Walburga le indico donde estaba guardada las varitas de ella, su esposo y Regulus.

Durante toda la noche, Lycoris trató de recordar los textos esenciales de primer año, Kreacher fue de ayuda, el elfo trajo los viejos textos escolares de Regulus, solo los de primer año.

El Libro Reglamentario de Hechizos

Teoría Mágica

Guía de Transformaciones para principiantes

Mil Hierbas y hongos mágicos

Filtros y Pociones Mágicas

Encontró las varitas y se las enseñó a Walburga, la dama de la casa Black en un principio estaba reacia a que el príncipe Aemond fuera el nuevo usuario de algunas de las varitas, pero luego de discurrir le hizo ver que el príncipe era alguien especial.

—Este no es nuestro mundo, señora Black — le recordó Lycoris — Que haga un niño con magia es una esperanza. La Madre Magia lo escogió por una cosa, por favor, comprenda.

Madame Black la observó, de pies a cabeza para luego mantener la mirada sobre los ojos de Lycoris.

—Bien. Creo que es bueno, así tendrás un buen lugar en la corte con tus hijos — contestó Walburga — En la biblioteca, en la sección cuatro está sobre las voluntades de las varitas. Es un ritual simple que hasta un elfo podría hacerlo.

Lycoris sonrió, así que estuvo hasta la una de la mañana, con los gemelos prendidos a sus senos mientras leía lo del ritual, el príncipe necesitaba lo más pronto posible una varita para canalizar su poder mágico.

Unas runas en el sótano de rituales. Una de las enseñanzas mágicas que se le enseñaron desde joven, lo más tradicionalistas, decían que debían usar túnicas o joyas en este tipo de rituales.

Rebusco en el cofre donde contenían varias joyas pertenecientes a su abuela Euphemia. Todas las tradiciones de la India, algo que aprendió gracias a las Patil.

Lycoris le estaría eternamente agradecida con Padma y Parvati. Aprendió a amar esa herencia luego de años de comentarios horribles de sus tió a la "suciedad" de la sangre Potter por su herencia Hindi.

Era su legado, sus tradiciones, y serían de sus hijos en su futuro.

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Aemond estaba emocionado.

Hoy sería conseguiría una varita y no pudo dormir en toda la noche debido a eso. Siguió sus lecciones con sus Maestres, quienes le dijeron que no se dejara impresionar por Lady Lycoris. Luego tuvo su entrenamiento con espada con Ser Criston, hasta después del almuerzo que llegó el momento de las varitas.

En la mañana había tenido lecciones de Dragonspeech y Lady Lycoris no dijo nada del ritual, dijo que sería sorpresa, lo único que le dijo que se pusiera su mejor ropa, ya que era un importante día.

Luego del almuerzo, Aemond fue guiado hacia el baúl junto a su madre, abuelo, Helaena. Daemon, Laenor y Rhaenyra también querían ser testigos del ritual.

Aemond se sorprendió de que un mundo podría estar escondido en un baúl. La casa de Lady Lycoris daba algo de miedo, al llegar fueron recibidos por Winky que decía la dama los esperaba en el salón de descanso.

Al llegar vieron a Lady Lycoris, vestida elegantemente y ligeramente como una dorniense.. Su vestido era en dos partes, una parte superior para sus pechos y una larga falda decorada en bordados de oro que resaltaba en el verde de la tela. Tenía una larga estola en otro tono de verde que le cubría el brazo izquierdo.

Estaba decorada por joyas doradas, un adorno en la frente con una pequeña piedra verde, o aretes grandes que colgaban de sus lóbulos que parecían pesados.

—Bienvenidos a mi hogar — dijo Lady Lycoris con una reverencia — Vayamos a la sala de rituales y luego tomaremos el té.

Fueron nuevamente guiados por los pasillos, en un momento Aemond vio muchas cabezas de elfos colgadas en las paredes como si fuesen trofeos de cazas. Lady Lycoris dijo que hace mucho tiempo una Black decapitaba a los elfos que ya no servían.

Al llegar al lugar había un círculo con runas trazadas en el piso.

—¿Esto es seguro? — preguntó Madre tocándose los dedos de las manos

—Totalmente segura, mi reina — contestó Lady Lycoris — No pondría jamás en peligro a algún niño.

Madre asintió temblorosa para luego verlo a él.

—Príncipe, colóquese en medio del círculo — pidió Lady Lycoris. Aemond hizo lo que pidió y se colocó en medio del círculo.

Luego dejó frente a él tres varitas, todas de madera negra con diferentes diseños. Luego sacó un libro y abrió en una página.

—Es una suerte que los núcleos de estas varitas tengan su voluntad libre — comentó Lady Lycoris — Ahora, príncipe Aemond. Extienda su mano dominante

Aemond extendió su mano derecha.

Lady Lycoris movió su varita sobre el círculo el cual empezó a brillar.

—Core sine possessore — empezó a decir en una lengua rara similar el Valyrio — Core sine magistro, coniunge voluntatem tuam filio matris magicae.

Aemond sintió como los dedos les cosquilleaban mientras mantenía su vista en las tres varitas.

—Core sine possessore — volvió a recitar — Core sine magistro, coniunge voluntatem tuam filio matris magicae.

De pronto, una varita voló hasta la mano de Aemond y la punta brilló en dorado. Lady Lycoris dejó de hablar en esa lengua para bajar el libro.

Aemond miro la varita en su mano. Su punta era dorada que resaltaba en el negro. En la parte de la mitad un tallado en espiral.

—La varita del amo Regulus — murmuró Kreacher con su vista puesta en él.

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Luego del ritual, regresaron a la sala de descanso donde Winky colocó una tetera de la porcelana china de los Black y varios dulces.

Kreacher parecía pendiente de Aemond, le pregunta si el té estaba bien. Si queria azúcar u otra cosa.

Lo llamo amito Aemond.

—¿Y qué pasará con las otras dos varitas? — preguntó la reina. Lycoris bajó su taza de té.

—Serán guardadas hasta el momento que mis hijos empiezan su educación mágica — contestó Lycoris — Haré el mismo ritual, es suerte que todos sean de fibra de corazón de dragón.

—¿Dragón? — repitió la princesa Rhaenyra impresionado.

—Si. Hay muchos núcleos para varitas — respondió Lycoris — El de mi varita es pluma de Fénix. El de Aemond es de fibra de corazón de dragón. Es un núcleo conocido que en raras ocasiones puede cambiar su voluntad a un nuevo amo.

—¿Entonces la varita de Aemond? — preguntó Daemon.

—Fue del antiguo heredero Black que murió muy joven — Lycoris pensó en Regulus. — Mañana comenzamos con las clases de magia.

El príncipe Aemond sonrió ampliamente ante la idea.

—Pero primero — le hizo una seña a Kreacher. El elfo trajo los libros de teoría — empezamos con la lectura.

—¿Lectura? — parecía decepcionado.

—Primero hay que manejar la teoría antes de ir a la práctica — le dijo calmándolo — Es como usar una espada. Primero usa de una madera antes de ir con una de acero.

El príncipe asintió con la cabeza. Luego del té regresaron a Red Keep, sus hijos debían tener hambre y a ella ya le dolían los pechos.

Cuando salieron del baúl, estaba Ser Criston en el cuarto. Penny estaba parada junto a la cerca donde estaba Teddy haciendo flotar su lobo de peluche.

—¿Ser Criston? — preguntó Lord Hand.

—Ha sucedido, algo — dijo el caballero — En el bosque de los dioses. Del Arciano ha brotado dos forasteros, estaban acorralados en el Bosque de los Dioses, tienen varitas.

Lycoris miró a los demás, alzó las faldas de su Saree y corrió a dirección del bosque con su varita esgrimida. Los aretes en sus orejas tintineaban a sus movimientos y las faldas revoloteaban a su andar.

Al llegar se detuvo cuando vio rostros conocidos.

Sirius lucia con unas cuantas canas, aun llevando la ropa que usaba el día que cayó al Velo de la muerte, a su lado estaba una caballera familiar, su piel pálida con pecas.

Fred

No, al mago pelirrojo frente a ella le faltaba la oreja izquierda.

Los dos tenían sus varitas alzadas contra la guardia real.

—Madre Magia — dijo Lycoris. Todas las vistas se posaron sobre ella, los ojos grises de Sirius y los ojos azules de George.

—Lycoris — George pronunció su nombre y todo giró alrededor de Lycoris.

Después sintió unas fuertes manos tomarla de los brazos por la parte de atrás y el mundo se oscureció. 

N/a: Era obvio que Aemond tendría la varita de Regulus

La varita de Regulus/ Aemond. 

El Saree de Lycoris. EN la india el verde significa los nuevos comienzos.