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Capítulo 40

Maddox

Miro mi teléfono con los ojos entrecerrados, hace días no sé de mis padres, de hecho, desde que se fueron de mi casa y de eso hace casi un mes, para mi sorpresa papa está llamándome, contesto frotándome la cara.

—¿Si?

Maddox —ignoro el tono extraño de su voz.

—¿Cómo está todo, que hay de mamá?

Te dijo que si no cambiaba nada no volvería, Yanet es terca, trato de convencerla, pero…

—Lo sé —suspiro.

¿La última vez que te quedaste dejaste entrar a alguien?

Me erizo al escuchar la pregunta, sí, Raphael entró a casa, pero él no tendría manera de saberlo.

—¿Por qué me preguntas eso? —pregunto de forma nerviosa.

—Maddox, desapareció algo y necesito saber si te acercaste a mi caja fuerte.

La caja fuerte de la oficina, ni siquiera tengo una mínima idea de lo que tiene dentro, nunca me acerqué a eso de pequeño, mucho menos de adulto, por supuesto que Raphael tampoco, estuvo durmiendo todo el tiempo junto a mí, tampoco fue él.

—No, tampoco llevé a nadie. ¿Qué se te perdió?

Es importante, un anillo, creo recordar que la amiga de Abby estaba con ustedes

—Ella no se acercó a tu despacho —mi padre suspira del otro lado.

¿Estás seguro?

—Sí.

Maddox, ese anillo tiene que aparecer —trago con nerviosismo, hacía años no escuchaba esa voz en mi padre, es una maldita orden.

—No tengo nada que ver con eso, quizás lo cambiaste de lugar y no lo recuerdas.

¿Crees que estoy loco?

—No quise decir eso, iré a casa y podemos hablar.

Hablamos luego.

Cuelga.

—¿Todo bien? —levanto la cabeza mirando a Thomas.

Podría decirse que estamos saliendo, llevamos en esto casi quince días, pero sólo porque Raphael ha decidido no intervenir, eso demuestra lo mucho que le importo.

Está bien, Thomas me conviene mucho más.

—Bien, no te preocupes —Thomas se sienta a mi lado y deja un beso en mi mejilla.

—Ve a darte un baño, tenemos formación y se verá mal que el Teniente Coronel llegue tarde.

—Mmm… podría culparlo, Capitán —sonríe de medio lado y me besa.

—¿Sí, por?

—Por mantenerme la noche despierto —muerde mi labio inferior.

—Podría follarte de nuevo si no te levantas.

—Adelántate —suspiro notando que todo está mal, si antes ya tenía un lugar reservado en el infierno, ahora mismo debo tenerlo en el purgatorio.

Joder, estoy enamorado de Raphael y estoy aquí con otra persona, lo cual no sólo es malo para Thomas, esto está jodiéndome por completo, espero que esta obsesión enfermiza por Raphael desaparezca en cualquier momento.

El problema es que sigo igual o peor.

—No te sientas mal por esto, sé que estás enamorado de él, Maddox —Thomas deja otro beso en mis labios—. Sé que no tengo oportunidad contra él, tengo las cosas claras.

—Eso no hace que esté bien.

—Cuando quiera recuperarte, o quieras volver a él, daré un paso atrás —le acaricio la mejilla.

—Aunque estoy mejor aquí que con él, debes saber eso.

—Lo sé, pero ya estás arruinado, lo que sientes por él no sólo es físico y lo sabes.

—Estoy obsesionado con él —admito, Thomas se encoje de hombros, es una verdad innegable.

—De la misma forma en que él lo está contigo, lo sé.

—Voy a darme ese baño.

—Está bien, te veo abajo.

Me meto bajo la ducha al quedarme completamente solo, desde que estoy en las garras de Raphael sólo tomo decisiones incorrectas, meterme con él, matar al Coronel, conducir el Maserati, Diago, Thomas.

Joder, soy un puto desastre.

Me pongo el uniforme y abro la puerta, Raphael está delante de mí como si fuese una maldita aparición, me estremezco, quince días, veinte, un maldito mes no es suficiente para hacerme olvidar como se siente estar entre sus brazos.

Comprobado, soy estúpido, más bien, un puto masoquista.

—¿Coronel?

—Maddox, ya me cansé de tus tonterías, sí, me follé a esa mujer y también dejé que te revolcaras con Thomas. ¿Te sientes mejor ahora que te la has desquitado?

Aprieto la mandíbula, sólo con sus palabras este hombre hace que me sienta en el infierno, como si estuviese entre sus manos desde el principio, como si cada cosa pasara sólo porque él lo permite.

—Si no es de trabajo lo mejor es ignorarnos —se apoya en el marco de la puerta y sonríe de medio lado.

—Qué lindo, te lo follas, dejas que te lo haga, pero nunca se sentirá como yo, porque me amas.

Me peino hacia atrás, aún se ve como si no le importara, sigo esperando cosas de él a estas alturas, soy tan imbécil que no sé qué hacer conmigo mismo.

—No sé cómo lidiar contigo, Raphael, por eso estamos en esta situación.

—Lidiar conmigo es fácil, no intentes ponerme reglas y sólo dame sexo, soy bastante básico —resoplo con una sonrisa.

—No puedo estar a tu lado con esas condiciones, necesito más y ya me di cuenta de que no lo tendré.

Raphael me agarra de los hombros y zarandea.

—¿Más, qué más quieres de mi?

—Todo, lo quiero todo —chasquea la lengua y se ríe a carcajadas, sí, maldición, ambos perdimos la cabeza ya.

—No puedes lidiar conmigo, tú mismo acabas de admitirlo, querer más de mi es absurdo.

—Bien, entonces no tenemos nada de qué hablar.

—Maddox, deja de joderme, no voy a seguir permitiendo tus tonterías, harás que lo mate si sigues provocándome.

Lo empujo, sé como es, pero siempre logra sorprenderme de alguna manera.

—Raphael, escúchate por un segundo, no sabes tenerme, pero tampoco quieres que me vaya.

—¿En serio dices que no sé tenerte? —se echa a reír.

—No me refiero a nada sexual, no hablo de eso, pero eres incapaz de pensar en otra cosa.

—Deja de complicarlo todo, dijiste que me amabas, tu lugar es a mi lado —dice como si no pudiese ser más obvio.

—¿Valoras eso? Ni siquiera te importa si estoy a tu lado o no, al final siempre logras que me aleje.

—Estoy jodidamente cansado de que siempre me vayas a la contraria.

—¿Qué viniste a decirme realmente?

Raphael me mira por unos segundos, es obstinado.

—Stella comenzará una campaña para llegar a Mariscal y necesito que te encargues de su protección —levanto las cejas, no puedo creer que ayude a su madre a llegar al cargo que quiere.

—¿No es ese el cargo que quieres?

—Sí, pero no ahora.

—¿Cuándo llega? —suspiro, lo mejor es ceder de una vez y que se vaya.

—Tres días.

—Me haré cargo.

—Maddox.

—¿Qué? —Raphael me agarra del pelo, lame mi labio inferior y dejo que me bese, una vez nos separamos habla contra mis labios.

—No quiero que vuelva a tocarte un pelo, ya te desquitaste lo suficiente, no me hagas hacer estupideces. ¿Entendido?

—Sí.

—¿Sí, qué?

—Sí, Coronel —rectifico entre dientes.

Raphael sonríe de medio y lado antes de marcharse, estoy en sus manos y nunca voy a salir de ahí, miro mi teléfono que comienza a vibrar, contesto viendo que es del hospital militar.

—¿Hola?

Señor, Werner, su esposa entró en labor de parto, pero no es recomendable que lo tenga naturalmente, necesitamos su consentimiento para una cesárea —me peino hacia atrás, otro problema más.

—Háganla, iré ahora mismo y firmaré todos los documentos.

Evito ir al campo, no tengo tiempo, voy directo a la oficina de Raphael, saludo a Maricarmen y ella me dice que pase sin anunciarme siquiera.

Doy dos toques hasta escuchar su permiso, entro y me quedo de pie frente a su escritorio.

—¿Cuál es el problema, Werner?

—Coronel, las tropas están esperando, pero necesito permiso para ir al hospital, mi esposa entrará a cirugía —Raphael hace una mueca, pienso que va a decirme que no, pero sorpresivamente no es así.

—Permiso concedido, Werner, yo me haré cargo de su trabajo.

—Gracias, Señor.

Me cambio de ropa y conduzco a la clínica en el auto de Ares, no he tenido tiempo de adquirir otro auto, entro a la clínica con el corazón latiéndome a mil, sólo quiero por una vez en la vida que todo salga bien.

—Soy el esposo de Yara Werner —le digo a la chica en recepción, ella me entrega un montón de papeles.

—Tiene que firmar todo esto —la miro antes de entretenerme en la burocracia.

—¿Se sabe algo?

—No, tiene que esperar un poco.

Entrego los papeles al terminar y espero en mi silla, tengo que estar ahí dos horas completas sin saber absolutamente nada hasta que un doctor se acerca a mí, el doctor de Yara.

—¿Werner?

—Sí.

—Venga conmigo, todo salió bien, están bien por el momento —suspiro siguiéndolo por los amplios pasillos, por lo menos están bien.

—¿El bebé? —el doctor me mira de reojo.

—Bajo peso, está en la incubadora —avisa—. No voy a mentirle, estamos esperando que presente síntomas de abstinencia por la droga, pueden durar meses.

—Mierda —gruño, en serio esa maldita madre de Yara me jodió la existencia.

Nos detenemos frente a un cristal, puedo ver la incubadora y al bebé, lo primero que viene a la cabeza es que es un ser demasiado pequeño, pongo una mano en el cristal y no puedo evitar suspirar.

—¿Quiere pasar?

—No, puedo ver desde aquí —se mueve un poco, está conectado a intravenosas y monitores cardiacos, quiero llevarme a la pequeña personita a un lugar lejano donde nadie pueda tocarla—. ¿Cree que pueda viajar pronto?

—Su estado es delicado, no es recomendable.

—Bien, gracias por todo.

—A penas empezamos.

—Sí, pero por lo menos ya está aquí.

—Vaya tranquilo, nos encargaremos de todo.

Me retiro de la instalación, un problema menos, ahora necesito saber cómo lidiar con Yara y resolver el problema de mi padre, luego me concentraré en la protección de la General.

Conduzco a casa de mis padres, abro con mis llaves, Yanet me fulmina con la mirada a penas me ve, su odio es terrible, nunca pensé que conseguiría esa mirada de mi madre.

—¿Ya cambiaste de idea?

—No, vine por papá —hace una mueca y mira al pasillo.

—En el despacho.

Camino hacia la oficina y entro sin tocar, Lion Werner está sentado en su silla con un rostro bastante preocupado.

—Papá.

—Siéntate —le hago caso tomando asiento frente a él.

—Explícame que fue lo que perdiste.

—Ya te dije que fue un anillo.

—Pero no fue un anillo cualquiera, no estarías haciendo escándalo por eso.

—Lo único que puedo decirte es que si cae en las manos equivocadas estamos jodidos.

Sólo Raphael me viene a la mente, tengo que saber exactamente que es, saber que tiene en sus manos y cómo afrontar la situación.

—¿No vas a decirme?

—Sólo que es importante, demasiado.

—Eso no me dice nada —mi padre aprieta la mandíbula, pero cede.

—Es el anillo del Pahkan, la Bratva está buscándolo y si algún tonto lo agarró sólo porque es bonito tendrá problemas.

No creo que lo tenga un tonto, Raphael entró aquí no sólo para llevarme con él, lo hizo con la intención de adquirir un anillo, probablemente verificó el sistema de alarma, lo configuró a su conveniencia para sacar el maldito anillo.

O simplemente pudo sacarle copia a mi llave.

Dios, soy un tonto.

—¿Por qué tienes ese anillo, papá?

—Lo obtuve en una misión —niego.

—Inténtalo de nuevo.

—Raphael Williams lo tenía y yo me lo quedé.

—¿Por qué tenía el anillo y cómo te quedaste con él?

—No lo sé —suspiro, según recuerdo, Raphael habló de tres personas más en el lugar, pero no me dijo nombres, espero que no sea lo que estoy pensando, mi padre no puede estar envuelto en eso.

—¿Tu estuviste cuando mataron a su familia?

—¿Cómo es que sabes…?

—Respóndeme —gruño.

—Sí, estuve presente.

Me pongo de pie y camino de un lugar a otro tratando de calmarme, mi padre estuvo involucrado en el infierno de Raphael, es incluso difícil de creer. Apoyo las manos en el respaldo del asiento y lo miro.

—¿Por qué hiciste eso? Papá, mataron a un bebé de dos meses.

—¿Por qué sabes sobre esto?

Dejo salir una carcajada, porque en serio esto es hilarante, Raphael me usó para llegar al maldito anillo, para matar a una persona que le estorbaba.
¿Para qué más planea utilizarme?

—El hombre con el que sale tu hijo es el que quiere tomar venganza por ese incidente hace cinco años, probablemente estés incluido ahí.

—¿Estás saliendo con Raphael? —pregunta en shock, en realidad no estamos saliendo, pero es algo complicado de explicar, perdería demasiado tiempo en eso.

—Podría decirse eso. ¿Por qué te involucraste en eso?

Papá une sus manos y apoya en mentón.

—Yo no estaba buscando a Raphael, en mi caso nunca se trató de él, yo quería a Celene, estaba cazando a la familia Volkov, pero fui totalmente manipulado por esa perra de Stella, cuando me di cuenta de lo que pasaba ya era demasiado tarde.

—¿Qué pasó?

—Casi lo matan a golpes, Raphael no estaba bien, yo iba a quedarme con Celene, la pondría en protección a testigos si me hablaba de sus hermanos.

—¿Y cómo fue que Raphael terminó matándola?

—El maltrato físico no era suficiente para ellos, golpearon a la chica hasta el cansancio frente a él, a nosotros, fue horrible, luego le dijeron a Raphael que si no la mataba…

—Sí, ya me sé esa parte. ¿Simplemente estabas mirando todo esto?

—Tenía a un matón de Stella apuntándome a la cabeza, de General a General, confié en ella. Sólo me querían ahí porque llevaba la misión de los Volkov, querían que cargara con la culpa del cadáver de Celene.

—Joder, esto tiene que ser una maldita pesadilla.

—Ojalá, aún tengo pesadillas.

—El anillo…

—Estaban ocupados torturando a Raphael, nadie notó el anillo y lo tomé.

—¿Sólo así?

—No lo entiendes, estaba protegiendo el maldito anillo, si los Williams lo tienen en su poder, correrá mucha sangre.

—¿Cuándo desapareció específicamente? —niega.

—No lo sé, no lo revisaba con regularidad.

—No importa, supongo que ya lo tiene su dueño.

—¿Te refieres a Dima?

Detalles, estos eran los detalles que Raphael evitaba decirme, demasiado importantes, como que mi padre estuvo ahí, que era el maldito dueño del anillo Volkov, si hubiese sido honesto desde el principio quizá las cosas no estuviesen así.

—No, Raphael, no me esperaba esto, de verdad estuve involucrado en esto desde el principio, Raphael es el maldito Pahkan de la mafia rusa. ¿Cómo terminó ahí?

—Supongo que por Celene.

—Tengo que irme.

—Maddox, no sigas involucrado con Raphael, saldrá mal.

—Es hora de que me haga cargo de la situación —sentencio agarrando el picaporte de la puerta.

—¿Qué harás?

—No haré nada aún, sólo esperaré mi momento.

Todo irá al lugar que debe, pronto, sólo hay que esperar.

Ya estoy metido en esto, embarrarme un poco más no hará la diferencia, lo que más me jode es que caí como un puto imbécil en su trampa.

Te amo.

Claro, sólo con esa basura logró manipularme como quiso, pero ya no le creo ninguna de sus palabras.

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