó todas las sabanas por encima de su cabeza ocultando el color carmesí que se alojaba en toda su cara.
Había sido el mejor momento del día. Había sido el mejor momento de toda su vida. Estaba tan emocionada y nerviosa a la vez. Cada vez que lo recordaba sentía el momento como si lo viviera otra vez.
Después recordó el instante después de eso: cuando se separaron.
Había sido tan incómodo debido a Steve:
Flashback
Él se separó, su conciencia demandaba prudencia. Fue casi imposible, sin embargo lo logró. No abrió los ojos, aparentando no estar bien con lo que pasó y Ángela se sintió nerviosa.
—Yo. Eh...
Ella levantó la mano y le puso el dedo índice en la boca a modo de silencio.
—No digas nada.
Dio media vuelta y se fue, nerviosa, sintiéndose una tonta e impulsiva.
No podía soportar la idea de estar en el mismo lugar que él, así que salió discretamente del lugar, tomó un taxi a la torre Avengers que pagó con la tarjeta de crédito que le dio su padre y subió a su habitación a taparse totalmente con las sábanas. Se sentía tonta, torpe, avergonzada.
Decidió que lo mejor era no pensar en nada y dormir, así no pasaría nada por su cabeza y en efecto, lo logró.
Fin del flashback
Al acordarse de esa desastrosa escena tapó su cara con sus manos, se sentía avergonzada, ¿cómo era posible que hubiera actuado de esa forma? Era tan tonta. O por lo menos eso pensaba.
Por otra parte, en la noche anterior, los chicos habían pasado por un momento de pánico por la culpa de Ángela y es que en determinado momento nadie supo dónde se encontraba, temiendo un descontrol por la falta de vigilancia de la joven y un desastre en la ciudad.
Flashback
El capitán, estaba sentado en una mesa un poco apartada de todo, pensando en lo que había pasado con la única hija de los Bloom. Tenía bastantes sentimientos y emociones que no podía definirlos, hasta comenzaba a punsarle la cabeza de tanto pensar y pensar sin tener una solución a su dolor de cabeza.
De pronto, Thor se interpone entre él y su discusión interna.
—Cap, ¿Haz visto a Lady Ángela? —Preguntó con un tono alegre.
—No —Suspiró—. Hace rato que no la veo.
—¿De qué hablas? Creímos que estaba contigo —contestó el dios con tono sorpresivo.
—¿Qué dices, Thor?
—No está con Clint, lady Nathasha, Tony. Banner no vino y no está ni contigo ni conmigo.
—¿Qué? ¿Ya le avisaste a Tony?
—No, iré a decirle.
—Buscaré por todo el edificio.
Así fue, los vengadores presentes comenzaron a buscarla, debían encontrarla porque las consecuencias podrían terminar en una ciudad destruida y miles de muertos, la mentalidad de los héroes era protegerla y proteger a los demás.
Nat fue la única que decidió buscar por su cuenta e ir a la torre. Cuando la encontró durmiendo plácidamente en su habitación, lo reportó e hizo que todos se fueran de la fiesta a penas dieran las doce.
Fin del flashback
Se dio cuenta que no se había desmaquillado así que procedió a quitarse el maquillaje y entrar a ducharse. Puso un poco de música y despejó la mente.
Al salir, decidió ponerse algo casual, unos jeans rasgados, una blusa gris sin mangas estampada con la bandera de Inglaterra y unos vans grises.
Cepilló su cabello mientras tarareaba una melodía que había escuchado en sus sueños, quizá una canción de la noche anterior que se había quedado en su subconsciente. Finalmente decidió dejar su cabello suelto e ir a preparar el desayuno.
Quería impresionar a Steve y tal vez podría hacerlo preparando algo especial de comer.
No había nadie en la cocina por lo que se puso a cocinar muy relajada, había decidido hacer comida típica de Japón. Era nutritiva y deliciosa, perfecta para impresionar.
Primero llegó Clint junto a Natasha. Ambos elogiaron la comida, pero al parecer la agente Romanoff se puso un poco celosa.
Thor bajó con la sola intensión de verificar la presencia de Ángela en la torre pero no se pudo resistir a los encantadores platillos que había preparado.
Steve había acabado su rutina diaria, subió todo sudado para tomar agua. Había estado toda la mañana pensando y reflexionando acerca de la noche anterior y por fin había tomado una decisión.
Pero se sorprendió bastante cuando vio a Ángela en la cocina, no pensó que su decisión fuera tan difícil de llevar a cabo.
—Buenos días, capitán. Hice comida típica de Japón, ¿gusta? —Dijo ella animada pese a que se moría de los nervios
Él la miró, indeciso de su próximo paso.
—Ya he desayunado —respondió él, frío, más frío de lo que pensó que saldrían las palabras. Al ver la reacción de ella, triste y un poco decepcionada, suspiró— Pero el entrenamiento me abrió el apetito.
Ella sonriendo, le dio un plato, tomó el suyo y comenzaron a comer juntos.
Al poco tiempo, Tony y Bruce entraron a la habitación. Stark no aceptó desayunar mientras que Banner sí.
—¿Ahora tu cocinarás siempre? —preguntó el experto en rayos Gamma.
Ángela sonrió.
—Sólo si tengo tiempo.
—Ya me empezaba a hacer la idea de comer todos los días comida exótica —Murmuró él.
Ella rió y Stark acaparó la atención de todos.
—Chicos, hoy hay otro evento al cual quisiera que fueran todos pero no se podrá. ¿Alguien aquí no podrá ir? a excepción de Barton, Natasha y por supuesto tú, Banner. Me han informado que no podrán por que irán a misiones.
Ángela se sorprendió. El doctor Banner iría a una misión.
—Stark, yo no iré a misiones. Estaré aquí avanzando a la investigación —Aclaro el alter ego de Hulk.
—Si, como sea. Thor, Steve, Ángela ¿Cuento con ustedes?
—Mi padre me necesita en el frente de Vanaheim, la guerra se ha puesto dura —respondió Thor, terminado de comer.
—Yo estoy disponible —comentó Steve.
—Yo también puedo —Aprovecho Ángela para decir. No podía desaprovechar otra fiesta con él.
—Bien, nos vemos en la tarde. Los quiero arreglados y presentables. Ahora, si me disculpan tengo una reunión con Frederick —dijo Tony mirando su reloj
—¿Con mi padre? —preguntó Ángela.
—Si, tuviste razón. Habló hoy por la madrugada muy enojado, pero no te preocupes, lo arreglaré.
Ángela suspiró para tratar de tranquilizarse. Le esperaba muy pronto un gran regaño.
Todos se fueron, sólo quedaron Steve y ella en la mesa. Ángela no se había dado cuenta pero cuando lo percibió, decidió dejar los platos en el fregadero.
—¿Te ayudo a recoger? —preguntó Steve.
—Oh —Ángela se sorprendió—. Sí, gracias.
Él lo hizo sin problema alguno, pero luego se fue sin decirle nada. Ella lo sintió distante y pronto se golpeó levemente contra la pared por lo tonta que se sentía, seguro era por la noche anterior.
Ángela quería desahogarse un poco, así que fue a cambiarse para ir al gimnasio a entrenar. Se puso unos leggins deportivos color negro y un corp top del mismo color, se hizo una coleta y se dispuso a practicar patadas y golpes con los puños.
Sudada y toda fatigada, fue a sentarse a unas pequeñas gradas. Tomó agua y se secó el sudor con una toalla. Llevaba una pequeña mochila que tomó para llevar artículos de baño en caso de no tener el suficiente tiempo, pero encontró un libro que había comprado recientemente y creyó perdido: La ladrona de libros.
Abrió el libro en donde se había quedado y festejó el haberlo encontrado leyéndolo. Pero antes colocó sus audífonos para no desconcentrarse con los ruidos de la escandalosa ciudad de Nueva York.
Al poco tiempo, Steve apareció en el marco de la puerta, recargado. Había estado buscándola y casi le da un ataque de pánico por no saber con exactitud dónde se encontraba; estaba a cargo de ella debido a que nadie más estaba, no tenía más remedio que estar junto a ella. Justo ahora quería, más que nada, alejarse de ella.
—Éste no es un lugar para leer —comentó un poco más fuerte de lo normal. Quería que lo escuchara a través de los audífonos.
—Sí, lo siento. Sólo tomaba un pequeño descanso físico —respondió asombrada de su presencia.
