Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14

Maddox

Llego al Comando y por primera vez me incorporo en mi puesto a la hora correcta, evidentemente se hicieron cambios, Thomas fue ascendido al puesto que le correspondía a Annie, Simone al cuarto y la Teniente Naomi Santos fue ascendida a Capitana de la última tropa.

Genial, con lo bien que me cae la mujer después del teátrico de Raphael.

Al menos hoy no nos ponen a hacer ejercicios, es algo que no necesito, aún me duele la pierna, Ares me sigue a la oficina y se sienta frente a mí, sus ojos me escanean, tuve que ponerme mi uniforme de invierno que tiene cuello alto, gracias a Raphael.

Sus ojos se detienen en las chapillas que estoy cargando.

No voy a despegarme de ellas hasta que logre matar a ese infeliz.

—¿Cómo te sientes?

—Estoy mejor, siento ignorarte, sé que lo pasaste mal y debí estar ahí para ti, pero créeme, no era una buena compañía.

Ares resopla, se ve tan mal como yo, ojeras, ojos rojos, no ha podido dormir mucho.

—Cada cual lidia con su dolor como cree que es mejor, Maddox, el tuyo fue encerrarte, el mío fue trabajar más de la cuenta y emborracharme por las noches, tampoco soy bueno lidiando con esto —me froto la cara viendo su mirada herida, me siento tan mal, tan culpable por lo que pasó.

—Me siento tan inútil, todo pasó delante de mí, fue… Dios, lo hizo con mi maldito cuchillo.

—Maddox, lo atraparemos —dice Ares con seguridad.

Atraparlo ya no es mi plan, ahora que tengo a Raphael de mi lado y puedo matar al maldito lo haré, no lo quiero viviendo en Iron Grills con la certeza de que pueda escapar algún día, lo quiero muerto.

Como Annie.

—Por supuesto que lo haremos, no dejaré que las cosas queden así.

—¿Podemos ir a tu casa esta noche?

—¿Podemos? ¿Tú y quién más?

—Abby —sonrío.

—Claro, aún no hablo con ella, mis padres me han llamado bastante.

—Lo sé, he hablado con ellos varias veces, están preocupados.

—Luego les hablo, entonces, tengo que ir a ver a mi Teniente y ponerme al tanto de las cosas —digo poniéndome de pie, Ares tuerce los ojos y me sigue.

—Está bien, me voy, no es necesario que me botes.

Negando voy a ver a mi Teniente, Connor está leyendo algunos archivos en la computadora, ahora estoy un poco curioso de la razón por la que no lo ascendieron a él, Naomi era la Teniente de Ares, en realidad este puesto le tocaría a Connor.

—Teniente Holm.

—Capitán, un gusto tenerlo de vuelta.

—Gracias y siento dejarle mi trabajo —Connor se encoge de hombros y se revuelve el cabello negro.

—Está bien, hicimos un operativo, el Teniente Coronel estuvo al mando y todo salió bien, estos son los documentos del próximo trabajo.

—Gracias —digo tomándolos y retirándome, mi teléfono suena de camino a la oficina, es Maricarmen.

Capitán, el Teniente Coronel quiere verlo.

Dios, tan temprano y jodiendo.

Entro a la oficina de Raphael luego de escuchar su permiso, me quedo de pie sobre la alfombra, él deja la tableta en el escritorio y desliza sus ojos verdes sobre mí.

—¿Qué se le ofrece, Señor?

—Sólo quiero felicitarte por llegar temprano hoy —levanto una ceja, eso es desconcertante, Raphael imita mi gesto esperando.

—Gracias.

—¿Ya está al tanto del nuevo trabajo?

—Recién tengo los documentos, no he podido verlos —respondo levantándolos, él se pone de pie y da la vuelta, se recuesta en el escritorio quedando cerca de mí.

—Te quiero de lleno en esto, por el momento olvídate de César, lo tendremos, pero con paciencia.

—Sí, Señor.

—Necesitas establecer conexión con estas personas, se dedican al contrabando de órganos, irás como cliente, comprarás y harás que quieran verte de nuevo, queremos al jefe, quizás nos lleve con Yoshida.

Muevo la cabeza para que sepa que escucho.

—La transacción se hará en un restaurante, el Capitán Knight estará apoyándote como mesero, él nos dará la señal en caso de que algo salga mal y la Capitana Santos será tu compañía de esa noche, necesitas verte normal.    

—¿Una mujer hará que me vea normal?

—Si —replica con naturalidad, esa mujer me enoja.

—¿Entonces por qué tiene que ser la Capitana, mi Subteniente no puede acompañarme?

— ¿Qué problema hay con la Capitana? —lo miro como si fuese estúpido, no voy a ocultar lo que siento.

—Es incómodo desde que la vi follándo contigo.

—¿Por qué?

—Cámbiala.

—No, vas con ella —me giro dispuesto a irme.

Raphael no se rinde y pronuncia mi nombre obligándome a mirarlo otra vez.

—¿Qué?

—Los celos no son nada sanos — dejo salir una risa irónica.

— No tengo nada de eso, no creas cosas equivocadas.

—¿Dices que no tienes celos? Perdón por no creerte —murmura con altanería, me acerco y acaricio su mejilla.

—Raphael, te la follaste y ordenaste que viniera porque querías que los viera, estuviste pensando todo el maldito tiempo en mí y desde que entré por esa puerta, sólo me viste a mí, no tengo motivos para estar celoso.

—Mmm… esa seguridad te hace tan sexy —ronronea agarrando mi mano y colocándola en su entrepierna, niego.

—Todo te parece sexy.

—Todo es sexy cuando se trata de ti —coloco una pierna entre las suyas, Raphael me mira con sorpresa, aprieto su entrepierna haciendo que me jale el pelo—. ¿Qué crees que haces?

—Espero que no le hayas dado el puesto a Naomi porque folló contigo —me suelta, así que dejo de apretar.

—No fue un polvo tan majestuoso y yo no le di el puesto, fue el Coronel.

—Mi Teniente debió ser quien… —Raphael se echa a reír y pasa la lengua por mis labios.

—No tengo control sobre eso, Naomi no tiene cualquier apellido, piensa en eso — muerde mi labio sacando sangre, lame el lugar y luego se aleja, sus ojos son salvajes—. Y la próxima vez que pongas una mano sobre mi polla espero que seas más tierno, porque puedo ser más brusco de lo que he sido hasta ahora.

Intento alejarme, Raphael me lo impide.

—Aprende a no colocar mi mano en ese tipo de lugares.

—Querido, Maddox, sigue haciéndote el de rogar, recuerda que no tengo paciencia con los juegos previos.

—No es un juego previo, no quiero nada más contigo.

Raphael vuelve a deslizar la lengua por mi boca, intenta provocarme, hacerme caer en su juego.

—Tu loca mujer no se va a enterar de que follas conmigo.

—Pero yo sí.

—Olvida esa mierda.

—Amo a mi esposa y no puedo…

—Escúchame —gruñe agarrándome de las mejillas con dos dedos, odio que haga eso y parece ser su toque favorito—. Si de verdad la amaras no hubiese pasado y según recuerdo pasó, vuelve a meditar, y analiza bien esta vez que sientes por ella, aclara tu maldita mente y sé tú mismo.

—Eres una mala influencia para mí.

Raphael sonríe como si lo hubiese alagado, en realidad esa no fue la intención en absoluto.

—Si, de las adictivas, pero sabes que tengo razón, ni siquiera creo que la hayas amado o deseado para variar.

—Tú…

—Sin embargo, mírate ahora, excitado, desesperado por mi toque.

Acerca sus labios a los míos, quiero que me bese, que me toque, pero no voy a ceder a estos impulsos, ya decidí que no caería en esto otra vez.

—Permiso para retirarme.

—Permiso concedido.

Me retiro, estudio el caso hasta la hora de almuerzo y voy al comedor, Abby se une a mí cuando voy por la mitad de mi plato, lleva el pelo suelto y está un poco ojerosa.

Algunos ojos están sobre nosotros, murmuran sobre ella, esto es jodidamente extraño, falto una semana y ya estoy desconectado de todo.

—Maddox, por fin puedo verte. ¿De verdad puedo quedarme hoy con ustedes?

—Sí, claro que puedes.

Me llevo un poco de mi almuerzo a la boca, tengo un apetito insaciable después de no comer por una maldita semana, arqueo una ceja y trago viendo a Simone sentado con la nueva Capitana, su brazo le rodea la cintura.

No puede ser jodidamente en serio.

—¿Qué pasa con ese hijo de puta?

Abby mira en mi dirección y se pone nerviosa, joder, le advertí sobre esto.

—Ah… bueno, ahora sale con Naomi.

—¿Estás jodiendo conmigo? —gruño poniéndome de pie, Abby hace que me siente.

Bien, en cualquier otro momento puedo ir y romperle esa cara de mujeriego que tiene.

—No importa, sólo era… bueno, ya sabes, sólo nos acostábamos —Ares llega por detrás, le agarra las mejillas y hace que lo mire, se ríe de lo que acaba de decir.

—Que mentirosa me has salido.

—Cállate y suéltame.

Ares obedece y se sienta a su lado.

—Te puso los cuernos con ella, debiste darle al menos una bofetada.

—No vale la pena.

—No lo vale, pero al menos te hubieses sentido mejor — Abby suspira, joder, debió hacerme caso, pero no voy a decir eso, no le echaré más sal a la herida.

Simone mira hacia mí y sonríe de medio lado, levanto las cejas, es un estúpido por provocarme, porque no voy a dejar que esto se quede así, nadie puede humillar a un Werner y salir como si no pasara nada. 

—¿Ya viste el trabajo?

—Si, no es muy difícil, sólo hay que actuar un poco como uno de los malos.

—Mmm… y yo estoy ahora en algo aburrido, no me gusta esperar —gime Abby, Ares le frota la espalda.

—Ya tendrás algo divertido.

—Sí, quiero infiltrarme como stripper o…

—No, eso no va a pasar — la miro fijamente, Abby pestañea de forma linda.

—¿Por qué? Es divertido.

—No tientes tu suerte.

—Maddox.

Me tenso al escuchar la voz de la persona que menos quería ver, la rubia me mira como si no pasara nada, teniendo en cuenta la situación en la que la vi la última vez no sé cómo puede pararse frente a mi sin vergüenza alguna.

Naomi, día equivocado para hablar conmigo, esa escena con Raphael sigue jodiéndome la cabeza, le robas el novio a mi hermana y el puesto a mi Teniente.

Definitivamente diré algo que no va a gustarte.

—Santos. ¿Desde cuándo me hablas sin respeto alguno?

—Tenemos el mismo rango. — levanto las cejas, con razón se junta con Simone, son tal para cual.

—¿Y qué? Según recuerdo eres la quinta Capitana y estás directamente subordinada a mí.

—Yo no tengo la culpa de lo que le pasó —aprieto la mandíbula ante la mención de Annie, sus ojos caen en las chapas descansando en mi pecho.

—Sabe bien que no es por eso, Capitana, recuerde bien porque le hablo así —digo con calma, ella enrojece—. Y eso no es lo único, obtuvo un rango que no le pertenece, mi Teniente se lo merece más que usted, él debería tener ese puesto y no es justo que se lo arrebate sólo por tener un apellido influyente.

—Creo que estás de mal humor.

—Bastante y mientras siga en su presencia lo estaré.

—Trabajaremos juntos —me recuerda, cosa que no he podido olvidar desde que lo escuché, jodida suerte, sólo espero que no sea Raphael tratando de joderme.

—Pues tendrá que aguantar mi mierda de actitud o ir corriendo con papaíto para que le cambien.

—Quería pedirte que ensayáramos juntos antes de entrar —la fulmino con la mirada.

—Apréndete el papel de memoria y punto, no necesitamos concretar nada.

—Bien —dice retirándose de una vez.

—Maddox. ¿Qué fue eso? Espero que no fuese por mi culpa —me encojo de hombros mirando a mi hermana.

—Tuve una mala experiencia con ella, eso es todo.

Si Raphael me viese ahora se reiría en mi cara por decirle que no estoy celoso, joder, estoy que trepo por las paredes.

Termino de comer, hace falta más que un encuentro desagradable para hacerme perder el apetito ahora mismo, me despido de mi hermana y Ares antes de ir al banco donde solía hablar con Annie.

Dios, como te extraño.

Me retiro a mi oficina luego de un rato, no tengo mucho trabajo por lo que estoy bien de tiempo, me quedo de piedra viendo a Raphael en mi escritorio, tiene las botas sobre la mesa como si estuviese en su maldita oficina.

Trago viendo su aspecto desaliñado, la camisa negra aferrándose a su torso como una segunda piel, las chapas de identificación, me sonríe al captar mi repaso.

—¿Algo que le guste Capitán? — cruzo los brazos, me molesta que esté aquí para regañarme por esa mujer.

—Veo que los chismes corren rápido, no me importa lo que digas, no seré amable con ella.

Raphael baja los pies y me mira, parece divertido por lo que acabo de decir.

— No estoy aquí por nada de eso, pero ahora que lo mencionas estoy curioso.

—Mierda —gruño, no puedo creer que yo mismo me ponga la soga al cuello como un tonto.

—Ven aquí.

—Teniente Coronel.

—¿Olvidaste mi nombre? —arquea una ceja.

—No, pero dije…

—Si, que no querías nada conmigo, siéntate —dice deslizando la mano por la madera de mi escritorio, quiere que me siente justo frente a él.

Sigue esperando así que me siento de una vez, lame sus labios y finjo que no me importa.

—¿Qué quieres?

— Comerte, dime cómo puedo conseguirlo. — coloca las manos en mis muslos y acaricia.

—Deja de bromear.

—No bromeo.

—No hagas más esto, por favor —este hombre va a dejarme sin estabilidad emocional.

—Maddox, deja de resistirte —murmura besándome una rodilla.

Se ve tan sexy que hago un gran esfuerzo para evitar decirle que siga.

—Espera, tengo dudas respecto al trabajo.

—¿Qué dudas? —desliza las manos a mi cintura, jadeo, sólo los pequeños toques hacen que quiera más.

—Voy a comprar un órgano.

—Sí, ese es tu papel.

—¿Y qué harán con eso? Me imagino que no vayan a deshacerse del riñón —Raphael se ríe.

—Por supuesto que no.

—¿Y entonces?

—¿Por qué quieres saber cosas que no deberías? —pregunta con la voz aterciopelada, una mano se planta en mi entrepierna, mi traicionero cuerpo tiene una erección en todo su esplendor.

—Soy curioso.

—La curiosidad mató al gato, querido Maddox —aprieta y suspiro.

—¿Quiere decir que no me dirás?

— ¿Por qué mejor no dejas que baje esto? — Sugiere acariciándome por encima del pantalón, sus labios se curvan en una tentadora sonrisa — Tengo una boca milagrosa.

Trago, joder, la imagen que acaba de poner en mi mente me vuelve completamente loco, quiero verlo dándome placer, mirándome de esa forma en la que sólo él sabe.

Aparto su mano.

—Si, para hablar tonterías.

—Que malo —ríe.

—¿Para quién es el riñón?

—Para un General, Flint lo necesita y está muy lejos en la lista de donantes —coloca las manos en mis muslos otra vez, dejo que lo haga, mi entrepierna está más que curiosa, pero no voy a caer otra vez.

—¿En serio podemos hacer esto?

—Es su dinero y nos está ayudando a cogerlos —pongo los ojos en blanco, claro, nos ayuda, pero quiere su riñón.

—Si, luego de beneficiarse de ellos, y nosotros vamos a comprarle un riñón en el mercado negro.

—Pequeñas cosas que debemos aguantar, son órdenes.

—¿Con que intención te acercaste a mí? —se pone de pie, se desliza entre mis piernas, me jala el pelo y habla sobre mis labios.

— Maddox, mis intenciones son malas, siempre lo son, pero nadie como yo para hacer que arder en el infierno sea una experiencia memorable.

—¿Harás que arda en el infierno?

—Sí, quiero que alguien me acompañe y eres el compañero perfecto para eso —me burlo, le vibra el teléfono en el bolsillo.

—Haces que suene romántico y todo.

—No hay nada romántico en mi proposición —gruñe mordiéndome el labio inferior, gimo cuando hace una herida con sus dientes—. No voy a jurarte amor eterno como esa loca que tienes por esposa.

—Mmm… ¿Y entonces? —lo provoco lamiendo mis labios, puedo saborear la sangre.

Raphael también lame el labio lastimado.

—Yo seré quien te muestre todo lo que has perdido, te enseñaré los verdaderos placeres de la carne, te lo dije Maddox, soy tu tentación y tú…

—¿El perfecto pecador? —termino por él, sonríe complacido.

—Si, vamos entendiéndonos.

—Teniente Coronel, creo que debe volver a su trabajo, hay alguien demandando su atención —me besa los labios, sólo un suave toque.

—No sigas huyendo de mí.

—No huyo de ti.

—Huyes de lo que provoco en ti, deja de pensar tanto y simplemente disfrútalo, Maddox, nadie tiene que saberlo, esto será sólo entre nosotros dos. 

—Vete —sale de mis piernas y revisa su teléfono, me mira antes de irse.

—Prepárate bien, mañana te espera un largo día.

—Si.

—¿Si, qué?

—Sí, Señor —su sonrisa descarada llega otra vez y luego se retira.

Bajo del escritorio y me siento en mi lugar, tengo una dolorosa erección, pero no voy a encargarme de eso, agarro los papeles e investigo todo lo que referente al trabajo.

Me cambio cuando dan las cuatro y voy a casa, pido la cena, me baño después de que la traigan, Ares y Abby ya están en mi sala para cuando salgo, parecen muy divertidos con una película que nos gustaba ver a todos.

—¿No quieren la cena?

—Muy temprano —dice mi hermana palmeando un lugar, me siento en el medio y Abby pone sus piernas sobre nosotros.

—Que bien, ahora tenemos que soportar esto —Ares le hace cosquillas en los pies haciendo que los recoja enseguida entre risas.

—Extrañé esto.

Suspiro y le doy un beso en la frente.

—Yo también, abeja —utilizo su apodo de cuando éramos niños y se le humedecen los ojos.

—No peleen de nuevo, no es nada sano, háganlo por Annie.

—No vamos a pelear de nuevo por tonterías.

De alguna manera los tres terminamos durmiendo en mi cama, Abby se acurruca conmigo, pero extiende su pie hasta Ares, es una locura dormir con ella, pero es justo lo que necesito.

Quiero superar esto y lo mejor es tener a mi manada incompleta para ayudarme en esto.

Annie, siempre vas a estar con nosotros, te convertiste sin querer en la herida que nos hace más fuertes.


******

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro