Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24

Maddox

Abro los ojos y pestañeo varias veces tratando de localizar el lugar en el que estoy, la enfermería, intento levantarme, pero Abby coloca una mano en mi pecho, tiene arañazos en la cara y el labio roto.

Supongo que es del trabajo así que no pregunto.

—No te levantes, no queremos que los puntos se abran.

—¿Cuánto tiempo?

—Sólo unas horas —suspiro, espero que la maldita cicatriz no me haya jodido permanentemente.

—Dime que no es tan grande como la última vez que la vi.

Abby muerde su labio inferior, ahora quiero verla y comprobarlo por mí mismo, joder, hasta ahora no tenía más cicatrices que las que dejó Yara.

—Son veintidós centímetros, si es grande.

—Sólo traería a la vida al hijo de puta para matarlo de nuevo —gruño.

—Lo que hizo Naomi…

—No quiero hablar de eso.

Odio a esa mujer, no le hice algo tan malo como para que intentara matarme, de hecho, siempre estuve en mi maldito papel, se supone que trabajamos y si mi superior me dice que tengo que meterme en un burdel pues lo hago.

Recibí un regaño por no querer chuparle la polla a ese asqueroso, así que no debería joder tanto.

—Pelee con ella cuando la vi —admite Abby, las heridas no son del trabajo, son de Naomi, sonrío.

—Gracias, por lo menos tú puedes, dime que le jalaste las greñas.

Ares entra y se sienta a un lado, Abby sonríe con malicia. 

—Pelea como una nena, fui la ganadora indiscutible —Ares se echa a reír y le acaricia el pelo como si fuese una chica pequeña.

—Puedes apostarlo, fue alucinante ver la pelea de gatas.

—¿No las apartaste? —inquiero con enojo, Ares se encoge de hombros.

—Sólo cuando Abby comenzó a perder.

—¿No te regañó el Teniente Coronel?

—No, pero Thomas sí, me dijo horrores —murmura, hago una mueca, gracias al cielo no fue Raphael.

—Bueno, pudo ser peor, Raphael tiene unos castigos de mierda.

—Hablando de eso. ¿Crees que vas a salir ileso luego de lo de ayer? Le apuntaste con arma —miro a mi mejor amigo, ayer no me importó y para mi sorpresa tampoco hoy.

—No me interesa, que haga lo que quiera. ¿Hasta cuando tengo que estar aquí?

—Un día, te recuperarás en casa.

—Por Dios, voy a morir de aburrimiento, ayúdame a sentarme. 

—Maddox —Abby me regaña, miro a Ares, él accede y me ayuda.

Tengo puesto un piyama médico, con cuidado levanto mi camisa y miro la cicatriz justo debajo de mis costillas, hicieron un buen trabajo suturando, pero esta basura dejará una cicatriz horrible.

—Mierda, es lo peor que he visto.

—No está tan mal —fulmino a Ares con la mirada.

—Claro.

La puerta de la enfermería se abre, Raphael entra con su uniforme de entrenamiento, sus ojos verdes caen sobre mí, ni siquiera pierde el tiempo mirando a los demás.

—Capitán —se me eriza la piel, la voz gruesa y baja me hace desear cosas que no debería, cosas de las que yo mismo estoy huyendo.

—Teniente Coronel.

—Necesito hablar con el Capitán unos minutos —ni aún así los mira, Ares agarra a mi hermana y la jala con él.

—Claro, vendremos más tarde.

Raphael se asegura de que se vayan antes de caminar hacia mí, incluso su forma de caminar me da calor, corre el asiento en el que estuvo Abby y encierra mis piernas entre las suyas.

Me agarra del mentón, quiero tanto que me bese, pero se ve enojado.

—¿Qué fue esa maldita escena anoche? —levanto las cejas, me parece que lo dejé claro.

—Pensé que intentabas matarme mientras ibas a rescatar a esa maldita.

Raphael acerca su boca a la mía, tengo que apretar con fuerza la sábana para no juntar nuestras bocas de una vez.

No puedo caer de nuevo.

—Y eso que no eres celoso.

—No lo soy, no me importa, sólo que por poco me dejan vacío gracias a ti —desliza el dedo pulgar por mis labios, jadeo.

—Ya sabes que no fue mi orden.

—¿Qué, no te dio ni un poco de felicidad cuando viste que no aparecía?

—No me jodas, Maddox, sabes bien que muerto no es como te quiero, tú decidiste marcharte como un traidor.

—Porque estás desquiciado y no voy a dejar que me destruyas —me muerde el labio, agarro su hombro.

—No es a ti a quien quiero destruir.

—Pero vas a terminar afectando a todos y lo sabes.

—Sólo deja que pase —pide poniéndose de pie y besándome, su lengua recorre mi boca, sonríe al separarse—. No puedes resistirte a esto, anoche viniste directo a mí, a pesar de estar herido.

—Estaba enojado.

—No, pensaste que quería matarte, querías confirmarlo —a mi entender es lo mismo, en caso de que en serio diera la orden no hubiese dudado en matarlo. 

—Aléjate.

Me besa otra vez ignorándome por completo, correspondo deslizando los dedos por su pelo y jalándolo.

Gruñe contra mi boca, gracias al cielo no se aleja, me duele la herida, pero no lo suficiente, Raphael me levanta la camisa, la lesión queda a la vista.

—Si me preguntan diré que te ves aún más sexy con ella —acaricia alrededor, vuelvo a besarlo hasta que la puerta de la enfermería se abre otra vez.

La cara de shock no tiene precio, Naomi boquea mirándonos como si estuviese en un mundo paralelo, empujo a Raphael y lamo mis labios, acabamos de buscarnos más problemas.

—Yo no… esto… —Raphael la fulmina con la mirada.

—¿Capitana, no le enseñaron a pedir permiso antes de entrar?

—Ustedes…

—Espéreme fuera —Naomi no se mueve, Raphael arquea una ceja, su voz grave vuelve a dirigirse a ella—. ¿No entendió?

—Sí, Señor.

Ella se retira en completo shock aún, niego, esto tenía que quedar como un secreto, que ella lo sepa complicará muchas cosas.

—No debiste besarme, esto nos traerá problemas, Naomi ya es problemática de por sí —Raphael tuerce los ojos.

—Más le vale no darme más problemas, elimino lo que me molesta.

—Vete —gruño.

—¿No has reconsiderado tu decisión?

—Sigue siendo no, no volveré a dejar que me folles —replico— Se acabó, me concentraré en lo que realmente importa.

Raphael levanta las cejas.

—¿Qué es lo que realmente te importa?

—Mi familia —me besa otra vez antes de ponerse de pie.

—Llámame cuando te canses de jugar a la casita con la loca.

—No lo haré.

—No te arrepientas.

—Ya vete.

Raphael se va y paso mi día completo en la enfermería, Maricarmen se une a nosotros en la hora de almuerzo, la enfermera los dejó almorzar conmigo y tanto Ares como Abby se llevan bien con la secretaria.

Quizás Ares pueda olvidarse de Annie intentando algo con la secretaria, eso sería bueno, pero es un hombre terco cuando se trata de relaciones.

Paso la noche que me toca en la enfermería y al otro día ya estoy listo para irme a casa, ya que Ares está libre me lleva a casa y ayuda con lo que puede, lo veo registrando todos los cajones en busca de calmantes ya que me he quejado varias veces.

No es como que los calmantes ayuden mucho.

—Intenta en la antigua habitación de Zoe, le dije que recogiera los medicamentos para evitar accidentes con Yara.

Ares asiente y sube a la habitación, luego de unos minutos baja con una bolsa mediana de plástico.

—Maddox, hay medicamentos extraños y no creo que sean favorables para el embarazo.

Me pongo de pie y dejo caer el contenido de la bolsa en la mesa, hay antiinflamatorios, analgésicos, sedantes que no deberían estar en casa, jeringas y varios frascos de Ketolar.

—¿Esta porquería no es ketamina? —agarro el frasco leyendo la etiqueta, Ares asiente.

—Eso creo. ¿Yara utilizaba eso?

—No lo sé. ¿Dónde estaba la bolsa?

