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Capítulo 24

Alicent sollozó mientras veía al Maestre atender a Aemond.

La habitación de Aemond era un caos. El Maestre Munkun suturaba el ojo de Aemond mientras su pobre hijo apretaba las manos.

Alicent evitaba mirar a Aegon, que cada día lo decepcionaba aún más. ¿Cómo se le ocurriría llevar a Aemond a la calle de la Seda sabiendo lo peligroso que era?

Un maldito borracho había atacado a su hijo en la nube de ebriedad y ahora su pobre niño estaría marcado para siempre. Viserys furioso, mandó a ordenar que al hombre se le cortará la mano con la que empuñó la daga y luego seria ejecutado por lastimar a un príncipe.

Alicent había abofeteado a su hijo mayor, reclamando que era su culpa que su hermano estuviera marcado en el rostro.

—¿Se curará, Maestre? — preguntó Viserys aferrándose al bastón.

—La herida sanará, pero ha perdido el ojo — dijo Munkun y Alicent soltó un gemido lastimero.

—Manden a llamar a Lady Lycoris — ordenó Viserys — Ella con magia a de lograr salvar el ojo de Aemond.

—Mi rey, no creo que... — Munkun trató de negarse.

—Si usted como Maestre no puede hacer nada, que Lady Potter-Black lo intenté — dijo Viserys para luego ver a Ser Harrold — Ser, a Grimmauld Place por Lady Potter-Black.

—A sus órdenes, majestad — Ser Harrold se inclinó y salió de la sala.

Alicent se sentó a lado de su hijo, se notaba mareado por la leche de Amapola. Ella recostó la cabeza de su hijo sobre su hombro y luego miró a Aegon.

—Lárgate de aquí — siseó a su Aegon. Él bajó la mirada y se fue de la habitación.

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Sirius fue despertado por Kreacher, diciendo que había un hombre de armadura buscando a Lycoris.

Sirius se levantó y con una capa gruesa bajó hasta la entrada de la casa. Ser Harrold Westerling estaba con una mirada seria.

—Los reyes necesitan la presencia de Lady Potter-Black — dijo Ser Westerling — Ha sucedido un accidente con el príncipe Aemond.

—Lycoris no está disponible, está en un estado de sueño inducido por su salud — contestó Sirius — Pero estoy disponible. ¿Qué le ha sucedido al príncipe ?

—Hubo un incidente en donde su ojo izquierdo resultó herido .

—¡Kreacher! — lo llamó Sirius. El elfo se torció las manos diciendo "¿Que necesita el señor traidor?" — El príncipe Aemond ha resultado herido. Necesito una poción para el dolor, una poción de restablecimiento de sangre y un ungüento para cicatriz.

Kreacher abrió sus ojos ante la mención del príncipe y salió corriendo.

—Iré a cambiarme. Iré con usted, haré lo que esté en mis manos — Sirius llamó a Winky para que vigilara al caballero de capa Blanca.

Como pudo se cambió a unos pantalones y una camisa blanca, regresando con la capa. Kreacher prepara el maletín con las pociones y cosas necesarias.

Sirius esperaba que no sacaran el ojo lastimado de la cuenca, tal vez podría curarla. Fue un Auror y tenía algo de conocimiento médico que usó un par de veces en sus misiones y recuerda haber curado el ojo de Reus que se había arañado luego de una luna llena.

Sirius montó en el caballo de Ser Westerling hasta la Red Keep. Al llegar fue conducido hasta la habitación del príncipe donde estaban los reyes, la reina estaba solloza sosteniendo al príncipe contra su pecho con mucha delicadeza.

—¿Y Lady Potter ? — preguntó la reina.

—Lycoris estará indispuesto hasta mañana en la noche — dijo Sirius — Pero estoy capacitado en la sanación.

Sirius se acercó al príncipe y se hincó en una rodilla para verlo. Evitó hacer una mueca al ver el ojo izquierdo suturado de manera grotesca.

—¿Le pueden quitar los puntos? Necesito observar el ojo — pidió Sirius.

—El ojo fue retirado — dijo el hombre de gris. Su tono era mordaz y frío.

Carajo — susurró Sirius. Le habían quitado el ojo y ya no había solución.

—¿Puede devolverle el ojo? — preguntó el rey mirándolo.

—Si me hubieran llamado antes de susurrar la herida, habría salvado el ojo — Sirius abrió el maletín y sacó una poción para el dolor, luego sacó el ungüento — No hay nada de que hacer.

La reina soltó un gemido lastimero ante la noticia.

—Lo ven, mi reina — dijo el Maestre — Les dije que los magos no serían de ayuda.

Sirius frunció el ceño y se puso de pie mirando cara a cara al hombre. Sirius era más alto que el Maestre, así que fue sencillo verlos hacia abajo.

—Puede haber salvado si ojo, pero tu se lo quitaste antes de darme la oportunidad de curar — dijo Sirius — Los magos y brujas tenemos el conocimiento para hacer crecer huesos, restablecer sangre y curar casi todo.

Sirius regresó y sacó un ungüento y una pequeña cucharita para depositar el medicamento.

—Esto hará que la cicatriz desaparezca casi por completo — dijo Sirius mostrando el medicamento al rey y luego levantó el vial con la poción — Y esto hará que el príncipe no tenga dolor.

"Maldito brujo" escuchó el pensamiento del Maestre.

—¿No me quedará cicatriz? — preguntó el príncipe Aemond.

—No se notará mucho — contestó Sirius — ¿Has visto la mano derecha de Lycoris? — el príncipe Aemond negó con la cabeza — Bueno ella lo usó hace unos años con una herida similar, la cicatriz casi no se nota.

Sirius sacó un poco del ungüento y vertió en la cicatriz del príncipe. Luego preguntó a los reyes si querían que las suturas fueran eliminadas ahora mismo para que el ungüento haga mayor efecto.

El rey accedió, y le pasó la poción para el dolor al príncipe. — Lanzaré un hechizo que hará que las suturas desaparezcan, luego lanzar otro para cerrar la herida, tomarás esta poción en ese momento y luego aplicar el ungüento. ¿Estás listo?

El príncipe asintió con la cabeza, Sirius preparó un pañuelo por si acaso. Lanzó el primer hechizo, las suturas se fueron y el príncipe empezó a sangrar un poco, Sirius presiono un poco la herida, lanzó un encantamiento para detener el sangrado y otro para cerrar la herida.

El príncipe bebió de golpe la poción. Con cuidado limpio el rostro y con suma delicadeza empezó a aplicar el ungüento.

—Yo tenía un amigo — dijo Sirius — Le decía Moony de cariño. El tenía una condición que cada luna llena terminaba con grandes cicatrices. En nuestra época de estudiante era atendido por la enfermera a cargo. — con cuidado pudo un poco en el centro de la herida — Cuando nos graduamos, lo acompañaba en esas horribles noches y lo curaba a la mañana siguiente. Su rostro quedó marcado por cicatrices delgadas y blanquecinas, Madame Pomfrey me dio la receta de este ungüento que usaba siempre en Moony.

Acabado miró el rostro del príncipe y luego miró a los reyes : — Necesitamos aplicar tres días seguidos en la noche y la mañana.

—Gracias, señor Black— dijo el rey.

—Lamento no haber ayudado con lo del ojo — negó Sirius con la cabeza. La reina arropó al príncipe y le besó la frente.

—Estaremos agradecidos con usted señor Black — dijo la reina retorciéndose los dedos.

Sirius pudo sentir la molestia del Maestre detrás de él, haciéndolo sonreír un poco .

—No hay de que su majestad — dijo Sirius — Si hubiera estado aquí antes habría logrado salvar el ojo. Pero al menos puedo garantizar una recuperación indolora al príncipe.

—¿Y Lady Lycoris? — preguntó la reina

—Ya esta mejor, aun sigue en un sueño profundo por lo de su núcleo mágico dañado, pero cuando despierte, estará con la energía de una preadolescente activa — sonrió Sirius.

Los reyes le agradecieron nuevamente y Sirius dijo que vendría en la mañana para seguir con las curaciones del príncipe.

Le dieron un caballo para que regrese a casa y en camino Sirius recordó el ojo de cristal de Moody. El loco auror dijo que fue hecho por duendes, y el mismo lo encantó para que fuera funcional.

Tal vez — pensó Sirius — Pueda encontrar la forma de recalcar lo mismo para el príncipe Aemond 

N/a; 

Tenemos nueva portada gracias a  MccnLord 

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