Capítulo 19
Aemond estaba emocionado porque al fin sería su primera clase de magia. Lady Lycoris dijo que verían una rama por día, iniciando con Transformación.
El rey le había asignado una habitación en el Torreón de Maegor para las clases. Aemond había leído parte de su libro de transformaciones.
—Bueno príncipe — dijo Lady Lycoris con una sonrisa — ¿Estamos listos?
—Listo
—Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprenderás. —explicó Lady Lycos, a su lado tenía una rosa traída de los jardines de la reina.
Aemond observó como Lady Lycoris usó su varita para transformar la simple rosa en una completamente de cristal. Hermosa y pulida.
—¿Voy a hacer eso? — preguntó Aemond emocionado.
—Aún no, príncipe. Falta mucho para eso — Lady Lycoris sacó una caja pequeña y un alfiler. — Hoy iniciaremos lo más sencillo. Pasar de una cerilla a un alfiler.
—¿En serio?
—Si. Eso fue lo que hice en mi primer día de clases con la profesora McGonagall... — Lady Lycoris.
—¿Qué es eso? — señaló la caja.
—Cerillas — Lady Lycoris sacó un pequeño palito de madera con una punta roja. Ella pasó la parte roja por una parte de la casa, la punta se prendió en fuego — Sirve para hacer fuego de manera sencilla.
Aemond abrió los ojos al ver la pequeña flama. Estaba impresionado, a veces veía a los criados encender el fuego de su habitación con barras de fricción para encender chispas.
Lady Lycoris sopló la cerilla y apagó la pequeña llama.
Los dos iniciaron la clase, Lady Lycoris leyó el pasaje de transformación e hizo una demostración.
Aemond se dedicó a la siguiente hora en hacer lo mismo. Al principio solo las puntas cambiaban a plateado, o no tenían filo, o solo la mitad lograba convertirse en un alfiler. Frustrando mucho a Aemond.
—Con calma y paciencia, mi principe — Lady Lycoris lo animo. Aemond la miró, tenía la misma ropa y accesorios cuando fueron a Pozo Dragón, él pensó que se cambiaría luego del almuerzo — Le diré mi truco que siempre uso. Cierre los ojos e imagine el objeto en su mente y tenganlo presente cuando lance el hechizo.
Aemond tomó el alfiler y lo miró detenidamente, a detalle y luego a la cerilla.
Él mantuvo la imagen del alfiler y luego cerró los ojos para después lanzar el encantamiento. Aemond tenía un alfiler nuevo en sus manos, él abrió los ojos mirando a Lady Lycoris.
Ella aplaudió suavemente y con una ligera sonrisa . Aemond pudo ver cómo sus ojos brillaban levemente y tenía una sonrisa maternal que pocas veces había visto.
—Bien hecho, mi príncipe — lo felicitó — Es un perfecto alfiler. Mucho mejor el que yo hice.
—¿En serio?
—Si — ella asintió con la cabeza — La profesora McGonagall dijo que fue un trabajo. A pesar de que mi alfiler era algo grueso en comparación a este — sostuvo el alfiler que Aemond transfiguró.
Aemond sonrió ante las palabras de Lady Lycoris. La puerta del estudio se abrió, ella rápidamente se puso de pie cuando anunciaron la presencia del rey, sostuvo sus manos en frente de ella y mantuvo la cabeza bajada en una reverencia.
Aemond se levantó de su asiento y vio como llegaban el rey, la reina, el abuelo y el Maestre Orwley.
—Mi señores — Lady Lycoris mantuvo la cabeza agachada.
—Lady Potter-Black — el rey se acercó a ella — ¿Qué tal el primer día de lecciones?
—Muy bien, majestad — Lady Lycoris alzó la mirada con una suave sonrisa — Hoy cubrimos Transformación. Príncipe... — Lady Lycoris lo miró — ¿Le quiere mostrar el avance a sus padres?
Aemond miró a Lady Lycoris, ella le sonrió.
Aemond asintió con la cabeza y tomó su varita junto a otra cerilla. Recordó lo que le dijo Lady Lycoris y transfiguró la cerilla en un nuevo alfiler.
Aemond dejó su varita en la mesa y le mostró el alfiler al rey.
—¿Eso es todo? – preguntó el Maestre y Aemond bajo la cabeza cohibido.
—Todo a su ritmo, Maestre — dijo Lady Lycoris con un tono de voz seria en su voz — El príncipe aún es un niño que recién inicia su educación mágica. Yo inicie a los once, la magia debe ser estudiada y ejecutada con precisión y estudio. Yo hice lo mismo en mi primer día de clase.
Aemond alzó un poco su mirada para encontrarse a Lady Lycoris con sus manos juntas y la barbilla alzada, sus ojos entrecerrados fijos en el Maestre Orwyle. Tenía la espalda erguida y la presencia de una dama de sangre noble.
—No puedo creer que Aemond hizo esto — el rey dejó el alfiler a la reina y luego palmeó con la mano que le quedaba el hombro con una pequeña sonrisa — Bien hecho Aemond. Quien sabe, tal vez algún día puedas hacer una espada con un solo movimiento.
Aemond se quedó sin habla. Nunca había escuchado a su padre decirle tales palabras de aliento.
—Mañana estaremos con Encantamientos, luego seguido en pociones — dijo Lady Lycoris — Cuando besos pociones le recomendaría que el príncipe esté en el baúl, ya que Grimmauld Place tiene el lugar perfecto para ver esa materia. Luego seguiremos con Astronomía en la noche.
—¿Solo serán esas materias? — preguntó la reina.
—Si. Historia de la magia no tiene nada de peso, solo son guerras, magos importantes y eso — contestó Lady Lycoris — Defensa contra las artes oscuras tampoco lo siento necesario. No hay magos oscuros aquí. Luego de un par de años podremos avanzar a las ramas más complejas como Aritmancia, Runas Antiguas, y algo de adivinación. — Lady Lycoris se quedó callada con su mano derecha en su barbilla — ¿También quiere que veamos vuelo?
—¿Vuelo? — preguntó Aemond.
—Si. Todos tienen clases de vuelo en su primer año — respondió Lady Lycoris — Tengo mi Saeta guardada, nos puede servir.
—Y Aemond tendría experiencia para cuando vuele en Gaelithox — agregó el abuelo mirando a Lady Lycoris.
—Si, quiero aprender a volar como un mago — respondió emocionado Aemond.
—Entonces. Mañana tendrá su primera lección de vuelo — sonrió Lady Lycoris.
—¿Y es seguro? — preguntó madre nerviosa.
—O por supuesto — contestó Lady Lycoris — De la clase de quince chicos solo uno salió herido y eso porque Neville era naturalmente torpe.
—¿Era? ¿Está muerto? — preguntó otra vez la reina.
—Oh no no. — dijo Lady Lycoris — Neville ahora está en la academia de Aurores entrenando. El príncipe Aemond estará bien, se lo juro por mi magia.
Aemond miró como su madre lo vio con temor. Pero Aemond no tenía miedo, él ya había volado una vez en Vhagar.
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Luego de las clases con el príncipe, Lycoris le dedicó tiempo a sus hijos. Le leyó a Teddy y alimento a James y Gigi, para alivio de sus pechos.
Luego contó de su día a Sirius y George, quienes también le contaron su día a ella.
—Paseamos en los jardines — dijo Sirius — Luego recorrí Grimmauld Place y encontré la escoba de Regulus.
—Estoy aburrido — George suspiró echándose en la cama — Debo encontrar un oficio.
Lycoris hizo una mueca recordando Sortilegios Weasley. El sueño de ambos estaba en el mundo mágico y ella estaba segura que caería pronto al tener a ninguno de sus propietarios.
—Ya encontraras algo — le animó Lycoris a su cuñado.
Ella se quedó en un rincón de su cuarto hilando lana para tejer mantas y abrigos para sus bebés. Ella empezó a tararear Rhiannon de Fleetwood Mac mientras hilaba.
No sabe cuando paso hasta que Penny entró con una nota en sus manos
—Lord Hand le envía este mensaje, miladi — dijo Penny. Lycoris tomó la nota.
Ella leyó dos veces el contenido de la nota.
—¿Qué es, estrellita? — preguntó Sirius.
—Lord Hand me invita a cenar con él esta noche — respondió Lycoris dejando la nota en su regazo.
N/a: Las del grupo de whattsapp se deben estar mordiendo las uñas luego de los que le dije los últimos dos días sobre esta historia *inserte risa malvada*
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