Lycoris despertó y lo primero que hizo fue besar a sus bebés. El aroma de bebé que emanaba Teddy, James y Gigi fue reconfortante para ella.

Luego de comer mucho, fue a darse una ducha. Vio su reflejo al espejo, no había cambiado en nada. Sus ojos seguían siendo los de Lily Potter, tenía los rasgos heredados de su abuelo y su padre.

Tal vez su cabello se notaba más oscuro, pero no había nada diferente a ella.

Luego preguntó a Sirius si había pasado algo en su ausencia. Y supo lo de su joven pupilo.

—¿Cómo sigue? — preguntó preocupada. Mañana retomaron las lecciones de dragonspeech con los jóvenes príncipes.

—La herida sanó. Es una lastima que perdiera el ojo — contestó George mientras alimentaba a Teddy con una papilla.

Lycoris bajó la cabeza triste, si ella hubiera estado despierta, tal vez habría evitado aquello.

—No es tu culpa, Lycoris — dijo Sirius y ella alzó la mirada — Fue un desafortunado evento aquello y no deberías culparte.

—El príncipe es mi pupilo, es mi deber que esté a salvo — contestó ella.

Ella se terminó su copa de vino mientras Penny terminaba su ciervo.

Ella pasó a ser la niñera casi lo más cercano a una confiable prima, eso y que la mantenían vigilada.

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Aemond no sabía que diría Lady Lycoris de que le faltara el ojo izquierdo.

Había usado el ungüento que el señor Black le dio. Su cicatriz se había desvanecido y aun trata de adaptarse a este cambio.

El rey ordenó que suspendieran sus clases de espada hasta por un par de meses más. Y Aemond había chocado con criadas y tropezado con sus propios pies. Su madre preocupada había insisto que no fuera a ver a Gaelithox, pero Aemond no quería separarse de su dragón.

En el carruaje se preguntó ahora si no tenía un ojo, Lady Lycoris le diría que no podría hacer magia.

Al llegar a Pozo Dragón, vio a Lady Lycoris a la entrada, con ropa que parecía dorniense. Un vestido de color lila muy pálido que hacia su piel y ojos resaltan. Lo particular era que llegaba casi a sus tobillos dejando ver un pantalón del mismo color.

Llevan un velo un poco más grueso sobre su cabeza, dejando ver parte de su cabello.

—Pequeños príncipes — Lady Lycoris se inclinó hacia ellos y luego vio a Daemon — Príncipe Daemon.

La mirada de Lady Lycoris se posó sobre él, como los ojos tristes, luego indicó que caminaran hacia los dragones. Ella se colocó a su lado y dijo: —¿Listo para estudiar encantamientos?

Aemond parpadeó con su ojo bueno.

—¿Aun me enseñará magia? — preguntó Aemond mientras avanzaban hacia donde estaba Gaelithox

—¿Por qué no te enseñaría? — ahora ella preguntó.

—Me falta un ojo — contestó Aemond con la cabeza baja.

—Eso no es necesario — dijo ella — Una vez conocí a un mago. Su nombre era Alastor Moody. Él no tenía una pierna y un ojo, pero fue el cazador de magos tenebrosos más temido de su época. Le decían Ojo Loco Moody. —ella le sonrió. — El fue un excelente duelista y el Auror más reconocido del mundo mágico.

—¿Entonces no hay impedimento a que estudie magia? — preguntó Aemond, en su bolsillo tenía su varita como un consuelo

—El único impedimento es su miedo, príncipe — contestó Lady Lycoris.

Con la confianza restablecida, Aemond avanza hasta los dragones para sus lecciones de dragonspeech.

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Daemon vio a la bruja acercarse a Caraxes con un cesto de miembro. Con un hechizo recogió las escamas que había mudado Caraxes los últimos días.

—¿Para que necesitas las escamas? — preguntó Daemon.

—Para un proyecto que tengo en mente y me gusta el tono de las escamas de Caraxes — contestó Lady Bruja.

Ella terminó de recoger todas las escamas y luego le dio unas cuantas palmaditas a Caraxes mientras le decía en dragón: — Una linda bestia. Charlie estaría enamorado de ti.

—¿Quién es Charlie?

—Uno de mis cuñados. El que vive en una reserva de dragones, estudiándolos y cuidando — sonrió — Es muy listo si de dragones hablamos.

—¿Estudia dragones? — preguntó Daemon

—Existen muchas criaturas mágicas, Y los dragones siempre fueron su fascinación — ella lo miró mientras se arreglaba el velo en su cabeza.

Daemon se acercó a ella, ayudando la con el velo lila. Se fijó en sus ojos verdes mortales y bajó la vista a sus labios.

Desde la muerte de Laina hace casi tres meses podía sentir su corazón latir fuertemente.

—¿Qué hace el príncipe?

Daemon no contestó y besó a la bruja. Sus labios tenían un sabor dulce, sus manos se ajustaron en su cintura, Lycoris Potter soltó un leve gemido sobre sus labios, inflando el ego de Daemon.

Después de unos segundos, él fue expulsado, como si le hubieran jalado del cuello. Vio que la bruja tenía su varita en una de sus manos.

—No debió haber hecho eso — dijo con miedo — Usted enviudó recientemente. ¿Qué creen que dirían de mí si saben esto? Sus hijas perdieron a su madre hace tres meses. No puede hacer esto.

Lycoris se llevó su mano libre a sus labios. Sus ojos se llenaron de lágrimas y se fue dejándolo solo.

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Luego de la lección de Dragonspeech, Aegon decidió entrar con la bruja y su hermano en la casa de la colina de Rhaenys.

Ser Criston se quedó con ellos, custodiando la puerta donde Aegon estaba comiendo pastel.

Winky le había brindado pastel y té, Aegon había pedido vino, pero el señor Black dijo que bajo su techo ningún menor a dieciocho años bebería alcohol, así que solo tomaría té. Aunque le dieron a probar cerveza de mantequilla, algo sin alcohol, algo que enamoró a Aegon desde el primer sorbo.

—Esto es delicioso — dijo con los ojos abiertos. El señor George mientras rebota a Georgiana en sus rodillas.

El niño de cabello azul estaba apilando unos bloques de madera y James estaba durmiendo en una manta extendida en el suelo a lado de Teddy.

—Todos aman la cerveza de mantequilla — dijo el señor George. — Y Sirius prepara la mejor.

—¿Tú la preparaste? — preguntó Aegon.

—Es lo más cercano a que estaré en ser un erudito en pociones — dijo el señor Black.

Aegon se terminó la copa, y pastel viendo la cosa negra que estaba en la sala. Una gran caja con una forma rara.

—¿Qué es eso? — preguntó Aegon.

—Un piano — contestó el señor Black levantándose de su lugar — Es un instrumento musical.

El se sentó en un banquillo del mismo color y levantó una tapa revelando una serie de rectángulos blancos y algunos tenían mini teclas negras encima.

El señor Black empezó a presionar teclas y una melodía salió del piano. El señor Black siguió tocando, lo que parecía una canción movida. Aegon también se levantó asombrado ante tal majestuoso instrumento.

—There's a Starman waiting in the sky. He'd like to come and meet us — cantó el señor Black mientras tocaba el piano. Ser Criston lo miró expectante — But he thinks he'd blow our minds

El señor Black siguió cantando y tocando con una sonrisa, haciendo a Aegon sonreír también. Acabada la canción Aegon no sabía qué decir.

—¿Me puedes enseñar? — preguntó Aegon de inmediato.

—Claro. — el señor Black le sonrió y palmeó su hombro — Puedes estar aquí mientras el príncipe Aemond estudia con Lycoris.

Aegon asintió. Ahora debía buscar una excusa para venir a Grimmauld Place. 

N/A: AHHHHHHHHHH LA BESÓ AHHHHHHHHHHHHH

el Kurta que usó Lycoris 

Y si, Sirius tocaba Starman. 

https://youtu.be/uJS-JnuQxWk