Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35

Raphael 

He tenido más trabajo los últimos días que en todo un maldito año, Harrell tenía un desorden descomunal, apenas he podido separarme del escritorio y para colmo tengo a Maddox paranoico por alguna razón.

Estoy seguro de que esa razón es Thomas, joder, como me molesta ese idiota.

Aprieto la mandíbula, por si fuera poco también tengo que identificar al maldito sapo del Comando si quiero utilizarlo, o deshacerme de él, lo que me convenga primero.

Desearía que fuese Naomi, esa mujer me tiene harto con sus insinuaciones, incluso su maldita familia comenzó el acoso.

¿Cómo tengo que decirle que no repito polvos? Ni siquiera fue la gran cosa, sólo la cogí para provocar a Maddox.

Joder, que no voy a volver a follar con ella, puede venir y tirarse en mi sofá completamente desnuda que no va a importarme un comino.

Agarro el teléfono a penas suena.

Coronel, el Teniente Coronel quiere hablar con usted.

—Que pase —cuelgo.

Maddox entra a mi nueva oficina con una carpeta en la mano, se ve comestible, no entiendo como no me canso, por lo general no repito polvos, pero es que este hombre es una maldita perdición.

—Buenos días, Señor.

—Definitivamente ya me los diste y no precisamente ahora, recuerdo que…

—Detente —Maddox me interrumpe antes de que diga específicamente como me dio los buenos días.

—¿Qué pasa?

—Necesito aprobación para un operativo.

Arqueo una ceja, ahora que es Teniente Coronel tiene más libertad, pero de todas formas tengo que enterarme de cada maldita cosa y no tenía idea de esto.

—¿Un operativo del que no estoy informado?

—Estoy informándolo ahora, aquí están los documentos con toda la información.

Agarro la carpeta y comienzo a leer, hay detalles, información que no debería tener, capturar a Fabio es un duro golpe para el Clan Salvatore y si no tenemos cuidado saldremos perjudicados. 

—¿Fabio Salvatore?

—Sí.

—¿Quién te dio esta información? —pregunto cerrando la carpeta, Maddox me mira, sólo con verlo sé que no cederá.

—No puedo darle esa información.

—No jodas conmigo, Maddox —me pongo de pie y lo agarro del pelo, no me gusta que jueguen conmigo—. ¿Quién te dio la información?

—Ya te dije que no puedo revelar mis fuentes, va contra las reglas.

—Estás jugando con fuego.

Me agarra la muñeca y hace que lo suelte, sus ojos son acusadores esta vez.

—¿Algún motivo por el que no quieras al Clan Salvatore tras las rejas? — me echo a reír, evidentemente alguien estuvo haciendo sus tareas y llegó a una parte peligrosa.

—¿Lo sabes o lo preguntas?

—¿Qué tengo que saber? —gruñe acercándose a mí, me apoyo en el escritorio y niego.

—No deberías meterte en esto, Maddox, no se puede confiar en ellos.

—¿Quién ha dicho algo de confianza? —chasquea la lengua, tiene una actitud lejos de la usual—. Tengo una información y haré uso de ella, son fuentes confiables, es lo único que deberías saber.

—Si no me dices no aprobaré nada.

—No te diré, tú también perderías la oportunidad de tener a otro Salvatore entre rejas y demostrarías que estás con ellos.

Lo agarro por detrás del cuello y lo acerco a mí, nuestras frentes quedan juntas, Maddox sigue mirándome con insistencia. 

—Estaba con ellos, es cierto, pero, tú. ¿Con quién estás ahora?

—Contigo —murmura contra mis labios— ¿Te queda alguna duda?

Decido creerle aunque sé lo que significa esto, Maddox está reuniéndose con gente peligrosa, a los que ni siquiera debería saludar, lo peor es que los Salvatore estén metiéndose con lo que me pertenece.

—¿Estás seguro de lo que haces?

—Seguro —le doy un beso y me separo con una mordida a su labio inferior.

Firmo los malditos papeles y los entrego.

—Entonces la aprobaré, irás con Ares y el nuevo Capitán, que no se te olvide, siempre existe la posibilidad de que sea una trampa.

—Me haré cargo en ese momento.

—No sé con quién hablaste, pero harías bien en desconfiar de cada una de sus palabras —levanta las cejas.

—¿Entonces quieres que confíe sólo en ti?

—Veo que no estás de humor, hablamos más tarde.

—Bien.

Lo veo irse y me siento en mi puesto, no sé cuál es el trato, no sé cuando se reunió con los Salvatore, tampoco entiendo porque querrían a Fabio entre rejas, es el Consigliere y antiguo Don del clan.

Una vez Maddox lo tenga obtendré mis respuestas.

Trabajo lo que queda de tarde y recibo a ambas tropas luego de una misión satisfactoria, Maddox se va directo a las duchas, subo al Maserati y conduzco personalmente a Iron Grills.

Por supuesto que no puedo dejar que las cosas se queden así.

Estaciono y entro a la prisión, enseño mi placa aunque no hace falta y digo lo que quiero, no voy a irme hasta tener mis respuestas, él único que puede tener algún tipo de poder sobre Maddox soy yo.

—Necesito hablar con el nuevo prisionero —nadie pone excusas, tener este nuevo rango es conveniente en todos los malditos aspectos posibles, si fuese Mariscal ni siquiera tendría que pararme a decir lo que quiero.

Luego de unos minutos me quitan la pistola y hacen que pase a una oficina, Fabio está esposado a la mesa metálica y me mira con una sonrisa, tomo asiento frente a él odiando cada segundo de esto.

—Teniente Coronel, Raphael Williams, cierto, ahora eres Coronel.

—¿Quién te metió aquí, Fabio? —inquiero, Fabio levanta las cejas como si fuese obvio.

—Creo recordar que fue un hijo de puta bastante enojado.

—Sí, conociste al actual Teniente Coronel, pero eso no es lo que te pregunté. ¿Quién le dijo a él donde encontrarte?

—No sé de qué estás hablando —replica, por alguna razón no me lo creo, si no fue él sólo hay una opción posible.

—¿No lo sabes?

—No.

—No nací ayer, sabes quién soy, que hago, que podría hacerte —gruño agarrándolo por el frente de su camisa, Fabio no deja que lo intimide—. No me importa el cargo que ocupes en esa mierda de mafia, aquí las reglas están a mi favor. ¿Quién le dio la información, tú mismo te metiste aquí o Diago quiso deshacerse de ti?

—Parece que ya no le haces falta a mi hijo —se ríe, lo suelto y cruzo los brazos, ya me dio una de las cosas que quería.

—Veo que tu tampoco.

—Tu hombre no sabe donde se metió. ¿O sí?

Por supuesto que no lo sabe, ya se lo advertí, Maddox está jugando con fuego y una vez todo se desate tendrá a la jodida mafia italiana tras él, Diago sólo es una alianza temporal, si es que pude considerarse alianza.

—Le tocas un jodido pelo y estás muerto —Fabio resopla.

—¿Qué podría hacer yo desde aquí?

No creo que tenga que contestar eso, de hacer, puede hacer muchas cosas, ninguna de ellas buena.

—¿Quién es tu espía?

—¿Y ahora esto, espía, te has vuelto loco?

—Sé que tienes a un infiltrado en mi Comando y mejor dime ahora su nombre, porque si pasa más tiempo ahí me aseguraré de que se arrepienta cada día de su vida de servirte.

Sonríe de medio lado, este tipo es un maldito, los ojos verdes claros tienen una chispa de emoción.

—¿Por qué crees que es cosa mía? Puede ser de Diago.

—Sé cómo piensa, esto no es cosa suya, es más bien tu estilo, atacar desde adentro.

—Pierde el tiempo descubriéndolo —se carcajea, haciendo que me ponga de malhumor—. ¿Cuántos tienes bajo tu mando, mil, dos mil, vamos a ver si puedes descubrirlo a tiempo?

—¿A tiempo para qué?

—Cuida de ese chico que está escuchando a Diago, tiene los días contados.