—Ahora entrenas la mente —él asintió.
Ella sonrió.
—Sí.
—Deberías hace una cosa a la vez —caminó a ella señalando brevemente los audífonos.
—Soy multitareas —dijo encogiéndose de hombros.
Estaba parado enfrente de ella.
—¿Qué lees?
—Un libro ambientado en la segunda guerra mundial —Contestó mirándolo.
—¿De casualidad no hablan sobre mí? —Sonrió él, instintivamente pero borró su sonrisa casi de inmediato, necesitaba estar firme a su palabra que se había prometido a sí mismo.
Ella rió.
—No, de hecho dudo mucho que lo hagan, se trata de una niña a la que su madre no puede tener junto con su hermano, pero éste muere mientras viajan al lugar donde están sus padres adoptivos y ese lugar es Alemania.
—Muy improbable —convino él.
—Así es, además la protagonista es comunista —Ella frunció los labios.
—¿Y por qué se llama así? —preguntó viendo la portada.
—Porque la niña era analfabeta pero comienza a darle curiosidad, tanto que el primer libro que roba se llama “El manual del sepulturero” en el funeral de su hermano. Su padre adoptivo le enseña a leer y a escribir, así ella adquiere un gusto y pasión por la lectura que comienza a robar libros —Explicó ella—. Oh, y la historia es narrada por la muerte.
—Suena interesante, quizá algún día puedas prestarmelo para leerlo.
Ángela asintió sonriente. Luego ambos quedaron en un silencio incómodo.
Ángela recordó lo del beso y se ruborizó. Steve lo notó y se sentó junto a ella para indagar qué ocurría, pero no imaginó lo que ella diría a continuación.
—Escucha, Steve... Sobre el beso, si quieres podemos olvidarlo —habló ella lentamente mirando al frente.
El capitán se sorprendió, no esperaba sacar ese tema tan pronto, sin embargo se puso serio, rígido y aclaró su garganta. No quería olvidarlo, pero era lo mejor.
—Está bien, me parece perfecto —Pronunció él, estando consciente de la gran mentira que decía.
Ángela apretó los labios, tenía la esperanza de que dijera lo contrario. No le quedó mas remedio que asentir con una sonrisa.
—Bien —dijo ella, sin mirarlo.
—¿Qué escuchas? Suena bastante fuerte —dijo él para romper la tensión que había en el ambiente.
Ella se quitó los audífonos y los desconectó de su celular, dejando que el sonido invadiera todo el lugar.
—Sweet Child o' mine de Guns N' Roses —Contestó.
—Suena a algo que escucharía en la adolescencia cuando no eres comprendido y estás enamorado de la chica que no te hace caso —comentó él.
—¿Me acabas de decir adolescente incomprendida enamorada estando en la zona de amistad? —preguntó ella sarcástica.
—No te ofendas —contestó él, con una sonrisa nerviosa.
—No me ofendió —rió ella—, pero debes saber que ésto lo escuchan miles de personas grandes, ya que es un grupo de los 80's.
—Me agrada, suena bien.
La canción terminó e inmediatamente comenzó Smooth Criminal de Michael Jackson.
—Éste suena mejor —comentó él.
—Tiene que sonar mejor, es el rey de pop.
Pronto se sumergieron en una charla interesante sobre canciones de los últimos setenta años, poniendo a la corriente al soldado de otra época. Ángela se sentía un poco incomoda y distante de él, pese a estar bien con su presencia. Pero él estaba tan... Alejado de ella que la hacía sentir triste.
Finalmente se llegó la hora de comer, Ángela aceptó que él preparara el alimento mientras ella volvía a ducharse. En el transcurso mientras ella se cambiaba comenzó otra vez esa melodía en su cabeza y decidió darle cuerpo con su guitarra. De pronto se dejó llevar y comenzó a cantar el poema que le había escrito a Steve pero agregó algo más después de varios intentos fallidos:
So if I tell you now
“Así que sí yo te digo ahora”
Say it all out loud
“Dilo en voz alta”
Will you stick around
“¿Te quedarás?”
Or will I freak you out
“O, ¿Voy a enloquecerte?”
Please don't run away
“Por favor no huyas”
Just wanna hear you say
“Sólo quiero escucharte decir”
That you feel the same
“Que sientes lo mismo”
Quedando así una canción completa.
