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Capítulo 15

Maddox

Me siento en la mesa correspondiente y le pido al camarero su mejor vino para esperar, Naomi se alisa el pelo con una mano, lleva un vestido rojo escotado, un modelo grosero para este restaurante, pero supongo que quieren que la atención esté más en sus tetas que en mí.

No llevamos micrófonos, Ares es nuestro contacto con el IMS1, quien actualmente trae mi pedido y sirve el vino en las copas.

Ambos estamos bien disfrazados, Naomi lleva un tinte negro temporal y lentillas azules, yo estoy de castaño con lentillas grises, sólo quiero terminar con esto y sacarme los lentes, tengo molestias en los ojos.

—¿Es usted el señor Walter?

Levanto la mirada hacia el hombre de cuarenta años acompañado de otros dos más jóvenes, me habla en Ruso, así que le respondo en su idioma.

—¿Y usted es?

—Sabe quién soy y no le daré mi nombre —hago un gesto para que se sienten, los hombres más jóvenes se parecen a él con el cabello cobrizo y ojos verdes, probablemente sus hijos.

—Ya era hora, no me gusta esperar, mucho menos cuando pago —Naomi se tensa con mi actitud, el hombre frente a mí sonríe.

—¿Y esta adorable señorita es?

—Oh… es mi esposa, pero no habla nada de ruso —Naomi asiente hacia ellos, obviamente es una mentira, la Capitana sabe varios idiomas igual que yo, el ruso es uno de ellos, sólo es su papel—. Cariño, saluda —digo en inglés.

—Un placer conocerlos —el hombre mayor le sonríe y luego me mira.

—Es una belleza. ¿La comparte? Sé de muchos que estarían interesados, tengo un lugar donde sería muy solicitada — Naomi pretende no hacer caso, coloco los codos en la mesa y ladeo la cabeza.

—¿Qué gano yo?

—¿Qué quiere? —pregunta con obvio interés.

Me acomodo en mi silla y cruzo las piernas, tengo que hacer el personaje de un altanero millonario, nada difícil.

—Hice una compra hoy excesivamente cara.

—La salud es lo más importante y tengo entendido que es para su padre —tomo un sorbo de vino con tranquilidad.

—Si, eso no quita que sea endemoniadamente caro.

—¿Quiere que baje el precio?

—¿De lo que compré hoy? Absolutamente no, ya está comprado.

—Entonces….

—Quiero otra compra y podría prestarles a mi esposa unos días.

Naomi me clava las uñas en el muslo, no es parte del papel, lo sé, pero ya que está interesado tengo que aprovecharlo, lo siento, pero no es personal.

—¿No le importa que hagamos con ella?

—¿Por qué debería? —pregunto mirando a Naomi, ella sonríe como si no entendiera una palabra de lo que hablamos— . Encontré a la puta en un burdel y me casé con ella para que pariera a mi hijo, ya lo parió, así que no me importa.

—Es usted cruel —levanto las cejas.

—¿No acepta el trato?

—¿Qué quiere?

—Me estoy quedando ciego poco a poco —me mira a los ojos, las lentillas grises y los ojos irritados ayudan en lo que digo—. Así que necesito un trasplante de córneas, no voy a esperar a quedarme ciego, y no estoy cerca en la lista.

—Podríamos hacer algo —responde mirando a Naomi.

—Buenas noches. ¿Qué desean?

—La especialidad de la casa, yo pago —él se ofrece y miro a Naomi.

— Cariño sonríe, estos hombres quieren conocerte —Naomi les da la mano, la acarician de más.

—¿Dónde está el dinero?

—¿Dónde está lo que quiero?

—Haremos el intercambio en la parte de atrás —muevo la cabeza.

—Me parece bien, los dejo un momento con mi bella esposa —me levanto luego de darle un beso en la mejilla y me dirijo al bar del lugar, estoy lejos de las mesas y me permito respirar.

—Un whisky.

—¿Qué está pasando? —pregunta Ares colocando una bandeja.

—Bueno, creo que conseguiré verlos otra vez, parecen tener una red de prostitución, si Naomi hace bien su trabajo podemos desmantelar eso también.

—¿La entrega?

—Se hará más tarde en la parte de atrás.

Agarro mi trago y vuelvo a la mesa, ellos parecen encantados con Naomi, la Capitana sin embargo se ve asustada, mueve la silla un poco más cerca de mí, le acaricio la mejilla cuando veo a los demás preocupados.

—Cariño, estos hombre desean jugar contigo, te gusta eso. ¿Recuerdas? —ella me fulmina con la mirada, está completamente fuera de su personaje.

Dejo a Naomi en el auto luego de una desagradable cena y me dirijo al callejón con la mochila, hay una camioneta esperando por mí junto a los tres hombres del restaurante.

—¿Dónde está?

—El dinero —gruñen, levanto las cejas con la misma actitud que me he inventado.

—Si no lo veo, no tienen el dinero —ellos tuercen los ojos y abren la puerta de la camioneta, sacan una pequeña nevera y la destapan dejándome ver el riñón preservado en hielo, lo cubren otra vez.

—El dinero —les doy la bolsa y agarro la nevera, espero a que terminen de contar y luego pretendo irme—. Hey ricachón, recuerda el trato, te daré un par de ojos nuevos, pero tienes que traerme a tu mujer.

—Claro, contacten conmigo cuando lo tengan.

Subo al auto que me dieron como cubierta, Naomi ya debe estar en el lugar seguro donde esperan todos, entro bajo la atenta mirada de todos, dejo la mercancía sobre la mesa, el Coronel sonríe y me felicita antes de llevarse la nevera.

Me fijo en la mujer que viene hacia mí, veo venir la cachetada, pero no la evito, haré que se meta en problemas, me cae tan mal, pero tengo que admitir que lo de hoy fue trabajo, habría hecho lo mismo si fuese mi Subteniente.

Me golpea, es fuerte, Raphael la empuja.

—Capitana Santos, estará sancionada por agredir a su superior. — sonrío en el interior, bien, durante mi papel no pensé en meterme con ella, pero ahora es bastante satisfactorio.

—No saben lo que les prometió, todo lo que dijeron que me harían —lloriquea, levanto las cejas, es un operativo.

—¿Qué prometió? —pregunta Raphael mirándola fijamente, ahora tengo miedo de que se enfurezca conmigo gracias a ella.

—Dijo que la próxima vez les pagaría conmigo, que soy una puta y…

Raphael hace que lo mire cogiéndola de las mejillas con una mano, lo que yo digo, le encanta hacer eso.

—Capitana, está en un personaje, haría bien recordándolo y el Capitán tenía una orden, no importa cómo, tenía que conseguir otra cita.

—Pero…

— ¿Qué, te dañaron un pétalo, es demasiado para ti? Si es demasiado dame tus insignias y placas —me tenso, Naomi lloriquea otra vez.

—Señor…

— Gracias al trabajo de hoy podremos desmantelar una organización que se dedica al tráfico de órganos y probablemente prostitución, usted puede llevarnos directamente al negocio.

—No voy a ser la puta de nadie.

—Sólo tiene que llevarnos ahí. ¿Entendido?

—Sí, Señor.

Raphael se aleja de ella y viene directamente a mí, todos están ocupados recogiendo el equipo, lo más probable es que se demoren en llamar así que debemos irnos.

—Werner, buen trabajo.

—Gracias, Señor. — se acerca y me susurra al oído.

—Ahora quítate todo ese maquillaje, no te ves sexy — jadeo y doy un paso atrás, sus pupilas están completamente dilatadas, para no verme sexy está completamente excitado.

Yo también.

—¿No quiere ayudarme? —pregunto automáticamente, Raphael sonríe de medio lado, creo que acabo de volverme loco.

—Ven conmigo.

Miro a todas partes antes de seguirlo, Raphael me lleva al estudio donde me maquillaron, se da la vuelta y me mira como si fuese su presa, jadeo.

—¿Por dónde deberíamos empezar?

Se acerca a mí lentamente, desabrocha los dos botones de mi chaqueta y la deja caer al suelo.

—Empezaremos por la ropa, Capitán, quiero follarlo así como está —sonrío con picardía, las razones por las que no debería se esfumaron de mi cabeza, quiero esto, quiero a este hombre, ahora.

—¿No decías que no era sexy?

—No es lo que acostumbro ver —se queja mordiendo mi labio inferior, ladeo la cabeza hacia la entrada, estamos tan cerca que puedo escuchar los pasos del otro lado.

—La puerta.

—Eres demasiado cuidadoso para tener una maldita aventura —murmura alejándose y colocando el seguro, levanto las cejas.

—Se supone que lo sea.

Raphael me empuja hacia la pared a un lado de la puerta, gracias a mis reflejos evito que me rompa la nariz, a nuestro lado tenemos una mesa con varias cosas de maquillaje.

—No seas un salvaje.

Se ríe, me acaricia la espalda de arriba abajo por encima de la camisa, llega al borde del pantalón y desliza la mano al frente, quita el cinturón.

—¿Qué estás…? —luego de quitar el botón de mi traje de vestir me baja el pantalón hasta las rodillas, me muerde el cuello, estoy seguro de que dejó una marca.

—No voy a seguir esperando.

—Raphael, espera, no hay…

—Los maquilladores usan vaselina para desmaquillar —informa agarrando un frasco, con el rabillo del ojo veo que lo pone en su mano.

—¿Vas a prepararme?

—¿Tengo otro remedio? — pregunta agarrando mi cadera y deslizando un dedo en el interior, la sensación conocida me hace suspirar—. Pero, Maddox, no esperes este tipo de cosas de mí en un futuro.

—¿Entonces, por qué…?

—Es mi regalo por hacer un buen trabajo —gruño cuando coloca tres de una sola vez, sabía que no lo haría bien, es el peor cuando se trata de paciencia.

Sus dedos se mueven y de vez en cuando raspan el lugar correcto haciendo que gima, mi polla está dura, necesita atención así que dirijo mi mano ahí.

—Maddox, manos fuera, vas a correrte sólo con lo que te doy —suspiro y dejo mi mano contra la pared nuevamente, Raphael saca los dedos por lo que me tenso sabiendo lo que viene—. Relájate, no es la primera vez.

Me agarra la cintura y muerdo mi labio al sentir la punta abriéndose paso, agarra una de mis nalgas y empieza a deslizarse con esfuerzo, esa porquería de preparación no sirvió de nada.

Araño la pared, el escozor es insoportable, la sensación es incómoda, Raphael llega al final por lo que me permito respirar profundamente.

—No te muevas todavía.

Raphael me ignora y embiste, gruño encajando las uñas en la pared, es doloroso, pero jodidamente placentero.

—Maddox, relájate, me estás apretando demasiado.

—Si me hicieras caso no estaríamos en esta situación —saca y vuelve a meterla.

—No voy a esperar —replica, me agarra de la cintura y hace que me incline mejorando el ángulo de las embestidas—. Ya esperé demasiado mientras te hacías el difícil.

—No me… ah —sigue embistiendo, esta vez acaricia mi erección al mismo ritmo de su embestidas implacables.

—¿No te hacías el difícil?

—No —me jala la camisa rompiendo algunos botones.

—Eres tan exasperante —se queja embistiendo con más velocidad, me muerde el hombro tan fuerte que escuece cuando sigue hacia mi cuello dejando marcas.

—Joder, no dejes…

Raphael gruñe contra mi piel, las embestidas se hacen más profundas.

—Dejo las marcas que se me da la gana. Maddox, si a alguien le molesta que mire a otro lado. 

—Pero…

—¿No te gusta? —sigue en lo suyo, quiero tocarme y terminar de una vez, Raphael aprieta la punta de mi pene.

— …

—Dímelo, Maddox, dime lo mucho que te gusta —dejo salir un gemido, las piernas me tiemblan, estoy al borde, pero Raphael parece más emocionado que nunca.

—Me gusta.

— Lo sé, se nota que te gusta muchísimo tener mi polla muy en el fondo, y te ves tan bien recibiéndome. — me gruñe en el oído acariciando mi erección.

—Estoy a punto de…

—Córrete, quiero que lo hagas antes que yo.

—No lo hagas dentro —Raphael empieza a mordisquearme la oreja, las embestidas son más lentas, no le gustó nada mi propuesta.

—Maddox, hay un baño en la habitación, puedes tomar una ducha y limpiarte.

—Raphael… —embiste con más fuerza, me aferro a la pared, ya no me importa, sólo quiero terminar de una vez.

—¿Puedo correrme dentro?

— Si, lo que quieras.

Raphael se ríe y embiste más profundo, luego de escuchar su orden por fin llego al final, Raphael se corre en mi interior.

—Buen chico —murmura y besa mi sien, me quejo cuando sale de mi interior sensible—. Ahora toma un baño, nos vamos pronto.

Subo mi pantalón mientras lo veo irse a la puerta, necesito aclarar esto, decirle lo que significa.

—Esto fue… —Raphael me mira con un sonrisa.

—Un error que va a seguir repitiéndose, nos vemos mañana.

Tengo la culpa de esto, fui yo quien lo buscó esta vez.

Pongo el seguro y agarro mi ropa limpia de un perchero, me doy un baño pensando en lo que acabo de provocar, soy un jodido estúpido, dije que lo evitaría, pero…

¿Qué mierda pasa conmigo?

No puedo evitarlo, es sólo verlo y todas mis neuronas hacen sinapsis, Dios, tengo una maldita obsesión con ese hombre, estoy seguro de ello.

Me quito los lentes y por fin vuelvo a ser yo, me visto viendo la ropa que me dieron para el trabajo, la camisa está rota y sucia, así que decido botarlo todo y salir de la habitación.

Me estremezco viendo a Ares al principio del pasillo, está a unos metros de la puerta por donde acabo de salir, no muy cerca, pero si estuvo aquí esperando por mi probablemente lo sabe.

—¿Ares?

—Si.

Ares responde desde su posición, está vestido de civil, los que participamos en la misión no tenemos permitido usar el uniforme hasta irnos lejos, no queremos que la cubierta desaparezca, tiene las manos en los bolsillos, trago con nerviosismo.

—¿Desde cuándo estás aquí?

—Hace un tiempo ya.

Saca las manos de los bolsillos y se acerca a mí, sus ojos caen en mi cuello, Dios santo, está viendo las marcas, temo preguntar, pero estoy preocupado por lo que pudo escuchar si nos siguió.

—¿Te acercaste más, escuchaste…?

Ares suspira.

—Los seguí a ambos, pero me alejé después de la primera cosa extraña que escuché, así que puedo asegurarte que no escuché nada comprometedor —me cubro la cara con las manos.

—Dios, qué vergüenza.

Ares coloca una mano en mi hombro, lo miro esperando el regaño.

—No es un secreto que Yara no es santo de mi devoción, así que no me importa si la engañas, pero Raphael…

—Dejémoslo aquí —murmuro, Ares aprieta su agarre forzando a que me quede.

—Escucha, ni siquiera lo digo porque sea un hombre, eres libre de explorar tu sexualidad, pero Raphael es la peor de las opciones —resoplo con una sonrisa, estoy más que claro en eso.

—¿Crees que no lo sé? Es Raphael, no espero nada de él.

—¿Estás seguro de lo que haces?

—No, en realidad no.

Ares niega, conoce a Raphael desde pequeño también, jugamos juntos unos años, no era un buen chico y luego de que lo llevaron al entrenamiento fue incluso peor.

—Ese hombre no es bueno.

—Lo sé —me suelta.

—Está bien mientras lo sepas.

—¿Es lo único que vas a decirme?

—Si, es lo único, sólo espero que no dejes que te destruya, Raphael arruina todo lo que toca y espero que no formes parte de esa lista. 

—Gracias.

—Claro. ¿Nos vamos?

—Si. —empiezo a seguirlo, me mira de reojo.

—¿Ella lo sabía, esto era lo que ocultaban esos días?

—Le dije que era un hombre, no que era Raphael específicamente, no hubiese terminado de escuchar el final de eso.

—Puedes estar seguro, Annie lo odiaba, nunca se llevaron bien gracias a ti.

—¿Por qué yo? No recuerdo haber hecho nada para…

—Peleaban por ti, idiota — arqueo una ceja, no recuerdo eso.

—¿Qué?

—¿No me digas que no lo sabías? —Ares se carcajea, me recuesto en la pared al llegar a la sala de estar, todavía están recogiendo —. Peleaban por saber quién te acompañaba, jugaba contigo, cualquier cosa, eres popular desde pequeño.

—Iba con ambos, no había necesidad de pelear.

—En realidad escogías a Annie la mayoría del tiempo.

— Eso no es… no lo recuerdo. — ladeo la cabeza sintiendo una mirada penetrante sobre mí, Raphael me mira desde el otro lado de la sala con tanta intensidad que espero no entrar en combustión espontánea.

Ares se frota el cuello y mira a un lado.

—Dios, es intenso. ¿Cómo fue que no lo noté antes?

Humedezco mis labios, sus ojos se dirigen a mi boca, hace que me ponga ansioso, pero me encanta tener su atención, siento como si pudiera tener el mundo a mis pies, como si pudiese dármelo.

Es una mirada que promete.

Y quiero tomar ese voto, ya no hay vuelta atrás.


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