V «S.H.I.E.L.D»
Eran aproximadamente las nueve cuarenta y cinco de la noche, su casa estaba aún muy lejos. Las piernas le dolían, su respiración estaba agitada y el corazón le latía al mil. Dobló en una esquina y paró a tomar aire y descansar; miró detrás de la pared, al parecer ya nadie la seguía.
Trató de relajarse, metió sus manos en el bolsillo y se topó a su celular con los audífonos conectados.
“Primera regla: cuando huyas no corras”.
Se los puso y reanudó su camino con calma, tenía el volumen bajo para permanecer alerta, se oía sólo el pisar de sus suelas con el pavimento hasta que a la mitad sintió como un auto iba tras ella con poca velocidad, se dió cuenta que la seguía. Apresuró su paso. Dos tipos que parecían gorilas bajaron del auto y ella comenzó a correr a toda velocidad.
Uno de ellos la alcanzo tomándola por la espalda, ella tiró varios golpes pero ninguno le dió, saltó atrás de él usando su fuerza en contra y pudo tirarlo, salió corriendo de nuevo pero el otro fue más rápido, ya venía pisándole los talones. Lo primero que hizo fue darle una patada en la entrepierna con toda la fuerza que tenía.
Cuando quiso huir, un tipo con un parche la tomó por sorpresa esposándola, su primer pensamiento instintivo fue usar sus piernas para derribarlo pero el primer hombre-gorila con el que se enfrentó fue más rápido y le puso otras esposas en los tobillos. Ayudo a meterla en una camioneta negra junto con su amigo que al parecer estaba inconsciente por el golpe que le dio en la entrepierna.
Ella murmuraba cosas como “¡Suéltenme!” “¡Déjenme ir!” y “Auch!” mientras la metían en la camioneta.
—No les servirá de nada secuestrarme, soy una adolescente común y corriente. No tengo dinero, ahora par de tontos ¡Suéltenme!— Gritoneó, una vez que el auto estaba en movimiento.
—No somos secuestradores, trabajamos para la justicia, además sabemos que no eres normal— Dijo parche-man con calma.
—¿Son policías?, si es así, ¿Por qué me tienen esposada? ¡Yo no hice nada malo! —Estaba alterada, muy asustada.
—¿Nada malo? ¿Y que me dices de la explosión que tu misma causaste en la biblioteca? ¿Te crees muy inofensiva? ¡No eres la única a quien tenemos que vigilar para que no destruya la ciudad! Ya tenemos suficientes problemas —Exclamó irritado, el hombre al volante.
—¿Qué? ¿Qué yo causé la explosión? ¡Por favor! Ustedes son los que llegaron de la nada y me atraparon. No tengo nada que ver, ¡Suéltenme!
Ángela forcejeo tanto como los dos enormes sujetos lo permitieron, ocupaban tanto espacio que apenas y se podía mover.
—¿Y qué hay de eso que me vigilan? ¡Te escuche! No pueden hacer eso, es ilegal. Exijo mi derecho a la privacidad como individuo.
—Demasiadas palabras, tápale la boca —Ordenó parche-man.
—¡¿Que?!, ¡NO!, espera no lo hag...—Justo antes de terminar la petición, le taparon la boca con un extraño aparato que no parecía ser de éste planeta.
Era un aparato que Thor les había confiado, el mismo que habían usado para Loki antes de irse de la tierra.
—No somos policías, solo te diré que trabajamos para S.H.I.E.L.D. — Anunció el gorila consiente a su lado.
Después ella dijo algo Ininteligible.
—¿Qué dijiste? —Preguntó el hombre con un solo ojo. Y el gorila le quito el extraño artefacto.
—¿S.H.I.E.L.D?, ¿La agencia que creó a los vengadores? —Preguntó pensativa, era lo que había visto en un par de visiones.
—¿Cómo sabes eso? —Pregunto el pirata viéndola por el espejo retrovisor.
—Está en Wikipedia —Aventuró Ángela, tratando de bromear con una risilla.
—Arreglaré eso —Su tono serio hizo pensar a Ángela que era un tipo amargado y que tenía que divertirse.
Por el momento, sabía cómo irritar al hombre y eso ya era una pequeña ventaja.
• • •
Recorriendo los pasillos de S.H.I.E.L.D Ángela veía todo con asombro. Pero no se dejaba fiar de las personas.
La pusieron en una sala de interrogatorio como una de esas series de televisión con drama y suspenso... Algo así como “bones”, se sentía una criminal, ¿Qué querían? ¿Sabían de sus poderes? ¿Qué le harían? Todo esto pasaba por su mente cuando entró el señor “Soy el amargado de un ojo” asustandola.
—Ángela Bloom, una niña rica de París —Comenzó, ella lo miró de mala gana—. Soy Nick Fury, director de S.H.I.E.L.D. Te traje aquí en estas circunstancias por tus habilidades especiales. Consideramos que eres muy peligrosa —Se sentó frente a ella—. Aunque no lo creas, tu causaste la explosión y aquí está un vídeo que lo prueba.
Sacó un control remoto de algún lugar de la mesa y se reprodujo un vídeo en la pantalla aún lado de ella.
El vídeo la mostraba a ella cerrando los ojos con lágrimas, en manos de ese enorme sujeto que la tomó por el cuello y de pronto un aura violeta salió de ella haciendo que todos junto a todo cayera, también que un conducto de gas y otro de electricidad estallaran causando el incendio.
Ángela miró al suelo destrozada. No podía creerlo. Ella jamás querría lastimar a alguien.
—Descuida, por suerte nadie murió y sólo hubo unos cuantos lesionados.
—¿Y ese es mi consuelo? —Ángela lo vio enojada.
—Te propongo unirte a los vengadores, serás muy útil. Y tu consuelo sería ayudar a las personas en vez de ponerlas en peligro.
Ella se recargo en la silla pensando, manteniendo la cabeza baja junto a su mirada. Era su oportunidad para ser una vengadora, pero de ninguna manera iba a permitir que la tratase como a un monstruo. Aunque, aún no sabía porqué ni cómo había hecho lo que sucedió en la biblioteca. Y eso también la hacía peligrosa, como dijo el sujeto.
Suspiró.
—Okey, primero pudieron decirme de una forma menos bélica —Comenzó tomando cada vez mas fuerza en su voz—, Segundo soy una adolescente común y corriente, solo seré un estorbo —Dijo con confianza.
Primero quería oír las razones por las cuales la querían en el equipo, no sólo por ser anormal.
—Tenemos infiltrados en el personal de tu casa y sabemos que puedes predecir el futuro, además de ser una maestra en artes marciales —Al decirlo, ella se puso rígida y muy tensa.
Si había infiltrados en su casa, era muy seguro que la vieran en alguna de sus crisis de ver el futuro. Y muy posiblemente se acaben de dar cuenta que practicó artes marciales mixtas o alguien del personal se lo mostró a S.H.I.E.L.D, así que negarlo no iba a servir de nada.
—Nos serías muy útil en las misiones secretas de máxima seguridad nacional —Nick interrumpió sus pensamientos.
—¿Qué gano yo?, es decir, ¿Cuáles son mis beneficios? —Indagó más tranquila.
—Bien, te pagaremos, te iras a vivir con los vengadores en la torre. Tendrás una garantía de aprender a controlar tus poderes, Entre otras cosas —Anunció con rapidez.
Suspiró, debía pensarlo muy bien. Pero no había tiempo, dijo lo primero que se le vino a la cabeza.
—Acepto —Se sorprendió a sí misma diciendólo. Ni si quiera le puso atención a los beneficios pobres que le daba el jefe, su deseo de pelear junto a los héroes de Nueva York era mucho más fuerte—, Pero con dos condiciones —Fury alzó una ceja—. Primero no dirás a nadie mi edad —Él frunció el ceño—, No quiero que me traten como la niñita que no puede hacer nada, cuando demuestre que soy perfectamente capaz de pertenecer a los vengadores, les diré mi edad— Explicó.
—De acuerdo y, ¿lo segundo?—Preguntó.
—Segundo, no les dirás a mis padres de esto, yo me las arreglaré para cumplir las misiones.
—Bien, cumple mis reglas y cumpliré las tuyas. Así las cosas, niña —Le quito las esposas.
Ella sonrió, se levantó y antes de salir de la habitación se giró.
—Hay otra cosa que debes de saber —La miró con interés—. No sólo veo el futuro, también controlo el tiempo.
• • •
La llevaron a su casa, Fury le informó un par de detalles antes de irse, por ejemplo: al día siguiente sería la reunión con los vengadores para anunciar su entrada, estaba nerviosa, estaba segura que no podría dormir.
Otra cosa que le tenía intrigada era saber quienes eran los infiltrados en su casa, aunque muchas cosas le hacían pensar que Kenneth tenía que ver con eso.
M A T E R I A L E X T R A
Fury regresó a su oficina y miró el monitor del computador fríamente, se escuchó la puerta, entró Kenneth.
—Es más fuerte de lo que creí —Dijo Fury sin mover su mirada—. Tendremos que llamar a Thor.
—¿Cómo hará eso? —Preguntó el chico.
—Tengo mis medios.
—¿Y cree que volverá así como así?
—Le interesará mucho el “mito” que encontré sobre una chica parecida a D'fiore de sus mismos Dioses nórdicos. Quizá él nos pueda guiar en la situación de la chica —Explicó Nick, dándole un antiguo libro verde a Kenneth donde se mostraba una silueta de una joven de cabello largo, las manos extendidas sosteniendo una brillante luz violeta y en la inscripción decía “La leyenda de Adara, la diosa nórdica del tiempo”.
—No estará pensando que ella...
—No lo pienso, Wilson. Desde el insistente en Nueva York, todo es posible ahora.
—¿Qué procederá mañana, entonces? —preguntó cerrando el libro y prestando atención, preocupado.
—Lo mismo que teníamos planeado. Presentarla a los vengadores e incluirla como una.
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