Aún faltaba darle cuerpo a la melodía y con su laptop logró que se escuchara medio decente pero decidió dejarlo ahí, hacía mucho tiempo que no hacía canciones y no quería desgastarse volviéndolas a hacer.
Bajó a comer con Steve con quien platicó más acerca de la cultura en general, libros, películas todo lo que fue y estuvo en boga hasta nuestros tiempos.
Al terminar fue a cambiarse, tomó un vestido blanco con mangas holgadas, un poco corto pero la hacía lucir bastante mayor y un poco menos sensual que la noche anterior. Se puso tacones altos negros, le dio volumen a su cabello y se maquilló como Nat la había ayudado un día antes. Tomó su chaqueta, antes de irse volvió a cantar la canción. Suspiró y se dispuso a bajar a esperar a Tony.
Para su suerte ya estaba ahí.
—Que bien que bajas, antes de ir tienes que saber que llegué a un acuerdo con tu padre y aceptó que reveles tu identidad.
—¿Qué? ¿De verdad? —preguntó asombrada
—Así es, y en la fiesta de hoy hay una conferencia de prensa donde hablaremos acerca de todo esto.
—Tony no creo que deba...
—Tranquilo Capi todo está bajo control. Nick ya lo sabe.
Steve ya no se atrevió a decir algo.
Ángela estaba nerviosa, sería la primera vez que lidiaría directamente con los camarógrafos, reporteros y gente de la índole.
Cuando llegaron al lugar de la fiesta/evento, Ángela quedó maravillada ante el adorable jardín. Había flores por todas partes, árboles y arbustos. Había dos fuentes en lo profundo de la zona que no se alcanzaba a percibir por dónde entrar.
—Así es, soy hija de Christina y Frederick Bloom —aceptó Ángela estando frente a todos.
—¿Podría decirnos su nombre completo?
—Ángela D'fiore Bloom —Contestó firme.
—¿Por qué sus apellidos están al revés?
—No tengo idea, yo también me lo pregunté.
—Sus padres están actualmente fuera del país, ¿Usted se quedará bajo la tutela del señor Stark? —Preguntó una joven.
Ángela abrió la boca para responder pero Tony rápidamente lo hizo por ella.
—Sí, así es. Ella estará conmigo mientras Frederick viaja por el mundo haciendo negocios.
—Pero ustedes no tiene una buena relación desde hace años.
—Nos hemos reconciliado, volvimos a ser viejos amigos —contestó juguetón.
—Ángela ¿es verdad que el señor Stark es tu padrino?
Ángela nuevamente abrió la boca para responder y no sabía que palabra brotaría de ella pero gracias a lo que más quiso, Tony volvió a hablar por ella.
—Así es, soy su padrino de nacimiento.
—Entonces ella nació en la época en la que ustedes aún eran amigos.
—Eso significa que ella debe tener unos veintisiete.
—Es ridículo se ve más joven.
—No entremos en conflicto, señorita ¿Nos podría decir su edad?
—No responderé más preguntas.
—¡Pero...!
—No lo haré, compermiso —dijo ella saliendo de ese lugar y dirigiéndose a uno más tranquilo.
Mientras tanto Stark se quedó hablando y respondiendo algunas preguntas de la prensa. Raro en él.
Ángela caminó hacia las fuentes, rápidamente encontró el camino a ellas, se sentó al borde. Cerró sus ojos lentamente, levantó su cara para sentir la brisa del agua de la fuente sobre su piel y aspiró el aire limpio. Era relajante, después de todo lo que había pasado ahí afuera. Se sentía abrumada, cansada de esas personas; aquellos que la entrevistaron, pareciera que le robaron su energía muy rápidamente. Ahora le alegraba estar lejos de ellos.
—Buen escondite —La voz de Steve la interrumpió.
Ella abrió sus ojos, sonrió al verlo. Contrario a él quien permaneció inexpresivo, mirándola.
—Bueno, al parecer no tan bueno ya que me has encontrado —Dijo con un tono divertido, quería intentar hacer que él sonriera.
Él bajó la cabeza, ocultando una pequeña sonrisa que se le escapó de los labios, para su suerte Ángela no lo vio.
—Si te sirve de algo, me tardé poco más de cinco minutos —Respondió con tono más relajado. No quería que supiera que casi le da un ataque de pánico al no encontrarla.
—Oh, claro. Un verdadero alivio considerando que eres un experto en el espionaje —comentó con sarcasmo.
Ella lo decía jugando pero a él le cayó muy literal. Él la espiaba, directa o indirectamente y eso lo hacía sentir mal.
Steve aclaró su garganta. Y ella se puso nerviosa.
—Es un buen lugar para descansar de los medios —comentó Steve, mirando el lugar.
—Sí, jamás imaginé que fueran tan molestos. Ahora entiendo porqué mi padre no quería que incursionara en ése mundo —Ángela habló mirando el suelo.
—¿Lo ves? Ellos sólo te protegían de los periodistas —Contestó en tono suave.
Ella asintió, lo miró y sonrió. Tocó el agua fría de la fuente y le arrojó un poco al capitán, mojándolo. Ella sonrió aún más y él la miró divertido.
—¡Oye! —Exclamó él, mirando su atuendo.
Ella se encogió de hombros con una sonrisa.
Steve dio un par de pasos para acercarse a la fuente y disimuladamente le tiró agua a la joven.
—¡Hey! —Exclamó ella, divertida.
Ambos rieron.
A lo lejos se escuchaba la música de la fiesta, de pronto cambió la melodía por una más lenta.
—Oh, amo esa canción —comentó la chica, mirando en dirección a la música.
Steve miró en su dirección y escuchó atentamente, hasta que escuchó la voz del cantante.
—¿Elvis? —preguntó sonriendo.
Ángela asintió a su dirección.
—Veo que me pusiste atención, joven discípulo —dijo divertida—. Se llama “I can't falling in love”
Él sonrió y escuchó la lejana letra de la canción. Ángela se movía al son de la música, tenía ganas de bailar y Steve lo percibía. ¿Dejaría pasar esa oportunidad?
El capitán se levantó, nervioso. Se paró frente a ella y le tendió la mano justo cuando elvis pronunciaba la palabra “Take my hand” (toma mi mano). Ella lo miró, a primera instancia, sorprendida pero su mano involuntariamente tomó la de él, aceptando bailar.
Él estaba nervioso, así que tenían las manos entrelazadas hasta que Ángela las soltó y las colocó en el cuello de él. Steve puso sus manos en la cintura de la chica y comenzaron a bailar al ritmo lento de la canción del rey del Rock.
La joven descansó su cabeza en el pecho del veterano de guerra. Ambos sentían una paz indescriptible.
Bailaron hasta que la canción desapareció y cambió a otro tono igual de sereno. Ella paró, la brisa suave del agua de la fuente y el agua que no había secado cuando Steve la arrojó junto con el viento helado provocó que se le erizara la piel por el frío, ella llevó sus manos a sus brazos para frotarlos y hacer calor en ellos. Steve se quitó su saco, sorprendió a Ángela poniéndoselo encima de los hombros. Ella lo miró confundida pero agradecida.
—Tienes frío, no vayas a resfriarte —murmuró él.
—Gracias, Steve —dijo sonriente y abrigándose más. Su saco olía muy bien, volvería adicta a Ángela si lo llevaba por mucho tiempo.
Se miraron por un breve momento y ella sentía la necesidad de besarlo, probar nuevamente sus labios, su dulce sabor. Se fue acercando poco a poco a él, cerró sus ojos y esperó a sentir los suaves labios de Steve pero lo único que sintió fueron las manos en sus hombros, deteniéndola.
Ella abrió los ojos, avergonzada y se alejó de él. Él se sintió mal, también quería besarla pero debía desistir.
—¿Vamos a la fiesta? —preguntó él, rompiendo la tensión.
Ella asintió sin mirarlo y simplemente comenzó a caminar.
Caminaban en silencio, ambos pensando en lo que acababan de hacer. Por su parte, Ángela se sentía muy estúpida, él ya le había dicho que estaba mas que perfecto en olvidar el beso, ¿por qué querría otro? En definitiva se sentía muy tonta.
Por otro lado, estaba Steve debatiéndose si acababa de hacer lo correcto o no. Le molestaba sentirse indeciso, jamás lo había estado (bueno, no lo había estado en mucho tiempo) y justo ahora le pasaba, ¿por qué? Steve se devanaba los sesos tratando de averiguarlo.
—¡Ahí está! Ángela, ven. Sube, cantanos la canción que escribiste —La voz por el micrófono del señor Stark sorprendió a los dos recién reincorporados a la fiesta.
Ángela estaba confundida, acababa de escribir una canción y no se la había mostrado a nadie, ¿cómo cayó en manos de Tony?
No le quedó más remedio que subir, no sin antes darle su saco a Steve.
—¿Qué haces? ¿De qué hablas? —Preguntó en un susurro al magnate cuando subió.
—Le di una formateada a tu laptop y encontré tu linda canción, ¿por qué no la cantas? Es adorable —respondió dejando el micrófono de lado.
—¿Qué? —preguntó ella antes de que él abandonara el escenario y la dejara sola.
De pronto comenzó a sonar la canción y ella tomó rápidamente el micrófono, inhaló, trató de calmarse, cerró los ojos y comenzó a cantar.
Hey you with the blue eyes, baby
Have you seen me here before?
“¡Eh, tú! con los ojos azules, nene
¿Me has visto aquí antes?”
(Ángela abrió los ojos y cantó como si nadie la viera. Cantándole sólo a Steve)
You got something they don't have
And I'm liking it more and more
“Tienes algo que ellos no tienen
Y me está gustando más y más”
And I try to let it go
But you keep me coming back
And I try not to let it show
Oh, oh, oh
“Y trato de dejarlo ir
Pero me sigues regresando
Y trato de no dejar que se muestre
Oh, oh, oh”
I wanna be the one that you think of
When you're driving all alone
And you will see you can call me on the phone
Just so you can say "Hey, you're my favorite,
Hey you're my favorite girl."
“Quiero ser en la que piensas
Cuando estás conduciendo solo
Y verás que puedes llamarme por teléfono
Sólo así me podrás decir “Oye, tú eres mi favorita”,
¡Eh, tú eres mi chica favorita!".”
I don't really fall like this
And never come so easily
But with one look, I'm hooked
And I can't move, baby now you're all I see
“Realmente no me caigo así
Y nunca es tan fácilmente
Pero con una mirada, estoy enganchada
Y no me puedo mover, bebé ahora eres todo lo que veo.”
And I try to let it go
But you keep me coming back
Yeah I try not to let it show
But oh, oh, oh
“Y trato de dejarlo ir
Pero me sigues regresando
Sí, yo trato de no dejar que se muestre
Pero, oh, oh, oh”
I wanna be the one that you think of
When you're driving all alone
And you will see you can call me on the phone
Just so you can say "Hey, you're my favorite,
Hey you're my favorite girl."
“Quiero ser en la que piensas
Cuando estás conduciendo solo
Y verás que puedes llamarme por teléfono
Sólo así me puedes decir “Oye, tú eres mi favorita”,
"¡Eh, tú eres mi chica favorita!".”
So if I tell you now
Say it all out loud
Will you stick around
Or will I freak you out
Please don't run away
Just wanna hear you say
That you feel the same
“Así que si yo te digo ahora
Dilo todo en voz alta
¿Vas a quedarte?
O ¿te asustaste?
Por favor, no huyas
Sólo quiero escucharte decir
Que sientes lo mismo.”
I am the only one that you think of
When you're driving all alone
And you always call me on the phone
Just so you can say "Hey, you're my favorite,
Hey you're my favorite girl."
“Yo soy en la única que piensa
Cuando estás conduciendo solo
Y siempre me llamas por teléfono
Sólo así me puedes decir "Oye, tú eres mi favorita",
"¡Eh, tú eres mi chica favorita!".”
I wanna be the one that you think of
When you're driving all alone
And you will see you can call me on the phone
Just so you can say "Hey, you're my favorite,
Hey you're my favorite girl,
Hey you're my favorite girl."
“Quiero ser en la que piensas
Cuando estás conduciendo solo
Y verás que puedes llamarme por teléfono
Sólo así se puede decir "Oye, tú eres mi favorita",
"¡Eh, tú eres mi chica favorita,"
"¡Eh, tú eres mi chica favorita ".”
Hey you with the blue eyes, baby
Have you seen me here before
You got something they don't have
And I'm liking it more and more
“¡Eh, tú! con los ojos azules, bebé
¿Me has visto aquí antes?
Tienes algo que no tienen
Y me está gustando más y más.”
(Nota: si quieren escuchar la canción, es “Favorite Girl” de Katelyn Tarver)
Ángela término y se sintió liberada. Miró al público en general porque todo el tiempo había estado mirando furtivamente a Steve, quien se mostraba sorprendido. De un momento a otro Nat se encontraba junto a él, diciéndole algo al oído.
Ella bajó, ignorando los aplausos que recibía de todos, sólo sonrió y siguió su camino.
Estaba molesta, quizá acababa de hacer el ridículo frente a Steve y peor aún, había declarado su afecto enfrente de todos.
Decidió ir a tomar algo de alcohol, era una salida de emergencia a su estupidez.
Mientras tanto, Natasha apareció en la fiesta junto a clint pero cuando escuchó la letra de la canción que cantaba Ángela se dio cuenta para quien iba dirigido. Tenía que hablar con Steve y estaba en un dilema, decirle la edad o dejar que evolucionara la situación y ver en qué acababa.
Necesitaba saber si Steve comenzaba a sentir algo por ella o no. Y de ahí proseguiría con lo planeado.
—Steve, ¿Podemos hablar a solas? —Preguntó la pelirroja cuando Ángela acababa de cantar.
—Sí, vamos —contestó él y seguido caminó a un lugar más tranquilo.
Cuando llegaron a una habitación aparte, Nat cerró la puerta y se plantó frente a él.
—¿Oíste la canción, cierto? —preguntó ella, hostilmente.
—Así es —contestó.
—Entonces sabrás que la canción es para tí —la pelirroja levantó una ceja al hablar.
Steve se sorprendió un poco.
—Quería pensar que era para alguien más —dijo él mirando a otro sitio.
—Escucha, Steve. Somos amigos, ¿no? Mírame y contestame, ¿Ella significa algo para tí? Más allá de ser aquella chica que entrenas —la agente Romanoff se acercó a él para que la mirara.
Steve la miró, y supo que no le podía mentir.
—Está comenzando a significar algo. Pero Nat, no quiero. Tengo miedo, perdí a Peggy y, ha pasado mucho tiempo. Creo que ya no estoy hecho para tener pareja y familia —se confesó el capitán, explotando honestidad debido a que no había podido contarle a nadie sobre ello.
—No perdiste a Margaret, ella te perdió y siguió adelante. Tú deberías hacer lo mismo. Si sientes algo por ella, estaría bien que te dieras una oportunidad —Le tomó el hombro.
—Por Dios, Natasha. Ella debe ser una niña en comparación mía —dijo frustrado, buscaba cualquier excusa.
Nat se tensó un poco pero no lo demostró.
—Pero tu sigues siendo joven, te congelaste, no creciste ni física ni mentalmente. No te sientas mal por la edad.
—Lo pensaré, Nat. Gracias por escuchar.
—Creo que así funciona el ser amigos —sonrió—. Ahora, tenemos que buscarla e irnos de aquí, casi es media noche y ella debe dormir bien.
Steve asintió.
—Nat, antes de irnos... Quiero decirte que, ella y yo... Bueno, nos besamos ayer —dijo finalmente sin verla.
—¿Qué? — preguntó ella, esperando a ver escuchado mal.
—Sé que escuchaste, no me hagas repetirlo Romanoff.
“Esa niña va muy rápido” —pensó la agente.
—Definitivamente ya los perdí a los dos —dijo divertida.
—No es momento para bromas —La miró duramente—, hace tiempo que me había resignado a no tener a alguien. Nadie podría sustituir a Peggy; en la canción me pide que le diga que es mi chica favorita pero Peggy será siempre mi chica.
Natasha lo escuchó atentamente, el capitán no suele ser así de abierto así que apreció mucho ese acto.
Cuando terminó, ella se sentó junto a él y lo miró directo a los ojos.
—Ángela no la reemplazará, será diferente. Ahora, ¿me estás tratando de decir que ya no mereces una vida? Steve, no tienes porqué castigarte de esa forma. Date la oportunidad, arriesgate y mira lo que sucede.
—No es que me castigue Nat, va más allá de autoflagelarme. Es algo que no entenderías —frustrado, el capitán se levantó—. Vamos a buscarla.
Él salió de la habitación y se coló entre la multitud en el gran y hermoso jardín, en busca de la chica del vestido blanco.
—Oh, no —dijo la chica pelirroja detrás de él.
—¿Qué? —preguntó Steve volteandose a mirarla.
—Está en el bar, bebiendo.
Él miró en dirección al bar, estaba ahí sentada mirando el vaso lleno de algún licor que quizá ni ella conocía. Él exhaló el aire que llevaba dentro. “¿Qué está haciendo?” —Se preguntó el capitán.
Comenzó a caminar a ella pero Nat lo detuvo.
—Yo iré. Probablemente esté algo ebria y no quiero que la alteres.
Se quedó en silencio, pensó un poco, el alcohol cambia a las personas. Nat tenía razón así que él la dejó ir.
—¿Qué fue todo eso? —Preguntó la pelirroja cuando llegó con Ángela.
—Fue Stark que revisó mi computadora y encontró una canción que escribí —Habló, cansada de recordar esa estupidez.
—Una canción que escribiste para Steve —completó Natasha.
Ángela volteo a verla, decepcionada de ella misma.
—¿Tan notorio fue? —Preguntó dando un gran trago a su whisky.
—A menos que le hables a otra persona con los ojos azules, sí, lo fue —Habló con sinceridad.
—Thor también tiene los ojos azules —Murmuró.
—Si pero si hubiese sido para él, le hubieras escrito sobre su capa roja también.
Ángela no contestó, prefirió tomar más de la bebida entre sus manos.
—¿Y qué haces aquí? —Preguntó nuevamente la agente Romanoff.
—Más bien, ¿Tú que haces aquí? —Murmuró la chica sin mirarla
—Logré llegar a la fiesta, ¿cuál es tu excusa?
Ángela soltó una carcajada sin humor.
—Estoy aquí porque me siento estúpida, Nat. ¿No viste su reacción? Hace exactamente lo que le digo en la canción que no hiciera: huir —Habló la chica frustrada.
—Ángela tranquila, quizá sólo está asustado, ha pasado por mucho y bueno... Creo que vas muy rápido —Trató de ser sutil.
—Sí, no ha pasado ni una semana y yo ya quiero que me amé, que estúpida soy —Dio el último gran trago para acabar con su Whisky.
—Basta, ya no bebas. Estás ebria y no te gustará mañana —le quitó el vaso y se levantó teniendo intención de ayudarla pero Ángela la rechazó.
—No me siento ebria, estoy bastante bien, ¿si? —ella se levantó, sintió que todo le daba vueltas y cayó al suelo. Acto seguido de reír, no sintió el golpe.
Nat la ayudó a levantarse y la encaminó a la salida para llevarla a la torre y cuidarla por la noche.
—Espera Nat, tengo que orinar —Comentó la chica ebria.
—Orinarás en la torre, no está lejos, aguanta, quieres —Murmuró Natasha.
Steve quería ir a verla pero Romanoff no se lo permitió, Ángela murmuraba muchas cosas, entre graciosas y dolorosas. Revelaba cosas de su pasado que no quería que Steve escuchara. Además que buscaba a Steve para “besarlo apasionadamente y hacerlo ver que ella lo ama”.
Cuando por fin se durmió, Natasha dejó entrar a Steve a verla.
—¿Te dio mucho trabajo? —Preguntó él mirando a la chica dormida.
—No tanto, sólo fue escucharla y convencerla para dejar de pedir alcohol e ir a la cama —Contestó sin importancia.
—¿Por qué buscó refugio en el alcohol? ¿Qué fue lo que hice? —Preguntó confundido.
—Lo que hiciste fue que te fuiste conmigo, no con ella, no llegaste a abrazarla y le dijiste que la amabas, según lo que murmuraba.
—Espera, ¿estaba celosa de ti?
—Eso dio a entender.
—Es ridículo.
—Sí, lo mismo dije.
Steve no podía dejar de verla ni de pensar en lo infantil que fue pero a pesar de ello...
—Se ve hermosa —soltó sus pensamientos sin querer.
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