Capítulo 26
Maddox
Entro al Comando frotándome las muñecas, una maldita suerte que ahora tenga que ponerme el uniforme y no se va a notar que tengo marcas, una vez pongo un pie en el edificio me siento totalmente observado, la sensación es desagradable.
Miro alrededor, los que están disimulan y miran a otra parte, subo directamente a mi habitación y me coloco el uniforme, tengo que admitir que extrañaba esto, los problemas cotidianos no son lo mío.
Estuve en cama por quince días, mi familia ayudó, pero no me gustan los reposos, para colmo tengo el problema con Yara y su madre.
Suspiro, Yara tiene dependencia y es probable que la niña nazca prematura, no han constatado malformaciones o algo parecido, pero me han informado que la niña puede nacer enferma debido a la droga.
No puedo creer que su propia madre le hiciera esto, no lo entiendo, sé que me odia, pero llegar hasta el punto de hacerle daño a su hija y nieta es enfermizo, joder, quería que su hija tuviese un aborto espontáneo.
Al final la maldita está libre y Zoe se llevó toda la culpa, debe haberle pagado un montón de dinero para que asumiera ella sola con los cargos.
Salgo y siento las miradas sobre mí otra vez, voy al campo de entrenamiento, Ares me mira como si fuese un fantasma, por poco muero, pero sabe bien que no lo hice, es extraño, las miradas siguen sobre mí.
Busco a mi hermana mientras me acerco, aleja la mirada en cuanto me ve.
—¿Maddox, qué haces aquí? —achico los ojos, Ares se ve nervioso, estoy a punto de estarlo con toda la atención sobre mí.
—Me acabo de incorporar. ¿Hay algún motivo por el que todos me miren así?
—Formación —gruñe el Coronel, nos formamos, el primero en identificarse es Raphael.
—Teniente Coronel, Raphael Williams.
—Tropa MS1 reportándose, Capitán Maddox Werner —digo, el Coronel me asiente, supongo que en algún momento van a dividirnos.
—Tropa MS2 reportándose, Capitán Ares Knight.
—Tropa MS3 reportándose, Capitán Thomas Pierson.
—Tropa MS4 presente, Capitán Simone Pietro —aprieto la mandíbula, el idiota sigue cayéndome mal.
—Tropa MS5 presente, Capitana Naomi Santos —y esta es incluso peor que el anterior, por supuesto que me llevé su mirada burlesca cuando me vio, estoy seguro de que ella es la culpable de lo que sea que pase.
—Rompan filas, rangos de Sargentos hacia arriba en el primer avión, los demás saben qué hacer.
Subimos, me quedo junto a Ares, él está nervioso nuevamente, Simone me mira con burla, la comisura de su boca está hacia arriba, Naomi también parece contenta.
Abby aún no se acerca y Thomas, él está igual que siempre, al menos una noticia buena.
—Estoy incómodo. ¿Vas a decirme que pasa? —Ares se frota la cara y vuelve a mirarme.
—Lo saben —trago, ahora sé de lo que habla, pero necesito la confirmación.
—¿Qué saben?
—Que te gustan los hombres.
—¿Sólo yo, no saben con quién he…? —niega.
—Eso no.
Suspiro, ahora todos los idiotas a los que les caigo mal tienen un motivo más para molestarme, puedo entender la burla de Simone y Naomi, esto es gracias a ellos.
No me importa, no dejaré que me afecte, me importa un comino si todo el Comando sabe que me gustan los hombres.
Mientras no sepan que ese hombre es Raphael todo bien.
Raphael, ese maldito idiota tiene tanta culpa como Naomi, él debió controlarla mejor, después de todo fue su culpa que nos viera.
—¿Cuándo ibas a decirme? — Ares suspira.
—No quería preocuparte, estaba dando tiempo a que las cosas se calmaran, no sabía que te incorporabas hoy.
Es un argumento completamente válido, Abby me mira desde su esquina, no entiendo por qué no se acerca, espero que no sea por el hecho de que me gustan los hombres.
—Bien.
—¿No tienes problema con eso? — me encojo de hombros, ya no puedo hacer nada, lo saben así que sólo tengo que hacerme cargo de la situación, pronto van a reunirnos para informarnos de la misión así que debo hacer algo.
—Bueno, definitivamente no quería salir del clóset en el Comando, pero si ya lo saben no puedo hacer nada.
—¿No crees que vayas a tener problema con tu tropa?
—Supongo que tendré que averiguarlo —le hago una señal a Ares y luego me acerco a Connor Holm, mi Teniente no parece tener problema.
—Capitán.
—Teniente, traiga a Lipton y Clark.
—¿Señor? —me cruzo de brazos mirando a mi Teniente, a Eva que se llevaba bastante bien con Annie e Irina que es la amiga de mi hermana.
—Teniente Holm, Subteniente Lipton, Irina, iré directo al grano. ¿Hay algún problema con lo que dicen de mí los rumores?
—¿Es cierto? —pregunta Irina como si nada, Eva le da un golpe en hombro.
—¡Irina!
—Lo siento.
—No escuché el rumor directamente, pero si dice que me gustan los hombres es cierto, no tengo que esconder nada, lo repetiré. ¿Hay algún problema con eso?
Connor hace una mueca.
—Con nosotros no, la tropa lo respeta, incluso la del Capitán Knight, pero las demás…
—No se preocupen por las demás, sólo necesito que sigan mis órdenes, si hay algún problema transmítanmelo.
—Sí, Señor.
Nos reunimos en el centro, el Coronel ignora el mal ambiente y a Raphael no parece importarle, no me sorprende, ese hijo de puta sólo se preocupa por sí mismo.
Lo quiero, pero gracias al cielo aún estoy lo suficientemente coherente para ver el tipo de hombre que es, no me ha dejado idealizarlo y fue lo mejor.
—MS1 y MS3 se harán cargo de la Basílica de San Marcos, el barrio y por lo tanto la plaza pueden estar comprometidos, vayan con cuidado, Fabio fue de visita, aunque no estamos seguros de que siga ahí —no estoy tan al tanto de la situación como me gustaría así que tengo que intervenir.
—Esto es un ataque de la Bratva a los Salvatore. ¿Cierto? —el Coronel asiente, todas las miradas se dirigen a mí, incluso más que antes.
—Sí, hace unos años la Bratva perdió un anillo y lo quieren de vuelta.
—¿Uno de los anillos que demuestra el rango?
Según tengo entendido en la Bratva se identifican con anillos, desde el Pahkan que es el máximo gestor hasta los Boyevik que son sus soldados, perder un anillo te despojaría de tu rango, por lo que no serías debidamente reconocido.
—Sí, no estamos seguros, pero parece que buscan el anillo del Pahkan.
—¿Del padrino, eso quiere decir que el que está ahora no lleva el anillo?
—No, se han reagrupado y el hijo más pequeño del antiguo Pahkan, Dima Volkov, reclama el control, necesita el anillo para hacerse oficial
—¿Y cree que lo tienen los Salvatore? —el Coronel asiente.
—Exacto ¿Alguna otra duda?
—No.
—Bien, se quedan en la primera parada.
—Sí, Señor.
Como tengo que irme también con la tropa de Thomas, Ares se queda con la de Simone, el Teniente Coronel estará supervisando la de Naomi, probablemente la folle si tienen tiempo de sobra.
Que se vayan al demonio, no me importa.
Bajamos en el lugar correspondiente y nos reunimos ambos Capitanes, con los Tenientes, Subtenientes y Sargentos de cada equipo, los demás esperan nuestras órdenes.
—Muy bien, MS3 se encarga de la plaza, mi tropa irá a…
—¿Por qué siempre te quedas con la mejor parte? —miro al Subteniente de Thomas, la pregunta está fuera de lugar y es una completa falta de respeto a mi rango.
—¿Qué?
—Calla —Thomas lo fulmina con la mirada y le da la orden, Andy Stiller no obedece.
—Me oíste, ni siquiera deberíamos escuchar tus órdenes, después de todo lo que escuchamos que te gusta.
—Stiller, ni siquiera eres Teniente, no tienes rango suficiente para negarte a mis órdenes y me estás faltando al respeto —escupe con furia.
—No te deberían dejar aquí, pones a este Comando por el suelo, a tu padre que es uno de los mejores…
Thomas lo agarra del cuello y planta en una pared, estamos en medio de la nada, a unos metros de la plaza, somos un objetivo andante y perdemos el tiempo.
—Ordené que te callaras, estás fuera de la misión por insubordinación.
—¿Qué?
—Deberías saber con quién te metes —gruñe, niego cuando sigue respondiendo, ahora la tropa está al tanto de la situación.
—Todos pensamos lo mismo, este maldito mari…
Thomas no lo deja terminar de hablar apretándole la garganta.
—Imagino que cambien de idea ahora, no tiene que importarnos la vida personal de nadie y menos de tu superior, tienes que respetarnos, lo sabes.
—Yo no…
—No te di permiso para hablar, vas a quedarte aquí —dice colocándole las esposas—. Van a cuidarte y cuando regresemos se encargarán de ti. ¿Entendido?
—Sí, Señor.
—Nos vamos.
—Capitán —Thomas niega.
—No me agradezcas, no lo hice por ti, sé que sabes cuidarte perfectamente, ese era mi subalterno, no puedo permitir que hagan eso, además, Annie te quería, así que…
—Gracias de todas formas.
—Está bien.
No hay enemigos en la plaza así que la tropa de Thomas entra detrás de la mía, la Basílica está decorada con esculturas, bronces y una iluminación tenue, no hay nadie a la vista todavía.
—Espero que entrar aquí armado y sin permiso no se considere pecado —digo por el intercomunicador, sólo puede oírme el otro Capitán y los Tenientes, Thomas se echa a reír, es la segunda vez que escucho eso.
—Tendrán más problemas sin destruyen este lugar —contesta.
—Lo destruiremos entre todos si hay alguien más, si no es necesario no utilicen armamento.
—Sólo si hay alguien más.
Me agacho esquivando un cuchillo que se incrusta en una de las columnas, Dios, perdónanos por esto, agarro el cuchillo y arremeto contra el intruso, según el emblema en el uniforme es un Krysha, uno de los ejecutores de la mafia roja.
Esta gente va en serio, veo por el rabillo del ojo a otro correr hacia la dirección de Thomas, pateo y por fin logro hablar.
—Pierson, hay un Krysha yendo directamente hacia ti, hazte cargo, todos atentos, probablemente hay más.
—Entendido.
El hombre vuelve a acercarse, le pateo una rodilla y lo hago caer, no es muy útil, se incorpora en cuestiones de segundos, estos no son unos tipos cualquieras, son asesinos a sueldo, los mejores y Fabio debe seguir aquí o ellos no pisarían este lugar.
El hombre corre ignorándome por completo, lo persigo, otro me ataca y le entierro el cuchillo en el hombro, un Salvatore le dispara al Krysha mientras protege a un hombre.
Fabio Salvatore.
Le disparo al italiano y sin querer protejo al Krysha quien arremete contra el antiguo líder Salvatore, para ser un viejo lo esquiva bastante bien, agarro al hombre por el cuello, Fabio aprovecha para irse y recibo un codazo en el mismo lugar de mi herida.
Gruño apretando más hasta dejarlo inconsciente, lo coloco en una de las columnas y lo esposo, de la forma en la que está no tiene oportunidad de irse, agarrar a uno de estos es una ventaja.
Corro a por Fabio, pero cuando llego lo único que logro ver son dos camionetas alejándose del lugar.
—¿Ese era Fabio? —pregunta Thomas, tiene un corte en la frente y jadea como loco.
—Sí, al menos tenemos a los Krysha ¿cierto?
—A dos, y tres Salvatore contando al que le disparaste.
—Supongo que aún no tienen el anillo, esperemos que los demás hayan tenido más suerte.
Ordeno la retirada y nos llevamos a los prisioneros con cuidado, son peligrosos, al llegar al avión tienen a varios Salvatore, pero ninguna información del anillo o algún otro sicario ruso.
Nos quedamos en el Comando Italiano ya que vinimos de apoyo, incluso los Franceses andan por aquí, miro mi habitación, es más pequeña que la acostumbrada, pero tolerable.
Me giro y doy de bruces contra alguien, Raphael cierra la puerta y me mira, una de sus manos se planta en mi cintura.
—Fierecilla.
—No me digas así, mucho menos cuando trabajamos —resopla.
—Ya terminamos, no seas paranoico.
—Sabes lo que están diciendo en el Comando. ¿Cierto? —Raphael levanta las cejas como si fuese obvio, es su Comando, él sabe incluso las pequeñeces, no me sorprende—. Por supuesto. ¿Cómo no ibas a saberlo?
—¿Me importa?
—Evidentemente no —gruño, Raphael pone los ojos en blanco.
—¿Pensabas que iba a quedarse callada?
—Tiendes a follar con todo lo que se mueve, pudiste mantenerla entretenida —Raphael niega como si fuese lo más obvio del mundo.
—No repito polvos.
—Conmigo los repites.
—No repito nada, siempre es diferente.
—¿Has perdido la cabeza? —Raphael me agarra el pelo y murmura sobre mis labios.
—No espero que lo entiendas, considéralo como que aún no me canso de ti.
Lo empujo alejándolo de mí, que se vaya a joder a otro, estoy cansado.
—¿No pudiste hacer una excepción sólo por una vez y follarla?
—No, que hable lo que le dé la gana, no voy a tirármela de nuevo.
—Que idiota —gruño.
Raphael se echa a reír.
—Esto es una sorpresa, te pones jodidamente celoso cada vez que le pongo la mano encima a otra persona o tan sólo con decírtelo y ahora quieres que vaya a follármela sin problema, creo que eres tú quien está volviéndose loco.
Es una buena afirmación, enamorarme de este hombre me ha jodido la cabeza, pero tengo razón, si se hubiese hecho cargo de todo como era debido yo no estaría en esta situación donde mis subordinados cuestionan mis órdenes.
Él tuvo la culpa de que ella nos viera.
—Ya que lo haces, podrías hacerlo a conveniencia y no me pongo celoso, puedes hacer lo que te dé la gana.
—Pues quiero joderte —gruñe.
—No hay tiempo para tus estupideces, tengo problemas que arreglar.
—¿Ahora qué?
—¿En serio te importa?
—No.
¿Cómo fue que me enamoré de este hombre?
Esto tiene que ser una maldita broma, sigo esperando cosas de él, tiene sus cosas buenas, pero termina jodiéndolo todo al final con su personalidad.
—Entonces. ¿Para qué preguntas?
—Igual que la última vez, si puedo resolverlo podremos follar sin problema.
Follar, eso es lo único que le importa, sólo quiere eso de mí, ni siquiera puedo sentirme mal porque lo sabía desde un principio.
—Claro, vete de aquí y déjame en paz.
—Ya te enojaste, es en vano, contigo todo es difícil.
—¿Y por qué sigues aquí todavía, es eso lo que te gusta?
—¿No quieres que siga detrás de ti? —gruñe de pronto, está enojado, no me importa—. Haberlo dicho antes, no necesito que estés negándote todo el maldito tiempo, me das dolor de cabeza.
Raphael se retira, me planto en la puerta y digo la última palabra, necesito que sepa que también estoy enojado.
—Imbécil —me saca el dedo del medio mientras sigue caminando como si nada.
Thomas me mira, ni siquiera noté que estaba ahí, traga con lo que creo que es nerviosismo.
—Así que Raphael.
—No sé de qué estás hablando —murmuro.
—No me importan los chismes, pero Raphael…
—Ya sé, no es una buena persona, estoy cansado de escucharlo.
—Maddox —Thomas me acorrala contra la pared, está demasiado cerca, incluso puedo sentir su respiración contra mi nariz.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Qué crees que hago? —sus ojos verdes están oscuros, mira hacia mis labios, esto es desconcertante.
—No, le gustabas a Annie y yo…
—Y tú estás enamorado de él, ya estás completamente jodido.
—No es así.
—Cuando te haga pedazos de una vez —murmura contra mi boca—, ven conmigo, yo puedo unirlos de nuevo.
—¿Has perdido la cabeza?
—Me gustas, Annie hablaba maravillas de ti, me encanta la forma en la que proteges a todos los que quieres, tu actitud luchadora —Thomas se echa a reír suavemente— No te asustes, no es una confesión, sólo me gustas.
—Annie… —digo, suspira.
—Lo sé, era tu hermana, pero ya no está aquí hace un buen tiempo y nosotros sí.
—¿Desde cuándo te gustan los hombres?
—No me gustan los hombres, eres tú quien me gusta.
—Thomas… —Thomas se aleja y arregla su uniforme con calma, como si no hubiese pasado nada.
—Te dejaré en paz, eres bienvenido cuando quieras, como si es para hablar.
—Gracias.
Entro a mi habitación nuevamente y me apoyo en la puerta, esto es una maldita locura, mi mundo acaba de ponerse de cabeza, todos saben que me gustan los hombres, tuve una pelea ridícula con Raphael, y Thomas dijo que le gustaba.
¿Qué mierda ha pasado con mi vida?
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