Primer Dia De Escuela [Editado]
María estaba más que expectante a que el grupo de nuevos estudiantes se presentara en la escuela, había llegado desde antes para prepararse en el baño y ponerse aún más linda, alisó su cabello, se perfumó, rectificó su maquillaje esperando que los prefectos de los pasillos no la notaran. Bien sabía que en ese grupo solo había dos mujeres: una coreana que no se parecía en nada a la rubia diminuta que le robó el sueño desde que la encontró, y la otra era una mezcla extraña pero hermosa de mexicana y árabe. En ese grupo había otro coreano, un hindú, un israelí, un colombiano y 10 mexicanos que venían de provincia, los hombres no le interesaban, solo esa niña de ojos de sol.
Corrió por el pasillo aprovechando que los prefectos aún no llegaban. Se dirigió al auditorio donde se haría la conferencia de bienvenida para los nuevos, la política de la escuela se aseguraba de informar a todo el alumnado para evitar cualquier malentendido con los nuevos.
Encontró a la razón de sus desvelos caminando con mapa en mano. No dudó en acercarse ya que la coreana estaba pegada a la rubia y eso no le pareció nada.
—¡Hola Tahalafa! Bienvenida ¿A dónde quieres que te lleve?—
—¡María linda! Muchas gracias, a decir verdad buscaba el baño, ¿Me puedes llevar?—
—¡Claro que sí! Yo iba para allá, a esta hora hay mucha gente en los baños principales, te llevaré a unos más alejados pero vacíos, ¿Te parece?—
—Si claro, gracias, Jisoo ahora vuelvo ¿De acuerdo?—
—¿Qué? ¡No! Ehm, digo, yo te acompaño ¿Si?—
Acto seguido la linda coreana se prendió al brazo de Lafa, María copió su gesto, la rubia se reía internamente, no llevaba ni media hora en la institución y ya se estaban peleando dos chicas hermosas por ella.
—Bueno pues, vamos, María linda, te seguimos—
Cuando entraron en el baño, María cerró con seguro la puerta, Jisoo la miró extrañada pero no dijo nada, dejaron las mochilas en el gran lavabo para sacar las cosas necesarias para peinare, maquillarse y todo lo que fingían que iban a hacer, Tahalafa les dio el empujón final cuando desabotonó la blusa y se quitó el saco y la corbata.
—¿Creen que me deba de poner la blusa interior? Creo que mi sujetador es demasiado transparente o ¿Ustedes que piensan?—
Ambas chicas abrieron mucho los ojos al ver semejantes atributos desbordarse de ese diminuto sujetador blanco transparente, solo tenía una flor del tamaño del pezón de la rubia. Jisoo y María se miraron determinantes, querían tocarla pero se contenían porque pensaban que se juzgarían mutuamente y no sabían si estaban en lo correcto y la tensión sexual se incrementaba a cada segundo en ese baño.
—Lafa-Ah, yo te ayudo a ponerte la blusa, si se transparenta mucho, sobre todo aquí, no está cubriendo bien, ¿Lo ves?—
Con delicadeza se acercó y movió un poco la flor del sujetador de la rubia haciendo que su pezón se endureciera al instante. María sintió excitación y celos en la misma medida.
—Además mira, el tirante se puede reventar y se te vería todo, se ve muy frágil—
María no resistió y movió el tirante arriba y abajo haciendo que el gran seno de Tahalafa rebotara por la varilla del sujetador—
—Creo que tienen razón lindas, no puedo andar así en la escuela, si esto se mueve un poco mis pezones quedarían expuestos, me quitaré la camisa ahora—
Cuando se quitó la prenda Jisoo se adelantó, abrió la mochila de la rubia para buscar la blusa, la tomó con manos temblorosas, miró a María quien tenía los ojos brillantes y se mordía con ansias el labio, se acercó para ayudar a Tahalafa a quitar por fin la camisa, Jisoo le dijo que alzara los brazos para pasar por arriba la blusa pero subió tan lentamente por la piel de la rubia que ésta se estremeció, su piel se puso de gallina y sus pezones quedaron duros, se transparentaban porque el sujetador se movió, y Tahalafa al mover un poco los brazos hacia abajo, los tirantes de deslizaron por sus brazos haciendo que el sujetados se moviera y sus senos salieran de la prenda.
—Uy tenían razón, esto no me sujeta nada—
Tahalafa se recargó en el lavabo enfrentando a sus nuevas amigas quienes se veían ya excitadas, pasó sus manos por los senos de María y Jisoo revisando sus prendas, con descaro la más baja de las tres endureció los pezones de sus recientes amigas metiendo sus dedos por debajo de las copas de los sujetadores.
—Creo que ustedes si tienen prendas funcionales, es una lástima que no pueda ver sus senos, parecen, lindos como ustedes—
La coreana y la mexicana se miraron un momento, antes de que ambas en sincronía desabotonaran sus camisas y se quitaran las corbatas, expusieron su anatomía para la rubia quien estaba decidida a ahorrar tiempo.
—Hagamos esto rápido ¿De acuerdo? Tenemos los minutos contados antes de que toquen la puerta pero, será divertido—
Tiró de ambas chicas para besarse en un lío de lenguas, labios y saliva, la rubia mantenía el control sobre las otras dos, pegó los senos de las tres y se refregaron en un baile sensual, el sudor comenzaba a impregnarse en las pieles de las tres, Tahalafa tomó a ambas por el pelo para acercarlas a sus grandes senos y ambas lamieron, chuparon y marcaron la piel de la árabe haciéndola gemir.
—Muerdan lo que quieran, después me lo cobraré, solo no dejen marcas visibles ¿Entendieron?—
Les dio un tirón a ambas en el pelo, ellas asintieron y volvieron a la tarea, mientras la rubia tiraba con gusto de los pezones de ambas, apretaba los senos con sus largos dedos, solo unos minutos para después hundir sus elegantes dedos en las cavidades vaginales de ambas chicas, ambas hermosas, con cuerpos firmes que tenían a Tahalafa babeando, comprobó que ambas estaban recién depiladas, frotó los labios de ambas separándolos con sus dedos, acto seguido hundió los dedos en los profundo de las vaginas ajenas, sonrió ampliamente, hizo sus tan practicadas maniobras para hacer gemir y chillar a las contrarias. La coreana estaba a punto de venirse, lo podía sentir por como latía su cavidad, la mexicana movía sus caderas usando los dedos de la rubia, repetía el nombre "Tahalafa" una y otra vez.
La rubia sacó sus dedos haciendo que ambas protestaran, las situó frente al espejo, una al lado de la otra bien juntas, Tahalafa las miró por el espejo y con ahínco lamió los dedos impregnados de la excitación de las dos, volvió a su labor, no sin antes deslizar solo lo necesario la ropa interior de sus compañeras de diversión, sin aviso se volvió a introducir en ellas, desde atrás maniobraba para entrar con un par de dedos y con otro estimular el clítoris de ambas, ya las tenía a punto.
—Bésense, aquí las tres somos compartidas—
Les sonrió alentando a que siguieran su orden, bajó el ritmo, Jisoo y María gimieron frustradas, la rubia mordió los hombros de ambas con fuerza, con agresividad estimuló los clítoris de ambas mientras estas se lamían y besaban con ahínco. Se vinieron al mismo tiempo, como buenas amigas se abrazaron para no caer, ambas tenían las piernas de gelatina, se besaron las tres calmando los ánimos, la rubia las nalgueó sacándolas de su estupor.
—Vamos a vestirnos hermosas seguimos con esto más tarde—
La ceremonia de bienvenida a extranjeros se llevó a cabo sin problemas, nadie pensaría que hace apenas unos minutos tres estudiantes de esa prestigiosa preparatoria gemían con ganas, el grupo de nuevos estudiantes era diverso tanto de nacionalidad como de edades, Tahalafa y los demás recibieron una carpeta de piel grabada con su nombre más el escudo en grande de la preparatoria, saludó a su grupo de compañeros nuevos, le extrañó que no hubiera más alumnos de nuevo ingreso pero Jisoo le comentó que pasando los primeros parciales, llegarían más alumnos incluidos más coreanos.
Jisoo le presentó al otro coreano del contingente de nuevo ingreso, su nombre era Jimin, un chico se rasgos muy bellos, tenía un diente torcido, labios abultados y sus ojos desparecían cuando sonreía. Saludó con una reverencia a la rubia para acto seguido prenderse del brazo de Jisoo para no soltarla.
—¿A dónde te fuiste? Me dejaste abandonado en esa enorme sala llena de extraños—
—Lo siento yo, ehm, fui al baño con Tahalafa y nos tardamos más de los pensado—
—Ustedes y sus cosas de mujeres, siempre tardan un montón cuando se van en grupos al baño—
Las tres se dieron una mirada cómplice, asintieron de forma inocente hacia Jimin, los cuatro revisaron sus horarios para ver en que grupos estaban y si compartían alguna clase, resultó que Jisoo y María tenían prácticamente el mismo horario, al igual que Lafa y Jimin, solo no compartían una clase: Contabilidad.
Quedaron de reunirse a la hora del almuerzo, cada uno se dirigió hacia sus respectivos salones, Jimin iba detrás de Tahalafa preguntando cualquier trivialidad, de inmediato la rubia supo que el coreano era demasiado tímido para desenvolverse en ese salón lleno de extraños, así que enlazó su brazo con el de él para buscar un lugar y sentarse uno al lado del otro.
—En el siguiente grupo de nuevo ingreso vienen mis amigos, te los presentaré—
Jimin le ofreció una radiante sonrisa que hizo desaparecer sus ojos.
—Seguro, podremos ser amigos y hacer reuniones, mi casa siempre estará disponible, yo no conozco mucho de este país pero podremos adaptarnos, en grupo todo es más fácil—
Le regresó la sonrisa, con el mismo ímpetu, realmente no mentía, sus padres siempre le inculcaron el ayudar al prójimo y que en grupo todo se sobrelleva mejor.
Las clases transcurrieron con calma, cada profesor les dio la bienvenida de manera cálida. Las asignaturas no fueron tan difíciles de entender para el alivio de la rubia, de hecho en matemáticas y química iba adelantada a comparación del plan de estudios de esa escuela lo que la hizo sentir mejor, así podría ayudar a sus nuevos amigos si se les complicaba algo.
El descanso llegó para lo cual se reunieron todos juntos en la cafetería, quedaron de conocer la casa de Tahalafa ya que esta se ofreció a llevarlos, compartieron memorias, los coreanos hablaban un poco de su cultura y costumbres, lo mismo Tahalafa, un pequeño grupo de alumnos antiguos de la preparatoria se acercaron a saludar, solo con el pretexto de escuchar las conversaciones, todos se quedaron sorprendidos al saber que la rubia tenía dos padres, que se mudaron de Dubái para poder vivir como una familia y que la rubia presumía a sus padres como su ejemplo a seguir, lo hizo por varias razones: para que los espantados se alejaran de ella, para que supieran que sus padres iban primero que sus amigos, que debían de respetar el amor que se profesaban sus padres si es que querían mantener una amistad sincera con ella y para que le preguntaran que preferencia tenía, realmente quería decir abiertamente que era gay y muy feliz pero aún existía esa duda de como lo tomarían sus compañeros, sin embargo y para su tristeza, nadie le preguntó, supuso que el shock inicial de decirles a sus amigos que sus padres eran homosexuales fue demasiado para asimilar.
—Bueno los gustos son personales y todo mundo merece ser feliz—
Comentó Jimin, esas palabras hicieron que Tahalafa soltara el aire que no sabía que estaba reteniendo.
—Yo quiero conocerlos, ¿Cuándo puedo ir a tu casa?—
Comentó María con claras dobles intenciones que la rubia de inmediato captó, sonrió tan amplio que sus dientes la hacían parecer un conejo.
—¡Hoy! digo, uhm, cuando quieran, como dicen aquí, mi casa es tu casa—
—Yo también quiero ir—
Comentó Jisoo con timidez, imaginando las posibilidades de lo que podría pasar si vuelve a estar a solas con esas dos hermosuras. Jimin también se anotó a la visita pero no podía esa tarde ya que aún debía hacer trámites en la escuela, así que ya estaba decidido: las tres pasarían la tarde juntas.
Al final de la jornada escolar los nuevos amigos se reunieron en la entrada principal de la escuela, los padres de Tahalafa irían por ella por ser el primer día, traían un transporte alquilado para llevar a los nuevos amigos de su hija, saludaron con toda amabilidad y alegría a los adolescentes que los miraban con timidez y una pizca de desconcierto, no sabían cómo actuar, entonces Kehvandra tomó la batuta al ser un paidopsiquiatra reconocido y actualizado, se acercó al nuevo grupo de adolescentes y con voz amable se presentó.
—¡Hola! Mi nombre es Kehvandra, soy uno de los padres de esta pulga ruidosa, encantado de conocerlos y les agradezco que aceptaran venir a nuestra casa, siéntanse bienvenidos cuando quieran—
Sonrió como amabilidad y el grupo poco a poco fue perdiendo la rigidez, tocó el turno del padre omega.
—¡Hola chicos! Yo soy Kehjjmet, el otro padre de esta miniatura hermosa, espero les guste la pizza casera y pasta, preparamos todo en cuanto la pulga nos dijo que invitó a sus amigos a casa—
—Solo serán María y Jisoo papá, Jimin no puede acompañarnos—
—Perdón, es una lástima porque amo la pizza y la pasta—
El mencionado hizo un puchero enternecedor, Kehjjmet no aguantó y le estrujó los cachetes a Jimin quien primero se sorprendió pero después estalló en risas.
—No te preocupes pequeño, guardaremos unas cuantas raciones de todo incluido postre para que mañana Lafa te los comparta a la hora del descanso ¿De acuerdo?—
—Tahalafa, en definitiva tus padres son geniales—
—Lo sé Jimincito, yo soy la fan número uno de estos ancianos enamorados—
—¡Pulga!—
Gritaron ambos padres para acto seguido aplastar a su hija mientras se despedían de Jimin, Jisoo y María reían con ganas ya que los padres de la rubia miniatura no la dejaban de estrujar en un abrazo familiar hasta que abrieron la puerta del vehículo. En el camino les preguntaron a las nuevas amigas cosas triviales para conocerse mejor, ambas chicas eran encantadoras a su manera. Al llegar a la casa las nuevas amigas se maravillaron por la casa de la rubia, era enorme, moderna y sobria, había mucha gente al servicio de la pequeña familia, los cuales trataban a los empleados con suma amabilidad y respeto, lo cual les dio la confianza necesaria para entrar en ese lugar, Jisoo agradeció que tuvieran la costumbre de dejar los zapatos en la entrada, los padres de la rubia les dieron pantuflas de Sakura y Sailor Moon y les dijeron que esas serían solo usadas por ellas, fue un detalle que apreciaron en demasía.
La comida fue igual de entretenida, entre plática amena y chistes de papá propios de Kehjjmet, Tahalafa le quería tapar la boca y dijo que era adoptada y no conocía a ese señor, con los cual las visitantes estallaron en carcajadas, al llegar el postre los padres les dijeron a Jisoo y María que se sintieron en su casa, ya que ellos debían terminar los pendientes del trabajo de Kehjjmet así como la cédula de Kehvandra para poder ejercer su profesión, así que se despidieron de ambas adolescentes y le indicaron a la rubia que el nuevo chofer las llevaría de regreso a sus casas en cuanto ellas quisieran irse. Con tranquilidad dejaron al trío de adolescentes en el comedor, salieron hacia un ala de la casa donde se perdieron finalmente.
Tahalafa esperó con paciencia que sus nuevas amigas terminaran de comer, después subieron hacia la habitación que la rubia llamaba su fortaleza vikinga, les dijo que se pusieran cómodas así que ambas se quitaron las pantuflas, las corbatas, desabotonaron solo los primeros dos botones y se acostaron en la cama de Lafa, miraban expectantes como la más bajita de las tres con toda calma ajustaba la tonalidad de la luz a una casi naranja y baja, muy despacio se deshizo del uniforme ante la mirada fija de sus nuevas amigas, quedó solamente en el conjunto de ropa interior blanca transparente, se acostó en medio de sus amigas, con el control inteligente de la habitación puso música a un volumen considerable, sus amigas estaban en segundos sobre ella, acariciando, tocando con delicadeza y timidez, ya que ambas eran inexpertas y solo estaban experimentando, los besos subieron de intensidad, se lamían las bocas, chupaban las lenguas con ganas, los gemidos aparecieron con timidez pero con el paso de los minutos fueron más y más sonoros, por eso la música también se volvió más fuerte, la rubia comenzó a desvestir a sus amigas entre caricias y jadeos, las tres estaban solo en ropa interior, Tahalafa tomó lugar frente a Jisoo y María, se quitó el sujetador dejando sus redondos senos expuestos, sus pezones se endurecieron, esa fue la señal que sus amigas necesitaban para acercarse y lamer las rosáceas protuberancias, Tahalafa se movía con lascivia, en momentos tiraba del pelo de sus amigas estirando así sus pezones entre los dientes de Jisoo y María, siseó sonoramente, le gustaba el dolor, fue algo que estaba descubriendo, así que les indicó que mordieran y marcaran cuanto quisieran, las marcas le gustaban, pero más le gustaba la sensación de los dientes encajando en su piel, las tres estaban ahora de rodillas, desnudas, con la piel brillando de sudor, se acariciaban, se besaban, lamían las pieles y tiraban de los labios de las otras, gemían con ganas, la rubia las nalgueó para acto seguido acomodar a sus amigas, María acostada boca arriba con las piernas bien separadas y Jisoo acostada sobre ella entre sus piernas, ambas estaban brillando de la humedad entre sus piernas, Tahalafa escuchó atenta los chasquidos característicos de los besos, sonrió ampliamente, acomodó su cara entre las piernas de María para lamer su sexo, chupó, sopló la delicada piel, agitó con la lengua el clítoris hinchando solo unos momentos, para después hacer lo mismo con Jisoo, solo que a ella además de comer de su sexo, lamió su entrada, separó con las manos el trasero de la coreana para hundir su cara entre sus nalgas y lamer, chupar, escupir y succionar la piel. Hundió su lengua en la sensible piel de la coreana, quien gemía y se retorcía de placer pero eso dificultaba la tarea de la rubia así que la nalgueó con ganas.
—Quieta o no podré hacerte venir preciosa y eso quieres ¿O no?—
Jisoo solo asintiendo con la piel roja y ardiendo
—Buena chica, ahora bésense mientras yo trabajo aquí—
Amas dijeron un jadeante "si" y procedieron a hacer lo que se les indicó, Tahalafa alternaba las lamidas a una de sus amigas y penetrar a la otra con sus largos dedos, un rato así y luego cambiaba, ambas estaban a punto de explotar por lo que la rubia maniobró enterrando sus dedos entre las piernas de sus amigas y con los pulgares presionaba con precisión quirúrgica los clítoris hinchados hasta hacerlas gritar, la árabe sonreía satisfecha, no le importaba tanto llegar a su clímax, de eso se podría encargar más tarde, siempre que tenía a una o dos bellas chicas le importaba más que ellas disfrutaran, según sus padres, los buenos modales se tienen hasta en la cama.
Cuando los espasmos de las adolescentes se calmaron, Tahalafa se acostó de nuevo entre sus nuevas amigas, se besaron por un largo rato pero era hora de volver a la realidad, los padres de María le enviaron un mensaje para que llegara a cenar y la cuidadora de Jisoo le dijo que debía presentarse en el departamento a la brevedad, así que las tres se vistieron y cuando estuvieran listas Tahalafa en compañía de Elías el chofer, las acompañó a sus domicilios, con la promesa de verse al día siguiente. En el edificio de los adolescentes de intercambio, se encontraba Jimin esperando a Jisoo, Tahalafa al verlo le sonrió y le entregó una pizza casera completa con la promesa de al siguiente día llevar la pasta para todos.
—Oh mi pequeña árabe creo que me estoy enamorando de ti—
—Si claro, me dices eso pero miras a la pizza, la traición hermano—
Ambos se miraron para estallar en risas tontas, se despidieron con un pequeño abrazo, Jisoo esperó pacientemente a que Jimin soltara a su nueva amiga, abrazó a la diminuta rubia y le agradeció la tarde, Tahalafa peinó un poco el pelo de Jisoo antes de entrar de nuevo en el auto.
—¡Nos vemos mañana!—
Les lanzó un beso a ambos antes de partir, en el trayecto le hizo un pequeño interrogatorio a su chofer quien era sumamente amable, Tahalafa creyó que su vida en México sería perfecta porque...
¿Qué podría malir sal?
Digo, ¿Salir mal?
Paidopsiquiatra : Se trata de Un psiquiatra de niños y adolescentes utiliza su conocimiento de los factores: biológicos, psicológicos y sociales. Para trabajar con los pacientes. Inicialmente, se realiza un estudio de diagnóstico integral para evaluar los problemas a medida que surgen. Centrándose en factores físicos, genéticos, de desarrollo, emocionales, cognitivos, educativos, familiares, de pares y sociales.
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