Me levanto y lo dejo riéndose como un maniático, le di mi advertencia a Maddox antes de que hiciera esta locura, Diago todavía es pasable, pero Fabio tiene nexos con Anghello, el Capo di tutti capi no lo dejará mucho tiempo aquí dentro.

Con Fabio fuera ambos Salvatore van a discutir por el maldito trono y las cosas no serán bonitas, Diago, ese hombre a veces hace cosas estúpidas, pudo mantener a su padre cerca y beneficiarse.

Pero no, la avaricia rompe el saco.

Lo querías todo y ahora te quedarás sin nada.

Conduzco de vuelta al Comando y voy directo a la habitación de Maddox, últimamente paso más tiempo aquí que en la mía, es mejor irse a dormir y despertar con sexo.

Maddox se levanta al instante cuando entro y se frota los ojos, me quito la chaqueta, las botas y voy hacia él, mira cada uno de mis movimientos con cautela.
Me acerco a él y colocando la mano bajo su mentón le agarro las mejillas para que me mire.

—¿Cuándo te reuniste con Diago?

—No sé de qué estás hablando —gruñe, lo empujo hacia atrás y me coloco a horcajadas sobre sus piernas.

— ¿Vas a mentirme, en serio, Maddox? Soy experto en mentiras, las detecto a kilómetros.

—¿Cuál es el jodido interés con esto? Ganaste bastantes puntos con Fabio en Iron Grills.

—No estará ahí por mucho tiempo y no te irá bien, cedí a esta estupidez porque estoy seguro de que Diago te amenazó.

—Hice lo que tenía que hacer, este es mi trabajo —intenta quitarme, le subo los brazos y lo inmovilizo debajo de mi.

—¿Aparte de amenazarte, que más te dijo?

—Ya deja la paranoia.

—¿Dónde está tu sentido común? —se echa a reír, para mi sorpresa me devuelve la pregunta.

—No lo sé. ¿Qué hiciste con él?

—¿Qué te prometió Diago? —pregunto, Maddox me fulmina con la mirada.

—¿Cuál era tu negocio con él?

—No es importante —levanta las cejas sin creérselo, Dios santo, si no cedo él tampoco lo hará y seguiremos en esta situación de mierda.

Me siento contra el respaldo de la cama, odio las conversaciones y auguro que esta será jodidamente larga, Maddox se sienta con las piernas cruzadas para mirarme.

—Arreglaría un problema a cambio de que apresara a su hermano y protegiera a Darla.

—¿Qué problema?

—Una tontería —replico, Maddox resopla.

—¿Matar a una persona te parece una tontería?

—¿Qué fue lo que te dijo? Te dije que no podías confiar en ellos.

—Tampoco en ti —gruñe de vuelta, aprieto la mandíbula, por esto digo que está paranoico—. ¿A quién tenía que matar?

—A Harrell, iba a matarlo a él.

—Eso no fue lo que me dijo, no iba a matar a Harrell.

Jodido mafioso de mierda, debería buscar trabajo en un jodido periódico y divulgar la vida de los demás, es un maldito chismoso. No importa lo que diga, Maddox no me creerá.

—Esto es una estupidez, si no quieres decirme no me digas, eso sí, si te revuelcas con la mafia no vas a salir limpio.

—¿Lo dices por experiencia?

—¿Qué más te dijo?

—Ayer obtuve una información más completa que la que tú me brindaste.

—¿Cuál es esa información?

—Que estuviste casado, y no con cualquier mujer, Celene Volkov, la hija mayor del Pahkan y fuiste tú quien la mató. ¿Es cierto?

Lo miro directamente, no tengo idea de cómo Diago está al tanto de eso, sólo estaba mi familia y los que llevó Stella, evidentemente el hijo de puta es más inteligente que Stella.

—Sí, fui yo quien la mató —admito, Maddox ni siquiera pestañea con la declaración.

—¿Vas a contarme la historia completa esta vez o tengo que ir con Diago para que termine? Sabes que eso me costará caro, así que mejor habla de una vez.

—No mentí, sólo omití información.

—Ajá.

Pongo los ojos en blanco, no veo necesario que sepa tanto, pero si quiere saber, adelante, quizás luego se arrepienta de saberlo.

—Su hermano me acusó de matar al Pahkan y tuvimos que irnos, nos escondimos hasta que ella y el bebé se enfermaron, como te dije llamé a Simon, pero pronto los tuve ahí a todos.

—¿Quiénes son todos?

—Stella, sus hermanos, Simon, Jack, Harrell que trabajaba para Stella en ese tiempo y tres más.

—¿Nueve personas para un chico de veinte años? —me encojo de hombros.

—También me lo pregunté en su momento, de todas formas me tenían acorralado, Celene y el niño estaban ahí, no podía moverme.

—¿Y decidiste acabar con su sufrimiento?

—No precisamente, la torturaron delante de mi, grabaron toda esa mierda y casi me matan a golpes.

—¿Cómo fue que tú terminaste matándola?

—Sandro, uno de los hermanos de Stella me puso una condición, si mataba a Celene no mataría al bebé, ni siquiera lo dudé, estaba dispuesto a todo para proteger mi sangre —traga con nerviosismo.

—Pero no cumplió.

—No, de todas formas lo mató.

—Mierda —gruñe peinándose hacia atrás, niego.

—¿Ya estás contento? Tienes lo que querías.

Maddox se queda callado por unos segundos, luego gatea hacia mí y sube sobre mí, le pongo las manos en la cintura, aprieto sacándole un jadeo, por fin me dirá, puedo verlo en sus ojos.

Recién me doy cuenta de que utilizó una de nuestras estrategias en mí, me cederá lo que quiero saber ahora que obtuvo lo que quería. 

—Lo conocí el día del incidente con el auto, tienes razón, me amenazó, pero en algún momento llegamos a un trato.

—¿Cuál es ese trato? —deslizo una mano debajo de su camiseta—. Diago tiene tendencia a incumplir sus promesas.

— Me daría a César.

—Te dije que yo te lo daría, no es necesario que…

—Bueno, que decirte, no tuve más opciones que ceder, ofreció ese trato bajo amenaza.

—¿Desde cuándo te atrapan tan fácilmente? —gruño quitándole la camisa.

—Tenía un rehén, no pude hacer nada.

Lo beso y muerdo su labio inferior hasta hacer una herida, Maddox gime.

—Tenías que dejar que matara al maldito rehén y alejarte de ellos.

—Sabes que no puedo hacer eso.

—Espero que sepas lo que haces, con las mafias no se juega, Maddox.

—Hago lo mismo que tu —replica besándome de vuelta, acaricio su erección por encima del pantalón de piyama— ¿No querías que tuviese un poco de malicia? Bueno, ya estoy metido en esto.

—Eres un blanco andante.

—Que vengan por mí —gruñe quitándome la camisa, lo sujeto del pelo y muerdo desde su cuello hasta terminar en su boca.

—Que se atrevan, no puedes morirte sin mi consentimiento.

—No está en mis planes.

—Diago querrá utilizarte para llegar a mí, no dejes que lo haga.

—Sé manejarme.

Pongo dos dedos en su boca, Maddox no demora mucho para humedecerlos, bajo el elástico del piyama y deslizo un dedo en su interior, su jadeo hace que mi pantalón apriete.

—Parece que escogí bien a mi compañero.

—¿Ya no estás enojado?

—Lo estoy, no debiste meterte en este enredo —lo deslizo más profundo y raspo justamente donde le gusta, Maddox se contrae.

—¿Qué tan enojado?

—Mucho.

—Demuéstramelo.

Saco los dedos y con un movimiento defensivo lo dejo contra el colchón, le quito el pantalón y dejo completamente a mi merced, es la mayor obra de arte que he visto.

Imposible resistirse a ti.

Tan increíble como problemático, esto nos traerá más problemas de los que ya tenemos, pronto tendremos a la mafia italiana tratando de jodernos, eso ligado al maldito César, no son buenas noticias.

Esto debía ser suave, uno a la vez.

¿Debería colocar al estúpido de Diago en la cabeza de la lista?

Quizás deba darle una lección.

Lo mío no se toca.

******

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro