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Revenga

Pasó un mes desde el despido de Kwon y las cosas iban de maravilla, Malka y Tahalafa construían un vínculo a su ritmo, hablaban mucho y compartían momentos familiares pero también Haeri secuestraba a la rubia para compartir tiempo de suegra y nuera, iban de compras, horneaban galletas, cocinaban o simplemente compartían un helado en el jardín de la casa de Haeri al atardecer. Kehvandra sentía su corazón menos roto, tener a sus padres y a su amada hija era lo único que lo mantenía cuerdo, aún lloraba por su esposo, lloraba por el tiempo robado y lloraba porque la recuperación de Tahalafa estaba estancada, si bien ya no usaba el bastón ni el aparato ortopédico, la diminuta vikinga peleaba con los dolores al caminar, su movilidad tampoco mejoraba y la sonda nasogástrica era la principal fuente de nutrición de la rubia, sin embargo ella afrontaba cada dificultad con valor y amor a sus seres queridos por lo que cada indicación médica la seguía al pie de la letra. Aunque doliera más o fuera tedioso.

No tenían noticias de Jinyoung y eso era preocupante para Abdalá, por lo que acordó una cita con el jefe de la policía para entablar un intercambio de información respecto al doctor Kwon y su familia, se consideraban intocables por ser importantes en la comunidad médica pero se supone que nadie está por encima de la ley. Pero no podían agobiarse por un problema que aún no llegaba y perder el valioso tiempo que compartían los Al Farouq y los Jeon, además de que cada tanto los hermanos de Tahalafa llegaban a invadir la casa de los árabes para comer, hacer pijamadas o lo que fuera con tal de estar juntos.

Unidad familiar

Un término breve pero profundo que abarcaba muchas realidades distintas. Solo unos pocos podían afirmar que experimentaban esa idea y se sentían dichosos con ella.

 La relación de Jungkook y Tahalafa era sana y estable, ambos entablaban un diálogo para arreglar diferencias, su compromiso era serio e intenso como toda relación adolescente, sin embargo, no estaban pegados día y noche, había veces que Jungkook salía con sus hermanos y también la árabe disfrutaba pasar tiempo con Jisoo, Cocona, Nabi, su suegra y abuela, se divertía con todos sus seres queridos, incluidos su abuelo, su suegro y cuñado.

Cada que les era posible, todos los adolescentes se reunían para hacer juntos la tarea, ver películas, ponerse al corriente con los chismes de la escuela y la vida en general, hacer pijamadas o simplemente follar en grupo porque para ellos todo era mejor si se compartía, Cocona se unió al grupo por Jisoo y Taemin y Minho iban de vez en cuando a integrarse al grupo y pasarla bien de manera segura y tranquila, ya que los celos quedaban en último plano. 

Pero por sobre todas las personas, su padre era por mucho su persona favorita, buscaban tiempo para salir juntos a museos, recitales, al teatro o al ballet, la rubia visitaba al mayor en el hospital y cenaban en la oficina del ahora neuropsiquiatra o simplemente pasaban un buen tiempo juntos leyendo algún libro. 

La relación de Soobin con Tahalafa también sufrió cambios, ya no se odiaban, de hecho descubrieron que eran la mejor dupla para trabajos escolares por lo que mejor invertían su tiempo en mejorar sus calificaciones que en pelear e insultarse. Incluso Tahalafa visitó la casa de Soobin un par de veces en ese lapso de tiempo, conoció a su familia quienes la recibieron gustosos, incluso se hizo mejor amiga de la hermana pequeña del pelinegro.

Minseok no dejaba de perseguir a Jungkook, buscaba cualquier momento en el que el moreno se alejaba de la rubia para hablar con él, proponerle una cita, tratar de tomar su mano o cualquier cosa. No se rendía y eso hacía que Kook se sintiera agobiado. 

Por su parte Kehvandra llevó a cabalidad su papel como terapeuta externo, ayudaba a los alumnos discapacitados de esa institución, los canalizaba con médicos especialistas, también con psicólogos especializados en discapacidad y buscaba las terapias adecuadas para cada caso. Ese trabajo reconfortaba su lastimada alma y ver a los alumnos avanzar y aceptar su discapacidad era un aliciente para seguir mejorando.

Fue un Lunes normal, el grupo de árabes arribó a la escuela de Tahalafa antes de las 7 am, ese día Kehvandra tenía terapia así que Abdalá y Malka acompañaron a Tahalafa y a su papá alfa hasta la entrada. Soobin llegó justo entonces y saludó a su superior y para sorpresa de todos, también saludó a Tahalafa y le cargó la mochila aunque Nabi iba tras la rubia par ayudarle en todo lo que necesitara.

—Yo puedo hacerlo señorita Nabi, no es un problema— Acto seguido entró con Tahalafa al salón de avanzados para su clase de Química mientras Kehvandra y Nabi los observaban.

—Y pensar que hace un mes se insultaban esos dos—

—Del odio al amor hay un paso Nabi-ah—

    Ambos adolescentes sacaron los implementos necesarios para tomar la clase y mientras conversar, ya que el profesor aún no llegaba

—Mi hermana te manda saludos Tata-ah—

—Espero verla pronto, tenemos un helado pendiente—

—Sabes que puedes ir cuando quieras ¿No?—

—Sip, pero tengo muchas cosas por hacer entre la rehabilitación, las terapias y demás pero iré apenas pueda, lo prometo por la garrita—

—Ella estará feliz— Soobin sonrió mientras Taha limpiaba sus lentes, después de todo, la hermana del pelinegro no será la única feliz por la visita de la dubaití.

—No lo haz conseguido porque no insistes lo necesario Minseok—

—¡Eso no es cierto! Voy detrás de él y estoy insistiendo tanto, me esfuerzo al máximo pero Kook solo tiene ojos para Tahalafa—

—Sigue mis instrucciones y no dejes de insistir, esa rubia asquerosa pronto se alejará, espero que también Soobin actúe pronto, dices que le gusta, ¿Te lo confesó?—

Minseok pensó muy bien su respuesta, ya que odiaba las mentiras y el estar intrigando contra la rubia y Kook le sentaba mal, pero estaba desesperado y encaprichado por tener el amor del tatuado aunque para empezar, jamás lo tuvo.

—No Jenie, son suposiciones mías, él cambió con Tahalafa, ya no se odian y eso es porque Soobin cambió pero no puedo asegurar que le gusta, tal vez se cansó de pelar con ella—

Kwon estaba presente, con el tiempo las terapias de Jenie cambiaron a sesiones de planeación para que Minseok se quedara con Jungkook, al adolescente le sorprendía en demasía que el terapeuta estuviera tan interesado en ese asunto pero aceptaría toda la ayuda que le ofrecieran para por fin poder quedarse con Jungkook. 

—Tal vez cambiar de estrategia sería lo mejor, en lugar de acercarte a Jungkook y ser rechazado una y otra vez, podrías hacerte amigo de la rubia, así me puedes contar lo que ella te confíe y de esa manera te aconsejaré para que avances en tu propósito—

Jenie suspiró, estaba acostada en la alfombra de la sala aburrida por no salir

—Al fin escucho algo inteligente, puedes hacer eso Minseok y pronto serás novio de Kookie—

Minseok sonrió ilusionado, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

—Vamos Tahalafa-ah, puedes hacerlo sólo unos escalones más—

El terapeuta era exigente y el dolor en las piernas de la rubia aumentaba con cada escalón, pero prometió ser fuerte así que a pesar del dolor avanzó hasta que sus piernas fallaron y calló de bruces al suelo

—Toma un descanso pequeña, regreso en un momento—

El hospital Bundang ofrecía un programa de rehabilitación integral de primer nivel, Tahalafa religiosamente asistía a sesiones diarias de terapía física y 4 veces a la semana a terapia psicológica, era un trabajo duro pero ella estaba convencida que seguiría intentando, quería que su padre y abuelos se sientan orgullosos y también sus padres en el cielo.

Malka Al Farouq acompañó ese día a la rubia para su terapia, la miró pelear, sudar, llorar e incluso gruñir por el esfuerzo y a pesar de todo nunca se detuvo, los estiramientos dolían, los ejercicios eran pesados, después del accidente sus piernas perdieron tono muscular y habilidades básicas que tiene que reaprender, será un camino largo pero paso a paso la meta se acercaba. La adulta admiraba a la hija adoptiva de Kehvandra, aún no se atrevía a considerarla parte de la familia porque en el fondo la conciencia no se lo permitía pero el afecto crecía sin poder evitarlo.

—Vas muy bien Tahalafa, pronto podrás correr como antes—

—Gracias señora Malka—

"Llámame abuela por favor, aunque sea una vez" Quería decirle a la pequeña vikinga pero no se atrevía a externarlo. 

Era viernes a la hora de la salida de clases, los adolescentes alegres armaban planes para el fin de semana, Tahalafa y Jungkook pasarían el viernes con sus hermanos en una pijamada en casa de la dubaití, organizaban quien iba a llevar que para pasarla bien, bebidas, dulces o que le fuera, ese día no tendrían supervisión adulta ya que Abdalá y Malka acompañarían a Kehvandra a un congreso, solo Nabi y Heliyaha supervisarían superficialmente a los menores, Taemin y Minho también fueron invitados así que la diversión estaba garantizada. 

Minseok escuchaba a escondidas todos los planes, la envidia escalaba por su columna como una serpiente venenosa, apretaba sus puños y dientes, él tendría que estar con Kook en esa pijamada, no esa rubia idiota. 

—Es de pésima educación escuchar conversaciones ajenas Minseok—

—Joder Soobin no me espantes así— Minseok golpeó a alto pelinegro, por un momento el alma salió de su menudo cuerpo. 

—¿Y cómo no te espantas cada vez qué te miras en el espejo?— Jackson llegó de súbito volviendo a espantar a Minseok

—¡Dejen de aparecer así maldita sea!—

El grupo de Tahalafa volteó a mirar con interés a Minseok y los demás

—Oye Tata, este enano los estaba escuchando, pongan más atención en donde hablan— Jackson siempre cuidaba a sus amigos

—Gracias Jack Jack— Tahalafa y Minseok se miraban intensamente, todo casi se echa a perder cuando Minseok por enésima vez invitó a Jungkook a salir frente a la rubia.

—Déjame en paz Minseok o la próxima no seré cortés, te he dicho una y otra vez que no me interesas—

—Estás confundido Kook, tú eres gay y la pasábamos muy bien juntos—

Jungkook sentía la vena del cuello palpitar con furia

—Nadie me dice lo que soy o no, te he dicho que me dejes en paz, no me interesas Minseok—

De pronto todos callaron

Frente a Minseok se encontraba una mujer hermosa vestida en un impecable traje sastre rosa pastel, de piel de porcelana y pelo negro como una noche cerrada quien miraba al adolescente con total seriedad.

—Hola, soy la madre de Kook, necesito hablar contigo Minseok—

—¿Mamá?—

—¿Señora Haeri?—

—¿Tía?—

Tantas voces hicieron que Minseok quedara de piedra

—¿Eh?—

—Niños váyanse, más tarde les llevaré lasagna—

Minseok y Haeri caminaron hasta el auto de la adulta, él estaba nervioso, ella seria y tranquila

—Mira Minseok, seré breve, la manera en la que acosas a mi hijo no está bien ni es normal, debes entender por tu propio bien que la gestión del rechazo es primordial, entiendo que estes encaprichado con mi hijo peor el amor o la atracción debe ser mutua para que florezcan sentimientos y lo que tú haces es simple acoso, el cual mi hijo puede denunciar en la escuela—

—Él está confundido señora, Kook y yo tenemos historia juntos— Minseok estaba a punto de llorar, esas palabras le dolieron como puñetazos en el estómago

—Lo haz dicho, es historia, debo decirte algo importante, sé muy bien que Jenie y tú son amigos y que la visitas constantemente ¿Cómo lo sé? Tu madre me contrató para decorar su propiedad en Jeju, ahí me contó gran parte de tu historia— Haeri quería ser comprensiva pero también debía ser directa.

—Jenie está en prisión domiciliaria por intentar matar a Tahalafa— Minseok casi se desmaya de la impresión —Veo que no te contó la verdad Minseok, si sigues sus consejos es muy probable que te metas en problemas, yo misma te escuché ayer hablar por teléfono con ella, estaba en tu casa con tu madre cuando discutías, quiero que entiendas que mi hijo no siente lo mismo por ti y lo debes de entender por tu propia salud mental—

Se despidió del adolescente para luego subir a su auto, Minseok quedó de pie en medio del estacionamiento de la escuela.

Jenie todo este tiempo le dijo que todo era u malentendido y que estaba en arresto domiciliario por las intrigas de Tahalafa y ahora ya no sabía a quien creerle. ¿El terapeuta Kwon lo sabía también? 

—Mierda ¿Y ahora qué?—




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