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XII «Un poco más cerca»

Sábado por la mañana, el reloj biológico de Ángela la obligó a levantarse a las nueve en punto. Trató de dormir un poco más, dando vueltas en la cama pero fue inútil.

Al llegar la noche anterior, Steve estaba muy enojado con ella pues había llegado tarde. Pero ella se sentía tan mal que ni si quiera le puso atención en la mayoría del tiempo, lo que enfureció aún más al capitán.

Flashback

¿Me estás escuchando, Bloom? —preguntó, enojado.

Lo siento, no estoy de ánimos. Disculpe por llegar tarde, no volverá a pasar —Contestó ella con pocas ganas, estaba cansada y derrotada.

Sí —Dijo él, firme. Luego de una pausa, prosiguió—. ¿Qué te hizo el agente Wilson?

Nada —Contestó distante.

Vamos, tuvo que pasar algo para que estés así de distraída. ¿Te hizo algo malo? Escucha, no debes dejar que nadie te haga daño, en especial ese....

No hizo nada malo. Sólo se me declaró, me pidió ser su novia. Yo le dije que no y comenzamos a discutir, después salté del globo y me fui corriendo a la nada. Fui muy mala con él y me siento mal por darle alas y luego cortarselas cuando estaba muy alto —habló sin pensar interrumpiendo al capitán. Estaba frustrada.

—Ya veo —la expresión del capitán se suavizó—, Sé que sonará a una manera de hacer que entrenes pero, ¿por qué no te deseahogas golpeando el saco de box? Eso me ayuda a mí, me libera un poco —confesó mirando al saco.

Ángela lo pensó un poco, no era mala idea después de todo. Sacar su frustración usando los puños sonaba bastante bien.

Vamos a intentarlo —Ángela aceptó.

Ella estaba dando todo en ese encuentro con el saco. Él dejó escapar una pequeña sonrisa, le agradaba su estilo de pelea.

Cuando ya había sacado todo, ella se detuvo y caminó cerca de él. Limpió el sudor de su cara e intentó regular su respiración.

¡Uff! Tenía razón, capitán Rogers. Es una gran terapia —dijo con una sonrisa.

Sí, lo es. Me haz impresionado como el primer día, Ángela. Habías bajado tu rendimiento éstos dos días pero ahora estás increíble —anunció sonriente.

Había estado cansada por el entrenamiento y no había podido dar todo. Además la meditación con Thor me ha ayudado bastante a relajarme y recobrar fuerzas —Comentó ella, quitándose las vendas de las manos centrando su vista en éstas hasta que las quitó completamente.

Ella lo miró y soltó una pequeña risa, bajó la mirada brevemente y luego lo miró de nuevo.

Gracias Capitán —le dijo suavemente son una sonrisa.

Dime Steve —contestó él con una sonrisa tímida.

Ella asintió sin dejar de mirarlo. Por fin parecía haber progresado con el capitán. Él la hacía sentir confiada, en paz y eso le agradaba bastante.

Por un momento, se habían quedado en silencio, pero éste estaba lejos de ser incómodo; por primera vez, se sintieron bien estando cerca. E inclusive, Steve estaba tan sereno que su mente divagó por unos instantes, haciéndolo recordar:

Cuando desperté en ésta época y me di cuenta que todo había cambiado, yo golpeaba mucho los sacos de box.... incluso los rompía. Pero eso me ayudaba a aceptar todo lo que había sucedido —comentó él, algo distante. Jamás había hablado de eso con nadie pero se sentía bien hacerlo y eso alivió un poco más al corazón del capitán.

Ángela lo miró con tristeza. No podía imaginar todo el dolor que habría sufrido al despertar y darse cuenta que todos sus amigos habían muerto.

Ella le tocó el hombro, sorprendiendo a Steve y haciéndolo voltear a ella inmediatamente. Se encontró con los grandes y brillantes ojos color celeste de Ángela, haciéndola lucir muy hermosa.

Desconozco el sufrimiento que haz de pasar, Steve. Pero te prometo que te ayudaré a incorporarte a ésta época. Te demostraré que vivir ahora, en éste siglo, también puede ser genial —ella fue bajando su mano hasta el antebrazo de él dejándola en ese lugar un momento—. Hay tantas cosas increíbles que debes conocer, te harán amar el presente y de eso me encargaré, lo juro.

Las palabras firmes de Ángela resonaron en él. Nadie nunca se había preocupado por lo que él sintiera, todos le tomaban más importancia al hecho de estar vivo y haber sido un héroe. Nadie se había tomado la molestia de si quiera ponerlo al día, él había tenido que indagar por su propia cuenta. Y el hecho de que ella se preocupara por él de esa forma, lo hizo verla con otros ojos. Ella en definitiva estaba despertando algo en él.

Steve aclaró su garganta.

Gracias, Ángela —le regaló una sonrisa tímida—. ¿Ya cenaste? —preguntó el rubio sin dejar de verla con una sonrisa.

No, ¿vamos? Todo ésto me ha abierto el apetito —rió ella.

Él sintió algo extraño, un sentimiento que hace mucho tiempo había apagado... resurgió y eso le hizo sentir algo confundido.

Esa noche, Ángela sintió una conexión con él, que nunca había tenido con alguien más. Le lanzó una mirada y ésta vez sintió mariposas en el estómago, el rubor subió a sus mejillas porque él la miraba también.

Juntos fueron a la sala común a cenar con los demás. En dónde ella contó lo que había sucedido y que era claro que le diría a Fury que no quería volver a ver a Kenneth por un buen tiempo.

¿Saltaste del globo? Estás demente —Comentó Tony.

Oye, estoy viva y completa, ¿qué te puedo decir? —Preguntó ella con ánimos.

Nat comentó algo gracioso y todos rieron, la verdad era que se sentía mejor gracias a Steve y los ánimos que los demás le daban le ayudaban bastante.

En vista de que mañana estarás disponible, te invito a una fiesta a la que todos asistiremos, ¿qué dices, vienes? —Preguntó Stark.

Por su puesto, amo las fiestas contestó ella, emocionada.

Fin del flashback

Al pensar en el alentador recuerdo de la noche anterior, miró a su mesita de noche, donde había dejado su libreta y un lápiz. Había comenzado a escribir un poema que tenía más cara de canción. Leyó las primeras estrofas:

Hey you with the blue eyes, baby
“Hey tú con los ojos azules, nene”

Have you seen me here before
“Me has visto aquí antes”

You got something they don't have
“Tu tienes algo que ellos no tienen”

And I'm liking it more and more
“Y me está gustando más y más”

And I try to let it go
“Y trato dejarlo ir”

But you keep me coming back
“Pero me siguen regresando”

And I try not to let it show
“Y trato que no se muestre”

I wanna be the one that you think of
“Y quiero ser lo que piensas”

When you're driving all alone
“Cuando vas conduciendo solo”

And you will see you can call me on the phone
“Y verás que puedes llamarme por teléfono”

Just so you can say "Hey, you're my favorite,
“Sólo así puedes decir ‘Hey, tú eres mi favorita’”

Hey you're my favorite girl."
“Tú eres mi chica favorita”

I don't really fall like this
“Yo realmente no me enamoro así”

And never come so easily
“Y nunca es así de fácil”

But with one look, I'm hooked
“Pero con una mirada, estoy enganchada”

And I can't move, baby now you're all I see
“Y no puedo moverme, baby ahora eres todo lo que veo”

And I try to let it go
“Y trato dejarlo ir”

But you keep me coming back
“Pero me siguen regresando”

Yeah I try not to let it show
But...
“¡Sí! Y trato que no se muestre pero...”

Miró su libreta de arriba abajo luego puso su vista sobre uno de los versos.

“Yo realmente no me enamoro así, y nunca es tan fácil pero con una mirada, estoy enganchada y no puedo moverme, baby ahora eres todo lo que veo” volvió a leer Ángela, en voz alta.

¿Era eso verdad? ¿Se había enamorado rápidamente de él?

Cuando no lo conocía y era para Ángela sólo una figura pública, por su puesto estaba enamorada de él. Pero ahora era diferente, estaba con él, lo trataría a diario. ¡Y sólo lo conocía de hace cuatro días! ¿Era eso posible?

Frustrada decidió levantarse y bañarse. Cepilló sus dientes, se puso una mascarilla, buscó la ropa que usaría mientras dejaba actuar la arcilla en su piel. Lavó su cara, se cambió con un short azul aqua y una blusa rosa palo holgada, la fajó y se puso sus converses blancos. Dejó su cabello suelto, muy bien cepillado.

Tomó su celular y bajó a desayunar. Pero encontró a un Steve Rogers leyendo el periódico. Ahí estaban otra vez las mariposas, respiró ondo y no dejó que la pusieran nerviosa.

—Hola, buenos días —saludó Ángela, al llegar.

—Buenos días Ángela, ¿cómo estás? —preguntó mirándola.

—Muy bien, ¿y tú? ¿Cómo amaneciste? —preguntó ella, sentándose junto a él, mirándolo.

—Bien, gracias por preguntar —sonrió y bebió de su taza con café negro.

—¿A dónde se han ido todos? —preguntó mirando con rareza a todos lados.

—Nat y Clint misiones, Stark está en su laboratorio con Banner y Thor tuvo que viajar a Asgard no estoy muy seguro a qué —contestó.

—Oh, bueno. Mejor desayunaré o moriré de hambre esperándolos.

—No sería buena idea esperarlos, ellos comen antes de realizar cualquier actividad. Es un regla —se encogió de hombros.

—Regla anotada —contestó ella sonriente—. ¿Ya desayunó, capitán?

—Sí, justo ahora tomo mi café de media mañana —Alzó la taza.

Ella asintió al acto y procedió a prepararse su alimento. En el transcurso, su mente viajó perdiéndose en sus pensamientos e incluso cuando comía ya su alimento preparado. Quería aclarar sus sentimientos pero parecía que cada vez se enredaban más las cosas.

Steve la miraba de vez en cuando, discretamente mientras “leía” el periódico. Él, muy por el contrario a ella, huía de sus pensamientos y los que éstos le llevaran a sentir respecto a ella. Steve tenía claro que ella debía ser sólo una recluta más, una compañera de trabajo solamente.

—¿Y ya te has sentido mejor? —Steve finalmente se atrevió a preguntar.

—¿Eh? —respondió Ángela, la había tomado por sorpresa— ¡Ah! Sí. Me relajó bastante lo de ayer, muchas gracias, Steve.

Ella le sonrió pero él sólo asintió con su cara inexpresiva.

—¿Pero qué haces aquí, niña? —La voz del magnate, Tony Stark, invadió la habitación con vehemencia.

—Justo acabo de terminar de desayunar, ¿Por? —preguntó ella muy relajada.

—Tenemos la fiesta, es importante que vayas. Ahora saca tu trasero de esa silla y ve a arreglarte.

—Pero es muy temprano —Ella miró el reloj que marcaban las diez y media de la mañana.

—Comienza a las cuatro y yo sé lo mucho que ustedes se tardan como chicas. Así que, anda, ve a vestirte.

Ángela rodó los ojos pero se levantó, dejó los trastes en el fregadero y se dispuso a ir a su habitación.

En el camino, se encontró con Natasha. Había llegado y recién salía de bañarse; Ángela le pidió ayuda y ella aceptó.

Fueron a la habitación de la agente Romanoff. Ángela buscaba en su armario un vestido que se le viera bien. Encontró un vestido verde esmeralda con encaje negro en la parte superior para la pelirroja. Seguro haría lucir sus definidas curvas y sus increíbles piernas.

Para ella, escogió un vestido blanco strapless con escote en forma de "v" que separaba sus pechos y era cuatro dedos arriba de la rodilla. Le hacía lucir su cintura pero creía que era un poco atrevido, más sin embargo, Natasha la convenció de lo contrario.

Una vez cambiadas, procedieron a maquillarse. Ángela hizo su típica rutina y Romanoff se burló de ella. La rusa remarcó la sombra sutil que había usado Bloom, de color crema, le puso rubor, le pintó las cejas y le ordenó ponerse un labial más rosa.

Mientras Natasha se maquillaba, Ángela le hacía un peinado acorde. Le alboroto un poco el cabello y le recogió de un lado en una pequeña trenza.

Ángela decidió dejar su cabello suelto. Pero no lo quería llevar tan liso como siempre, así que le dio volumen y lo hidrato más de lo normal para que estuviera brilloso, para finalizar se hizo la partidura a un lado.

Se pusieron perfume, cada quien con el de su preferencia. Y llegó el momento de ponerse las zapatillas que la torturarían toda la tarde, eran negras, tipo botines pero terminaban justo arriba del tobillo.

Era hora de bajar e irse. Así que cada quien tomó su gabardina —para la pelirroja—, y su poncho —para Bloom—. Cuando llegaron a la sala común, se escuchó un chiflido por parte del arquero. Ambas chicas sonrieron. Clint rápidamente se aproximó a ellas y comenzó a elogiarlas.

Pero Ángela no le daba tanta credibilidad a Hawkeye, sino hasta que llegó Steve. Ángela lo miró y se puso nerviosa, las mariposas aparecieron nuevamente.

Se sintió extraña, sus tacones eran tan altos que le llegaba al capitán poco más arriba del hombro cuando, en su estatura normal, le llegaría a la mitad del brazo.

—Que hermosa te ves —Dijo Steve al acercarse a la rubia. Estaba nervioso por las palabras pero procuró que no se notara.

—Gracias. Usted... también luce... muy apuesto, capitán —Respondió. Estaba comenzando a perder la cabeza, sonaba como una completa tonta, perdida en su mirada y es que cada vez que veía esos ojos azules, era como ver el cielo azul en un día de verano.

Era la primera vez que le ocurría algo semejante, estaba asustada, muy nerviosa.

—Sí, sí. Todos nos vemos guapos ¡Hora de irnos! —anunció Stark tan pronto como entró a la habitación.

Se trasladaron a la fiesta por medio de una limusina patrocinada por Tony. El viaje estuvo lleno de chistes, risas y buen humor.

Pero al salir, había tantos camarógrafos y periodistas que era imposible pasar, hasta que los de seguridad ayudaron a despejar la entrada. Ángela nunca había visto algo semejante pero la hizo sentir importante, en especial cuando escuchó preguntar a un reportero a Tony “¿Quién es la señorita? Y ¿por qué llegó con los vengadores? ¿Será que es una nueva integrante? ¿Qué es lo que hace para poder pertenecer a ustedes? ¡Por favor conteste, señor Stark!” Al parecer, Tony también lo escuchó, pues se detuvo y miró fijamente la cámara. Natasha le advirtió que siguiera el plan, por desgracia él tenía otros planes.

—Ella es mi ahijada, su padre me la encargó y la traje a la fiesta. No se preocupen, ya tiene la mayoría de edad —guiñó un ojo.

—¿Cuál es su nombre? —Gritó un reportero.

Ángela iba a contestar pero el magnate se adelantó.

—Es Antonieta, la llamaron así en mi honor. Es una gran chica. Pero no está disponible, aún no la dejan tener novio, así que quedan advertidos chicos —amenazó a la cámara, después sonrió y siguió su camino llevándose a la rubia antes de que lograra decir algo.

Al entrar, Ángela lo llevó a un apartado.

—¿Pero qué fue eso, Stark? Sabes que mi padre se enterará y nos matará a ambos por ésto, ¿cierto? —Habló ella, algo histérica.

—Por lo menos omití tu apellido. No tiene por qué enojarse —contestó sin preocupación.

—Pero se ha esforzado tanto por mantenerme fuera de la farándula como para que llegaras tú y echaras todo a perder.

—Escucha, no va a pasar nada. Relajate, ¿quieres? Antonieta —dijo con una sonrisa, ella hizo una mueca— Debes de admitir que mueres por tener ese nombre —dijo con su típico tono.

—¡Ay, ya! No tienes remedio —Rodó los ojos y lo soltó del brazo.

—Lo se linda y es mi principal atractivo —dijo dejándola sola en la inmensidad de la fiesta.

Miró detalladamente cada parte del lugar. Primero el bar donde se encontraban Thor y Tony rodeados de muchas personas, parecían divertirse. Luego la pista de baile, donde estaban Nat y Clint en un rincón hablando y riendo. Por último la sala V.I.P. donde estaba Steve con una mujer que estaba muy encima a él lo cuál hacía ver a Steve incómodo.

Ángela los miró un instante, un nudo en su estómago se manifestó, le daba nauseas verla tan cerca de él. Esperen, ¿estaba celosa? Ella negó, no era posible. Pero algo dentro de ella hizo que caminara en esa dirección y se plantara frente a la castaña de piernas largas que incomodaba al capitán.

—Hola, disculpa, ¿Ya te divertiste? Pues es hora de que te vayas —Dijo extremadamente amable, pero por dentro quería romperle su perfecta nariz.

—¿Disculpa? ¿Quién eres? ¿Marylin Monroe? —preguntó volviéndose a ella, burlándose de su vestido blanco.

—Por desgracia no soy Marylin Monroe pero sí soy la novia de Steve. Ahora largo —Lo último lo soltó con vehemencia.

La chica abrió sus ojos y miró a Steve con asombro, luego su expresión se contrajo en un ceño fruncido. Al ver que el capitán no le daba algún tipo de explicación, ella término yéndose, sintiéndose humillada.

Ángela suspiró de alivio y se sentó junto a él.

—Gracias —Dijo con su perfecta sonrisa pero éste era un poco tímida delatando sus nerviosos.

—No es nada, estaba aburrida y te veías en apuros —Comentó ella, sonriendo.

—Aún no me acostumbro —Dijo él, recordando.

Ella soltó una pequeña sonrisa.

—Relájese capitán, no es tan malo estar rodeado de mujeres —Dijo ella, mirando a las personas bailar.

—No es lo mío —negó él—. Ahora la única chica que quiero que esté a mi alrededor eres tú.

Steve tenía la idea de estar con ella sólo por el entrenamiento, pero cuando salieron las palabras, la idea de algo más se asomó y lo ruborizó.

Ángela sonrió y lo miró.

—Quiero decir, por el entrenamiento —aclaró su garganta nervioso, evitando la mirada de ella.

—Ah, si, claro —contestó ella de forma sarcástica, debido a que notó el nerviosismo de él.

Steve iba a decir algo más pero decidió dejar tal cual la conversación, entonces quedaron en silencio, escuchando la música de la fiesta y murmullos de las personas.

—¿Qué fue eso allá afuera? Me refiero a Tony presentándote a la prensa —Habló el capitán con cautela.

—Oh, eso. Pues, no lo sé. Él sólo me presentó y lo más seguro es que mi padre me llame mañana furioso —contestó ella mirando las puntillas de su cabello.

—¿Por qué? —La miró extrañado—. Yo me refería a «Antonieta» —sonrió él.

Ella relajó el rostro y miró sus pies. Al verla, Steve borró su sonrisa.

—Porque nunca quiso que se supiera sobre mí. Jamás me registró, ni tengo papeles legales. Nunca me quiso involucrar en su vida pública —Dijo ella con tristeza—. Cuando era pequeña no me importaba, pero cuando me di cuenta de eso... Comenzó a doler. Duele que tus padres no te amen lo suficiente como para que te escondan del mundo, como si no estuviesen orgullosos de ti.

Ángela aclaró su garganta, suspiró y miró a otra parte.

—Eso es ridículo. Ellos seguro te aman y se enorgullecen de ti, sólo te protegen —Steve se había acercado a ella, mirándola a los ojos con seguridad.

Ella le sostuvo la mirada.

—O quizás fui producto de un condón roto o una pastilla olvidada —Ella quiso bromear, aligerar el ambiente que se comenzaba a ponerse serio.

Rogers se sonrió cuando la vio a ella sonreír.

—Aunque fueras producto de algo así, estoy seguro de que están orgullosos de ti.

—Sí —asintió sonriente, ya no quería hablar del tema—. Y lo siento, no quería ponerme sentimental.

Él negó sonriente, pero no se alejó de ella. En cambio, tuvieron contacto visual en el que ambos apreciaron la belleza del otro. Ángela, poco a poco de fue acercando a él con la cabeza inclinada. Él, también comenzaba a acercarse para consolidar un beso.

—¡Lady Ángela! ¿Me concedería un baile? —Thor interrumpió, obligandolos a separarse, sorprendidos.

Ella lo miró confundida, pero se dio cuenta que el dios del trueno quería hablar sobre algo, ya que le hizo señas sutiles. Sonrió y aceptó, dándole una última mirada al capitán.

Caminaron al centro de la pista, ella subió sus manos a los hombros de él, nerviosa. Thor posó sus manos en la cadera de ella, respetuoso. El DJ había puesto una melodía tranquila.

—Con que tú y el capitán —Habló él, con una sonrisa en tanto estuvieron en posición y sus pies comenzaron a seguir la melodía.

—Ah —exhaló ella— Bueno fuera. No, sólo estábamos platicando.

—¿Platicando? —rió él— Desde la taberna parecía que iban a darse un beso.

Ángela sonrió por los nervios, sabía muy bien que eso era exactamente lo que iba a suceder. Recargó la cabeza en el pecho de él, debido al color carmesí que ella sabía, ya estaba en sus mejillas.

—No te avergüences lady Ángela. Conozco al capitán, pienso que le haría bien la compañía de una dama.

—¿Y entonces por qué interrumpiste cuando todo iba progresando de maravilla? —preguntó ella, levantando su cabeza para mirarlo a los ojos.

—Por que se estaban tardando mucho. Después se haría incómodo, creeme, te acabo de salvar —Contestó el Dios con orgullo.

Ella se sonrió.

—Gracias súper héroe, pero no estaba en problemas. Mejor ve a salvar tu relación con Jane Foster, porque esconderte de ella no funcionará por mucho tiempo. Ya sabes, ella se enterará de que estas aquí y se enojará porque no la haz ido a visitar —Habló ella, serena.

Él rió.

—Claro, ves el pasado de las personas —dijo Thor, sonriendo—. No me sorprende que lo hayas visto en éstos días.

—De hecho lo soñé y no tenía ni idea de que fuese real, pero gracias por comprobar mi teoría. Ahora se que puedo ver el pasado por medio de sueños —Sonrió ella.

Soltó una pequeña carcajada.

—Lamento decirte que no puedo ver a Jane ahora. Así que me toca ser tu héroe.

—¿Por qué no puedes verla? —preguntó curiosa.

Thor no habría sabido qué responder, debido a que no quería revelar la razón pero por suerte llegaron a interrumpirlos.

—¡An...tonieta! —Gritó Stark llegando a ellos, iba a gritar “Ángela” pero recordó el episodio previo— ¿Bailas conmigo? Thor, tu ve a seguir emborrachando a los demás invitados.

Ángela rió y asintió. Thor inmediatamente aceptó, haciendo una pequeña broma y luego se alejó.

Ella adoptó su antigua postura como con Thor. Tony puso sus manos en la cadera de la chica.

—¿Ya tienes la mayoría de edad? —Preguntó de golpe, sin previo aviso.

Ángela se sorprendió pero una sonrisa burlona se dibujó en su rostro.

—¿Sigue con el trauma de la edad? —Preguntó ella.

—No es eso, sino que si vas a salir con Rogers mínimo tendrías que tener los veintiuno —comentó él sin mirarla.

—¿Salir con Steve? ¿Por qué lo dices?

—¡Oh! discúlpame, no sabía que sólo querías divertirte. No lo ilusiones, ¿quieres?

—¿Qué? No, no es eso —rió ella—. Me refiero a que si él te ha comentado algo —dijo Ángela queriendo saber más.

—Bueno, no en concreto pero algo así.

—¡Dime! —gritó, pero luego aclaró la garganta— Digo... Cuentame sobre eso.

—Primero dime qué edad tienes y luego te cuento el chisme completo.

—Prefiero quedarme así, gracias —Ángela fingió la sonrisa.

—Sólo recuerda que el viejo tiene noventa y tantos. Ten cuidado, no quiero lágrimas de cocodrilo —paró de bailar y la miró.

—Lo tendré en mente, señor Stark —Asintió ella—. Gracias por preocuparse.

—Tu padre me lo agradecerá algún día —dijo él— o eso espero. Como sea, ¿sabes que puedes confiar en mi, cierto? Ve a visitarme y a tener una charla... Ya sabes, padrino-ahijada.

—Gracias —rió ella y miró pasar a Pepper—. Oye, ¿qué pasó con la señorita Potts?

—Estamos mejor, ¿por qué preguntas?

—Allá va una muy solitaria Pepper Potts... y muy linda —señaló a donde iba.

—Ya no estará sola. ¡Nos vemos, Antonia! O era, ¿Antonieta? No importa —Hizo un ademán—. Por cierto, actúas muy bien, Bloom. ¿Tomaste un curso?—-se burló—. Esa interpretación de que no quieres salir con Steve fue muy buena.

—Me sale natural, gracias —contraatacó ella sonriendo y con tono divertido.

—Como digas, niña —finalizó mirando un punto fijo, Ángela siguió su mirada para encontrarse con Pepper. Tony caminó a donde su ex-secretaria muy contento.

Al dejarla sola en medio de la pista, inmediatamente estuvo en un dilema: ir a beber —probar por primera vez el alcohol— o ir a buscar a Steve. Tomó una decisión cuando, al buscar con la mirada al capitán, no lo encontró. Así que de dirigió al bar mientras en su cabeza planeaba qué pedir.

Pero alguien la tomó del brazo atrayendola a una parte de la habitación un poco escondida de todos. Al ver quién era, Ángela casi suelta un chillido.

—Kenneth, ¿qué haces aquí? —preguntó con asombro.

—También me alegra verte —comenzó él, bromista—. Es una fiesta de S.H.I.E.L.D. donde todos sus miembros tienen derecho a asistir y sus acompañantes —Explicó él con un tono dulce pero a la vez como si fuera lo más obvio del mundo.

—¿Eh? —Ángela estaba confundida.

—Sí, todos aquí presentes son miembros de S.H.I.E.L.D. Por allá está Maria Hill, mano derecha de Nick Fury, él se encuentra en el bar junto a Thor; allá Phill Coulson y Grant Ward —señaló una parte apartada de la fiesta.

—Espera, ¿Phill Coulson? ¿Qué no fue él una de las víctimas que murió en el incidente de Nueva York? —Preguntó pensativa. Estaba segura de haber oído de él en las noticias.

—Sí, murió pero revivió. Es una larga historia luego te la cuento, además se supone que no todos lo saben así que, discreción preciosa.

—No Kenneth, no habrá un “luego” ya no quiero nada que ver contigo. Perdiste hasta la amistad conmigo —Habló ella firme.

Se acercó a ella rápidamente, poniéndola contra la pared y él recargando una mano en ésta, con la otra no dejándola salir.

—¿Qué hacías con el Capitán? —Preguntó él con voz grabe y de sospecha.

—¿Con Steve? —preguntó ella nerviosa— Nada... Sólo charlabamos.

Él sonrió.

—Que alegría. Porque recuerda que eres mía y sólo mía —Estaba muy cerca de ella, el calor de su aliento rozaba sutilmente la mejilla de Ángela, él subió su otra mano a tocarle la mejilla con el dedo índice, miraba sus facciones con detenimiento, hasta que se acercó a besarle el cuello.

—¡Basta, Kenneth! —Gritó ella al sentir sus húmedos y suaves labios. Lo aventó con todas sus fuerzas, salió corriendo pero él fue más rápido, la tomó por el brazo haciéndola volver de golpe, fue cuando aprovechó Kenneth para tomarla del otro brazo.

Ángela lo miró aterrada, Kenneth sonrió de forma siniestra y la aventó contra la pared haciendo que ella se golpeara la cabeza, lo cual le causó un gran dolor que le impidió a primera instancia levantarse.

Kenneth se acercó peligrosamente y de un costado de su pantalón sacó una daga.

—Jamás. Tu eres mía —Ángela lo miró y negó con la cabeza—. ¿No, Ángela? ¿No eres mía? Si no eres mía entonces no lo serás de nadie —su mano tomó vuelo que iba directo al estómago de Ángela. Así que ella sólo cerro los ojos esperando sentir dolor en alguna parte de su cuerpo. Pero lo único que captó fue que alguien cayó al piso.

Ángela abrió los ojos, miró a Kenneth en el suelo con un ojo morado y Steve mirándolo con sumo enojo. El capitán lo levantó tomándolo por la camisa ignorando por completo a Ángela quien salió huyendo de ahí cuanto antes, refugiándose en el baño de damas. Al llegar ahí se encerró en el último baño rompiendo en llanto pensando en lo malo que había sido Kenneth. “¿Cómo fue posible que Kenneth me quisiera hacer daño?” “No esperaba de él ser atacada” “¿Por qué?” —Pensaba—. Estaba muy afligida, no podía parar de llorar.

Mientras tanto, Steve estaba muy enojado. Sacó al agente Wilson a la terraza sin que nadie se diera cuenta. Lo lanzó como él había lanzado a Ángela pero con mucha más fuerza. Al momento de impactar Kenneth, tronó cada vértebra de su espina dorsal haciendo que se levantara débilmente y con dificultad.

—¡Ja! Llegó su súper héroe. El capitán Steve Rogers —escupió las palabras.

—¿Qué pretendes, Wilson? ¿Por qué le querías hacer daño?

—¿Por qué querías besarla? —Contraatacó.

Steve endureció la mandíbula. No era tiempo de ponerse nervioso con esos comentarios.

—Te hice una pregunta, contestala.

Kenneth comenzó a reír. Él no significaba nadie, nadie más que su contrincante en el amor.

—¿Te gusta?

—¿Qué? —contestó el capitán sin ver al caso la pregunta.

—¿Te gusta? Ángela. ¿Te agrada para algo más que tu pupila?

—Wilson, esto no es un juego.

—¿Qué pasaría si te digo que ella es...?

—¿Qué está pasando aquí, capitán? —La voz de Nick Fury se hizo presente interrumpiendo al agente.

—Wilson se salió de control. Intentó dañar a Ángela.

Fury le lanzó una mirada fría a Kenneth.

—Agente Wilson, tendremos que hablar muy seriamente —Comentó caminado a él con esposas y colocándoselas al joven agente.

Steve miró como se lo llevaban. Tenía planeado golpearlo por tocarle tan sólo un cabello con vehemencia a Ángela. Pero entonces la recordó y se dispuso ir en su búsqueda.

Llegó al lugar pero no estaba, el lugar más cercano era la sala V.I.P y los sanitarios. Dado a que no se encontraba en la sala exclusiva, decidió ir a tocar al baño de damas.

—Ángela, soy yo Steve —dijo él con voz alta y firme.

Bloom salió disparada hacia él. Lo abrazó con todas sus fuerzas. Las lágrimas traspasaban la ropa del capitán pero a ella no le importaba quedar como una llorona. Estaba triste, decepcionada y muy asustada.

De pronto, sintió las manos de Steve en sus hombros que la separaron con fuerza de él quedando cara a cara. Él se veía tenso, enojado.

—¿Pero qué estabas pensado? ¿Cómo permitirse si quiera que te tocara? —preguntó él duramente.

—Oh, si. Estoy bien, gracias por preguntar —Contestó dolida por su actitud.

—¡No! No estás bien, pudo haberte lastimado. Si yo no hubiera llegado, no hubieras estado un día en el hospital sino dos semanas —contestó tranquilo pero con tono rudo.

—Kenneth es más fuerte que yo, no tenía oportunidad —repuso, débilmente.

—Yo soy más fuerte que Wilson y sin embargo el primer día que nos conocimos prácticamente me diste una paliza.

—Pero ahí sabía que me atacarías, aquí... Kenneth, jamás pensaría que él me haría daño.

—Debes estar preparada para luchar con cualquiera en esta habitación y ganarles o mínimo darles batalla. ¡No puedes quedarte ahí esperando a que te lancen un golpe! —la regañó.

Ángela se quedó en silencio, escuchando el sermón mientras se limpiaba las lágrimas y el maquillaje corrido. Después inhaló.

—Lo siento, capitán. No supe qué hacer.

Exhaló y se dio media vuelta para ir por un trago.

Steve la miró y decidió seguirla tomando su distancia. Al llegar a la cantina, ella pidió un tequila con mucha seguridad pero todo se complicó cuando el bartman le pidió específicamente cómo quería su bebida. Ella no supo que responder.

—Una cuba de tequila para la señorita —Anunció Steve, el cantinero asintió y se retiró—. ¿Así piensas arreglar tus problemas?

—Mis padres lo hacen así, ¿por qué yo no? —contestó ella sin verlo.

—Es un hábito dañino. No deberías seguir su ejemplo.

—Sólo quiero relajarme.

—Hay otras formas de hacerlo —contestó él.

—No se me ocurre alguna justo ahora.

—A mí sí —se levantó—. ¿Quieres bailar? —le extendió la mano.

Ella se sorprendió. Steve había cambiado muy radicalmente pero seguía sentida con él. La había regañado cuando ella se sentía vulnerable. Pero vamos, ¿quién le rechazaría un baile al capitán América?

Ella tomó su mano, sin si quiera sonreír. Adoptó la forma de baile y evitó contacto con él.

—Gracias por aceptar. Así te mantendré ocupada para que no te embriaguez —Comentó él cerca de su oído.

Ella sonrió sin querer, no quería mostrar esos signos. Pero era inevitable si él lo decía.

—La tarde es joven —dijo ella.

—Entonces bailáremos toda la tarde para que no toques esa cuba.

Ella rió. Pero la borró de inmediato, aclaró su garganta e intentó cambiar de tema.

—Baila muy bien, es una pena que mis pasos lo entorpezcan —comentó ella pese a que llevaban un excelente ritmo.

—Gracias, aunque su ritmo contrasta muy bien con el mío —sonrió—. La verdad es que tomé unas clases con Pepper.

—¿Con la señorita Potts? ¿Y Tony no trató de golpearte o armar una especie de guerra civil? —preguntó sorprendida.

—Fue un gran mal entendido. Tony terminó apuntándome con medio arsenal de armas de la torre.

Ella rió, debió haber sido graciosa la cara de Stark.

—Discúlpame. Por mi actitud hace un momento. No fue la adecuada —habló él deteniéndose a mirarla serio y sereno.

Ángela asintió.

—Discúlpame tú a mí, mi actitud tampoco fue la mejor —Miró al suelo un momento y luego le sostuvo la mirada.

—Tendremos que pasar más tiempo entrenado. Y te enseñaré a darle batalla a cada uno de los vengadores

Ella lo miró, se veía tan guapo. A sus ojos, Steve Rogers cada día era más y más perfecto.

Ella lo tomó del cuello lentamente. Miró sus ojos y luego sus labios. El capitán hizo lo mismo, mientras colocaba sus manos en la cintura de la chica.

Ángela estaba dispuesta a besarlo, inclusive ya sentía el aliento y su respiración. Mordió sus labios, antes de poder besarlo por primera vez.

Ella sintió sus suaves labios juntarse con los suyos. Eran cálidos y había justo la cantidad necesaria de saliva que hacia un beso tan deseable de repetir una y otra vez.

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Soy mujer de palabra.
Le prometí a una hermosa niña publicar casi diario so... Aquí está en otro cap jajaja (y trataré de subir diario).

(No hay material extra porque el capítulo está muuuuuy largo y pues... Wattpad me bloquea pasando las 6,000 palabras so... No se puede Ggg)

¡Las amo, nos leemos mañana!💕

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