—Debajo de la cama de la asistente, en el rincón más alejado, probablemente lo olvidó al irse —dejo el frasco en la mesa y me siento, esto es una absoluta locura.

Zoe no tiene motivos para hacerle algo a Yara, no la conocía y al instante se llevaron bien, la contraté para que ayudara a Yara con el embarazo puesto que se sentía mal a diario y yo casi nunca estaba cerca.

Zoe era su apoyo, pero definitivamente Yara no tenía síntomas de esquizofrenia, me reconocía, hablaba conmigo con normalidad.

Traje la desgracia a mi propia casa.

—No lo entiendo, yo la contraté, no había nada malo con ella.

—¿Qué hay de la madre de Yara? —miro a Ares frente a mí, si, la única persona que podría querer hacer daño es esa bruja.

—Espera un segundo.

Saco mi teléfono y le marco a Harvis, como doctor debería saber sobre el maldito medicamente, podría iluminarme con todo este tema.

¿Maddox, todo bien?

—No lo sé, por eso llamo.

¿En qué puedo ayudarte? — suspiro peinándome hacia atrás, me siento tan tonto.

—¿La ketamina podría provocar los síntomas de Yara?

¿Ketamina?

—Sí, hay varios frascos de eso en los medicamentos que tenía su asistente, acabo de notarlo —Harvis hace un ruido, no se escucha bien.

Hay casos donde la ketamina ha sido capaz de simular estados de esquizofrenia, tendría que volver a evaluarla. ¿Sigue consumiendo la droga?

—No lo sé, no está conmigo. ¿Qué consecuencias puede traerle esto al embarazo?

Prematuridad puede ser una de ellas, no estoy muy seguro de las demás porque el medicamento no ha sido evaluado en ese aspecto con tanta rigurosidad como otros, pero hay que llevarla con urgencia a una institución médica y desintoxicarla, no sabemos los riesgos que podría correr.

—¿Podrían haberla usado para un aborto?

Bueno, la ketamina estimula las contracciones uterinas, teóricamente podría causar un aborto espontáneo, pero en realidad no tiene esas propiedades, ya te dije que no está muy investigada, todo puede ser posible.

Dios santo, Emilia no puede ser tan desgraciada, hacerle esto a su propia hija es demasiado enfermo.

—Está bien, llamaré a mi abogado y luego me comunico contigo.

Sí, mantenme al corriente de la situación.

—Gracias por tu ayuda.

Cuelgo, Ares me mira con ansiedad desde su asiento, el costado me duele, pero ni siquiera puedo hacerle caso.

—¿Y bien?

—Vamos a buscar a Yara —me levanto haciendo una mueca, Ares me ayuda.

—¿En tu estado?

—Sí, ahora que sé esto no puedo dejarla allí, joder, yo mismo contraté a esa mujer, no entiendo que está pasando.

—Ven, vamos, escríbele a ese abogado — le hago una foto a los medicamentos en la mesa y salgo, me siento en el auto con su ayuda, Ares se sienta frente al volante.

Me froto la cara al darme cuenta de que en realidad no tengo abogado.

Es de Raphael.

—Ni siquiera sé si debería, es el abogado de Raphael, quizás ya no quiera… —Ares comienza a conducir.

—Primero pregunta, además, no creo que Raphael sea tan bajo como para quitarte al abogado que te ofreció.

—Supongo que tienes razón.

Por casi una hora hablo con el abogado, envío las fotos de los medicamentos y los registros médicos de Yara, los antiguos y los actuales, Ares me mira de medio lado cuando cuelgo.

—¿Qué contestó?

—Dijo que hablaría con las autoridades y conseguiría una orden.

—Es eficiente —murmura, me echo a reír.

—Trabaja para el Teniente Coronel.

—Cierto. ¿No han…?

—¿Regresado? —termino por él, Ares asiente, ni siquiera estábamos juntos, esto sólo era un acuerdo de beneficio mutuo, pero él no tiene que saberlo—. No y Naomi nos vio ayer besándonos.

—¿No decías que no estaban juntos ya? —no me encojo de hombros porque duele un montón.

— No lo hemos hecho, sólo fue un momento de debilidad.

—Claro, pero esa mujer es peligrosa, por poco consigue que te maten.

—Eso es lo que me preocupa.

—Si hace otra cosa extraña ve directamente con el Coronel, Raphael ya no es razonable —suspiro, en eso tiene razón, cada día que pasa es peor, está perdiendo sus papeles por completo.

—Sí, pude notarlo.

—Llegamos —avisa pisando el freno, miramos alrededor, hay dos patrullas, una ambulancia y el auto del abogado de Raphael—. Y por lo que veo tu abogado también.

—Muy bien, abajo.

—Con cuidado, Maddox.

—Sí.

Bajo y camino lentamente hacia el abogado, le doy la mano y me presento personalmente.

—Gracias por venir.

—Es mi trabajo, con las fotos que me enviaste y los registros médicos de tu esposa harán una requisa en busca del medicamento, si lo encuentran serán acusadas por atentar contra su vida y el embarazo —los policías van hacia la puerta y tocan.

— Joder — gruño cuando veo la mirada fulminante de mi suegra, tiene una maldito don para localizarme entre tanta gente.

—Maddox. ¿Qué es este circo?

—Señora, tenemos un orden de registro —le dice el oficial entregándole una hoja, Emilia la agarra ofendida.

—¿Qué?

La baja con sorpresa al terminar de leer, el policía le hace señas a sus compañeros.

—Vamos, adentro.

—No pueden…

—Señora. ¿Dónde está su hija? Necesita ser examinada por los médicos.

—Tú decidiste traerla aquí —gruñe, me acerco a ella.

—Antes de saber lo que hacían. ¿Por qué estabas dándole ese medicamento, te has vuelto loca? Tu hija podría sufrir las consecuencias.

—Vete al infierno.

—¿Madd? —miro hacia la puerta, un policía trae a Yara del brazo, viene agarrándose la panza, la sorpresa es que pronuncie mi nombre con normalidad.

—¿Sabes quién soy?

—Por supuesto que sí, cielo —me coloca las manos en las mejillas, uno de los policías sale y le enseña un frasco en una bolsa de plástico a su superior.

—Señor, encontramos esto, no está muy usado, también tenemos varias cartas de un hombre afirmando que la medicina podría hacerla abortar hasta los cinco meses.

—Maldita loca, ven conmigo —me llevo a Yara mientas esposan a su madre, Zoe está llorando como si fuese lo más inocente del mundo, haré que se pudra en prisión por atentar contra mi retoño.

—¿Qué hay de mi madre y Zoe?

—Tienen que acompañar a los señores, tú necesitas ver a los doctores —Yara jala su mano en cuanto ve a donde la llevo, su psicosis parece volver.

—No, suéltame, tú no eres mi marido, él nunca me llevaría con los doctores, sabe que no me gustan.

—Coopera con esto, por favor —le pido, ella niega.

—No, yo no… —uno de los doctores la inyecta, Yara cae en sus brazos y otros dos vestidos de blanco se la llevan.

—¿Qué?

—No se preocupe, va a estar bien, en la clínica haremos las pruebas y si es dependiente de alguna droga la someteremos a descontaminación.

—El embarazo…

—Por la descontaminación no sufrirá daño, primero tenemos que evaluar si todo está en orden —muevo la cabeza.

—Claro, los seguiré en el auto.

El hombre va a la ambulancia, me acerco al abogado.

—Gracias, envíame tu cuenta bancaria, tengo que…

—Mis honorarios están pagos, Raphael no es tacaño con el dinero.

—Pero…

—Está bien, ve a seguirlos —le agradezco y voy al auto, Ares ya está al volante, supongo que le debo un favor a Raphael por esta ayuda.

—¿Nos vamos?

—Sí.

Ares conduce detrás de la ambulancia, está sospechosamente callado así que lo miro.

—¿Por qué tan callado?

—Sólo pensaba —murmura, como no tengo nada mejor que hacer pregunto.

—¿En qué?

—En tu vida, parece telenovela.

—Ni me lo recuerdes, esto era lo único que me faltaba, sólo espero que la niña esté bien.

—Estará bien, tiene genes Werner.

Me echo a reír, eso me recuerda a mi madre de lo mucho que se queja sobre Abby, que fue el embarazo más difícil de todos, incluso fue secuestrada y ahí está mi hermana más fresca que una lechuga.

—Cierto, somos poderosos.

En el hospital me toca esperar por más de una hora, a pesar de preguntar me dicen que están atendiendo a Yara y pronto un doctor nos informará, a las dos horas y media se acerca a mí el mismo doctor que sedó a mi esposa, al menos se ve tranquilo.

—Señor Werner.

— ¿Si? —me levanto con ayuda de Ares, gracias al cielo Yara es parte del IMS1 aunque esté inactiva por el momento por lo que los mejores doctores militares la atienden.

—Se ha confirmado que hay un elevado nivel en sangre de ketamina, los primeros síntomas de abstinencia se presentaron hace diez minutos, pero logramos calmarla.

—La esquizofrenia… —él asiente.

—La droga puede inducir síntomas parecidos, por lo que puedo asegurar que fue una reacción adversa, todo irá a su lugar a medida que la desintoxicación avance —eso me hace un poco feliz, pero aunque sea duro admitirlo me importa más mi hija.

—¿Todo bien con el embarazo?

—Hasta ahora no se registra otro problema que no sea el sangramiento, hay posibilidades de aborto, pero haremos todo lo posible para evitarlo.

—Sí, gracias.

—Ahora mismo es mejor que la deje internada aquí sin visitas, lo llamaremos cuando pueda verla.

—Quiero informes diarios y los resultados de los exámenes.

—Por supuesto, puede ir tranquilo.

Ares me lleva a casa, pedimos comida y al final se queda en una habitación de invitados, él y Abby se turnarán para quedarse en las noches hasta que mis padres se instalen aquí.

Miro el techo desde mi cama, agarro el teléfono, no puedo dormir y necesito agradecerle a Raphael.

Marco y me contesta al cuarto timbre, la voz profunda hace maravillas en mi cuerpo, es como si estuviese amaestrado, este hombre me hizo esto.

¿Qué pasa, ya te arrepentiste y quieres que vaya allí para que te folle?

—Tienes demasiada imaginación, sólo quería agradecerte —Raphael chasquea la lengua.

¿Por qué?

—Por el abogado, pensé que le dirías que ya no me representara.

Joder, Maddox, ni siquiera yo puedo ser tan ruin, cumplo lo que digo.

—Pero… —ni siquiera me deja hablar.

Y no me sirve de nada tu agradecimiento, si quieres mostrarme que tan agradecido estás te enseñé que hacer —trago ante el recuerdo de ambos en esa oficina luego de que me hiciera el favor, sí, sé justamente como le gusta que le agradezcan, pero no lo haré de nuevo.

—No, deja de proponer ese tipo de cosas.

Mi abogado me contó que la loca está así por un medicamento —pongo los ojos en blanco, ni siquiera un poco de respeto.

—Eso parece.

No me digas que piensas volver con ella.

—No es tu asunto —Raphael se carcajea, no hay ni una pizca de celos, es decepcionante.

Ciertamente no lo es, puedo seguir follándote aunque luego vayas a metérsela a ella, eso no es de mi interés.

—Bájale unos grados a tu grandeza —Raphael resopla.

¿Por qué? Soy único y el mundo debería saberlo.

—Díselo al mundo, a mí no.

Luego no te pongas celoso cuando le a otra persona lo que te daba a ti.

—Ya comprobamos que eso no me pone celoso.

Eres tan terco que a veces me molestas.

—Jódete —Raphael se carcajea.

No, yo te jodo a ti.

—Imbécil.

Cuelgo y tiro el teléfono al lado vacío de la cama, la última vez él estuvo ahí, luego de tener sexo se puso a fumar como si nada en la vida pudiese perturbarlo.

Sólo era una maldita ilusión.

Raphael ya está completamente perturbado y aunque no tengo los detalles tampoco los necesito para saber que la maldad llamó a su puerta y él la dejó entrar con gusto, incluso la abrazó.

Lo quiero a mi lado, justo aquí conmigo, pero sé que eso vendría con un precio.

Ese hombre arruina todo lo que toca.

Ya estoy arruinado, pero por las razones incorrectas.

******

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro