Capítulo 4
Era Luna Llena y Teddy lloraba.
Su bebé no había heredado nada de la licantropía de Remus, pero en noches de lunas llenas parecía tener mucho dolor.
El medimago que lo atendió antes de que ella se encerrara en Grimmauld Place había dicho que sería sensible ante la luna y puede que desarrolle un núcleo oscuro junto a un apetito por la carne cruda.
A Lycoris no le importó nada de esto, ella cuidaría a Teddy, sin importar que.
Vestida con su camisón y por encima el Jersey Weasley enorme de Fred meció a Teddy por los pasillos de Driftmark, la carga pesada de las protecciones de los Black lo irritaron aún más.
Teddy lloraba y Lycoris también quería hacerlo.
—¿El niño está bien? — preguntó una voz compasiva a sus espaldas, Lycoris se giró al ver a la princesa Rhaenys, con el cabello trenzado y en camisón como ella, aunque ella llevaba un abrigo ligero.
—Si, solo está teniendo una mala noche — dijo Lycoris secándose las lágrimas como pudo. Teddy aún lloraba fuerte.
Ella tomó la mejilla de su bebé mientras juntaba la pequeña cabecita contra su mejilla.
—¿Puedo sujetarlo? — preguntó Rhaenys. Lycoris entró sigilosamente en la mente de la princesa, al ver que no representaba peligro le pasó a Teddy.
Rhaenys le hizo rebotar un par de veces sobre su cadera y Teddy dejó de llorar, solo soltaba pequeñas bocanadas en sollozos.
—¿Cómo lo hizo? — preguntó Lycoris.
—Bueno, he sido madre de dos — explicó mientras acariciaba el cabello de Teddy. —Los bebés son sensibles a las personas, Teddy notó que su mamá estaba estresada.
—Lo lamento — Lycoris se secó las lágrimas — Es que es muy complicado todo.
—La maternidad lo es.
—Pensé que cuando adopte a Teddy que tendría ayuda — Lycoris colocó su mano sobre su vientre abultado — Pensaba contar con la ayuda de Molly, mi suegra. La admiro mucho, crio a seis maravillosos magos y una valiente bruja.
—No estás sola — la princesa Rhaenys la tomó de la mano y le frotó los dedos con delicadeza. — En estas tres semanas al fin puedo entender un poco a mi dragona gracias a tu ayuda. Corlys y yo te ayudaremos con Teddy y el bebé que viene en camino.
La princesa Rhaenys le tocó el vientre con ternura.
—¿Has pensando en un nombre?
—Mi esposo era un gemelo — contestó Lycoris colocando su mano sobre la de Rhaenys — Ellos siempre bromeaban que llamarían a sus primeros hijos con el nombre del otro. Si es niña, su nombre será Georgiana Lilium, mi cuñado se llama George
—¿Y si es niño será George?
—Si es niño, será James Sirius — sonrió Lycoris cuando sintió un leve movimiento en su vientre — Fred y George admiraban a mi padre y a Sirius. Inocentemente, siguieron sus hazañas en Hogwarts.
"Llevaran el apellido Potter" recordó a Fred decir, ambos estaban tumbados en el jardín de la Madriguera, a su lado estaba una radio encantada que transmitía Love of life. "Tu eres Lady Potter, tu apellido prevalecerá. Además, ya hay muchos Weasley en el mundo"
—Se durmió — dijo Rhaenys, Teddy soltaba pequeños gruñidos entre sueño. Con cuidado Lycoris lo cogió en brazos.
—Nos vemos mañana para las lecciones de Dragon speech — Lycoris se inclinó ante la princesa y fue a dormir.
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La sangre del dragón corría por las venas de Rhaenys, como hija del príncipe Aemon, como la reina a la que negaron la corona.
—"Alyssa" — dijo Meleys y soltó más gruñidos —"Rhaenys"
Eran las dos únicas palabras que podía escuchar decir a Meleys.
—Poco a poco princesa — dijo Lady Lycoris, usando mas tiempo vestidos que se ajustaban debajo de sus senos dejando caer la tela sobre el vientre abultado, atado en tela llevaba a su hijo a su espalda, quien aprovechó la oportunidad de mordisquear el espeso cabello negro de la bruja.
—Solo dice el nombre de mi tía y el mío
—Pues según Asmodeus — miró el libro en sus manos — Es más complicado aprender siendo adulto.
Rhaenys miró a su dragones que exhalo humo.
—Le he escrito al rey de ti — dijo Rhaenys la bruja la miró como un ciervo asustado.
—¿Al rey ? — preguntó nerviosa.
—Viserys quiere que te presentes a la Corte — dijo Rhaenys — Corlys y yo te acompañaremos. Estarás bajo la protección de la casa Velaryon.
Aunque a Rhaenys no le agradaba la idea de dejar a Vaemond supervisando Driftmark.
Fujur, la dragona de Lycoris se posó junto a Meleys. La dragona blanca era casi la mitad de Vhagar, Rhaenys no pasó por alto las cicatriz alrededor de su cuello y cuatro patas, otra diferencia en sus dragones que solo tenían dos.
"Sin cadenas" dijo Fujur "No más cadenas"
—"Iras como un dragón libre" — le dijo Lycoris a su dragón. Fujur exhaló humo y se fue a volar nuevamente.
Rhaenys miró el vientre de Lycoris e hizo un cálculo, estaba cerca de la sexta luna. Pero no era un vientre de ese tiempo, o el bebé sería muy grande o eran dos los corazones que crecían dentro de la bruja.
—¿Cuándo partiremos? — preguntó Lycoris acariciando la mano de su bebé — Quisiera preparar a Winky y a Kreacher, debo mantenerlos en el baúl.
—Mañana — dijo Rhaenys — Será un par de días en barco.
—Oh no, el mar — se molestó agobiada — Tanto movimiento y sacudidas. Me harán mapear. El mar no tiene consideración con las embarazadas
Rhaenys rio fuertemente.
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Aemond se quedó a los pies del trono. La noticia de que en Driftmark había una bruja con un dragón y la habilidad de hablar con ellos captó la atención del rey.
—¡Lady Lycoris Potter-Black, pupila de la casa Velaryon! — anuncio
Helaena murmuraba algo de una flor estrellada con un verde mortal.
Aemond quedó sorprendido ante la vista de la bruja. Era muy joven, tal vez unos tres años más grande que Aegon.
Tenía la tez marrón como la de una dorniense pero sus ojos eran impresionante verdes. Llevaba un vestido color azul muy oscuro con mangas colgantes, que dejaban ver su vientre abultado por un bebé, su cabello peinado en una corona trenzada y como dos únicas joya una especie de collar de tela negra con un colgante plateado con algo grabado y dos anillos de oro en el dedo anular de su mano izquierda, uno de banda gruesa de oro y otro más delgado.
En su cadera había un bebé de casi un año, tenía una gorrita blanca y ropajes blanco con gris. Detrás de ella había dos criaturas muy llamativos, más bajitos que Champiñón, con las orejas grandes y ojos saltones.
A sus laterales estaban la princesa Rhaenys y Lord Corlys
—-Majestad — la bruja como pudo se inclinó a pesar de su inconveniente vientre. Aemond se mostraba escéptico, se veía vulnerable para ser una jinete de dragón. — Muchas gracias por el recibimiento.
Las dos criaturas que la acompañaban se escondieron detrás de ella sujetándose a sus faldas.
Aemond miró a su madre, que veía fijamente a la bruja y su abultado vientre.
—¡Bendita sea su presencia Lady Potter-Black! — dijo padre acercándose a Lord Corlys y la princesa Rhaenys — Su llegada a Westeros es un verdadero acontecimiento.
—Lady Lycoris ha estado enseñando un poco del Dragon speech — dijo la princesa Rhaenys tomando la mano del rey — Recuerda a la princesa Alyssa con mucho cariño.
El rey sonrió, Aemond miró a la criatura de ojos azules saltones, que se miraba todo el lugar buscando algo. El bebé en los brazos de la bruja empezó a jalarse el gorrito.
—Oh Meleys — sonrió el rey para luego ver al bebé — ¿Su hijo, Lady Potter-Black?
—Llámeme Potter o Lycoris, majestad — pidió la bruja para luego sonreír a su bebé — Y es él mi hijo. Su nombre es Edward Lupin.
El bebé término de jalarse el gorrito dejando ver el cabello azul muy brillante para luego mirar a la bruja y cambiar su cabello a un negro.
Aemond parpadeo ante el cambio de color, la bruja sacó un palo de una de sus mangas y murmuro un "accio gorrito" y rápidamente el gorrito reboto en su mano donde estaba los anillos.
—Es maravilloso ver la magia en acción — dijo el rey impresionado. — ¿Y qué más puede hacer a parte de hablar con dragones?
La bruja sonrió y le pasó el bebé a la criatura de rostro amargado.
—¡Expecto Patronum! — conjuró la bruja, un humo plateado azulado salió de su varita, la silueta de una leona grande salió de su varita, el animal caminó por el lugar. Su madre atrajo a Helaena y Aegon hacia ella mientras que Rhaenyra atrajo a sus dos hijos mayores de igual manera.
La leona caminó hacia Aemond, él príncipe Targaryen miró a la criatura de humo plateado y se tumbó sobre su espalda mostrando su panza, como un enorme gato.
—Le agrada mucho — sonrió la bruja dirigiéndose a Aemond.
Aemond miró con admiración a la bruja.
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